jueves, 26 de abril de 2007

UNA CAMARERA (Expatriada a cualquier lugar del mundo) Un Relato inédito de Lien Carranza Lau.

-------------------- UNA CAMARERA
------- (EXPATRIADA A CUALQUIER LUGAR DEL MUNDO)
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Por Lien Carranza Lau.
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-------------En este bar se hablaron nuestras almas
-------------y se dijeron cosas deliciosas.
-------------En este bar pasaron tantas cosas
-------------por eso vengo siempre a este rincón.
-------------Sírveme un trago de ron
-------------y toma tu cerveza junto a mi corazón
-------------eres la camarera de mi amor.
------------------Canción.
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La camarera me visitó. Habló de la última exposición de Flavio, comentó el libro de Javier Marías y me trajo inciensos de sándalo. La camarera me besó y yo penetré su culo de una manera grata.
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La camarera es dúctil y sabe a pomarrosa. Está lista para el sexo, le gusta meterme su dedito en mi culo triste, buscar entre mis piernas y tragar mi pene flácido para sacarlo enorme y duro de la profundidad de su boca. La camarera habla demasiado, es su peor defecto. Tiene tetas enormes que miro y remiro, su cuerpo es largo, las venas se traslucen insinuantes, parece que puedes tocarlas. En un momento creí que al apretar sobre una de las líneas verde-azules vería brotar la sangre. La camarera se deja hacer, entrega su cuerpo a mis caricias y apretones, a mis mordidas y golpes como si sonriera entregándole la cena a un verdugo que la amordaza. En esos golpes, a veces descubro mi pequeña venganza a todas las camareras, a todas las mujeres, porque cada mujer tiene un poco de camarera.
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Ahora está sirviendo vino y es capaz de abrir otra botella si le parece agrio. Por más que la miro, tan extrañamente bella, con esa sonrisa limpia como cuando has caído de cabeza sobre una nube de hachís, no entiendo que hace en mi cama, hablándome de su idea de la vida, de libros que no conozco y de exposiciones que no me interesan. La camarera y yo jugamos a engañarnos, ni ella es camarera, ni yo soy su verdugo. Somos espejos de sombra, miradas que se cruzan en un segundo colectivo. Imágenes contrapuestas dos dimensiones arriba, figuras que fácilmente han de distanciarse para poder seguir siendo lo que eran.
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La camarera y yo vivimos dos mundos que no se juntan nunca, pero ella escapa de vez en vez, llega para rescatarme de este tedio gigantesco que es mi existencia, llena de noches televisivas, comida recalentada, lindas mujeres que se duermen en mitad de un filme de Almodóvar. La camarera sabe que no puedo quererla, lo sabe, sobre todo, porque yo nunca seré más que otra de sus misiones de samaritana puta, de ángel del purgatorio, y ella siempre será esa bella mujer que no me pertenece, aunque yo tenga suficiente poder para retenerla, así sea asfixiándola, entre mis manos cobardes. Esa mujer es humo, una luz que se pierde entre mis abrazos y me deja tartamudo, mirando la lluvia que golpea la ventana.
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Ella es la camarera que sirve tragos en un bar para tuertos, en una barra azulosa donde los clientes escupen mientras hablan y le tocan las nalgas sin que pueda protestar. Mi pobre camarera en cualquier lugar olvidado del mundo, mi florcita viva en un jarrón de la mesa de aquel obtuso burdel, mi pequeña niña muerta sobre los poemas de otro, guardando propinas en un conejo de losa y comprando postales donde me escribe frases sueltas en los intermedios entre trago y trago.
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Las postales viajan la mitad del mundo y van a parar a mis manos. Tengo que esconder los ojos, no quiero que mi hermosa y fría mujer descubra mis lágrimas de hipopótamo triste, ante las suaves caricias de tinta que mi camarera manda. Entonces beso su caligrafía, huelo los contornos para intentar retener su imagen que se pierde entre agrios callejones de ciudades europeas.
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La camarera y yo somos figuras divididas por una barra, un posavasos griego, una cerveza Max, un mar y un pasaje de avión que convierten a una mujer en proscrita, a una proscrita en camarera: la camarera de mi amor. Por eso vengo siempre a este rincón… ese bar de la Habana donde tomamos cerveza por primera vez hace ya algunos años. Me siento en la barra, imagino que es mi camarera quien me sirve un trago, la sonrisa, iluminándolo todo, desplazando el humo de los cigarrillos, cortándome el aliento. Pero sé que esta barra no retiene su sonrisa, ni sus manos ágiles que ahora danzarán como olas, sobre la madera inocua de algún café parisino.
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Me pregunto por qué esa mujer de éter me sigue dejando insomne, aún en la distancia, cuando su rostro se diluye sin que pueda retenerla. Por qué sigo pegando postales en la pared, buscando su huella en los mapas, cuando sé que es inútil; ella se ha ido, no sé dónde está, nunca tienen direcciones esas lindas postales que recibo desde Londres, Hungría, Viena, Berlín o Malta.
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A veces soy capaz de imaginar que nunca existió esa ilusión vestida de mujer, paseando su impúdica belleza por mi alma. La extraño, la extraño ahora, como si nunca otra mujer hubiera tocado este cuerpo que se hace viejo, hundido en un butacón, leyendo noticias pasadas, viendo bajar y subir la libra esterlina, perder al Real Madrid y crecer intolerablemente las plantas en el jardín. La envidio porque no sufre como yo si no tengo esas líneas esbeltas que me hablan de calles añejas, de luces hoscas que se hacen remolinos y ventiscas en su cabeza, de paisajes mitológicos, cuencas doradas, pájaros que chocan contra los vidrios de las guardillas de París, murciélagos que cruzan sin tocar su pelo delineando los techos de palacios transilvanos.
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Ay camarera mía, como te busco, en cada mesa oliendo a cerveza negra, en cada sonrisa eslava, en algún rizo amarillo que alguna extraña deje en las sábanas, en cada poema nuevo, cada vaso de vino, en una mirada oriental, en una libreta de pedidos, bajo las manos de alguna mesera de un restaurante de cuarta, en los ojos de los perros que caminan de un extremo al otro del planeta, en las bocas de los sucios marineros que hablan de tierras donde las mujeres son como peras que caen de los árboles, y en la voz, en la voz cadenciosa de cualquier boca femenina que me hace voltearme sobrecogido, para encontrar en ella a un espejo vacuo, nunca a ti. Nunca a mi feliz camarera, que no necesita de mis cartas de amor, mis amenazantes abrazos, sin embargo, me envía fragmentos de vida en cada una de esas postales.
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Salgo a tomar un poco de aire, el que entra por la ventana ya no me alcanza. Mi mujer me trae un té, me da un beso en la mejilla y dice: buenas noches. Sé que va a dormir como si el mundo cupiera dentro de su sueño. Yo me quedaré aquí, pensando en esas musas perdidas entre largas madrugadas, esas mujeres inverosímiles para la imaginación. Mujeres como mi camarera, escrita para mí en alguna hoja de un libro que no he alcanzado a leer todavía

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Lien Carranza reside en La Habana y coordina la Revista Alternativa: "La Caja de la China".

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------------------ Nueva York
------ LECTURA DE: José Kozer y la narradora Achy Obejas

------El próximo 26 de abril, a las 19:00 horas, en el Americas Society.

-------- (680 Park Avenue). La entrada es free.

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lunes, 23 de abril de 2007

4 POEMAS DEL LIBRO: Efory Atocha de L. Santiago Méndez Alpízar / Chago

----4 poemas del libro inédito: Efory Atocha (publicados en la revista Encuentro) de L. Santiago Méndez Alpízar / Chago



------------------------ TROCHA

----------------------------------- Para Terence

Repleta como está de cristalitos / mi cabeza /

puédeme estallar cualquier rastrojo de viernes por la noche.
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Descompresión. Miro. Deshago. Insisto en la necedad del ídolo. En la carencia.
La mesa sigue coja y los ratones ratonan la costumbre de dejarme en evidencia /

roen ratones al fin / trocitos de mi carne drogada /

------------------------------- II

Meo. Vomito por necedad. Quiero me veas como salgo del besugo y la cerveza.
Dios nos iguala en vómito y aprehensiones.
Yo fui un pez. Uno de esos que limpian las peceras. Un pez-insomnio gordiflote. Visité salones y traspatios. Curandero del psicoanálisis en Paris 1920.
Rollito de sushi.

-------------------------------III

Completita como está / mi cabeza / de ácido y sabrosura. Es llanamente un desahogo ser un pez y vomitarme en tus entrañas.
Al centro de tus piernas voy a estar como en pecera.
Pongamos feliz término a la fiesta. Carguemos con la música a otra parte.
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--------POEMA COMO SI NO ESTUVIERA EN GALIZA

--------------------------- (Enlace)
-----------------------------------Yerba contra el dragón
---------------------------------------Dibujo Animado
Surgido y sin agobio / cásate con la rana / apenas rana en definitiva
No hay que narrar nada / tu horror no es más interesante
que los labios de una mulata indocta en el barrio obrero de Hortaleza

Así / lejos como estoy de todo y del Batey de Jinaguayabo /
concreto mi falta / prendo un bate /

Tanta lluvia contraría al octópodo
Y digo octópodo pensando más en el Capitán Nemo
que en las tabernas para guirys /

donde salta a la vista o polbo á feira
y se venden los secretos de la loco-motricidad en la vieira
los conjuros contra el mal de ojo y las prendas íntimas de las últimas meigas
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Aderezados por el molde continúo de los chaparrones
escucharemos los jadeantes pregones del frangollón narizudo:
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yerba, yerba, traigo yerba contra el dragón…/
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Como si un dragón fuera amenaza / como si un simple y amanerado dragón
salido de cualquier bache… /

Tú: cásate / cásate con la rana / Amanecerá bolboreta y tendrás
muchas vacas para jugar a los carniceiros y vender qeixos y
cabezas de touros/
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La plenitud de las aves culmina siempre en el encontronazo con la tierra /
el universo final del cielo /

toda presunción de infinitud será esclava de lo próximo /
------ vista hace fe
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---------- POEMA COMO SI ESTUVIERA EN GALIZA

------------------------------------- Para Pili.

