domingo, 28 de diciembre de 2008

Agradecimiento y felicitación por Año Nuevo

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El año que termina me ha dejado el convencimiento de que con un poco de empeño se pueden lograr hechos concretos, burlar censuras, ocupar espacio dentro de esta otra inmensa red que es la vida. Sí, unas pocas horas al día y la certeza de saberme acompañado por colaboradores que llegan desde los más remotos sitios. Por maestros y jóvenes de la poesía, el ensayo, la literatura, la pintura, fotografía...

Unas horas pocas al día y se fortalece el encuentro, se propicia el espacio para el descanso del viajero. Para que se lidie, y se líe, la soledad con la música.



Agradezco otra vez a todos los que han puesto la pequeña semilla en el cantero virtual, pero no menos cierto, de Efory Atocha en el año que termina.



A los amigos que siempre han estado pendiente de la salud de la publicación, dispuestos a participar en ella: aché y cosas buenas.



Para todos los que han estado; feliz año nuevo. Para los que amablemente pusieron link, esa otra manera de compartir, abrir ventanas, y propiciaron que otros lectores llegaran; feliz año nuevo.



Para todos los que gentilmente me honraron y escribieron sobre mi libro, ¿Entonces, qué? gracias y un feliz año nuevo.



Que la salud no falte.



Aché y feliz año 2009 para todos.



L. Santiago Méndez Alpízar / Chago

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Charly & Pedro

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Charly

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Charly

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jueves, 25 de diciembre de 2008

Música y Felices Fiestas!!!

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Música & Vídeos
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A night in Tunisia. Dizzy Gillespie
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Blue Monk. Thelonious Monk
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Jerry González & Caramelo
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Roman Filiu. (Jorge Vistel, Reinier "Negrón", M. Sánchez)
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Roman Filiu. (Jorge Vistel, Reinier "Negrón", M. Sánchez)
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lunes, 22 de diciembre de 2008

Zoé Valdés: poema

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Un poema del libro inédito: Anatomía de la mirada

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Por Zoé Valdés

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DE REOJO



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Te voy a mirar



Así de reojo



Para que comprendas



Que no me asusta



El rumor de tus pupilas



Y que descenderé



Por una vena tuya



Montada en una soga



Y me dolerán



Los lagrimales



De tanto



Retorcerte la brisa.

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Este poema fue publicado en el mes de Marzo de 2008, cuando tenía alojado mi blog en el portal del diario Encuentro.

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Foto tomada de Internet.




viernes, 19 de diciembre de 2008

Damián Viñuela: poema

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Un poema (inédito) de Damián Viñuela

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METATEXTO INICIADO EN EL JARDIN DE LA CAMPESINA

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El 22 de febrero de 1883

en carta a

Fran Overbeck

N.

el filósofo

describía la angustia que le produjo

aquella dama de ascendencia Rusa

--- -Lou von Salomé- en

--- un juego patético

donde el que escribe

delira y goza:

/ mi error el año pasado, fue

abandonar la soledad /



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Las soledades no se abandonan Nietzsche

porque producen el caos

el dolor enrarecido

las ruinas

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En un lienzo de Alexandre Séon, Orfeo yace a orillas

del mar. Su mano izquierda sujeta la lira con que

amansaba las fieras y detenía el vuelo de los pájaros

Por otra parte, el gesto incoercible del brazo derecho

manifiesta, todo el dolor del mundo por la perdida de

su adorada Eurídice; es decir, involuntariamente, por

la pérdida de su soledad.

