viernes, 30 de octubre de 2009

Margarita García Alonso: "Las llaves de la noche" Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal

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Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal (Ojocaliente, Estado de Zacatecas, México, 28 de octubre de 1930- La Habana, 12 de Noviembre de 1988)
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-------------Las llaves de la noche
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-Por Margarita García Alonso
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Fayad Jamis tenía los dientes como un comedor de caña, parejitos. Las manos enormes y cuadradas, un bigotico de don Juan, los pelos muy negros; la risa socarrona, los pies planos y grandes, los ojos tiernos o feroces, según a quien mirara, la nariz de “zapatico viejo” –solía decir- ; y se desplazaba situando puntos cardinales.
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Era presencia, imponía una estructura imantada, un karma muy anciano y sabio. Ni se justificó, ni pidió plazas, nunca. Estaba con su fiereza de niño que en una trastienda de Aguascalientes, donde su padre libanés guardaba y cortaba telas, desde ahí, medía pasiones y hombres con la misma vara.
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Pocas veces cortó y cuando fue el caso, sangró en la herida.
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Bañarse en las pocitas de Guayos, junto al enorme seboruco que su padre levantó en una competencia de brutos, fue el estreno y la primera fama tras descender del barco que les refugió en la isla de Cuba. Estaba marcado, era un fugitivo, un errante de los exilios.
Con su mamá aprendió a silbar, siempre lo hacía. Chiflaba y el sonido recorría los pasadizos del Vedado. Por y para ella había aprendido la letra de boleros melosos, -un día haría un disco con Otto Fernández, Marrero, Tomas Álvarez, Alcides…a su memoria- ; por ella buscaba en la cabellera de las muchachas el olor a limpio de los jabones amarillos.
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Todos los meses recordaba que tenía tumba en el centro de la isla, y que no podía ir a ponerle flores. Pensaba que debió en un tiempo tener muchos primos en una ciudad arrasada completamente, en el Líbano. Le intrigaba su árbol genealógico como si fuera la causa de no poder adaptarse a tener familia. Dulce de leche muy azucarado y un té a la menta amargo se ligaban con los tostones. Me dijo que hubo de batallar para saber de dónde era, y se sentía cubano “tirado”
Tenía sus muertos -los complacía como en las tradiciones maternales- Hasta les nombró en la novela ¿Dónde están las buenas personas? que pasé a máquina y debe dormir en un armario de cualquier funcionario de la Habana.
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Tenía amigos, quienes seguían sus zancadas, su apetencia, su gusto por el café, el vino, la charla, las horas buscando el tipo de papel que mejor iba a un verso, o las risotadas tras un humor finísimo, aguja y dedal de inteligencia. Tuvo enemigos a quienes fue dando la mano, porque yo encontraba ridículas y desfasados los motivos de ruptura. Estaba marcado, había sido muy pobre y solo concebía en los Hombres la riqueza de ser bueno.
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Cuando viví a su lado estaba acabando la escasez en cuartuchos, e iba en camino de ser un coleccionador de cuadros, cerámicas negras, y libros, muchos dedicados por el autor, en primeras ediciones que encuadernaba en piel y letras doradas. Su biblioteca era inmensa y aun así, envidiaba cualquier tomo que no tuviera.
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Todo estaba en que decidiera sacarlos de las cajas que se amontonaban hasta el techo. Todo estaba en que firmara renuncia con relaciones exteriores y volviera a la poesía. Todo estaba en que admitiera que ya no era el huraño lobo solitario - había largado a una enamorada porque quiso ponerle un botón a su camisa-…
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Lo hicimos y nació la casa planeta. Hubo cómplices, Omar Pérez, Carlos Augusto Alfonso…quienes se hicieron pasar por carpinteros para levantar las bibliotecas. Hubo muchos viejos poetas de alcahuetas protegiendo nuestra unión, hasta un médico, Moreno del Toro, para que no nos diera un síncope de la emoción.
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Recortaba fotos y artículos; coleccionaba invitaciones, cartas y papeles de todo tipo. Cuando hablaba garabateaba y le salían bichos, ciudades. En los sobres de la correspondencia ha quedado ese savoir faire entre tinta china y óleo donde se mezcla el bestiario imaginario de todas las culturas que le fomentaron en único. Su trazo, a la pluma negra antigua, con punta afilada era intenso, como un desgarrón; en su técnica estaba sombrear al máximo y solo después, cuando la furia pasara, darle color, iluminar la obra.
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En los grandes formatos se sentía libre de trazar estrellas o manchas, era en el mediano donde florecía la composición barroca, el símbolo. Estaba marcado por las sombras. Trabajaba de noche, de madrugada.
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Fumaba tabacos y sabía hacer círculos de humo, tenía un cojín morado y un sillón para recibir -ahí nadie se sentaba- excepcionalmente, yo.
No sabía encender la cocina, echar a andar la lavadora, ni cambiar un bombillo. No sabía terminar un grabado -o sí que sabía- pero se acumulaban en la mesa para el día en que debía entregarlos en la Habana vieja.
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Impecable en su guayabera azul cielo, yo manchada de pintura fresca, llena de papelitos, mensajes, recados que él me dibujaba por una hora de ausencia.
Le regalaron, sin dudas, el permiso de conducir. No sabía de dineros, cuentas, ni siquiera que había que inscribirse para tener alimentos. Julia o Ada quienes ayudaban en las labores de casa, siguiendo un consejo preciso nada tocaban, a no ser el trillo del pasillo.
Fayad tenía la creencia que el polvo protege, que si se abren puertas, se escapaban las cosas que amaba.
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Pero sí sabía contar de Orígenes, quien era aquél poeta, de cómo se creo una colección, o una revista, de cómo Bretón le apadrinó para su exposición en Paris, o Nivaria le acuchilló las telas, o Retamar se peleó cuando él le quitó una novia… ahí desacralicé el mundo…entendí poemas en francés, en inglés, supe de geografías, de biografías -de Mahoma tenía, por lo menos cinco-. Le gustaba leer en voz alta, no levantaba los ojos, recitaba con delectación su obra, o poemas de otros, enfatizando los saltos de verso con leves movimientos de la mano.
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Sabía escribir en una máquina de cuatro patadas y mucho a la mano y describir y corregir. Con el poema era diferente, se pegaba, al buril con las palabras hasta que consideraba llegar a un punto de no regreso. Entonces los databa, precisando hora de comienzo y de final. Como en una maternidad, poema a poema.
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Cuando le conocí ya había escrito textos memorables; su nombre se estudiaba en manuales de escuela. Se había casado y divorciado dos veces, la tercera ocasión la viví en situación y escandalosa repartición de bienes, por poquito se muda a Matanzas. Contaba con cientos de ex amantes, hasta con una bailarina que se suicidó... En la puerta de casa dejaban cartas, girasoles, aviso de pasaje, golosinas...
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Estaba marcado para el amor, a palos marcado.
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Le asustaba la inocencia y me educó el gusto, el paso, el trazo, la mordacidad e ironía que deben agitarse con bondad. El tono de su voz era refinado y pleno de nobleza. Estaba marcado como un ahorcado delante de un café, por la fe y la creencia.
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Conoció el infierno de recorrer pasillos de hospitales, donde vimos niños desfigurados, seres que parecían mutantes con tintas rojas que delimitaban las radiaciones; conocimos tardes en que el suero entraba lento y devolvía el poema, el escupitajo del toro, mientras caía su pelo, en un reguero interminable de pérdidas por la casa.
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Conoció la tristeza de saber que se iba y teníamos cajones aún por abrir, textos mecanografiados; el tórculo que entendió que debía darnos una alegría, daba pruebas de equilibrio, las ediciones Vigía tendrían el apoyo de esta imprenta; estaba claro que publicaríamos a media Cuba…y éramos una “pareja de libros”- “el maestro y margarita” de Bulgakov se paseaban por San Lázaro camino al Almejeiras…-decía con ironía-.
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La maqueta del museo de pequeño formato, la fundación en Guayos, reposaba bajo la lámpara Art Nouveau, que otra vez, se había desarmado, y que repararíamos después de la mudanza, el viaje a Nicaragua, quizás vivir lejos, lejos… vivir.
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Nos habían abandonado, nadie quería verlo morir. Dios, que solos estuvimos con la muerte.
Fayad decidió hacer prueba de hombría e ir perdonando antiguas batallas líricas, afectivas, romper las destempladas lanzas de ex funcionario y perdonarse con humildad.

