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Y, SIN EMBARGO…
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Por María Elena Cruz Varela
En estos días anduve releyendo documentos acerca de la Crisis de octubre de 1962, cuando todavía Cuba era una plataforma nuclear de un Moscú que, evidentemente, sí creía en lágrimas y el Coma-andante en jefe empujaba a Nikita Kruschev a que nuestra pequeña isla fuera la primera en disparar misiles contra los Estados Unidos de Norteamérica.
La encomiable iniciativa de Santiago Méndez de soltar en su blog Efory Atocha un balón de ensayo con tres preguntas para ambos bordes de la herida, me llamó la atención por varias razones, en primera, por el cariz proactivo de la idea, en segunda, por la cantidad y la calidad de las respuestas y en tercer lugar, por percatarme de que la mayoría de los que respondieron, en 1962 todavía no habían nacido. También apunto que -salvedad hecha con Daína Chaviano- noto la ausencia de voces que puedan responder desde el lado femenino del asunto.
La mayoría de las respuestas, sean más o menos intelectualizadas, estén articuladas desde una u otra perspectiva (o ausencia de ésta) tienen el cansancio como denominador común y el deseo de que esta pesadilla llegue a su fin. Pero sospecho que, incluso los que tratan de mostrarse tibios respecto a esa dictadura que persisten en llamar revolución, saben que la pesadilla cubana no se llama Embargo Pérez, ni Rodríguez…
Nací en 1953, así es que me tocó bailar con el más feo desde el principio. Crecí embargada: embargada de miedo, de dolor, de separaciones, de traiciones múltiples, de carencias infinitas, de bloomers “doce planta”, de kikos plásticos, de lienzo crudo, de potaje de chícharos, de conservas rumanas, en fin… A todo lo que me faltaba, el Gran Embargador solía llamarle Dignidad. ¿La libreta de racionamiento es posterior o anterior al embargo? No lo recuerdo, porque crecí embargada. Embargada de dudas, de ansiedad, sin saber cuándo debía aplaudir o callarme; en qué momento debía escapar de casa porque la oreja de mi padre iba ser secuestrada por el Orador en Jefe. Pensándolo bien, ¡en ese rubro nunca hubo embargo que valga!
Siempre me he negado a discutir públicamente sobre política norteamericana; teniendo en cuenta que la mayoría de mis compatriotas, mal que bien, han encontrado refugio en ese país y, según leyes escritas -y no escritas, que es donde se encuentran los mejores códigos éticos- alguien que ha debido huir de su propio país debe agradecer y respetar la política del país de acogida. También dejo claro que la gratitud y la ética ni esclavizan ni enmudecen.
El supuesto embargo norteamericano a Cuba es un tema que compete al presidente de turno en la Casa Blanca y, si mal no recuerdo, siempre ha estado condicionado, por lo menos en el espíritu de la letra, a los pasos aperturistas del “otro lado”. Y, aunque algunos se hagan los nórdicos, ya sabemos los resultados. Han estado ahí durante cincuenta años. Yo crecí embargada y no por los diferentes gobiernos norteamericanos, sino por el Dictador Único, que embargó mi vida, la de mis hijos y si no paramos las secuelas, puede que, donde quiera que nazcan, hasta mis nietos sienta los efectos de ese embargo.
Nunca debemos olvidar que las ventajas migratorias que los cubanos han disfrutado en USA, de las que no tengo claro si debemos sentirnos muy orgullosos, provienen de dos hechos trágicos: la traición norteamericana en Bahía de Cochinos, en abril de 1961 y el pacto de no agresión a la isla, firmado por Kennedy-Kruschev para terminar con la Crisis de los Misiles en 1962.
Ahora bien, mi curiosidad nace en el momento en que me pregunto ¿por qué, históricamente condicionamos nuestra libertad a la actuación de un tercero? El embargo no ha funcionado en ningún sentido y, por lógica, lo que no funciona en ningún sentido, aunque sea nominal, no existe (que le pregunten a los que lograron sobrevivir en Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial lo que es realmente un bloqueo) Los Castro todavía están ahí porque el embargo nunca fue real, de lo contrario, otro gallo hubiera podido cantar… ¿Vale la pena centrarse en lo que no existe? La libertad de Cuba no debe depender de las leyes norteamericanas, sino del valor y la dignidad de los cubanos.
Barack Obama sólo ha hecho que las aguas migratorias vuelvan a su cauce, después que fueran desviadas bajo el mandato de George W. Bush y, desde mi punto de vista, estas disposiciones del nuevo presidente no deben ser sobrevaloradas ni a favor ni en contra. Queda pendiente la humillante Ley de Pies Secos-Pies Mojados, que aparte de hacernos correr como jugadores de rugby o delincuentes, deja mucho que desear…
Esperemos que el Dueño de nuestro Embargo no responda como otras veces, abriendo las compuertas y disparando misiles humanos sobre frágiles balsas a tontas y a locas. De cualquier modo, compatriotas, es bueno tener en cuenta que la Base Naval de Guantánamo se está vaciando de talibanes mucho más rápido de lo que se vació de cubanos emigrantes en la avalancha de 1994. Y que incluso los talibanes contaron con un apoyo internacional con el que los isleños, por desgracia, nunca contaron.
Por lo demás, bravo por Efory Atocha. Así es como podemos empezar a mellar este otro embargo que nos hemos impuesto a nosotros mismos.
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Efory Atocha agradece encarecidamente las palabras de Maria Elena Cruz Varela.
ResponderEliminarCada vez que leo algo que usted escribe me quedo con ganas de mas... que buen articulo! que verdad tan cierta! Que ganas de seguir leyendola! Gracias...Gracias.. Gracias...
ResponderEliminarPor ahi va la cosa, muy acertado. Gracias.
ResponderEliminarSi logramos que la palabra comience por unir voces y letras!!!
ResponderEliminarMil gracias a Santiago y a María Elena. Lo más lamentable es la enorme cantidad de intereses creados en estos 50 años y a ambos lados del estrecho de Florida.
Un abrazo
Gracias Maria Elena, siempre la he admirado mucho, desde alla. Gracias a Efory Atocha por la oportunidad. El enemigo es uno y esta en aquella orilla. No querramos mas cambiar el sentido de las cosas, alla es donde se embarga al pueblo!!!
ResponderEliminarNiurki
Muchas gracias por los comentarios; abrazo para Lisett, y a Yara.
ResponderEliminarYo creo que sí, que hay que insistir cambiarlo todo, hasta el sentido de las cosas.
Optima respuesta la de Maria Elena a la iniciativa de Chago, es algo que deben estudiar los adictos a comentarios anónimos para que dejen de ver fantasma en cualquier lugar, todo los que ayude a unir a las dos orillas, será siempre bienvenido.
ResponderEliminarAsi mismitico.
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