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Y es que si Orfeo no hubiese amado a

Eurídice

no habría veneno en su alma

aflicción en su cuerpo

suicidio

Digo esto

en el mismo instante en que

Liz, la campesina

gimiendo en lontananza

manda a pastar a su amante libertino

no como buey

sino en los potreros de un Munch

para la época

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Y esto se sabía

no por la insolente voz que anuncia

decadencias

ni ------ por

pernoctar de ideas

en la que el cerebro

echando humito

quebrara

a prontitud

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Se sabía, sí

porque la Isla será siempre la

Isla

y no la nórdica Ciudad de los inocentes

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Es el trópico

--- el limbo cubanoide

donde la tarja, sabes

--- de un tajo

UHH!

y la cabeza rueda

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--- Pero ¿quién sabe?

si en el trasnochar de estas palabras que se

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investigan minuciosamente

(que se estudian)

en los laboratorios enfermizos de nuestros

gulags

se escuchen los bramidos del dolor:

NOOO! NOOO! NOOO!

YAAA! YAAA!

BAS‑TA!

y nos dejen

cicatrizantes

las heridas

¿quién sabe?



Otros poemas de Damián Viñuela en Efory Atocha, Aquí.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Un Cuento (inédito) de Sindo Pacheco

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---------"Parábola del buen ser"

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---Por Sindo Pacheco

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La Comisión Central de Todos los Asuntos llegó a Paraísa un domingo pasadas las dos de la tarde. Había caído un aguacero en horas de la mañana, pero el sol había secado las calles y el entorno brillaba más de lo habitual. La comitiva fue hospedada en el único hotel con que contaba el municipio, cerrado desde hacía tiempo por no tener qué ofertar a los desesperados usuarios. Ahora había sido pintado y reabastecido, y algunos de sus antiguos empleados fueron requeridos para atender como correspondía a tan reconocida visita. Un cartel a la entrada del vestíbulo le daba la bienvenida, y por los alrededores de la calle principal fueron engalanados las fachadas y los postes de alumbrado público; sin embargo el pueblo entero languidecía en la inopia, los mercados desprovistos, las calles desiertas, las caferías, bares y demás dependencias gastronómicas sólo ofrecían infusiones de Mejorana, Cañasanta, Tilo, Anís, Manzanilla y un sinfín de plantas medicinales rescatadas de la tradición, pero con un escaso valor nutritivo.

Durante una semana los inspectores midieron, registraron, hurgaron y rastrearon cada organismo del municipio, con muy pocos señalamientos que hacer, lo cual se hacía notar en la sonrisa cada vez más complaciente del Inspector General.

El penúltimo día la comisión fue invitada a una cena de despedida en la residencia del alcalde, una casona colonial rodeada de árboles ornamentales y cámaras de vigilancia dispuestas por los alrededores.

La cena estuvo deliciosa, relajada, una repetición del año anterior y de los últimos diez años. Se habló de los avances del municipio, totalmente acordes con los logros del país durante el mismo período; y se hicieron notar algunos aspectos, los menos, sobre los cuales debía esforzarse la dirigencia local.

Esa noche, sin embargo, antes de irse a sus habitaciones para preparar el feliz regreso a la capital, el Auditor de Finanzas, llamó la atención del grupo, cuando catalogó de sospechosa la normalidad que reinaba en aquel sitio:

—Parece una paz artificial, como prestada o fuera de lugar. La gente asiente, obedece, aplaude, casi ni habla. ¿Nadie escuchó ninguna crítica al gobierno?

Los inspectores estaban obligados a recoger el estado de opinión de los pobladores con relación a cualquier tema de actualidad.

—Yo escuché algunos comentarios referentes al Cruce Bovino-Porcino-Caballar —dijo el Defensor del Medio Ambiente.

—¿Cómo cuáles? —preguntó el Inspector General.

—Por ejemplo, que cuando se pusiera en práctica tan extraordinaria genética, iba a haber tanta carne combinada, que nadie iba a saber qué hacer con ella.

—Estupendo comentario ése. Anótalo como anécdota curiosa.

—Yo también oí decir a un grupo que gracias a las infusiones, habían bajado de peso, propinándole una derrota al flagelo de la obesidad— señaló el Encargado de Agropecuaria—: pero uno de ellos dijo que el pueblo se estaba muriendo de hambre.