-Le quedaba irremediablemente una falta, esta criatura.
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En la foto arriba, Margarita con Fayad
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*****Mis vivencias con El Moro están recogidas en la novela Amarar, que si dios salva, se publicara un día.
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jueves, 29 de octubre de 2009

Arístides Vega Chapú: "El Moro" Edición especial dedicada a Fayad Jamís Bernal

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Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal (Ojocaliente, Estado de Zacatecas, México, 28 de octubre de 1930- La Habana, 12 de Noviembre de 1988)

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El Moro
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Por Arístides Vega Chapú
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Había leído todos sus libros publicados. Me sabia algún que otro verso de esos poemas que, sobre todo en los ochenta, nos sirvieron de himno tal y como lo fueron entonces las canciones de Silvio Rodríguez.
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Había visto innumerables reproducciones de algunos de sus cuadros más reconocidos y había permanecido horas frente a los que en el Museo Nacional de Bellas Artes llevan su firma.
Desde pequeño había escuchado que aquel famoso hombre era nuestro paisano. Su padre y mi abuelo se habían reconocido en Cuba como emigrantes árabes recién llegados a una isla de la que ninguno de los dos saldría nunca más.
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Viví en la ciudad de Matanzas varios años. Allí conocí a Margarita. A la que nadie presentaba como la esposa, o compañera, o amiga de Fayad Jamís.
Era tan simpática, inteligente y sociable que ella por sí sola ganaba amigos y abría puertas sin necesidad de hacer saber su parentesco con figura tan reconocida.
Por ello demoré en saber que era la compañera de uno de mis poetas preferidos entonces, de mi paisano Fayad Jamís.
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Una mañana que me disponía a viajar a la Habana desde la ya oscura, desvencijada y descolorida Terminal de Matanzas, apareció Margarita con un paquete de medicamentos que debía llegar a manos de Fayad, ya enfermo de esa dolencia que se apoderó de su valiosa vida.
El plan de ella era bien simple. Entregaría el paquetico de medicinas a cualquier chofer, el primero que saliera para la Habana y Fayad lo recogería en la terminal de la Habana.
Un plan certero y posible hasta que me divisó en medio de las muchas personas que siempre aguardan en una terminal. Y puso en mis manos las medicinas que quedé en llevarlas hasta el mismo apartamento del Moro, en el Vedado.
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Sin saberlo Margarita me había dado la posibilidad de conocerlo personalmente.
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---Lo primero que hice apenas toqué a su puerta y él mismo la abrió fue hacerle saber que eramos paisanos. Fue suficiente para que Fayad me permitiera ver sus cuadros recién terminados y aún expuestos en los atriles en que los creaba, hurgar entre sus amplísimos libreros, ver con el deslumbramiento que a los veinte años no se oculta su valiosa colección de artes y hasta me mostró el cómodo apartamento invitándome a sentarme en su terraza en la que reposaba, sobre una mesa de centro, una deslumbrante vajilla mexicana.
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---Conversamos sin prisa, me leyó un poema recién escrito, que el deslumbramiento que me produjo aquella visita me hizo olvidar su título, tomamos café que él mismo hizo, para pasada las tres o cuatro horas asegurarme que había sido una espléndida mañana que él esperaba se repitiera.
Pocos meses después Fayad Jamís, el Moro, murió. La vida solo me había concedido esa único encuentro. Desde entonces estoy seguro que si existe el más allá una de las primeras visitas que me prometo es la que le haré, sin dudas, a mi paisano Fayad.
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En la foto arriba, Fayad Jamís con su hija Laura en La Habana. Cortesía de Maragarita García Alonso.Foto de AVCHapú., tomada de la Web.
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ARÍSTIDES VEGA CHAPÚ: (Villa Clara, 1962) Poeta, narrador y promotor cultural. Ha publicado trece libros de poesía: "Breve estancia de Cristo en la ciudad de Matanzas" (1989), "Finales de los años" (1993), "Últimas revelaciones en las postales del viajero" (1994), "La casa en el monte de los olivos" (1996), "Retorno de Selim" (1999). “El riesgo de la sabiduría” (2000). “El signo del azar” (2002), “De lo que se supone” (2002), “Días a la deriva” (2002), “Mensajes del pan” (2003), “Sagradas Pasiones” (2005), “Después del puente sobre las aguas” (2007) y la antología personal “Que el gesto de mis manos no alcance” (2008). Su novela “Un día más allá”, fue publicada por Bluebird Editions. Reside en Cuba.
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miércoles, 28 de octubre de 2009