Ahora que por fin no eres la mía
hemos de quitar hierro al asunto

No he de contar ni dibujarte este latidito

Soy un hombre que pretende ser un otro hombre /
al final un doblez / Una mentira

La queimada es un buen ensayo / aguijonea

No hay vacío en lo sempiterno

Cosas por el estilo pudiéramos
mientras derrochamos unas filloas con miel
o con chorizo

Ahora que por fin no eres la mía
y me pongo de estos modos presuntuoso

El mar ya está en la mesa / el pulpo feito
No tardará en llegar el chaparrón y con él /
lo que nos une

No mencionaremos el pathos ni a escritores aburridos
pero tocaré / como en el poema / con mis gordos pies
por debajo de la mesa
y tú volarás mariadita y borracha
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---------POEMA COMO SI ESTUVIERA EN GALIZA II
---------------------------------------- Para ti también
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Ya sabes: habelas hailas
entonces mejor no preguntar por los hechizos

Taparemos las hendijas y rociaremos con aceite
las piedras de azabache /
brillarán como ojos de pez recién pescado

Yo seguiré la estrategia del alejado
y así nunca repararemos en la patria ni en sus dueños

Todo tranquilo. Todo despacio

Mucho hemos aprendido en esto de separarse
Mucho hemos olvidado

Ya sabes: a velas vir
Y como si nada cocinaré los centollos / los bueyes de mar
y te juraré que no me entero /
que me parta un rayo si no miento
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/ si no es nocivo y sucio
el heroísmo /

Después podrás irte

Escogerás el luar para mejor ver nuestras distancias
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/ esas pequeñas ruas que antes fueron o camiño /

Ven: deja que toque tus blancas tetas
Pon sobre mis muslos los muslos tuyos /

No pronuncies mi nombre: Chago suena a mal augurio

Ven: no disimules / te preñaré como a las meigas
despacio…bien tranquilo
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Martes 24 de abril. 19:30h. presentación de los libros

-------- "Desde el légamo"-- Ensayos sobre pensamiento poético. Jorge Luis Arcos (editorial Colibrí) ----"Islas" (libro de ensayos de María Zambrano)

Edición y compilación: Jorge Luis Arcos (editorial Verbum)

presentan: Jesús Moreno Sanz, filósofo, ensayista y poeta---- Antonio José Ponte, narrador, ensayista y poeta---- Pío E. Serrano, ensayista, poeta y director editorial Verbum---- Víctor Batista, director editorial Colibrí----
Casa de América: Pº de Recoletos, Madrid www.casamerica.es

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sábado, 21 de abril de 2007

LA VIDA EN CHAGO (Fragmentos.1ª. Entrega). Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago.

-----------------------------LA VIDA EN CHAGO
------------------------------------- (Fragmentos)

Por L. Santiago Ménde Alpízar / Chago
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LA VIDA EN CHAGO
(11) -

Me dice B: están con el Site Meter. Bueno, así son los amigos. Buscan coincidir con la matricula, la chapa del ordenata. Que un anónimo, un cubano, el mediodía, otro que es ganadero, el hollín de alguna hornilla.
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Me agrega, la entrevista que saldrá el mes próximo está interesante. A alguien no le gustó algún término. Dijo que era de su factoría. Que ya estaba dicho desde hacía mucho.
Me río. Me sopla la polla, que diría Fita, el taxista perverso. Le llamo. Está libre y cansado de dar vueltas por esta ciudad con desconocidos. Quedamos para por la.

Pienso, mientras miro a B: este tipo, realmente es capaz de venderme a una caravana de Tuareg, si de él dependiera. Pero es importante que B suelte sus favores. Porque B me está haciendo un favor. Me está poniendo sobre aviso: están conspirando, me viene a decir B, que de seguir, voy a creerle y terminaré por espantarme, por desaparecer.
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Comenzó a llover, cosa espesa en Madrid, lógicamente espesa, cargadita de mierda. Entro a un bar de esos de los de antes. De los que te sientas debajo de la cabeza del jabalí, en el menor de los bichos.
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Casualidad, llega B. Sus saludos siempre son como las ratoneras: una vez pillado, duro es zafarse.Después del primer sorbo de café, B recicla el viejo tema. Regresa a mis precauciones, a mis supuestos enemigos. B, siempre me hace ver las cosas como son. "Te conocen muchas gentes, pero ninguno como yo, ya sabes, amigos de verdad..."

Miro a B mientras deseo su desaparición. Física. Total. Le doy una en el hombro y me intento desprender. Largarme. "Espera, no te he dicho lo más importante: en el diario cambiaron tu nombre, lo pusieron al revés a propósito, ya sabes, para fastidiarte"
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Estoy pensando en la poca importancia que le he dado a mi vida. Francamente no comprendo cómo he sobrevivido entre tantos amigos. Entre tantos escritores. No se cuántos, pero poetas conozco a más de cien. ¿Hubo alguna vez cien poetas en algún país? Que locura.

Ahora, casi cuando me levanto entra un correo de K. Me muestra una palabra para el próximo poema. La que me falta para el próximo poema. Así, será más orbicular, menos provinciano. La engraso.
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.......Continuará el Martes próximo


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viernes, 20 de abril de 2007

PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'esT moNn néant, aupeurAque vous attend, A. R., viesNT, AUPRÈS DE LA STUPEUR QUE VOUS ATTEND, A. R., VIES (4)

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PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'est mon néant, auprès de la stupeur que vous attend, A. R., Vies, CON CITA, AQUí MÁS DE UNA, FRAGMENTOS PARA ÁNGEL ESCOBAR (4.)
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------Por Andrés Ajens
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Proliferación de comillas en La vía pública: casi no hay poema sin ellas: citas, no necesariamente encuentros, también huellas del hablar de otros, otras, personajes-sujetos en un mismo texto, drama entonces, y, en todo caso, "distancia", no necesariamente ironía, alteración y fisura en el recinto, castellano. Acento pues en el recinto y no del recinto. Las comillas por sí solas — arañazo o simple recurso literario — no aseguran la apertura de "los goznes de la casa", un hueco ya no del sino en poema, de un poema a otro; al contrario, las comillas pueden, eventualmente, radicalizar el movimiento de fortificación, aislamiento, ensimismamiento, vía una ininterrumpida ingestión, pulsional asimilación casi sin más, de lo ajeno, de lo que al poema le sobreviene como, de, por, etc., ajeno. Memoria del deseo de hueco o de pasaje del poema (en el poema) "El Ajeno", uno de aquellos pocos sin comillas en La vía pública, sin comillas mas con cita:

------ El ajeno venía deseando que la acera
------ doblara su silencio en el portal,
------ que acabara en un hueco, un tragaluz,
------ en una hendija donde quepa el alma,
------ este muro que sigue sigue y
------ solo encuentra un cartel diciendo: NUNCA.

"NUNCA", tal vez, hoy — hoy por hoy —, momento de la cita sin comillas, encuentro, en La vía pública: un hueco. Y en Abuso de confianza, otra vez tal vez, ahora, apertura de un poema en poema: "Funny papers" (p. 55, verso 18, incitable, indigerible, agrafologofagia atécnica, aquí). Un hueco, un paso (y más de uno); allende el mote, allende los "meros juegos de palabras", aquí, entre irrumpientes términos, blanco sin blanco, y no sólo catacresis, en este aquí, en este aquí y ahora en archipiélago, rompientes, borras, motas.

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A trece, por hebrero [Driezehnter Februar], p.m., pues, nos, lenguas in traducción, tal translucinación, y, al fin y al cabo, último verso, penúltimo fragmento, aquí, nosotros, intraducción:

------ [...] nos
------ dio la palabra en la mano,
------ la que precisábamos, era,
------ de transhumantes, castellano, ahí,

------ en la luz glacial del crucero
------ «Aurora»: la mano hermana hizo señas
------ con la venda retirada de los ojos
------ grandes tal la palabra — Petrópolis, la
------ ciudad migrante de los inolvidados,
------ te era también, en el corazón, toscana.[...]

(P. C., In eins).

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Pasajes del ajeno en la vía publica: pasajens, intercalados fragmentos, envío,

------ el año de noventa y ocho entrado
------ sobre mil novecientos por hebrero,
------ a las dos de la tarde el postrer día,

de las compuestas, floración veraniega, ¿febrífugas?, Artemisia Absinthium, ayinqion, asienso, assiensos, axengio, ajenjo, asenjo, ajens, etc, y aquí, también, cómo no, Asjen,

y/o,

a eso de la aurora ahora, Rosal esquina... (por querencia).

------------------------------------------- Fin

---------------------------------FELIZ FIN DE SEMANA-----


jueves, 19 de abril de 2007

3 POEMAS DEL LIBRO "Duro de Roer" de Damaris Calderón.

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3 poemas inéditos del libro DURO DE ROER de Damaris Calderón



-------- DURO DE ROER

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Hasta la quebradura de las rodillas sus huesos

habían sido siempre domésticos. Como los

huesos de pollo que había visto en el caldo,

en la sopa, cloqueando en el corral, antes

de terminar triturados en los dientes del

padre..----Guárdame este hueso como hueso santo.

Y se sentaba en el portal, a chuparlos, comparándolos

con las propias falanges. Y si le salía un orzuelo,

el tío milagrero lo curaba con una peseta caliente

o con un mate, y si una verruga, con la cruz de

un hueso, que había que enterrar en el patio, para

que se pudiera. Como los otros.

La abuela se pudrió y quiso verlos a todos. Un racimo

de plátanos para consuelo de una vieja: una familia.

Hasta que las rodillas se volvieron locas o se enfermaron

de rabia y empezaron a morder lo que se les pusiera por

delante. Y hubo que quitarle el bozal al perro y ponérselo

en las piernas.

Luego los huesos escaparon de casa, cogieron su propio

rumbo. Y su vida fue simple, descarnada. Como una articulación.

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---------- LENGUA Y VERDUGO

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Entre el verdugo y la lengua hay una serie

de relaciones. Entre la lengua, natural, y

el verdugo, antinatural, existe, como en la

sangre, un sistema de vasos comunicantes.