Hubo un pequeño desconcierto en los miembros de la comisión. Lo peligroso no era que la gente tuviera hambre, sino que alguien se atreviera a decirlo.

—¡Infundios! —señaló el Auditor de Finanzas—. Eso no es más que una campaña de nuestros enemigos para desacreditar la confianza en el liderazgo del país. Nuestro plan alimentario es de los más avanzados a nivel continental. El único detalle que realmente llamó mi atención fue la actitud pacífica, discreta, casi disciplinada, de cuanto perro vi merodeando la ciudad. Ni siquiera escuché un solo ladrido. Creo que habrá que felicitar al municipio por implementar la obediencia, la armonía, y la convivencia en esa especie inferior.

El de Agropecuaria estuvo de acuerdo con su colega. Eran los perros más humanos que había visto en su vida.

—Pues yo creo lo contrario —dijo el Prefecto de Asuntos Militares—. La función primaria de ese amigo del hombre, el servicio para el cual está predestinado es la vigilancia. Un perro que no ladre es como un fusil sin municiones, un centinela sin ojos, un ser inútil que contradice la esencia y el fundamento de ser. Únicamente una conspiración, un virus de nuevo tipo introducido al país por manos enemigas, podría justificar semejante conducta.

El de Medio Ambiente alzó su mano, visiblemente preocupado: ¿Y si ese virus letal se expandía a otros animales, cruzando géneros, especies, familias, incubándose, por ejemplo, en aves, reptiles, insectos, contaminando así la envidiable fauna del país…? Todo el entorno sería como una película silente sobre el suelo de la patria.

—Más que un acto contra el Medio Ambiente— señaló el de Cultura y Espectáculos—, sería un sabotaje a la nacionalidad. Dejarían de cantar los gallos, insuperable reloj puesto por la providencia en cada amanecer, faltaría el trinar de los sinsontes, el bramido del toro, el canto de las cigarras, la música de la naturaleza con sus increíbles arpegios desaparecía gradualmente. La poesía y la cancionística del país, portadora de ilustres rimas como monte y sinsonte, cigarra y guitarra, ladrido con gemido, habría que rescribirla pues las venideras generaciones jamás podrían beber en nuestras fuentes tradicionales.

—Bueno, bueno, bueno— lo interrumpió el Inspector General—. No hay que exagerar. Están haciendo una tormenta en un vaso de agua. Mañana veremos los pasos a seguir.

La Comisión se retiró a sus habitaciones. La salida hacia la capital estaba prevista para las ocho de la mañana del día siguiente, pero durante el desayuno, el Inspector General ya tenía una estrategia para enfrentar tan perturbador acontecimiento. Envió a su equipo hacia los diferentes puntos cardinales. No se podía llegar a una tesis con recuerdos, ni con retórica inflamada, sino con hechos reales y tangibles. Observaran cuidadosamente el comportamiento canino. Era necesario además que se aproximaran a los sitios donde hubiera perros guardianes. A las once de la mañana se reunirían allí en el vestíbulo para analizar los resultados.

Los visitantes se repartieron por la ciudad, mientras el Inspector General se dedicó a empacar sus bártulos.

A las once y un minuto se hallaba la Comisión en el sitio acordado; pero debido a la presencia de numerosos parroquianos, que buscaban algo que llevar a sus vacíos estómagos, hubo que trasladar la asamblea para la habitación del Inspector General.

El primer informe lo hizo el Encargado de Agropecuaria. Se había cruzado con doce perros callejeros, los cuales habían mostrado la más absoluta indiferencia.

—Eso no luce nada interesante. Deben estar habituados al trato humano y, por su exquisito olfato, seguramente conocen a todos los moradores.