Manuel Vázquez Portal: "Cartas estrujadas" Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal

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Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal (Ojocaliente, Estado de Zacatecas, México, 28 de octubre de 1930- La Habana, 12 de Noviembre de 1988)
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---------------Cartas estrujadas
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-Por Manuel Vázquez Portal
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Fue el poeta y traductor David Fernández Choricián* –que para entonces firmaba sólo como David Chericián-quien me presentó a Fayad Jamís. Y fue Fayad Jamís quien me habló por primera vez del poeta francés Jacque Prevert. Aún recuerdo su voz grave diciendo:
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Trois allumettes une à une allumées dans la nuit
La premiére pour voir ton visage tout entier
La seconde pour voir tes yeux
La dernière pour voir ta bouche
Et l'obscuritè tout entière pour me rappeler tout cela
En te serrant dans mes bras
.**
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Chericián y yo salíamos de la cafetería Wakamba. Habíamos ido a almorzar. Era la época en que todavía se podía pedir allí un filete de pescado orly con papas hervidas aderezadas solamente con sal, aceite y perejil. Fayad había desembocado en la calle O proveniente de 23. David saludó. Aquel señor me parecía conocido. Tenía la sensación de que en algún sitio habíamos coincidido antes o, por lo menos, había visto su foto en algún lugar. No quise terciar en la conversación. En el recién aparecido había cierto aire de distanciamiento augusto. Lo nimbaba una luz entre misteriosa, protectora y hasta algo esquiva. Me pareció notar que trataba a David con el cariño con que se ampara a un hermano menor. Y así era. Chericián venía siendo como el Benjamín de esa generación de escritores que se vio escindida por una fuerte convulsión social. No me atrevía a intervenir. O temía meter la pata. Yo era entonces un guajirito tímido, aún lo sigo siendo, aunque ya sin el diminutivo.
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David y el desconocido hablaron de París y de Ciudad México. Caí entonces en la cuenta de que el recién llegado ocupaba alguna posición importante. Eso hizo que me pusiera alerta. Ya los funcionarios de mi país comenzaban a serme sospechosos, a provocarme una angustiosa urticaria. Y, aunque de aquel hombre emanaba cierta sedancia espiritual ajena a los apparatchik con que había tropezado, no pude evitar la tensión y la alarma.
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Quizás pensé que debía despedirme elegante, cautelosamente y marcharme sin preguntar. Pero, tal vez rectifiqué mi postura –que hubiera podido interpretarse como un acto de mal gusto- y permanecí en silencio. Fue cuando David se percató de que yo no conocía a Fayad y tuvo la cortesía de presentármelo. Al estrecharnos las manos nos miramos fijamente y, quizás, la raíz campesina mutua borró mis suspicacias para darle paso a una leve pero nunca simulada cordialidad.
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Apenas me dijo su nombre se me hizo claro de dónde provenía mi impresión de que lo había visto antes. Había leído Los puentes y La pedrada. Había conocido sus dibujos impulsado por la impronta que dejó en mí la portada que pintó para la primera edición cubana de Paradiso de José Lezama Lima, y había participado en discusiones donde unos lo despellejaban y otros lo ensalzaban –mis amigos poetas de entonces se dividían entre los que seguían su línea circunstancial que lo hacía parecer una especie de Paul Eluard del trópico y los que buscaban su arista más esencial que lo vinculaba con Rimbaud, Valery y Prevert- y trataba de olvidar que había leído también Por esta libertad y Abrí la verja de hierro, lo que me lo ubicaba en esa tendencia de la poesía tribunicia y de barricada que allá en las sabanas del Camagüey nos hacía refugiarnos en una lírica más telúrica y de símbolos autóctonos que nos alejara de tanta pólvora y trenos.
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Pero de lo que sí estuve convencido desde el primer estrechón de manos fue de que era un hombre y un poeta auténtico. Mientras esa ardorosa poesía de trinchera, en otros rezumaba oportunismo, en él venía desgarrada de su propia memoria atormentada. Creyó. Y como creyó escribió. Si se equivocó fue resultado del hechizo engañoso que arrastró a muchos. En su verso militante palpitaba, aunque forcejeando, la poesía verdadera. No era el verso de compromiso adquirido con la intención de trepar. Fayad fue primero, y siempre, poeta; luego funcionario. No era de los que se enrolaban en la poesía para conseguir ser funcionario, o viceversa, de los que se enrolaban en labores de funcionarios culturales para llegar a poetas. Fayad creía en la utilidad de la belleza y en la grandeza humana. Creo que en su generación lo acompañan no sólo los abanderados del estruendo y la presea sino también aquellos que indagaban en las resonancias de la elevación espiritual. Fayad es un poeta escindido porque su circunstancia también estaba dividida. No es hora de ajuste de cuentas, es hora de apropiarnos de lo elevado que nos dejó y de recordarlo como era en su verdadera dimensión.
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Lean conmigo este poema:-
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-----El ahorcado del café Bonaparte
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Para no conocer los abismos del humo
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para no tragarse los periódicos de la tarde
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para no usar unos espejuelos cubiertos de sangre o telaraña
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El que estaba sentado en un rincón lejos de los espejos
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tomándose una taza de café no oyendo el tocadiscos
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sino el ruido de la pobre llovizna
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El que estaba sentado en un rincón lejos de los relámpagos
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lejos de los leones morados de todas las guerras
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hizo un cordón con una hoja de papel
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en que estaban escritos el nombre del Papa el nombre del Presidente
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y otros dos mil Nombres Ilustres
y a la vista de todos los presentes