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La lengua, como el verdugo, no es homogénea

ni unitaria (un verdugo está hecho de todos

los pedazos de sus víctimas, además de

los suyos). En ambos, fatalmente, no hay

solución de continuidad. Por razones obvias,

el verdugo prefiere siempre las lenguas muertas,

aunque en los restos de las lenguas habladas

( y las reconstruidas) es posible encontrar

la misma ceniza que en la ropa del verdugo.

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En lo que se refiere a su brutalidad, el verdugo

no es un sistema, sino un conjunto de sistemas,

opera siempre por selección, prefiriendo

la expresividad a la comunicación, y es anónimo,

como la mejor literatura.

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El hecho (la hipótesis) de la existencia de una

lengua madre, de cuyas ramas se derivaría

un tronco común, sólo facilita, (qué duda cabe),

la tarea del verdugo.

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-------------- VOCABLOS

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Yo no era un médico rural y habían venido abuscarme.

No sé si habían venido para que

sanara o para que fuese sanado. Las sílabas

levantaban las patas sobre la mesa y no

se avanzaba un centímetro. No importaba

tampoco avanzar. “Hubo un tiempo en que

las palabras y las cosas..”, “Hubo un tiempo

en que el hombre y la naturaleza...” El

médico que había en mí, tomaba el bisturí y

cortaba; el paciente que había en mi, se sometía
con la docilidad de un guante doblado. Arrojaba

el guante a la espera del reto y sólo aparecían

vocablos. Los vocablos no daban en el blanco

y se alejaban como venablos cabizbajos.

Las sílabas doblaron las patas, sujetas a la

caballeriza, pues no había herida que sanar

ni viaje alguno que emprender.

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miércoles, 18 de abril de 2007

PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'esT moNn néant, aupeurAque vous attend, A. R., viesNT, AUPRÈS DE LA STUPEUR QUE VOUS ATTEND, A. R., VIES (3)

PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'est mon néant, auprès de la stupeur que vous attend, A. R., Vies, CON CITA, AQUí MÁS DE UNA, FRAGMENTOS PARA ÁNGEL ESCOBAR.
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----------------------------------(Tercera Entrega)

Por Andrés Ajens

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Tiempo ha, no mucho, escribí, dediqué a otro, otros ("a Felipe, al andaluz") lo que viene, pues cuestión fraternal, fraternelle aussi, y mudança. Mudanza hoy, pues dedicación desplazada, traslación y mudez, al Ángel, a la memoria de Ángel Escobar:

PARABÓLICA DEL HIJO PRÓDIGO, pantalla o, variations sur un sujet, y/o: crise, oui, du verre télévident, versant — salto alto, mi hermano en Praga — détour. O, quito, libro, tal lenguage proprio: sermo vernaculus, Nebrija — el santero de la islarchipiélago, vezado en Ars enalágenas, giros me echó, prodigios, sí, malarmado, un arsenal ajeno mas versado, diabólica, de caleta, un lenguaje. Me echó y no me echó, entrambasaguas, fecho el hechizo materno, pater

et filiusdata emprestada, de vuelta
en vuelta, fuera,

telémaco, codata.

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Un meridiano, real, ¡real y fabuloso!, cruza medio a medio a Cuba y a Chile, al archipiélago de Cuba y a Chile en archipiélago — clarísimo. A Cuba, sin ir más lejos, la cala a la altura de Santa Clara y Trinidad; a Chile (Chilli, "lo más hondo del suelo"; "los confines del mundo"; L. Bertonio, Vocabulario de la lengua aymara, Juli, 1612), en el Archipiélago de Juan Fernández, entre las islas Alexander Selkirk y Robinson Crusoe. Entre, digamos, digo, la historia y la ficción. [Alteración del nombre, otra vez, del nombre afuerino, foráneo (foreigner), paterno o patrio ésta vez, al comienzo de The Life and Strange Surprising Adventures of Robinson Crusoe: "I was born in..., of a good family, though not of that country, my father being a foreigner of..., named Kreutznaer...; from whence he had married my mother, whose relations were named Robinson, a very good family in that country, and after whom I was called, that is to say, Robinson Kreutznaer; but by the usual corruption of words..., we are now called, nay, we call ourselves, and write our name, Crusoe..." Hasta aquí, pues, este pasaje, este crucero familiar, cierto, a very good family, de Kreuznear a Crusoe, the usual coirruption of worlds] ¿Un meridiano?: "— algo ­como el lenguaje — inmaterial pero terreno, terrestre, que vuelve sobre sí a través de ambos polos, y — de modo más jovial — que al hacerlo, cruza incluso los trópicos tropos" (El Meridiano, traducción de Pablo Oyarzun R.), Intemperie Ediciones, Santiago, Chile, 1997, p. 28 — las itálicas y lo retrazado en ellas es, a la intemperie, de cosecha de la casa).

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[Escrito, comenzado a escribirse, en La Habana, a bordo, navío de turismo (y acaso habría que comenzar por "Mapa turístico del país", de María Elena Hernández, todo un poema, o, sin más dilación, Paradiso), Mar del Sur, caleta de Tongoy, aún hoy, repercutiendo:

Ajeno, el ajeno, su mote, alterado, del latín alienus (humani nihil a me alienum puto, etc.), primer destello en romance castellano, Poema de Mio Çid: "ageno". Retorno, pues, al cantar, o gesta: de entrada, primeros versos, su partida, ahora sí, las puertas abiertas: De los ojos tan fuertemente llorando / tornava la cabeça i estavalos catando [sus castillos y palacios]. / Vio puertas abiertas e uços sin cañados, / alcándaras vázias sin pielles e sin mantos... (Edición paleográfica al cuidado de R. Menéndez Pidal, Madrid, Bailly-Baillière, 1911, vv. 1-4).
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Tres veces su agenía, en el manuscrito de Per Abbat o códice de Vivar, "delo ageno" en primer lugar: lo prestado, y por pagar, de veras impagable (incobrable), pagos de la lengua, también, no materna, de infantes. Contexto a rehacer: Pagaron los yfantes al que en buen ora nasçio; / en prestan les delo ageno, que non les cumple lo so. (vv. 3247-48). Lo "so", lo que les corresponde en justicia, a infantes no les alcanza, y han de echar mano, no a contraley ni a contrajusticia sino allende tal y cual, a la fianza, por la libre, entonces, prestancia de averes, texto a texto, allende el propio texto: delo ageno (yuspajará). Luego, dos veces, lo ajeno, de veras ageno, marcando la tierra, las tierras, comarcas del destierro, del Cid, tal mojón. Primeramente en un discurso de Minaya Alvar Fáñez, primo germano, cormano, y "cavallero de prestar" (v. 671), enviado (¡tal ángel!) del Cid ante el rey, el castellano, otra vez lo so: Echastes le de tierra, non ha la uuestra amor; / mager en tierra agena, el bien faze lo so (vv. 1325-26); después, en boca del Cid mismo, señor ya de Valencia, y ya en familia, en los aprestos de la batalla contra el rey moro y sus moradas: Mis fijas e mi mugier verme an lidiar, / en estas tierras agenas veran las moradas conmo se faz, / afesto veran por los oios conmo se gana el pan. (vv. 1641-43). Lo ageno: de lo pedido en préstamo (por los infantes) a lo tomado prestado (por el Cid, pues él: amigo de lo ageno; Valencia, etc.), tierras del destierro. De la tierra a la lengua, la propiamente agena, no más un paso, o pasaje y, fortuna, otra vez, ex-pre-facto, dado. Así, en El diálogo de la lengua, Juan de Valdés, tras fundar no en el uso ni en regla alguna sino en el simple "dever" — su eventual autoría, y no más — el uso de la ge y no de la jota en lo ageno, a un punto de sacar a la lengua, también él, y no escarnio sino adorno o figura, de sus quicios:

Pacheco.— (...) Pero, ¿por qué vos algunas vezes ponéis gi en lugar de j larga?
Valdés.– Porque essas vezes será escriviendo a algún italiano, por acomodarme a su lengua por ser mejor entendido.
Marcio.— No me parece bien que, por acomodaros a la lengua agena, saquéis la vuestra de sus quicios.
Valdés.— Vos tenéis razón quando de tal manera la sacasse de sus quicios o quiciales que el natural de mi lengua no me entendiesse, pero, si me entiende, tanto escriviendo megior como mejor, no me parece que es sacar de quicios mi lengua, antes adornarla con el agena, mostrando que es tan general, que no solamente es entendida de los naturales, pero aun de los extraños. [Ed. Porrúa, México, 1989]

En plena expansión, en plena mundialización (imperaba entonces Carlos V, en cuyo reino, decir canónico, no se ponía el sol), la castellana, lengua en "diálogo": desquiciante deseo, género o carácter — "general". Todo esto lo escrivía Juan de Valdés en Nápoles, bajo poder español desde hacía tres décadas, en los mismos instantes en que el adelantado don Diego de Almagro partía, cruzaba, del Qullasuyo, actual (aprox.) occidente de Bolivia, al valle de Chili — o Chilli, o Chile –, y una decena de años antes de que François Rabelais publicara las primeras noticias de la isla de Cheli.

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Valdivia, don Pedro, intentaría suplantar, y de raíz, el nombre de Chile, su apellido, y vanamente apostó por el olvido: "partí del Cuzco por el mes de enero de 540, caminé hasta el valle de Copayapo, que es el principio desta tierra, pasado el gran despoblado de Atacama, y cien leguas mas adelante hasta el valle que se dice de Chili, donde llegó Almagro y dió la vuelta, por la cual quedó tan mal infamada esta tierra; y a esta causa, e porque se olvidase este apellido, nombré a lo que habia descubierto, e a lo que yo podia descubrir hasta el estrecho de Magallanes, la Nueva Extremadura" (carta a Carlos V, de “La Concepción del Nuevo Extremo", 15 de octubre de 1550; itálicas mías). Esto, hasta que otro acaballado Felipe (Leftraru) lo atajara, en Tucapel, e hiciéranse, fragosas, trompetas de las canillas de sus piernas. Memoria del olvido, Nueva Extremadura, su nombre novedoso, memorioso — impuesto.

