ALGUNA NOCHE CUALQUIERA EN EL BERLIN
----------------------------Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago
La mulata de las “Supremes” era mi más cercana
Lástima de borracho /
de imbécil que no ve más que su cogorza
Junto al perro Gris
-siempre que cante una chica no ladra-
pude verla / chuparle los labios /
chuparla
Las camareras del Berlín son otra cosa
Ellas conocen de la crueldad de Artaud
del sibilino beso
La mulata que cantaba blues era mi más cercana
Yo me iba al baño
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Desde que el antiguo propietario lo dejara, luego de batallar contra los estúpidos gobernantes y sus estúpidas leyes para la convivencia, regresé una noche, casi por azar, y esto si que es raro en un tipo que se pasaba la vida " al ladito de Dios, acostadito en la barra" al Café Berlín de la calle Jacometrezo, aquí, en los Madriles.
En éste, ahora pintadito y con nuevos propietarios, otro rollito, vi a tantos extraordinarios, como diría Eugenio B. de los actores, y fantásticos músicos, que me siento afortunado. No exagero. En esto no.
El Berlín de Jacometrezo era una referencia para los buenos músicos de Jazz, y de no Jazz. Para los que gustaban de la música.
Escribí entre notas, muchos, muchos poemas. Luego los perdía, claro, y otros se los quedaban algunas amigas.
No hubo, no hay, a día de hoy un auténtico Club de Jazz con la magia y el rigor que tenía el Café Berlín hace unos 7 años atrás. Y no precisamente por lo sofisticado. Tal vez por lo auténtico. Por que "un sitio de Jazz no es sólo un bisne, man" y guarda, por fin, el instrumento, anida a la sordina el maestro, perro viejo.
Dicho mejor, no lo conozco.
Con el Berlín pasó algo especial. En todo. Hasta en su cierre anunciado, primero, y su reapertura luego. Pasó un tiempo intermedio que para muchos, como yo, lo viera(mos) desde el pasado.
Parte de la remembranza. Pasó como con la "Sala Suristán", devenida en horrible discoteca para "semi pijos", niñatos en democracia. ¡Ni que hubieran tantos garitos de música en directo en Madrid, para estar cerrando los que hay! Pero no es exacto lo dicho, no los cierran, los cambian.
Algo parecido ocurre con el "Tempo Club", a la espera de confirmar trámites burocráticos y definir ajustes técnicos, la sala, que está en un sótano bastante profundo, yo le llamo "el bunker", está paralizada.
Sólo por decir tres nombres, era casi seguro encontrar los domingos tocando, a Javier Masó, Caramelo, Jerry Glez. o A. Pérez, cuando no estaban en gira. Estoy completamente seguro de que si en lugar de conciertos, ponen música enlatada, no se fijarían en ella. Hay una especie de maldición para los garitos que intentan preservar una programación de rigor. Las trabas son cada vez mayores, los requisitos se cumplen a rajatabla. Creo que viene de muchos años. De cuando estaban prohibidas ciertas cosas.
Aquello de tener un lugar que genere ideas, no es más conveniente que uno que logre borrarlas. Anularlas. Un auténtico Club de Jazz, es un laboratorio. En él conviven, el analfabeto, el sabio, el virtuoso, la despojada, el que regresa, el anónimo...y siempre cierra tarde, cuando cierra. Por aquello de Mingus.
Por suerte, el Café Berlín, está abierto y vivito. Qué bueno. Los viejos sitios no mueren nunca, que suelen decir los gilipollas, (es más fino que decir "comepinga o comemierda") pero en inglés, de los roqueros.
A mi regreso le caeré, otra vez.
Se busca, desde hace tiempo, algún adinerado para realizar una oferta (también puede ser mafioso, no hay ningún problema) que no pueda(n) rechazar los de la disco, otrora "Suristán". Confirmamos que existe potencial artístico para mantener una programación incomparablemente más interesante, importante, que la que brinda hoy día, sin dejar de hacer caja. Aviso que es una mina. Que tiene que traer mucha pasta para que suelten la sala, desaparezcan las luces violetas, la frenética brincadera.
Digo que los pocos lugares de música en vivo de Madrid, hay que preservarlos. No construir en ellos discotecas. Digo que dónde cantaba Javiel Ruibál junto a Tito Alcedo o Luis Pastor con Rubén Dantas o Gema & Pavel, Raúl Torres, H. Abierta, J. Fowler, Amparanoia, Chico Cesar... e infinitud de músicos de la "mama Äfrica", hoy día se va a dar brincos. A coger una cogorza. Digo, que para eso sobran sitios, que no sean tan estrictos, tan cumplidores de todos los estúpidos mandamientos con los garitos de directo. Que son el doble de perjudiciales para el ser humano las discotecas, que la música en vivo.
Digo más, pero no tengo ahora tiempo.
L. Santiago Méndez Alpízar / Chago.