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se colgó del sombrerero que brillaba sobre su cabeza
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El patrón del café salió bajo su capa negra en busca de un policía
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Armstrong cantaba sin cesar la luna había aparecido
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como una gata furiosa en un tejado
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Tres borrachos daban puñetazos en el mostrador
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y el ahorcado después de mecerse dulcemente durante un cuarto de hora
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con su voz lejana
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comenzó a pronunciar un hermoso discurso:
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"Maintenant je suis pendu dans le Bona
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La lluvia es el cuarzo de mi miseria
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Los políticos roen mi bastón
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Si no me hubiera ahorcado moriría
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de esa extraña enfermedad
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que sufren los que no comen
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En mis bolsillos traigo cartas estrujadas
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que me escribí yo mismo
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para engañar mi soledad
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Mi garganta estaba llena de silencio
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ahora está llena de muerte"
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"Estoy enamorado de la mujer que guarda las llaves de la noche
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Ella se ha mirado en mis ojos sin saber quién he sido
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Ahora lo sabrá leyendo mi historia de hollín en los periódicos
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Sabrá que me llamaba Louis Krizek
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ciudadano del corazón de los hombres libres
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heredero de la ceniza del amanecer
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He vivido como un fantasma entre fantasmas
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que viven como hombre
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He vivido sin odio y sin mentira
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en un mundo de jueces y de sombras
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La tierra en que nací no era mía
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y tampoco el aire en que reposo
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Tan sólo he poseído la libertad
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es decir el derecho a sufrir a errar
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a ser este cuerpo frío
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colgado como un fruto
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entre los que cantan y ríen
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entre una playa de cerveza
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y un templo edificado para adorar el miedo
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La mujer que guarda las llaves de la noche
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sabrá que me llamaba Krizek
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y que cojeaba un poco y que la amaba
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Sabrá que ahora no estoy solo que conmigo
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va a desaparecer un viejo mundo
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definitivamente borrado por el alba.
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Así como la niebla a veces aplasta
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las flores del cerezo
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la muerte ha aplastado mi voz"
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Cuando el patrón volvió con un policía de lata y azufre
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el ahorcado del café Bonaparte
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ya no era más que el humo tembloroso de un cigarro
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bajo el sombrerero
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sobre una taza con restos de café
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Porque todos traemos en los bolsillos cartas estrujadas que nos escribimos para engañar la soledad y es mejor acompañarnos de lo hermoso.
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*El poeta David Chericián firmó su primer libro de poemas La onda de David como David Fernández. Luego es que cambia para David Chericián. Chericián proviene del apellido armenio Choricián.
** Poema de Jacque Pevert París por la noche.
En la Foto de arriba: Fayad Jamís y su hija Laura en La Plaza de Armas, Habana Vieja. Cortesía de Margarita García Alonso.

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Manuel Vázquez Portal (Morón, 1951) Poeta, narrador y periodista. Ha publicado: A mano abierta, Del pecho como una gota, Cantos iniciales, Fábrica de antojos, Amar a fondo, Una guerra por los sueños, Celda número cero, Escrito sin permiso, entre otros. En abril de 2003 fue condenado a 18 años de cárcel por ejercer el periodismo de manera independiente. Fue liberado en 2004 por razones de salud. Ha recibido el Premio Internacional de Libertad de Expresión del CPJ y el Premio Internacional de Libertad de Expresión "Hellman Hammett" que otorga Human Rights Watch. Actualmente reside en Miami y escribe una columna semanal para El Nuevo Herald.
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martes, 27 de octubre de 2009

Ángel Collado Ruiz: "A Fayad Jamís"

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Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal (Ojocaliente, Estado de Zacatecas, México, 28 de octubre de 1930- La Habana, 12 de Noviembre de 1988)
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A Fayad Jamís. El Maestro. Amigo de sus amigos, a su memoria y a su vida.
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Por Ángel Collado Ruiz
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Te conocí una tarde entre libros de segunda mano. Un viejo libro esperaba por mí, como esperan los niños, que alguien los devuelva a su casa cuando andan perdidos. Estabas allí, gastado en tus hojas de papel reciclado, en tu portada blanco y negro. Estabas en él titulo y en el nombre. ¡Tú nombre!
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Así me pasó con muchos que conocí en aquellas tardes del Vedado, entre los ir y venir de pintores, escultores, poetas, escritores, ¿acaso ser poeta no es ser escritor?, Poesía es pasar sin ser visto en las alas de un viento que nos transporta sin asombro, ni vestigio de idea, eternamente.
Antes cuando alguien nos presentó cortésmente, un segundo tardó tu mano en alejarse, a medias, sin saber quien eras, como suele suceder, tal vez mas preocupado por decir mi nombre, que por recordar el ajeno, y este turco, qué hace, pregunté. Luego supe que no eras turco, eras mexicano. -
Lejos estaba México de mis pensamientos habituales. Es poeta y es mi amigo.
La tarde cae despacio, él frió habitual de Zacatecas me hace ir por un café.
Llevo conmigo el trofeo, lo sabes, eres en lo inexplicable, una compañía.
Otra vez el viejo amigo de mi amigo se atraviesa en mi camino.
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Ante un café, solitario leo, devoro uno a uno los versos, cierro los ojos trato de imaginarte, el tiempo ha sido tanto. Cada poema, me trae una imagen de Cuba, como si leyera un libro de viejas cartas y recuerdos de los tiempos mejores. Los que pudieron salvarnos y no lo lograron. Pero la luz que emana de tus hojas-recuerdo, es como un viaje a través del tiempo.
Donde estarás ahora amigo de mi amigo, aquel que nos presentó un día en el Vedado, en la casa de ustedes. Están muy lejos de mí.
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Pero ahora estas cerca, tengo tu presencia en unas hojas de acero que retan al tiempo y tu nombre en blanco y negro, simulando la vida.
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Cae la noche y abro la puerta de una casa que rento, en Ojo Caliente. Aún dedico un tiempo a releer algún poema tuyo. Siento al viento que golpea la ventana. Un niño que escribía versos se pasea por mi jardín. Miro afuera, la ciudad duerme apacible.
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Angel Collado Ruiz: Profesor de Dibujo. La Habana, Cuba 3 de agosto 1956. Aspirante a poeta y escritor, vivo en San Luis Potosí, México. Esta por salir mi primer libro de poemas. El mes que viene sale un poema en una antologia en España. Esta en elaboración en San Luis Potosí , una Plaquette editada por la Casa del poeta José Othón con algunos poemas mios. Vinculado a una serie de personajes artisticos de Cuba, por obra de la suerte. Amigo de alguno de ellos. Estudie Modelado Mécanico y Dibujo Técnico en el Instituto Tecnologico Amistad Cubano- Sovietica.
Estudie Pintura en la Academia San Alejandro. Me desempeñé como prof. de Dibujo Técnico en el Instituto Tecnologico de Ciudad Escolar Libertad. Pertenecí a la peña fotografica del casco historico de la Habana Colonial. Comencé a trabajar en el año 1975, en el Ministerio de la Industria Electronica. Como Diseñador Industrial. Actualmente ejerzo como Profesor , Instructor en cuestiones relacionadas con la Calidad Educativa y como Gerente de Ventas. Vivo asilado en México, como turista por un año, desde 1984. Continuo siendo ciudadano cubano.
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Foto de FJ., tomada de la Web
Foto de ACR., tomada de su blog.
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lunes, 26 de octubre de 2009