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Lenz descreía de la filiación histórica de Chile, del nombre de Chile, y, de entrada, la del aymara aru. Lenz, no el Lenz de Büchner, claro, no el artista ni el ocupado en cuestiones de arte, pero tampoco, meridiano, “la persona” sin más, el poeta y pensador “romántico” en persona, Jakob Michael Reinhold Lenz (1751-1792), sino, parentezco improbable, no imposible, otra, o caleuche, Lenz, primaveral o achicando aguas, lingüista migrante, Rodolfo Lenz, autor de Zur spanisch-amerikanischen Formenlehre (1891), Chilcatun: Chile dognu (1899), Uber die Gedruckte Volkpoesie von Santiago de Chile (1933) y de "El Papiamento" (primera lengua romance, o ‘neolatina’ de Latinoamérica: i ku dia menos pensar / lo bo saka bo lotería), entre otros textos de nota. Lenz, pues, descreía, o creía o pispaba otra cosa, hipótesis, tinca o apuesta, históricamente. En su Diccionario Etimolójico de las voces chilenas derivadas de lenguas indíjenas americanas (Santiago, imp. Cervantes, 1905-1910) anota que la filiación aymara de Chile o, incluso, quechua ("chili = frío, la forma moderna es chiri", op. cit.), eran "meros juegos de palabras". Acento en el meros: ficciones, errores, infundadas conjeturas — delirios. Creía, más probable, que Chile, su nombre — que a la llegada de Almagro, sólo mentaba un valle, preciso, el de Aconcagua y Quillota —, más probable, olfateaba Lenz, fonólogo versado pues en "pajarístico" (Martínez), filiación mapuche vía el nombre de la gaviota chille (larus marculipennis), cuyo habitat, empero, se extendía, se extiende, en Chile, se entiende, de Arica al Estrecho de Magallanes. Creencia y/o olfato, pese a que, también, de norte a sur, nombre de los valles: Copiapó (aymara), Coquimbo (quecha/aymara), Limarí (quechua) y que el mismo Quillota, en el valle de Chile, Chili o Chilli, es, con toda probabilidad también aymara (qulla — o qolla) [Moesbach]; el mismo Michimalonco, cacique del valle de Chile que asolara Santiago el 11 de septiembre de 1541, su nombre, título más bien, engrendro quechua-mapuche (michima-, de mitimae, población transplantada, por los incas; -lonco, jefe...). Si, históricamente, el valle de Chile estaba poblado a la llegada de los europeos por colonos qullas (aymara-parlantes), transladados por los incas en su expansión al sur en los tiempos de Inca Yupanqui, hijo del sin par Pachakutij Inca, como es más que probable, entonces, etc. y etc. (Aunque, Rosales, s.j., Historia General..., atribuye el nombre de Chile a un cacique del valle de Aconcagua al momento de la conquista incaica: "El qual cacique se llamaba Tili, y corrompiendo el vocablo los del Peru, que son faciles de corromper algunos, le llamaban Chilli, o Chili, tomando toda la tierra el nombre de este cacique"). Sin embargo: la historia (es) improbable, más que improbable, del origen, del origen de la historia también, del nombre, tal co-ficción de origen. Allende la prueba, allende la historia y la pura ficción, Chili, Chilli, Cheli, Chile, nomás fragmentos y/o archipiélago: su prometido, a préstamo prometido, tal p. m., por venir, nombre.

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“Judío – N. esp. n. – Pájaro comunísimo de esta Isla; aunque se encuentra en otras partes de América (...) Los Judíos andas en bandadas cerca de las habitaciones y por donde quiera, pasando por sobre los arbustos y matorrales; algunas vezes dan un vuelo a los inmediatos o a la tierra (...); son mui familiares (...) Su canto es hu-i-o, de donde le vino el nombre corrompido de judío.” (E. Pichardo, Diccionario Provincial casi-razonado de Vozes Cubanas, tercera edición, “notablemente aumentado y corregido”, La Habana, Imp. del Gobierno, 1861, p. 153; subrayo).

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Insistencia, oscilación de un homónimo, presta: "En cuanto a si deba decirse sincero o síncero, hay sus dudas" (A. Bello, El Araucano, Santiago, 17 de enero de 1833).

Escrito, terminado de escribirse, y transcribirse, en casa, de Concepción migrante también, ajena, nunca tanto, cormano a la Intemperie, Carlos Cociña & wife & childrena very good family, too —, Ñuñoa, (calle) República de Cuba... ]

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Je traversais les troupeaux d’Eumée; il découvrit sa tête devenue grise au service des moutons. Il avait achevé sa journée; il rentrait pour someiller avec ses brebis, tandis qu’Ulysse allait continuer ses erreurs. (Chateaubriand, François-Ò, vers Prague; Mémoires d’outre-tombe, IV, III, 14, Flammarion, Paris, 1948, «

* )
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¿"N'y va pas / Tout est combiné d'avance"? Esto podría dar, de lengua en lengua, "persona por persona y mano a mano", aquí, de partida: "[...], entrad que todo es nada" o, in extenso, meridiano: "Lo más dudoso y de más riesgo emprende, y poco lo posible le parece: / que el pecho amplio y ánimo invencible / le allana y facilita lo imposible" (A. de Ercilla, La Araucana, cantos XVI y XV). Errar anejo, entonces, apéndice de Valdivia, pagos de mi padre, p. a. g. a., en carta a Carlos V, La Serena, 1545; no diferiencia, mas acaso, ya cura de espanto, difheriencia: "También [el gobernador de Nueva Castilla, Vaca de Castro] me envió el pregón real de la guerra contra Francia, de que me holgué por estar avisado, aunque podemos vivir bien seguros en estas partes de franceses, porque miéntras mas vinieren mas se perderán". Franceses, empero, galimatías, los francos: esos, también, inventores de revoluciones, y aquí, de vuelta, Art Praha Handmade, devoluciones acaso, allende los Pirineos, solar materno (Neruda's postcards): "Hola AAjens... Espero que te hayas asoleado partout en Cuba. Sta logo. Felip", etc., etc., etc., Praga, 10.02.98.

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Otro, en fin (casi): "Yo vi a Rimbaud escupiendo / en una cesta de ojos bien templados, / y sanos como agujas. Lo vi. «No me arrepiento»"; Á. Escobar, "Hospitales".

[Citar al ángel, convocarlo; luchar con el ángel, en la mudança, hasta rayar el alba; darle adiós: "es un castellano desfigurado, chapurreado, sin concordancia, número, declinación ni conjugación...: yo mi ñama Fráncico Mandinga, neglito reburujaoro, crabo musuamu ño , de la Cribanerí, branco como carabón, cribi papele toro ri toro ri, e bebe guariente de Origines apelasión controlé (Pichardo, E. (et al.), op. cit., p. VII): "Cuando ustedes lo llaman Arcángel, se acuerdan de Miguel y su espada pinchadora del dragón; pero él contiene también a Rafael, arcángel transeúnte, que caminando con Tobías le escondió hasta el final su condición alada... Él es para nosotros, los ansiosos, uno de esos raros refugios que se halla en el bajío pantanoso y al que se entra por comer y dormir allí, sin tocar pringue o lama", G. Mistral, "La lengua de Martí", La Habana, 1934, Petrópolis, 1941 (las itálicas, nuestras].
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--------------------Fin de la Tercera entrega

lunes, 16 de abril de 2007

PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'esT moNn néant, aupeurAque vous attend, A. R., viesNT, AUPRÈS DE LA STUPEUR QUE VOUS ATTEND, A. R., VIES (2)

PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'est mon néant, auprès de la stupeur que vous attend, A. R., Vies, CON CITA, AQUí MÁS DE UNA, -
-------------- FRAGMENTOS PARA ÁNGEL ESCOBAR.
Por Andrés Ajens
-------------------------------(Segunda Entrega)

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“N'y va pas / Tout est combiné d'avance”: des vers de Jacques Prévert donc, non traduits,
dans “leur” langue (pour autant que des vers puissent appartenir ou se tenir à une langue,
et même, plus simple, l’improbable, tenir une); des prévers aussi: entre Aquí et les vers de La vía pública (1987), d'Ángel Escobar, ses poèmes en vers. Et à l'envers: vers sa "prose" (encore Aquí). Des vers “français” dans un texte “castillan”: du français entre castillan ou, plutôt, du castillan coupé, syncopé, interrompu, de français. Que dire de ce “lieu” déconseillé, de cette adresse malfamée sinon interdite qui s'annonce d'emblée par cet “y” qu'y fait tellement français tout en restant assez “vieux castillan” comme pour le rencontrer souvent dans des textes de l'enfance du roman de Castille (“Y moran los yfantes”, Poema de Mio Çid, v. 2271, etc)? Que dire de son dire?, à son dire? Et, peut-être, surtout: quelle combinaison du “tout”? Quelle combine? Ce serait, sans délai, le site ou la voie du combat, du “Combat avec l'Ange”, du conflit et du polemos du nom (du poème), ce “lieu” qui précéde et rend possible (toute) une telle injonction, au demeurant quasiment divine: “N'y va pas...” Pourtant, il faut le dire par avance, ce combat n'aurait pas eu lieu, n'aura pas lieu non plus, ne pourrait même pas avoir lieu, et il ne serait pas du tout un combat, un vrai, même s'il lui arrivât d'arriver, combattant, puisque, encore Prevért, “le match est truqué”... d'avance. Le polemos du nom, explication, “démêlé” ou, plus qu'à la limite, “règlement de compte” — là où il est si vivement déconseillé de s'approcher —, n'a pas (de) lieu (sauf en atopie et/ou impossible, j'y reviens) tant qu'il y est combine. Chez Prévert, celle-ci aurait pour nom “Ange” (cf. aussi: “Souvenirs de Famille ou l'Ange Garde-chiourme”) ou “Dieu”, bien que non pas n'importe lequel, Dieu ou Ange: Un à Trois, Trois Personnes, celui du Guardador de rebanhos de Caeiro-Pessoa (VIII) aussi, une “bande” donc conspiratrice, et plus précisément, chez Prévert, autre langue, anglais son nom: “Trinity-Gang” (cf. “Règlement de comptes”: ...y avait tout le tierce du Trinity-Gang, Big God the Faiseur, Jésus-Fiston et Holy the Bird.). Celui qui, circonscrit, brise l'injonction, celui qui fait face et à la combine et à l'expérience du lieu sans lieu (puisqu'il y va), là où surtout il ne faudrait pas se rendre, à “Règlement de comptes” aurait pour (autre) nom: “Jack the Ripper” (l'éventreur, l'éventre-heure). Lui, Jack, “le dur des durs”, “le roi des casseurs d'horloges” (“il a tout le temps devant lui”), pourra au bout du compte dire à la combine un mot d'elle, d’elle-même, un mot (pour l'ocassion)(qui) combine: vous faites pas d'illusions, votre combine est mauvaise mais votre compte est bon. Tous les mains en l'air, dos au mur du son! Requiescat in war (id.). [Que ce règlement de comptes aurait à se jouer, déjouer, conjuguer surtout, à “Londres”, syncopé de mots anglais, dirait quelque chose de la force de co-inspiration d’une telle bande, puisque, Prévert nous en prévient, dans ce coup Jaques/Jack n'est pas “seulabre” (J.-M. Rabaté, dans un texte plein d'angles et d'anges anglofficiants, aligne non seulement Mallarmé dans cette sorte de confrérie, mais aussi Rimbaud et Verlaine; cf. “Vers une archéologie du modernisme”, Rue Descartes, nº 10, Albin Michel, Paris, juin, 1994). Quant à “toute” la portée de l'énigme de Jack/Jacques the Ripper, je me permet de vous renvoyer aux commencements de (ma) Última carta de Rimbaud, Intemperie, Santiago, 1996, p. 5, autrement dit: a la arrojadera de 'jacques el destripador' (dont “jacques el destripador” cite une formule quasiment inédite de Germán Bravo, in Alcibíades en París, s/d) (serait-il “jet” d’ailleurs un bon mot-combine pour le vieux-nouveau castillan “arrojadera”...?]. “El Ajeno” dans La vía pública: entre “Trinity-Gang” et “Jack the Ripper”, sa figure; ni l’Un ni l'Autre ni l'Etranger ni, moins, the Alien, son site — quasiment Autrui.