—Sí, camarada Inspector General, pero tampoco es menos cierto que soy un extraño en la ciudad. De cualquier manera debían por lo menos haber mostrado su asombro. Por otra parte, casi finalizando el recorrido llegué hasta un establecimiento estatal, cerrado por ser domingo, y un Pequinés, echado sobre sus patas traseras, no solamente no movió un solo músculo de su peluda anatomía, sino que luego de varios segundos ni siquiera se dignó a seguir los movimientos de este inesperado transeúnte.

—¿Podía hablar más directo, Agropecuario, dejarse de tantos floripondios de peluda anatomía ni inesperado transeúnte…? Ni que fueras el Delegado de Cultura y Espectáculos.

—Sí, camarada Inspector, el asunto fue ése, que no escuché el más mínimo ladrido durante mi extenso periplo por céntricas plazas y barrios marginales. Incluso, vi que entraban a los comercios, olisqueaban, salían, esquivos, obedientes, mirando todo en silencio como personas nobles y educadas.

—¿Usted quiere decir que los perros son como los ciudadanos?

—No, Inspector, al contrario, los ciudadanos son como los perros.

—Ese comentario es ofensivo, Agropecuario, puede ser analizado a otros niveles —lo amenazó el Inspector General.

El Prefecto de Asuntos Militares pidió la palabra y tosió dos veces para aclarar su voz.

—Mi recorrido arrojó el siguiente resultado —extrajo una hoja de su bolsillo y comenzó a leer:

PERROS CALLEJEROS

A menos de cinco pasos: 2 Ladridos escuchados: 0

Entre cinco y diez pasos: 7 Ladridos: 1

A distancias mayores: 5 Indiferencia total.

PERROS GUARDIANES

A menos de cinco pasos: 1 Reacción a mi presencia: ninguna.

A más de cinco: 2 Reacción: Indiferencia o apatía.

El resto de los miembros fue señalando cosas por el estilo acerca de aquel desconcertante proceder, y cuando ya eran las dos de la tarde, el Inspector General puso fin al debate, señalando que no había evidencias suficientes como para llevar el asunto hasta las altas esferas. Nuestros ministros estaban enfrascados en tareas de otra envergadura, para ocuparse de cuestiones tan irrelevantes.

Con eso concluyó la visita y emprendieron el regreso a la capital.

En Inspector General debía informar los resultados al Ministro de Seguridad, por lo que al día siguiente se dirigió a su despacho. En la garita de entrada fue recibido por los guardias del ministerio, cuyos perros ladraban amenazantes al recién llegado. Esto hizo recapitular al inspector, y cuando terminó su exposición al ministro y le entregó los papeles, le comentó el caso de los perros de Paraísa, como una anécdota graciosa para relajar la tensión del momento.

Sin embargo, el Ministro de Seguridad frunció el entrecejo, y lo hizo abundar en los detalles de tan extraña conducta, y el Inspector General, visiblemente perturbado, contó a su superior lo expuesto en este relato.

—Ordene recoger los perros de ese pueblo. Creo que hay gato encerrado, o mejor dicho, perro encerrado en este asunto —sentenció el Ministro—. Si descubrimos ese virus letal, habremos propinado una derrota humillante al enemigo. Presentaremos las pruebas en los organismos internacionales, lo cual nos dará un capital político nada despreciable, ¿no le parece, Inspector?

—Si usted lo dice, Ministro.

Inmediatamente la prensa divulgó la noticia de que un virus letal y sospechoso había sido detectado en algunos cachorros de la localidad de Paraísa, por lo que Salud Pública había tomado la decisión de examinar los ejemplares caninos de dicha localidad con la rapidez que ameritaba semejante caso.

En pocos días, tres pelotones del equipo de Búsqueda y Captura atraparon a los perros callejeros, un total de 39 y luego recogieron a las mascotas que totalizaron 245, con la promesa de someterlos a rigurosos análisis, y aquéllos que no produjeran resultados serían devueltos en la brevedad a sus legítimos dueños.