Sigfredo Ariel: "El Fayad que conocí"

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Edición especial dedicada al poeta Fayad Jamís Bernal (Ojocaliente, Estado de Zacatecas, México, 28 de octubre de 1930- La Habana, 12 de Noviembre de 1988)
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----------El Fayad que conocí
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-Por Sigfredo Ariel
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Fayad Jamís había estado para mí envuelto en muchas incógnitas. Su poesía me parecía contradictoria. Eran los tiempos en que el conversacionalismo era para la mayoría de los poetas jóvenes de inicios de los 80, pecado mortal. Yo no comprendía que el mismo autor de Cuerpo del delfín y Los Puentes hubiera escrito 23 y 12 o Con tantos palos que te dio la vida, poema famoso. La joven poesía era entonces tildada de escapista, libresca, hermética y muchísimas cosas más en artículos de periódicos y en oficinas influyentes. Creo que algunos rechazábamos de plano el lenguaje directo o la anécdota narrada en el poema como resistencia a aquellos ataques que a menudo sobrepasaban lo estético y se convertían en políticos.
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No sé bien el año en que Fayad vino a residir definitivamente en La Habana. Lo vi unas cuantas veces, de lejos, en el Centro Carpentier o en la sede de El Caimán Barbudo, en la calle Paseo. Jamás pensé en acercármele motu propio. En el 85 lo pusieron de jurado en un concurso de poesía que yo gané. En la premiación me lo presentó Bernardo Marqués Ravelo, hombre muy diestro en acercar a las personas. Hablamos de música, de Billie Holiday, de Charlie Parker y de Charles Trenet. Tuvo la delicadeza de invitarme a su casa para escuchar algunos discos.
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Unos días después nos aparecimos en su apartamento de 27 y O, Cira Andrés y yo. Cira llevó de regalo un flan de leche como sólo ella era capaz de hacer, confeccionado amorosa y heroicamente. -

En realidad vivíamos muy cerca de Fayad, lo que nos permitió visitarlo con cierta asiduidad durante una temporada. Recuerdo sus grandes tazones de cerámica mexicana repletos de té negro “de bolsita”, unas copitas de añejo en el atardecer o la alta noche, y algunos discos que me prestó --–el Abbey Road, uno espléndido de Ella Fitzgerald con Elis Larkins–, y un par de novelas. Nosotros soñábamos con hacer una imprenta en la Casa del Joven Creador, él se entusiasmó con la idea, nos mostró muchas de los resultados de sus aventuras como impresor, editor y diseñador, libros mínimos hechos con pocos recursos, en La Habana de los años 60, y más tarde en el distrito federal. Me regaló un ejemplar de Las lluvias, traducido por Lezama, que él había publicado en los tiempos de La tertulia.

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Lo visité en otras ocasiones con mi querida amiga Albis Torres hasta que me decidí a aparecerme solo, con cualquier pretexto, para conversar un poco, oírlo más bien. Una vez le llevé en un casete una vieja grabación de Arcaño y sus maravillas, era un danzón que se llama El moro eléctrico, porque sus viejos amigos le decían El Moro. Para mí siempre fue Fayad, y ante él me sentí siempre sobresaltado.
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Él estaba, invariablemente haciendo planes. Escribía y publicaba poemas, hacía diseño de telas y se iba al taller de la Plaza de la Catedral a hacer litografías. Había hecho instalar un tórculo para imprimir grabados en metal en la sala de su casa que no sé si tuvo tiempo de usar. Tuvo la gran suerte de encontrar amor y apoyo de todo tipo en la poetisa Margarita García Alonso, a quien le publicó un hermoso libro. Hacían una pareja cálida e inteligente. Eran felices. Fayad hablaba en tono bajo y despacio (speak low, como la canción), y pronunciaba muy bien todas las eses, tal vez por haber estado tanto tiempo en México.
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Contaba anécdotas de sus duros tiempos parisinos y de los aún más duros, cuando vivía en un cuartico en la Plaza del Vapor, sin demasiado dramatismo, intercalando anécdotas simpáticas en las que a menudo un amigo no quedaba muy bien parado. En sus conversaciones reveló algunos episodios terribles de los tiempos que luego se llamaron quinquenio gris o decenio negro. No creo que albergaba rencores. Tenía sentido del humor. Reía con deseos, pero sin estridencias.

Una noche en su casa leyó unos poemas (canciones a La Habana, decía él) que le habían publicado en la revista de la Biblioteca Nacional. Ya sé que no son muy buenos, pero tal vez sirvan para la música, dijo. Él estaba muy orgulloso de que un poema suyo se hubiera hecho popular años antes como letra de canción (Cuando miro a tus ojos veo en ellos la Patria, que cantaba Sara González). Esa velada fue lenta y extraña. Fayad estaba triste. No sé si ya le habían advertido que padecía cáncer.
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Dejé de visitarlo de pronto. Supe que lo sometían a tratamientos de quimioterapia. A veces, estando en casa de Pepe Rodríguez Feo, quien vivía en su esquina, pensaba ir a visitarlo o al menos llamarlo por teléfono, pero no me atrevía. Una mañana, bajaba yo por la calle de San Francisco, por el parque de los Estudiantes, y allí lo encontré con Margarita. Llevaba una gorra. Nos dimos un abrazo y me reprochó sonriente: Si antes me querías, era por el pelo. Yo prometí ir a verlo, llevarle no sé qué, según la malísima costumbre que tengo de prometer y luego no cumplir. No lo vi más.
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Supe de su muerte en la sala de Albis Torres. Carlos Augusto Alfonso llegó del cementerio con la noticia. Nos tomamos una botella de vino barato en su memoria y comimos algo. Luego llegaron Omar Pérez, Víctor Fowler y Bladimir Zamora. A los pocos días Alberto Rodríguez Tosca hizo un programa de radio dedicado a Fayad y me invitó. Me emocioné mucho en el estudio, quizás porque fue el momento en que caí en cuenta de que el poeta se había ido, esta vez de verdad. Por mucho tiempo a muchos nos resultó extraño pasar por la esquina de 27 y O y no pensar “allá arriba está el tipo”.
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En el patio del Segundo Cabo, hace unos meses, vi una revista en el exhibidor de la librería. Ahí estaba su cara, medio socarrona, impresa en negro y sepia en gaceta, contemplándonos. Entendí que yo (o mejor dicho, mi escritura) estaba más cerca de su poesía coloquial que la de su juventud, que tanto deslumbraba al tipo que fui a los veinte años. Me hubiera gustado hablar de esto con él. En realidad, me hubiera gustado hablar de muchas otras cosas con Fayad Jamís.
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El rostro de Fayad
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Como un galán del cine mejicano
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su glorioso pelo negro, la sonrisa medrosa