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"Que sont-ce icy aussi, à la verité, que crotesques et corps monstreux, rappiecez de
divers membres, sans certaine figure, n'ayants ordre, suite ny proportion que fortuite?"

------Montaigne, Essais, Livre 1, chap. XXVIII.
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Il y aurait quelque chose d'excessif et de malheureux depuis le départ (du combat). Hubris et débordement (ni dépassement ni tout à fait, d’ailleurs, dépaysement) du sujet, combatif (historique), pólemofague, lyrique “moderne”. Hubris (Œdipe e(s)t la Sphinge) et non pas ou non pas tant “cancer du sujet” — ego ou masse — comme suggère Ph. Lacoue-Labarte dans un beau livre: La poésie comme expérience (Ch. Bourgois Ed., Paris, 1986). La mort de l'Ange, de Dieu et du Sujet (leur débandade) et même de l'Histoire aura eu lieu (plusieurs fois) déjà.

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Ángel Escobar écrit, dans une note à Mente rota, première “prose” de Abuso de confianza (1994), au sujet de la comparution de Nadie (Personne) en tant que signataire du texte — daté à La Havane, le 14 mars, 1990 —: “Un des noms par qui se pense le sujet possible: il ne s'annule pas ni se cache, il consigne plutôt le geste d'Ulysse face au Cyclope, il suit le sens de sa translation symbolique d'un lieu à l’autre de soi. Il accepte encore trois autres appellations: “tu (n')es personne” [no eres nadie]; “je (ne) suis personne” [yo soy nadie]; “un (don) rien du tout" [un don nadie]. (Je traduit, A. A.).

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Quelque chose d'excessif et de malheureux, disait “je”; malheur du sujet, détresse qui le tressaille, El Desdichado, son (un) autre nom. Si la tour métonymise le château, si la tour figure aussi le château ("Touraine", lande de Descartes & Rabelais, autre nom de "Castille”), pourrait-on dire, à la limite de l'excès, avec Nerval, que “l’époque du sujet” (du château), sa langue (castillane), se trouve ici radicalement démise sinon franchement “abolie”. Malheur du sujet (vieux) combattant en combine — Ratio, Technè ou Ars. Malheur de sa langue combinatoire (bricoleuse), malheur fier pourtant, démesuré malheur, comme luttespoir: “Qu’il s’agisse d’individus ou de nations, une première conclusion s’impose: seules certaines formes de combinaison entre l’appel universaliste à la raison et la défense d’une identité particulière contre les forces générales que sont l’argent et le pouvoir permettent l’existence du Sujet” (A. Touraine, non pas Vie et mort du Chili Populaire, Seuil, Paris, 1973, mais, quasiment le même, Critique de la Modernité, Fayard, Paris, 1992, p. 344; je souligne).

“Q'un autre comme pour moi”? (encore Montaigne, inscrit par M. Deguy dans “Le journal du poète”, in Gisants), ou, tellement franc: “desart” (Adorno lu par Ph. Lacoue-Labarte).

Ou encore: l’Ange de l’Histoire (der Engel der Geschichte), coincé entre sa grotta italique (cryptographique) et l’intempérie au grand vent, entre cette tourmente appellée progrès (ou combine) et, pétré, en retrait, lui-même.

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Ne s’est-t-il pas bien arrêté, Pantagruel, dont son nom serait encore un composite, gréco-mozarabe, ne prennant pas d’ailleurs la routte ordinaire des Portugualoys, à l’îsle de Cheli? N’a-t-il pas bien gouté sa belle cuisine au chapitre XI du Quart Livre (“Beati immaculati in via”), avant de rencontrer des parolles dégelées sur mer et de saluer les Muses de cestuy mons Antiparnasse?

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"...nous nous embrassions par noz noms."
Montaigne, id.

L'Ange du Méridian dirait point. Il sourit, il aurait souri quand Rilke et Rodin allèrent à Chartres l’hiver de 1906. Im Sturm... Il reste encore muet, son cadran solaire encore vers Midi, aimanté peut-être par cet accent cinconflexe de l’éternel (in Dhenungszeichen — des Ewigen) dont parle Celan au Méridien. Point d’anges au Méridian, point d’anges à l’aigu (des Heutigen). Reste pourtant, méridienne, cette lumière obscure de Pascal rejaillie dans Chestov (Le Pouvoir des Clefs): Ne nous repprochez pas notre manque de clarté puisque nous en faisons profession!. Et il reste (aussi) le sud: et l’hubris de la “nature”, et fascinante et inquiétante (tel l’Art), et un certain angle d’inclinaison d’existence (Celan). La belle Dordogne, la Garonne de Hölderlin aussi, “das Mittagstier” (Turm und Jahrtausend / neben die stehn / für sich, Le Périgord, in Pierre de Cœur, J. Bollack, P. Fanlac, Paris, 1991), mais sutout cet autre sud, sous l’exergue ici de Marina Tsvétaieva: “étranger et proche par fibre de nuit” (...fremd / und nachtfasernah, Und mit dem Buch aus Tarussa, in Die Niemandsrose; trad. de Martine Broda, Le Nouveau Commerce, Paris, 1979). Midi à l’aurore, peut-être, à l’Aurora: Pétrarque (Mandelstam), Herzstein, cœur-toscan (Et quels / amours!), l’Espagne (républicaine) aussi, a trece (meridianul de origine), colchique apparenté, en buen romance, franc, déplacements, encore, des méridiens.

En un mot (In eins), mot pour Angel Escobar: Mit dir, / Peuple / de Paris. No pasarán.

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Traducción acostumbrada, traslación familiar, ni inquietante ni sospechosa, del (de lo) Ajeno en lengua meridiana: das Fremde — contiguo, esta vez, a das Unheimliche:

Vielleicht — ich frage nur —, vielleicht geht die Dichtung, wie die Kunst, mit einem selbstvergessenen Ich zu jenem Unheimlichen und Fremden, und setzs sich — doch wo? doch an welchen Ort? doch womit? doch als was? — wieder frei? (Paul Celan, Der Meridien, O.C., tomo III, Suhrkamp, Francfort, 1983).

Y, de Celan también, un fragmento del poema Schibboleth, de la sección Inselhin (Hacia la isla), tercera parte y final de Von Schwelle zu Schwelle (De umbral en umbral), esta vez, "yo", aquí, su lengua:

Ruf's, das Schibboleth, hinaus-----Vocéalo, el schibboleth, fuera,---
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in die Fremde der Heimat:---------en la ajenía de la casa.
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Februar. No pasarán.------- -------Febrero. No pasarán.

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(La primera vez que pasé por Los Ángeles solo, memoria de mi niñez, iba a dedo de vuelta a La Concepción, a casa. Los Ángeles, la Concepción, inicio de La Frontera, al sur, “frontera” de Chile. Los Ángeles « La Concepción: trayecto o pasaje, tal vez — pero no esa vez — imposible. Los ángeles no van a ni vienen de la concepción: son estrictamente inconcebibles, innatos. Yo, no enteramente angelical, nací pues, allende La Frontera, mas vine al mundo en La Concepción — ni a.m. ni p.m., sino, grande, g.m., Pinares, con data: "Pinares de Concepción, 1915" (G. Mistral); matías, franco galimatías, (tu) otro nombre).

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¿Es Ángel Escobar, en La vía pública, un escritor barroco? Cuestión abrupta, abrupta pendiente. Diríamos, a riesgo de caer en el intento — tal como se ha dicho que la obra de Neruda sería como los sube y baja de la cordillera de los Andes, o como Enrique Lihn refería la "situación" de París —, diríamos, pues, digo, escritura "irregular". En este sentido, pero posiblemente sólo en éste, tal escritura no sería enteramente ajena al barroco. Recordemos, con Corominas (1954), con Hatzfeld (1964) y Sarduy (1974), entre otros, que las primeras noticias habidas sobre la palabra ‘barroco’ aluden precisamente a una perla de forma irregular que en el siglo XVI los portugueses comenzaron a traer desde la India, de Broatki o Barygaza, no lejos de Goa (portugués pérolas barrocas). En la meridiana lengua, su primera inscripción conocida, siglo XVII: barocken perlen, Francfort, 1636. Diríamos, entonces, de Ángel Escobar, digo, no pues anti- ni pos-, sino más bien, y evidentemente, co-barroco: este ángel es cobarroco.