Seis camiones jaulas llevaron el cargamento hasta la capital. El personal de laboratorio del Cuerpo Nacional Antivirus, estaba impresionado con los animales, que llegaron apilonados en pequeñas jaulas, hacinados uno contra otros, pero sumamente tranquilos y felices, con sus miradas dulcísimas y mansas, casi agradecidas.

Fueron alojados en cómodas celdas y se les sometió a un régimen especial de alimentación, con doble ración de proteínas mientras diagnosticaban sus condiciones de salud. A partir del quinto día se escuchó por primera vez un aullido en aquel armonioso convento. Para el octavo día, ya nadie podía acercarse a las perreras, por la energía con que los canes mantenían su sostenido concierto de ladridos. No fue hallada anormalidad alguna en composición sanguínea, orina, heces, secreciones, ni ningún otro parámetro vital, salvo una prolongada anemia XY de tipo paralizante.

La semana siguiente fueron llevados de vuelta. Iban fajados por el camino, ladrando, gruñendo, atacándose los unos a los otros, exigiendo un lugar y un espacio a su perruno acontecer. El Ministro de Seguridad, por su parte, mandó a buscar al Inspector General.

—Increíble, Inspector, no había tal armonía ni sumisión. Los perros estaban paralizados por el hambre, una desnutrición acumulada día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Lástima que no encontramos nada tenebroso. Hubiera sido un formidable argumento político.

—Olvidaba un detalle, Ministro. Durante nuestra visita, el Encargado de Agropecuaria comparó a la gente con los perros en la forma obediente que tenían de conducirse, opinión ésa incompatible con su cargo, y con la confianza depositada en él. ¿No va a tomar ninguna decisión al respecto?

El Ministro abrió los ojos, ante aquella revelación inesperada.

—Dígale que quiero verlo mañana aquí en mi despacho.

El Inspector General se despidió del Ministro, lamentando la suerte de su subalterno, pero satisfecho de haber cumplido con la patria, depositaria final de los afanes de sus hijos; sin embargo el Encargado de Agropecuaria, lejos de ser amonestado, fue ascendido a Consejero Principal. Su singular observación mostraba un área oculta en la relación del poder con las masas, los símiles y ciertas figuras literarias eran valiosos recursos para comprender y prorrogar la concordia, sobre todo con la galopante hambruna de los tiempos venideros.

Sindo Pacheco (Cabaiguán, Cuba 1956) Ha publicado Oficio de Hormigas (cuentos, 1990) Premio Abril a las mejores obras dedi

cadas a los jóvenes; y las novelas Esos Muchachos y María Virginia está de Vacaciones. Esta última recibió el premio latinoamericano Casa de las Américas, el premio anual La Rosa Blanca que concede la Unión de Escritores y Artistas de Cuba a las mejores obras dedicadas a niños y jóvenes, y el Premio de la Crítica a las mejores obras publicadas en Cuba durante 1994.

En 1995 recibió el premio Bustar Viejo, de Madrid, España, por su cuento Legalidad Post Mortem.

Cuentos suyos han aparecido en antologías del género en Cuba en diferentes revistas como Bohemia, Letras Cubanas, Casa de las Américas. Algunos de sus cuentos han sido publicados en México, Rusia, Venezuela y España. En 1998 la Editorial Norma, Colombia, publicó su novela juvenil María Virginia, mi amor; y en el 2001, su novela Las raíces del tamarindo, fue finalista del Premio EDEBÉ, y publicada por dicha editorial en Barcelona. En el 2003 la Editorial Plaza Mayor, de Puerto Rico reeditó su novela María Virginia está de vacaciones.Actualmente reside en Miami. Estados Unidos.