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de quien no está seguro

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si gusta todavía a las muchachas

---- –alarma primordial

--descubro / en la contraportada

--de papel gaceta sus ojos continuos

--sobre el grupo en que ahora estoy:

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cada quien con un vaso

---- de cartón paliando el retraimiento

abriéndose paso en las espaldas y el púrpura

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del cielo de La Habana en su final,

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que es el mejor instante

--- su bruno bigotico de villano y el tono

de la voz como cortado por aspas / luego

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en la conclusión de la camisa inmaculada,

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el rostro de un Fayad de medio siglo

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cuando leía sus poemas para mí

--- algo recalentados

--- en la sala siempre ajena

frente a una columna de madera zoomórfica

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en las tardes de su apartamento colosal

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atestado de música y unos cuantos

---- camaradas de tiempos vengativos

---- / seguro de que siempre

---- yo saldría perdedor

si le ofrecía guerra pues mi mujer

de entonces, que era hermosa

y todas las mujeres lo adoraban.
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Fayad Jamís nació en Zacatecas, México en 1930 y murió en La Habana en 1988. Desde 1951 expuso con regularidad en Cuba e integró el grupo de "Los Once". En 1954 se trasladó a París, donde, dos años más tarde, efectuó su primera exposición personal patrocinada por el poeta André Breton. Regresó a Cuba en 1959. Poeta, pintor, diseñador, periodista y traductor, fue coeditor de las

Ediciones La Tertulia y director de Ediciones F. J. Fue jefe de la plana cultural de Combate y del suplemento dominical del periódico Hoy. Ejerció como profesor de pintura en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán. Fue miembro del ejecutivo de la Sección de Literatura de la UNEAC y director de la revista Unión. Desempeñó el cargo de consejero cultural en la Embajada de Cuba en México durante once años. En 1962 obtuvo el premio de poesía en el Concurso Casa de las Américas.
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Sigfredo Ariel: Santa Clara, 1962. Poeta, narrador, ensayista, dibujante, guionista de radio, cine y televisión, productor musical. Desde hace veinte años trabaja en la radio y la televisión cubanas, escribiendo y dirigiendo programas culturales. Ha publicado artículos, ensayos y entrevistas sobre estos temas en revistas especializadas de varios países. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, alemán, ruso, italiano y francés. Aparece en numerosas muestras y antologías de la poesía cubana contemporánea. Ha recibido los premios de poesía El Caimán Barbudo (1985 y 1988), Premio Abril (1990), Premio La Gaceta de Cuba de Poesía (1995), Premio UNEAC de Poesía (1998 y 2005), Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén (2002). Premio Nacional de la Crítica (2002 y 2006), Premio Internacional ULCRA del Audiovisual Latinoamericano (México DF., 1990), Premio al mejor guión inédito en el XVIIII Festival de Cine de La Habana de 1997 y, en ese propio año, la Distinción Por la Cultura Nacional. Recibió en 1999 la Medalla conmemorativa Fundación de la Ciudad de Santa Clara. Los poeamas aquí publicados pertenecen al libro inédito, Objeto Social.OBRA PUBLICADA:Algunos pocos conocidos (Ediciones Unión, 1987): Premio David - UNEAC, 1986.El enorme verano (Editoria Abril, 1995): Premio Pinos Nuevos.El cielo imaginario (Ediciones Vigía, Matanzas, 1996).Las primeras itálicas (Miguel Gómez Editores, Málaga, España, 1997).Hotel Central (Ediciones Unión, 1998): Premio UNEAC, Julián del Casal, 1997.Los peces y La vida tropical (Editorial Letras Cubanas, 2000).Manos de obra (Editorial Letras Cubanas, 2002): Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén, 2002.Born in Santa Clara (Ediciones Unión, 2006 y 2007): Premio UNEAC de Poesía “Julián del Casal “ 2005, y Premio Nacional de la Crítica 2006.Cielo imaginario (2008).Reside en La Habana.
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Foto de FJ tomada de la Web.
Foto de SA: DR.
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viernes, 23 de octubre de 2009