¿Grotesco? No ‘jubiloso’, pero (Javier Sanjinés, sobre la obra saenzeana: La noche, Bruckner, "etc.", y su Felipe Delgado), antes bien: grotescobarroco (La vía pública, p. 46, con "desidia", y p. 23: "se habla de atavismo mimético en la casa"). Pues más de uno, este ángel, clarísimo, es más que uno (dos Anjos: "E por essa finíssima epiderme / Eis-me passeando como um grande verme / Que, ao sol, em plena podridâo, passeia!", A ilha de Cipango; cf. también O deus-verme, in Eu).

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Regreso a "Aquí", aquí. Aquí, pues, más de uno — más de un ‘yo’, más de un(o) ‘aquí’. Y "Aquí", al menos tres; pero no la trinidad ésa, santísima, ni necesariamente un triángulo (que ése está más específicamente confiado al "primero", al "segundo" y al "tercero"; poema "Triángulo", La vía pública, pp. 9 y 10) sino — escena sin escena: ob-scena — "yo", "ella" y "el lector":

"[...] me ha gustado imaginar que la imagino y que, tal vez, ella me imagina a mí. Eso —no sé quiénes quieren— no aumenta mi perplejidad, ni vuelve menos elusivas estas palabras. Hoy simulan entregarse, no a la vanidad de mi animal público, sino a la del lector —ese que, como ella, se asemeja a Dios, sólo que no ha sido mentado en casa. Una y otro [...]" (La vía pública, p. 5)

¿Escena sin escena? ¿No fuera contradictoria esta supuesta carencia de lugar visible y de acción con el carácter abierto de la vía, ésta, y entrecortada, La vía pública? A menos que la coincidencia del regreso, aquí, a "Aquí", y de la partida, a menos, entonces, de partida, que este estar fuera de casa como estar en casa fuera, a la intemperie, a menos que lo más público y lo más privado, privado de casa, cofueran — contradiciendo la contradicción y su escena. Escena sin escena: "yo" mienta a "ella" y al "lector" como "Dios", tanto a ella como a él, entonces, qua divinos. "Yo" que, como hemos visto, otro fragmento, "Aquí", en La vía pública, no se identifica enteramente con quien lo suscribe, "Aquí", su nombre, "Ángel Escobar". Entre "yo" y su nombre, entre yo y “mi nombre”, persistiría, pues, una diferencia acaso con-génita, una cierta inapropiación configurante, tal ajenía. "Yo" no sólo no es, soy, su nombre, mi nombre; "yo" y su nombre, suscrito, mi nombre, no sólo no se identifican plenamente; "yo" es, soy, lengua mediante, y lengua afuera, también, más de uno (nayax arut sarirïta). ¿Delirios? De lirios y de lírica ininterrumpida, hartazgo. Si la lírica, la poesía lírica, tradicionalmente se comprendiera como escritura del sujeto, del sujeto sujeto — sujeto a sí mismo y a su nombre —, del "yo" único, del Único, "Yo" y/o "Dios", de lírico, delirante, esta escritura no tendría nada de nada — o casi. Ahora bien: si, tal vez sobre todo a partir de A. Rimbaud (je tiens le sistème, Une saison en enfer), una cierta tradición moderna (de Huidobro a Martínez, entre nos, entre otros) ha podido flirtaer, escribir y a la vez diferir la identificación entre el autor, (el autor), el "Poeta", y, ya no el "Ángel", sino y/o nois, digo sino "Dios" — narcisismo sin par de un sujeto adiferente —, y si, tradicionalmente también, la figuración femenina, musa o madre natura, ha podido ser identificada con la ilimitada potencia creadora divina, en "Aquí" también, es menos frecuente oír hablar, leer, leer "Aquí", del "lector" como "Dios". Dios — "sólo que no ha sido mentado en casa". "Dios" y no "Diosa", "el lector", no "la lectora" — ¿pero qué tú quieres? ¿"Aquí"? ¿...? Que tú, "Aquí", digamos, "el destinatario", estés de partida, genérica, masculinamente marcado — "el lector", "Dios" e incluso, aquí, "el destinatario" —, allende las discriminantes convenciones terminológicas, no impide, "Aquí" y también aquí, de vuelta, dejar abierta una eventual, errante o sedentaria, cómo llamarla, identificancia; indiferencias por tanto, genéricas entre otras. "Aquí":

"[...] del lector —ése que, como ella, se asemeja a Dios [...]. Una y otro, en su visita, no sólo propician, sino que obligan a ocultarse en ellos. Alguien por mí le cede el mérito (si hay) y la responsabilidad: si es suya, es también ajena, de otros" (el retrazo, itálicas, nuestro).

Meridianamente: le cede, indeterminado, mérito, abierto, a ella, a él, responsabilidad “suya” como “ajena", sin por ello borrar sin más las huellas de las identificancias, desindentificaciones, diferencias en juego, eventuales, tuyas, mías, suyas incluso, del Ángel. En fin: en fin de fragmento, estas palabras, "Aquí", "simulan entregarse, no a la vanidad de mi animal público, sino a la del lector" (La vía pública, p. 5). Simulación sin simulación (verdad averdadera), vanidad sin vanidad, plenamente repartida o compartida entre "mi animal público" y el "lector" (aquél, tú; esos, incalculables, inidénticos), retrazo sin retrazo y, de palabras, don sin don. ¿Qué tú crees? ¿Don puro? ¿Puro don?
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PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,Qu'esT moNn néant, aupeurAque vous attend, A. R., viesNT, AUPRÈS DE LA STUPEUR QUE VOUS ATTEND, A. R., VIES,


PASAJES DEL AJENO EN LA VIA PUBLICA *,
Qu'est mon néant, auprès de la stupeur que vous attend, A. R., Vies,

CON CITA, AQUí MÁS DE UNA, FREGAMENTOS PARA
ÁNGEL ESCOBAR.---

-----------(Primera Entrega)
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Por Andrés Ajens
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Fragmentos: fracciones, fragores, naufragios — plural es (plurales) indispensable(s). No hay fragmento sin otro, otro fragmento. El aislamiento eventual de un fragmento sólo se da, si se da, en su insularidad partida o repartida, en su estar de archipiélago, constelación o co-estancia.

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"«Fragmentos soy, y ruido»", escribe, firma, "Angel Escobar", "Aquí", primer paso infringido en La vía pública (Ed. Letras Cubanas, impreso en el Centro de Desarrollo, Experimentación y Control Poligráfico, La Habana, octubre de 1987, año 29 de la Revolución [sic]). Un poco antes, en boca de "una mujer [...] sudamericana", dobles comillas, ella: "«Él ha visto fragmentos de un mundo en fuga»". Dobles comillas, doble cita, doble con cita (pública: abierta y común, la vía). Tomar partido, de entrada, por el fragmento, doblemente "Aquí", es, pues, también, públicamente, tomar partido por el partido, único acaso mas único partido, trizado o fracturado, -ido; no hay, de veras nunca lo hubo, fragmento único ni único fragmento. "«Fragmentos soy, y ruido»".

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¿"«... y ruido»"? La puesta en común, la pública vía, no se da, si se da — traducción, copertenecia, rarificado locus communis, poesía en diálogo (aún improbable y/o, incluso, imposible) o, a la arcaica, poesía social y, más ampliamente, vínculo, no más sea, paso, en el desvículo — sin ruido, redundancia o disonancia, sin "vocerío". El silencio absoluto — retrazo aquí sin retraso un meridiano, uno tal otro, tal Paul Celan —, el silencio absoluto, el poema absolutamente expurgado de arte, sin ruido, eso no se da. Y no se da no como una falta o carencia eventualmente subsanable — cuestión de tiempo o de pericia —, sino como su constitutiva, propia (imposible; cf. Abuso de confianza, Editora Kipus 21, Santiago de Chile, 1992: "Yo no puedo ser otro. / Tú me distingues, y soy eso que se organiza / como un ruido"; poema "Tartamudea el Ángel") posibilidad. El silencio sin más, el poema único, amimético en total, no hay tal; hay, cada vez que hay un poema o un poema se da, en La vía pública, por caso o caída, fragmentos, archipiélago, y/o bien, ruido coral.

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¿Apología, "Aquí", del ruido, del vocerío ("Escribí en medio del vocerío. Acaso contribuí a incrementarlo")? ¿Ruido puro o puro ruido? (¿Pero qué sería un ruido puro, un ruido sin mácula: un ruido sin ruido?). Aún en el caso hipotético de que llegáramos a saber meridianamente lo que es el ruido, aún en el caso en que llegáramos a aislar un núcleo duro al cual se atuvieran todos los sentidos eventuales de la palabra "ruido" (y el Diccionario de la Lengua Española, el de la Real Academia, consigna al menos cinco, sin contar los significados suplementarios que encuentra el término en los giros del idioma castellano, "mucho ruido y pocas nueces" y "quitarse de ruido", entre otros, y sin considerar tampoco los sentidos de ruido recogidos en los diccionarios locales, de coa o de lunfardo, por caso, o en los diccionarios etimológicos que, en general, evitan el estruendo y favorecen el rugido (latín rugire, rugitus), y sin reenviar, muy menos, a los eventuales transportes trópicos o figurativos de la expresión, ni al conjunto de sus derivados), esto es, aún en el caso improbable en que lográsemos aislar un sentido incontaminado, virginal y fijo de "ruido" (un ruido, pues, sin ruido), aún faltaría por determinar en qué sentido "yo" podría ser "ruido" — en La vía pública, o en otras vías, y/o de frentón y, ejemplo sin ejemplo, aquí, allende la viabilidad fragorosa de tal o cual vía (la de Santiago, arriba, incluida). No: ni apología ni dionisiología del ruido. ¿Ruidología? Más bien — fracción logográfica —: desinstruido estupor ante el Ajeno, voz y escritura, nombre e idioma, figura, y en La vía pública, "Aquí", doblemente fragmentario, partido: "Aquí, en estas excesivas palabras [...], he procurado ser otro u otros; no he alcanzado ni siquiera a éste, compartidor de fatigas [...]. No es, por tanto, muy reconfortante el estupor con que suscribe // Ángel Escobar // La Habana, 6 de enero, 1987."