Imagen tomada de la Web.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Manuel Sosa y Una doctrina de la invisibilidad

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Manuel Sosa y Una doctrina de la invisibilidad


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-Por Ana Mireles

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Léase Una Doctrina de la Invisibilidad* como un viaje que empezó en Alejandría. Tiene forma de cuaderno ligero, con portada de George Riverón, que edita junto a Heriberto Hernández, factura con sello BlueBird Editions. Monólogo reflexivo, de bardo filosófico, el punto en que lo narrativo se hace lírico. Habla el que le “duele olvidar las propias estaciones”, consciente de una mirada que se pierde entre la gente común pero se encuentra cuando saca a relucir sus símbolos y gradaciones, cada poema un acto de expresión extracotidiana que acaba seduciendo, porque lo que nos dice es familiar aunque el cuadro reboce color insólito, y tenga una cadencia casi matemática, de escriba que reconoce que “Proporción Divina se equipara al misterio”.

Este invita a mirar un cuadro con reglas propias. Saluda con poesía para romper en la cabeza del lector el mismo discurso que produce una y otra vez la exacta realidad inquietante, idéntica pauta de conducta. Y mientras hace la pirueta extraña de lenguaje perfecto te clava una revelación, un darse cuenta.

Si, “nos forzamos a amar paradigmas”. A Sosa, como a otros poetas cubanos nacidos en los 60, lo mordió el mismo logos que a Lezama y lo convirtió a la andadura metafórica de la alucinación y el encubrimiento sarcástico. Los de estas huestes son poetas que escriben con un gesto similar a guardar en una bella caja hermética, un truco de magia, un mensaje iluminado, un dardo, una figura deslumbrante, cualquier juego de palabras que te lleve de viaje al centro. Sosa paga feliz “el precio de las palabras”, paga por “describir un quebranto” el precio de una marca que se fijó en Orígenes, y que él se esmera en cultivar vibrante en su propio vergel. Véase La Finca de Sosa.

Lo que se refiere al ser requiere un largo discurso y no fácilmente comprensible, particularmente lo que se refiere al Ser en su pleno sentido, que es inmóvil e incorpóreo”. Esto que fue máxima de Orígenes, el de Alejandría, hizo eco en los de Orígenes, la revista cubana que recreó su nombre, todos se dieron a la poiesis como vía de expansión del conocimiento. Verdad, realidad, misterio, varias generaciones después son los mismos retos de Sosa, quizás menos evidentemente místico y utópico, pero igualmente dueño de la "raíz ética", percibir, fijar, trascender.

Léase una Doctrina de la Invisibilidad como un viaje que empezó en Alejandría y no termina hasta que cae “la venda sobre nuestros ojos”.

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Tres poemas de "Una Doctrina de la Invisibilidad" de Manuel Sosa.

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OTRAS ATADURAS Y APARIENCIAS

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El hielo sólo enseña destrezas,

maneras de ensimismarse ante el legajo manchado

donde han descrito esos síntomas

que pretenden retratarte: siluetas, pespuntes,

caligrafía temblorosa de los cuidadores,

recetas tenues.

Ellos describen su frialdad

sin enfatizar el argumento

de los espacios donde nada germina:

más allá ha de nublarse la visión, un espejo blanco

que devora a quien le interrogue, una capa

de nieve sucia que se extiende hacia el vacío.

Ciertas palabras, ciertas figuras conservan su eficacia

y me hacen flaquear, me rinden por fin.

Los miras asentir, apuntar el hallazgo con una sonrisa.

No admiten el temor de perderte, dibujo contra el cristal,

mirada que escruta sólo las huellas

que no parecen haber regresado.

Ven en tu calma su triunfo: eres una predicción

que vino a confirmarles

aunque afuera el hielo insista, mudo,

casi palpable.

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EL PRECIO DE LAS PALABRAS

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Yo vengo desde lejos a correr los cerrojos,

a mirar cómo se apagan los rescoldos

en la sala desierta

donde una vez centellearon, ilusivas,

mis palabras.

Siempre encubierto,

creí haber recreado estados espirituales

y era sólo el vicio de los ecos.