Ana Mireles: Poemas

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Tres poemas (inéditos) de Ana Margarita Mireles
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Puedes cambiar un sombrero por un caracol
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Un sombrero es el secreto
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Del necesario vacío
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El pensamiento próspero
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Gracias a él
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Concurre
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Y pensamiento no
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Pensamiento claro
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Vacío secreto
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Lo que piensan los gemelos mientras hacen preguntas a un espejo nigromántico
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¿Quién eres tú?
El cierto, el hablador sin puentes
el tonto en la colina que raspó su soledad
hasta descarnarla
¿Y ahora qué pareces? Hay un tigre sobre tu cabeza
¿Quién eres tú?
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Un salmo perseguido por el humo
la secta prohibida que no sabe beber
el corazón sobre los labios bajos
Tu rostro que es el mío ¿quién lo esconde?
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¿Quién eres tú?
Un trompo con su lámpara
un niño envilecido en un cerco de fuego
Lo que entra por tus dedos
sonatas, sonajeros, saliva, libación, la lengua
son torpes vencedores sin vencidos
La máscara y el rostro
idénticos
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¿Quién eres tú?
Benditas son tus sienes desprendidas
tu cuerpo abre un deseo en el espacio
insólito apareado bajo el agua
Parece el esplendor que no aparece
El miedo y la memoria apuestan sus espinas
¿pero antes?
¿Qué imagen te contuvo como yo?
¿Cómo eres yo?
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Un viaje y una grulla
el perro en la ventana
vapor y Espíritu Santo
de piedra y de desgaste
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La punta que sugiere un hilo terminal en punto
¿Y quién serás?
Acaso ni serás en hijos de tus hijos
El gran amor patea la puerta
que nadie quiere abrir
que nadie va a cerrar
que nadie quiere que sea puerta
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Cuando un gemelo se envenena
su doble le devuelve una mentira
¿Y tú? ¿Y tú?
¿Qué número perfecto te traiciona?
¿El uno del silencio?
¿El tres de la coartada?
¿El cuatro del peligro?
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El dos es un misterio imparcial
Estás alucinado por mitades
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-----------Oasis
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En todo desierto existe oasis
Vida esperando sonrisa o lágrima
Para viajar de latente a florido
De negro a lumínico paisaje
Hay desiertos que otra vez fueron mar y
Su arena es de esporas
Vital en ella misma
Basta una nube estadísticamente imposible
Y el código secreto del desierto
Levanta un dedo y se desdice
¿Y quién puede afirmar
-----esto es un espejismo
-----esto es desierto domesticado
-----esta es la lluvia sagrada
que caerá
la que cuenta la hoguera
de los ancianos…?
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Un alma que ha explorado el desierto
No sabe con certeza lo que ha visto
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Ana Margarita Mireles, Guionista, Directora, Poeta y Promotora Cultural. Licenciada en Artes Escénicas, Dramaturgia (Instituto Superior de Arte –ISA-) Especialista en Contenidos Multimedia, con más de 20 años de experiencia en medios audiovisuales, tecnología de la información y formación profesional. Ha trabajado para clientes como Telecinco, Antena3, Microsoft, HP, Caja Madrid, Ibercaja, Pharmion, Solvay, Pfizer, Museo del Escorial, Bayer, entre otros. Autora de programas para Tv cubana como: El Comepiedras Verde (serie de humor), Lo Bello (formato de promoción cultural, actualmente Mirarte), 12 en Punta (revista cultural) Con sus propias manos (serie documental informativa), Vasos Comunicantes (corto de ficción, premio Caracol de guión 1991), SOS Rockers (telemovie), varios musicales, entre otros. Ha publicado poesía en el Caimán Barbudo, Letras Cubanas, Arte y Literatura, y en revistas virtuales como Cañasanta, EforyAtocha… Actualmente es directora creativa de diferentes proyectos artísticos, gestiona el blog de promoción cultural Dperlas y escribe contenidos para medios audiovisuales desde Madrid.
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jueves, 22 de octubre de 2009

Tony Sariego: Poemas

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Tres poemas (inéditos) de Tony Sariego
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Quien estaba al borde de mis dedos
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Quién estaba al borde de mis dedos
cuando inventé tu nombre.
Era un muslo o un pájaro.
Desde entonces tengo grietas por los labios
y el azul llora la muerte sobre el río
Te busqué en mapas y catacumbas.
Me perdí en atardeceres
creando horizontes que se acercaran con tus besos.
Fui a la guerra
y ya no hago la paz para encontrarte.
Fusilé mi vientre a manotazos
mientras tu nombre se perdía en las calles de Sevilla.
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Ahora un perro lame las heridas,
retrocede a la hora de acomodar su lengua
en mis costillas
y se marcha entretenido con los novios
dejando una suerte de rabia en las esquinas.
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Ya ves
todo está hecho
el polvo de las nubes
los abismos...
Salir es el problema
cuando enciendes la ciudad con tu piel sin nombre.
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Yo estuve en Paris aquel jueves
tomándome un refresco
el pulso
y los charquitos de la nieve
mientras se moría el canario en la garganta
y pastaban las vacas de Egipto en tu cintura.
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Me robé el último suspiro de Rimbaud
y saqué a mi hermano de la cárcel
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Yo estuve en París o en La Habana
no sé bien
pero calce sandalias y salí a buscarte
respirando profundo
asumiendo el humo
y grite celosamente
hasta quebrar la copa
y traspasar las flores.
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Desempolvando la memoria
no encuentro la piedra para entrenar los cuerpos.
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Quizás soy el nervio y ella la fisura solamente
o el fotograma pornográfico de cenicienta
Debería ser eunuco y ella pitonisa
o druidesa
o dipsómana de Molin Rouge
o ama sado
o gótica
o todo junto
y encontrarnos en la tumba fálica de Adán
a tiempo de rock y de grafitis.
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Nada sabemos
salvo estas ganas terribles de presentirnos.
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Tony Sariego (1963) Nació en la Habana y reside en Sevilla desde 1995 Actor poeta y Narrador Oral. Ha publicado en España “Orikis en la otra orilla”, Vive Tu cuerda” (premio Orippo 1997) y “Todavía la Vida” ( Certamen poesía de amor Isbiliya), en proceso” Estaciones de Confidencias”. Colaborador del Centro Andaluz de las Letras. Trabaja la animación a la lectura en el territorio Andaluz.
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miércoles, 21 de octubre de 2009