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(¿El poema no se juega acaso, meridianamente hablando, en el estrechamiento del ruido que le es constitutivo o, mejor, del ruido que le es más propio como lo más genuinamente ajeno? O, más cerca del sentido común de nuestros días, ¿el darse del poema no tendría quizás que habérselas con la experiencia — pasaje o travesía — de un refractario, iterable, ruido deconstruido? Poesía, tal vez, hoy: mudecimiento, y no tanto silencio sino mudanza que irrumpe o sobreviene al ruido, allende/aquende el ruido, arte o discurso, mímesis febril, su estancia, tal cesura o suspenso, mota o huecura, estrechado el fragor, derruido).

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El Ajeno, la persona, máscara o personaje, viene nombrado, convocado en tres poemas de La vía pública ("Tránsito", "El Ajeno" y "Las puertas"). Uno lleva, pues, su nombre; otro, tal "transeúnte", su sobre- o renombre: "«Y por eso me dicen transeúnte, porque siempre las puertas me dan con el trasero en pleno rostro»" ("Las puertas"). El Ajeno no es, en La vía pública, propiamente el otro, tampoco el Otro, la alteridad sin más, lo alterior puramente: el Ajeno no se da en la oposición otro/mismo y, tal vez, tal vez, “hoy”, aquí, no se conjugue de veras en ninguna oposición, sobre todo en ninguna oposición ni contradicción simple. Ni "el otro" ni "el Otro" (ni "la otra" ni "la Otra" son nombradas en La vía pública, pero no nos apresuremos: ella, no Ella, y ella-otra, "Aquí", por de pronto, nombradas están); el Ajeno se sustrae a la identificación y/o espejeo con la alteridad, la alteración y/o, incluso, enajenación o ensimismamiento sin más. Seguir su gesta, semigesta o cuasigesta, pública, patente: en el poema "Tránsito" el Ajeno, tal transeúnte, habla con "el otro" — quien imparte órdenes, pregunta, susurra, sucesivamente —, y habla con “el otro”, también, acerca del "Otro", contrariado Otro, esta vez: "«A cobijar los besos del contrario / llamé, horas que había tomado en curso / del pezón a la nada, sombras leves, / pero no llegó el Otro ni por ser contrario»" (pp. 38 y 39). El Ajeno no es (casi), ni esto, eso, éste ni ese otro ("no más un hueso que hala", p. 38); mas el Ajeno, si no es, meridianamente está. Y está, por de pronto, solo: "«Me quedé solo en la camisa prieta de once varas / sin los labios cinéticos que había»" (p. 39). Solo y a la intemperie, su estadía: "«Mañana tendré yo también alguna / que me cuide este llanto de huérfano abollado / por pedradas que lanza la intemperie»" ("Las puertas", p. 50). Si hay algo que marca indeleblemente el estar del Ajeno en La vía pública, eso sería: su extrema ajenía: ese estar fuera, fuera de foco, no sólo a la intemperie, de paso, afuera, fuera de casa. Si en el poema "Las puertas" el Ajeno es tildado de transeúnte, pues las puertas le dan en pleno rostro, en el poema que lleva inscrito su nombre, "El Ajeno", el Ajeno liminar, puertas afuera, no puede más, no da más ya de tanto andar foráneo, aquí, in absentia:

[ ...] el Ajeno, que no puede ya más con los nudillos
de dar en el recuerdo de otra puerta,
de arañar gimoteando en esa ausencia,
que ya se le encajaron astillas en las uñas
pero siguen impávidos los goznes de la casa.

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Kunas sutimaxa. Sutijax Ajenswa. Nayax kawkins utjtxa. Rusal iskina Wikturya Supirkasu utjta... («Sans l'ombre qu'on est soi-même, et sans les poteaux du télégraphe, qui suivent la route suposée, on serait aussi embarrassé qu'un pierrot dans un four», cf. La última carta de Rimbaud, Intemperie, Santiago, Chile, 1995, "El paso", pp. 21-30 [si "algo pasa" en la escenografía del San Gotardo, sigue pasando, allí donde un baqueano podría cambiar el curso del Rin o del Ródano con una mano, de otro “castellano”, datado en París, rue de l'Enfer, Chateaubriand mismo, descongeladura de nombres ex-pre-facto: "Sur le plateau du Saint-Gothard, désert dans le ciel, finit un monde et commence un autre monde: les noms germaniques sont remplacés par des noms italiens"; Mémoires d'outre-tombe, IV]. Y etc. (cf., de Patricio Marchant, «Atopiques», «etc.» et «indiens spirituels», traducción de Benjamin Sablereau — hay contraducción, inédita vuelta al castellano, de Isaac de Entrambasaguas —, retorno al poema "El regreso" — de Mistral, de Neruda, del Neruda de la Mistral ["El poeta, eterno ángel abortado, busca la fiebre para suplirse su elemento original. Ha de haber también unos espíritus angélicos de la profundidad, como quien dice, unos ángeles de caverna o de fondo marino...", G. M., "Recado sobre Pablo Neruda"], sin data e inédito a esta fecha).

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No conocí, en persona, a Ángel Escobar. Cuando pasó, vivió, en Chile, deambulaba yo fuera, fuera de Chile y dentro, en Latinoamérica. En La Paz, primero, enfrascado, aproximación de veras bastardobscena a la escena, la permanentemente advenediza, con la lengua aymara o jaqi aru, donde, baste esto por ahora, al menos hay tres ‘nosotros’, Zacarías Alavi, yatiri y/o yanani surti (suerte), la escritura de Jaime Saenz — su "saco de aparapita" y, en Bruckner, no el "Ajeno" sino el "Extraño" — y, también, amistosa porfía, en Cochabamba, "Un pajarillo llamado «Mané»", Luis Antezana. Luego el Nordeste, la Amazonía, as treis fronteiras, Boyacá, Mitad del Mundo, etc. Zonas tórridas, figuraríanse, trópicas. No conocí a Ángel Escobar en persona, digo, andaba fuera, no tanto en la vía pública, acaso en la extra vía. Creo que fue Verónica Zondek — haber compartido un viaje a Montevideo con él, unas lecturas — quien me mencionó por primera vez su nombre, sus textos. Así que cuando, mucho después, hace algunos meses, Damaris Calderón me pasó por mano, en persona, una invitación de Ana María Jiménez a este encuentro, no tanto para mí, sino para Andrés Asjen, pensé que difícilmente ese otro habría de sustraerse a esta trópica, nominal, cita.

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Regreso a La vía pública, a este estar del Ajeno a la intemperie; regreso, y más de uno, regresos, a este estar fuera de casa. Estar fuera de casa como estar fuera de lengua, allende el idioma llamado propio, allende la lengua llamada materna: ajenía en otro idioma, extrañía en otra lengua. Pero este como del estar fuera de casa como estar fuera de lengua no sería cualquier como, un como sin más, un como como tantos y tantos otros. ¿Pues no hay acaso, antes que cualquier experiencia del como sea posible — como comparación o identificación, equivalencia o semejanza —, no hay acaso antes, pero en un antes no medible por reloj ni cuenta alguna, pues antes que el reloj y el instrumento, un estar que, como el "estar" mismo y como el "como", está ya en la estancia (in/familiar) de una lengua? Esta domesticidad inquietante del llamado idioma propio, domicilio de la llamada lengua materna — llamémosla por ahora entre nos, sin mayor dilación, la "castellana" —, erigiría algo así como una "pared" o un "muro", establecería unas herméticas "puertas" como un foso infranqueable para el Ajeno, su indócil lengua — llamémosla por ahora, "ajena", no necesariamente, pues, “paterna”. En La vía pública hay una serie de fragmentos — citas epigramáticas, casi todas — en que aquella comparece, extramuros, fuera del dominio o domicilio de la castellana. La pared, el muro, las puertas y el foso, todo lo que impedía el paso a la casa, a la familaridad de lo propio y lo doméstico, a la lengua materna convertida en castillo o fortaleza inexpugnable, bruscamente oscila, torna y retorna, se alteran signos, se alteralían, se desploman acentos, se aligeran, se covierten. Pues es precisamente la experiencia de tal foso o abismo entre lenguas (incluso, ya se ha visto, se verá o no, al interior de una y misma lengua; con lo cual toda lengua es, al menos, de entrada, bilingüe, bífida y/o viperina) lo que impide que una, aquí, la castellana, se apropie sin más de la lengua de otro u otra, tal lengua ajena; la traducción puede ser también, es por momentos, ritual de devoración, grafo- o logofagia (y tal vez, tal vez, no hay traducción, no haya habido eso que se da a llamar habitualmente, sin decir agua va, traducción, sin cogollo, sin una pizca de degustación lógica, logicográfica, salud, pichintún y mastique). Es como si, aún con la lengua afuera, "impávidos los goznes de la casa", el Ajeno se las arreglara para sacarle aéreamente la lengua a la casa-fortaleza inaccesible, castellana. La primera incursión, enigmática, de otra lengua en La vía pública, una cita de Jacques Prévert (p. 8), tal vez da ya el tono, o bi-tono, a este estar con lengua fuera, del Ajeno, su no dar más, su "no poder ya más con los nudillos" y, a la vez, sacando la lengua, estupor desinstruido, escarnio a la lengua presumiblemente única, la del "Perfecto" acaso (pp. 72-73), impenetrable, la inexpugnable castellana. Firma Prévert, habla “la ajena”, de entrada, lengua franca: "N'y va pas / Tout est combiné d'avance". Los versos: inicio del poema Le combat avec l'ange [El combate con el ángel]; y Ángel Escobar volverá a él, con traducción, in "Mente rota", primer paso de Abuso de confianza. Pero en La vía pública, N'y va pas / Tout est combiné d'avance, la frase, doble frase, intraducida esta vez. A esta intraducción, no necesariamente, pues, intraductibilidad o impasse, fragmentaria...