Y tardé tanto en comprender

que se puede acceder a la imagen,

pero el sentimiento ha de quedar velado al hombre.

Para decirlo mejor: una noche de angustia,

el escozor que nos hiende, el sollozo virginal,

el júbilo trepidante

no pueden ser enmarcados

en combinación alguna.

No se revisita la noche,

ni el escozor, ni el júbilo

a no ser que cerremos los ojos,

y resistamos la tentación de la página.

Describir un quebranto es medirnos

contra el arco de un dios

y requerir un efecto.

No se revisita ese quebranto

para descubrir toda la vaciedad que allí se enmascara.

Descuidar así los pálpitos, y sustituirlos

por las imbricaciones de la naturaleza:

sutiles lazos, halos que no oscurecieron jamás

por ser las fachadas una obsesión

de quien sólo descubre en los reflejos

el rostro que le enaltece y le miente.

Como quien sobrelleva todo el desprecio de una estirpe

que se aísla entre escombros,

preso de las simulaciones,

así he pagado el precio de las palabras.

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LUJO DE UN DÍA

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Tuvimos que buscar en otra parte

porque no estaba en nosotros.

Se deslizaba el manto incorpóreo,

estructura de la insistencia

nunca torneada por quien vino a perpetuarnos.

Y resultaban así la intemperie, las estatuillas fáciles,

los ojos escrutando, midiéndolo todo.

Quien sabe de rasgos mansos

no sabe ser dios.

La criatura tiembla bajo el cincel

como antes temblara el dispensador de almas.

Todo parte del objeto deforme, vaciado aprisa,

el ejercicio ridículo, la masa que acecha.

Lo que nos fue entregado hemos ido devolviendo

en ejercicios de intelección

que visten, como pueden, el temblor de criatura

develado al fin, cuando acuden a vernos

y somos la mueca tras el cristal:

cuerpos como fábula negociada en pericia.

Fuimos armando el personaje con trozos robados

que ya no sabremos disimular, ídolos marchitos

en la vitrina, de un día, de una calle borrosa,

de una ficción que ya resulta inservible.

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*UNA DOCTRINA DE LA INVISIVILIDAD / Manuel Sosa

Miami - Bluebird Editions 2008

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Manuel Sosa, Meneses, 1967. Poeta y ensayista. Tiene publicados, "Utopías del Reino" (Premio David 1991, Premio de la Crítica 1993), "Saga del tiempo inasible" (Premio Pinos Nuevos 1995), "Canon" (2000) y "Todo eco fue voz" (antología, 2007). En la actualidad reside en Atlanta, Georgia, donde se desempeña como trabajador social. Coordina el blog, La Finnca de Sosa.

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Ana Margarita Mireles, Guionista, Directora, Poeta y Promotora Cultural. Licenciada en Artes Escénicas, Dramaturgia (Instituto Superior de Arte –ISA-) Especialista en Contenidos Multimedia, con más de 20 años de experiencia en medios audiovisuales, tecnología de la información y formación profesional. Ha trabajado para clientes como Telecinco, Antena3, Microsoft, HP, Caja Madrid, Ibercaja, Pharmion, Solvay, Pfizer, Museo del Escorial, Bayer, entre otros. Autora de programas para Tv cubana como: El Comepiedras Verde (serie de humor), Lo Bello (formato de promoción cultural, actualmente Mirarte), 12 en Punta (revista cultural) Con sus propias manos (serie documental informativa), Vasos Comunicantes (corto de ficción, premio Caracol de guión 1991), SOS Rockers (telemovie), varios musicales, entre otros. Ha publicado poesía en el Caimán Barbudo, Letras Cubanas, Arte y Literatura, y en revistas virtuales como Cañasanta, EforyAtocha… Actualmente es directora creativa de diferentes proyectos artísticos, gestiona el blog de promoción cultural Dperlas y escribe contenidos para medios audiovisuales desde Madrid.