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Estar fuera de casa: estar del Ajeno, su lengua fuera de lengua. ¿Cómo llamar al Ajeno, fuera de lengua, su lengua, allende, aquí, la castellana? ¿Llamarlo en otra lengua? ¿Pero, entonces, sería acaso él mismo, el mismo Ajeno: mantendría su "identidad", la perdería irremediablemente en el transcurso? ¡Inas...! No sería el mismo, cierto, si lo mismo lo entendemos como la unidad estable o permanente de lo igual sin más — esto es, si permanecemos cautivos de una comprensión metafísica de lo mismo, etc. [¿Inas...? "Das Schwierige liegt in der Sprache. Unsere abendländischen Sprachen sind in je verschiedener Weise Sprachen des metaphysischen Denkens", M. Heiddeger, "Todtnauberg... am 24. Februar 1957"]. Sí sería el mismo, y para el entendimiento dominante paradojalmente el mismo (otro mismo), si, allende o aquende la metafísica entrevista, entendemos que "lo propio" de la identidad es su estar de entrada burilada y diferida por (la) diferencia, juego y/o yugo (coyuntura), interdiferencias, y que no hay, entonces, identificación posible, aun de paso, sin horizonte de diferenciación, o diferiencias (mucho le pese a Bello, homónimo: "Debe decirse diferencia y no diferiencia, como se dice generalmente en Chile"; ‘Advertencia sobre el uso de la lengua castellana’, El Araucano, Santiago, 13 de diciembre de 1833). La unidad del Ajeno, su estar aislado si se quiere, no se da como la unidad de lo indiferentemente idéntico, indiferente e indiferido —como su estar de archipiélago o fragmento por venir se daría.

¿Cómo llamar al Ajeno entonces, al fuera de casa, y lengua afuera, ahora, allende la lengua castellana? Por ejemplo, meridianamente por ejemplo, en la lengua del meridiano que aquí fragmentariamente retrazando cotrazamos: en la lengua de Der Meridian — llamémosla, aquí, lengua meridiana — el Ajeno se llama, lo llamo, su nombre, (das) Unheimliche. Llamar — al Ajeno, convocarlo, nombrándolo —: unheimlich, das Unheimliche, conlleva sus riesgos, qué duda, riesgos también del Ajeno en La vía pública, que no nos son — nanaka qilqapxta — enteramente ajenos. Comenzando porque esta palabra, este adjetivo aquí nominalizado, no acostumbra ser traducido, a la lengua castellana, por "ajeno". Traducir "el Ajeno" por das Unheimliche sería, pues, traducción inusitada, extraña o extrañante, sospechosa incluso, una traducción, ella misma, algo, pues, unheimlich. Quienes están familiarizados con la llamada aquí lengua meridiana, no más sea ein bisschen (y, por lo demás, bastaría con tomar un manual o diccionario), sabrán que lo acostumbrado es traducir unheimlich por intranquilizador, inquietante, sospechoso, siniestro, infamiliar, extrañador u horrible o, simplemente, desacostumbrado, y no por ajeno. Unheimlich: una palabra si no con prosapia, al menos recurrente, carreteada. Y si Heidegger, entre otros, la convoca a menudo, y en especial en Sein und Zeit, en el contexto del análisis del temple de la angustia (J. Gaos, 1951, da unheimlich por "inhóspito" y J. E. Rivera, 1997, por "desazonado"), es posiblemente Freud quien, en el siglo XX, mejor cala o cata, el mote. Sabido: el llamado "padre del sicoanálisis" llamó precisamente Das Unheimliche a un célebre ensayo suyo, datado en 1919, en que, a partir de cuestiones de índole estética y de creación literaria, expone una detallada indagación de la prolífera significación de la palabra unheimlich no sólo en alemán sino también en traducción a algunas otras lenguas europeas. Aunque próximo, el Ajeno como "ajeno" no está convocado en ese texto; el Ajeno permanece ajeno a das Unheimliche freudiano (no así lo "sospechoso", "de mal agüero", "lúgubre" y, acaso sobre todo, "siniestro"). Con todo, hay un par de momentos del análisis de Freud que son notoriamente pertinentes no sólo para “nuestra” traducción meridiana del Ajeno, su estar afuera, en otra lengua, allende la castellana, sino también para catar sus pasos y pasajes en La vía pública, por caso. Por una parte — parte que marcará a la otra —, al indagar acerca de los usos de la palabra, Freud llamará la atención acerca de que unheimlich es una palabra que tiende a la ambivalencia, al punto de llegar incluso a coincidir en ciertos contextos con su contrario (heimlich); esto es, lo más inquietante y extrañador coincide, puede coincidir, con lo más familiar e íntimo. Por otra parte, Freud interpretará la experiencia o el sentimiento unheimlich como síntoma del regreso, del regreso o retorno de aquello que ha sido reprimido [die Verdrängung; de verdrängen, ‘reprimir’, pero también ‘expulsar’, ‘desalojar’ y, marítimo, ‘desplazar’]; vuelta del deseo que estaba ahí, en el “inconsciente”, su lengua, desde hacía tiempo — de ahí su lado familiar — pero que la propia represión, desalojo, volviera extrañante, siniestro, ajeno. En otras palabras, el regreso de lo desalojado se daría asimismo por desalojo, por despoblado, por desplazamiento (Verdrängen; Verschiebung, ‘dislocación’, ‘traslación’). Dicho esto: lo más unheimlich de la cuestión no sería tanto entonces el regreso de lo reprimido, sino que la experiencia del regreso puede coincidir — das (Un)Heimliche oblige — con la propia experiencia de la partida. Si el Ajeno, su estar desalojado, fuera, de veras se deja llamar, lengua afuera, das Unheimliche, habríamos de calar, recalar, y de partida, el vértigo, por momentos inaudito, del nombre, su llamada, oscilante. De partida: el Ajeno, su estar fuera de casa; das Unheimliche, su estar privado (Un-) de Heim, ‘casa’, ‘hogar’, ‘solar familiar’, ‘sitio natal’, ‘morada’. Ni siquiera un allegado sería: simplemente a la intemperie, desalojado, fuera de casa y de lengua, fuera de casa porque fuera de lengua, sin lengua propia, entonces, lengua "prestada" — diría, más tarde, p. m., su prestancia —, lengua sin lengua, inapropiable — meridiano: Ajeno.
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* Un primer esbozo de estos pasajes fue enviado a Ana María Jiménez, presidenta del comité organizador del Coloquio en torno a la obra de Ángel Escobar (Guantánamo, 1957, La Habana, 1997), realizado en La Habana, entre el 12 y el 14 de febrero de 1998. A. Ajens.

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viernes, 13 de abril de 2007

TRES POEMAS DEL LIBRO Punto Negro (1994-95. La Habana) de L. Santiago Méndez Alpízar / Chago.






Tre poemas del libro inédito PUNTO NEGRO de L. Santiago Méndez Alpízar / Chago





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PLAZA ISABEL II

Al centro de la plaza
------la glorieta
------ la glorieta

Kiosco Pando 1909

Al centro de la plaza
los demonios

Los niños que van a morir
junto a la banda de música
Música desde el centro de la plaza y
hacia las cuatro costillas del pueblo

Al centro de la vida
------ la glorieta

Kiosco Pando 1909

La banda música y
los niños que hacen la suerte más alegre
con los viejitos del baile

Al centro del poema
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Es costumbre en los pueblos de provincia la afluencia de los vecinos hacia la Plaza o Parque y reunirse en grupos de amigos o conocidos. Todo pueblo de provincia que se respete tiene por ende un Parque o Plaza en el que existe una Glorieta. En la misma la Banda Municipal (antiguamente Retreta) interpreta u ofrece lo que dan en llamar: Conciertos Didácticos. Un detalle curioso es que las personas no se complacen en escuchar la música ni en conversar sentados y emprenden en dichos grupos a girar alrededor del Parque. No utilizando el espacio de éste sino la calle.
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Para mejor entendimiento:





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DISCURSO
Primer Poema Fuera de Libro



Pulsa la memoria
Encaja en los sonidos
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De palma a sombra
se retuerce en la infancia

El charco y la mejilla posándose

A esta hora suelo ser uno más
de los normales

Retroceso
Líneas paralelas
Comienzo y fin

Descensos que pulsa la memoria

y yo

encajado en los sonidos más usados
del poema


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SEGUNDO POEMA FUERA DE LIBRO

Corre la suerte
y la sangre ha de andar

Fénix
Fénix nada atormentado
Por las ganas de ser y de dejar de fingir

Corre mi sangre
y no soy más que cenizas

Aquí estoy
solo vuelo en estas nubes
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Tarde y tiempo
y ceniza
de ave que calla y no sigue a ser pájaro

Hambre ésta
Tardía hambre
y costumbre de arrancarme el corazón
como en un juego
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-----/juego éste el de jugar con
corazón a estas alturas/

El mar
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------/ Delfín que me aplasta /

tiempo que sobra
y no demora en vitorear el tiempo que no

Viento y ave se deslizan
sobre las agudas venas que me faltan

A tanto esperar
No soy más que tiempo

A tanto mar
no alcanzo
---
----acaso-
ser delfín de los cuatro vientos

Tampoco pregunto
ni pregunté

Nadie asomó

El polvo hizo su ventana
y los muros tardaron en encender sus vistosas
aguadas

Guardado está

Socorrido el S.O.S
no es la visión
del que lanza el primer aldabonazo
para llegar al puerto más cercano

No

Es el guerrero

Miedo
miedo de la tardía hambre que soy
miedo de no ser nunca más el vuelo
y soñar con el sueño y la ceniza

Corre la suerte
y la sangre ya se escucha
La sangre que siempre termina
que siempre trae el punto
y final

La sangre que siempre…

Fénix /
--
a qué resurgir
a qué ganar el cielo
a qué parirse
si la muerte es círculo vicioso
y la sangre ya se escucha /

Tampoco pregunto
Aquí estoy

A tanto esperar
no soy - acaso –
Delfín de los cuatro vientos

A tanto mar no llego a la espera

A tanto miedo

Corre la suerte
----y la sangre
---------y la ceniza
------------y el tiempo y…
Fénix
el mar es un cristal roto en los ojos
del delfín----

Delfín que muere por nadar el cielo
y no llegan tus cenizas
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------ ¡¡¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!!