José Antonio Parra: Bifurcaciones de la realidad

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Bifurcaciones de la realidad
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-Por José Antonio Parra
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El primer planteamiento que viene a mi mente cuando se trata de enfocar el asunto de la ficción, en términos generales, tiene que ver con la realidad.¿Cuál es el campo de lo real y cómo se expresa el mismo dentro del campo literario? Las subjetividades a la hora de abordar esto son riesgosas, por ello preferiré mantener mi apego a la teoría, en dos vertientes; por un lado la física, a la hora de abordar la naturaleza de lo real y por otro; lo literario, al momento de analizar cómo es descrito aquel a través de éste. En la medida que hagamos este recorrido iremos viendo algunos aspectos importantes de Las estrellas en la roca y como este mundo ficcional es construido y se expresa en tanto hecho estético. Igualmente serán objeto de análisis 2001. Una odisea del espacio, desde su perspectiva de los mundos posibles y el caso de Donald Cammell su película Performance y su extraño suicidio.
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De lo plano al multiverso
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Las nociones que hemos tenido de lo real han cambiado con el transcurrir de la historia, no es lo mismo la concepción plana de la tierra a la concepción esférica y luego pasar de una perspectiva geocéntrica a la que conocemos ahora, esto es heliocéntrica. En el año 1957, se produjo, quizá de manera un poco silenciosa, una vuelta de tuerca muy radical en las modalidades que teníamos de concebir la realidad cuando Hugh Everett lanzó su teoría de los muchos mundos. Esta teoría se basaba en la comprobación matemática del hecho de que no existe un universo, sino más bien una infinidad de universos que coexisten con éste que conocemos. Estos universos paralelos estarían conformando lo que se conoce como multiverso. Para verlo con más claridad y de una manera simple, sabemos que está esta realidad, pero simultáneamente existe otra en la que algunos elementos han variado, una en la que alguno de nosotros no está presente e incluso una en la que ninguno de nosotros existe. La teoría de los muchos mundos tuvo su comprobación experimental mediante la siguiente experiencia: se tomaron dos placas que se colocaron paralelas, a una de ellas se le hizo una pequeña abertura que permitiera el paso de un fotón a la vez y a continuación se comenzaron a disparar fotones a través de la misma. Lo esperable hubiera sido que sólo apareciera la marca de los fotones en un lugar, no obstante aparecieron marcas en diversos puntos de la pantalla; evidencia de que estas partículas de luz provenían de universos en coexistencia con el nuestro. La teoría de los muchos mundos es bastante aceptada en la comunidad científica actualmente incluyendo entre sus principales seguidores a Stephen Hawkins.
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Como dato curioso, las teorías de Everett no fueron bien recibidas en su momento; dada esta circunstancia, el científico se retiró y llevó a cabo una exitosa carrera como asesor en la construcción de cabezas nucleares para misiles.
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Los muchos mundos y los mundos posibles
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La razón por la que me detuve en este punto es obvia, a través de él encuentro un pasadizo franco a la teoría de los mundos posibles, pero sustentándome, no exclusivamente en hechos de tipo filosófico trascendental como los postulados de Leibniz, sino en un hecho meramente físico. Apenas ahora empezamos a descubrir que lo real tiene una conformación mucho más afín con los mundos posibles.
De acuerdo a Dolezel, los mundos posibles pueden ser categorizados según tres modalidades; en primer lugar, en tanto un conjunto de estados posibles, en este contexto, tal y como nos refiere la teoría de los muchos mundos, estamos considerando todas las posibilidades de ocurriencia que han tomado lugar desde el momento en que se produjo el big bang y el universo comenzó a separarse en las diferentes alternativas posibles. En segundo lugar, el conjunto de mundos ficcionales es variado e ilimitado al máximo; tal y como se deriva de la primera categoría y de mi introducción, las variaciones que se dan de un mundo posible a otro van desde pequeños detalles hasta diferencias radicales, como por ejemplo el hecho de que en uno de estos universos se produjo el armagedón a raíz de la crisis de los misiles en 1963. Finalmente, la tercera categoría se refiere a que los mundos posibles son accesibles desde el mundo de “lo real”. En este punto tenemos que considerar dos cosas que sustenta la teoría, en primer término, en la teoría de los muchos mundos, cuando se bifurca un universo en sus dos alternativas subsiguientes, éste se interrelaciona con los dos mundos que se generan de acuerdo a lo que se conoce como split; en nuestro ejemplo anterior, el mundo antes de la crisis de los misiles accede a dos nuevos mundos, uno en el que se produjo la conflagración y, otro, éste que conocemos. En segundo término, una manera de acceder a estos mundos posibles se da de acuerdo a canales semióticos. Estos mundos, al igual que lo que ocurría en el experimento de los fotones, dejan rastros en los otros pero ahora en el orden simbólico. Para sintetizar quiero citar a Dolezel, quien establece de forma clara el puente que he pretendido establecer entre la teoría de los muchos mundos y la de los mundos posibles, ahora con el foco en la ficción literaria:
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Los mundos ficcionales de la literatura tienen un carácter específico por estar incorporados en textos y por funcionar como artefactos culturales. Una teoría englobadora de las ficciones literarias surge de la fusión de las semántica de los mundos posibles con la teoría del texto1
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La visión magnánima de Bowman en 2001. Una Odisea del espacio
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Vayamos ahora a 2001. Una Odisea del espacio; en este texto Arthur C. Clarke, describe la experiencia de Bowman, un astronauta que inicia un viaje espacial para analizar la aparición de un extraño monolito en el espacio. Aquí vemos cómo se genera un mundo posible perfectamente consistente; en primer término, hay identidad de propiedades, y de inventario, hay compatibilidad física, analítica y lógica con nuestro mundo real de modo que el acceso a este mundo real textual queda plenamente garantizado. Hoy día un viaje al espacio es perfectamente posible al igual que la aparición de un objeto misterioso en el espacio exterior tampoco rompe ninguna de estas normas.
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Lo único que verificamos en el caso de la ciencia-ficción es la ruptura de la compatibilidad cronológica, con la intención de presentar un mundo posible en tanto futuribles dados por la evolución tecnológica. El mundo que presenta Clarke, desde la perspectiva del año 2004 ya no es uno que se anticipa a los cambios tecnológicos, por el contrario resulta retrospectivo, sin embargo lo que ocurrió en el mundo real fue que llegamos con sondas a Marte y que el Columbia estalló, que existe la Internet y todas las plagas asociadas a ella. En el mundo real textual por el contrario, está Bowman y su odisea por escapar de las garras de Hal.
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Durante su periplo Bowman debe enfrentarse con Hal, una computadora que de algún modo se desquicia y comienza a destruir a los astronautas que junto a él estaban en hibernación durante el largo viaje. En este punto los límites entre el mundo textual que plantea Clarke y lo que vivimos hoy día se hace tenue, en efecto, ya somos victimas de plagas tecnológicas, el caso de los virus por Internet es prueba patente de ello.
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La ficción verdadera explota los huecos informativos de nuestro conocimiento de la realidad rellenándolos con los hechos creíbles, aunque no comprobados... El mundo textual es accesible epistémicamente desde el mundo real en tanto en cuanto todo lo que conocemos de la realidad puede integrarse a ella2
Ya Mary Shelley planteaba la tecnología contra el hombre cuando el doctor Frankenstein crea una suerte de bodrio tecnológico que se vuelve una amenaza; los referentes que tenía entonces Shelley eran la sociedad de la era industrial, de modo que el acceso al mundo posible de Frankenstein se da a través de las marcas propias de esta era; un doctor Frankenstein que realiza la construcción del monstruo con medios muy similares a los propios del período, esto es, descargas eléctricas sobre un engendro hecho a base de diversos cuerpos humanos muertos.
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Cuando Clarke escribe 2001. Una odisea del espacio los referentes son los propios de la era tecnológica y de las teorías Everett; no olvidemos que unos años antes había salido a la luz la teoría de los muchos mundos. De modo pues que en este caso es la máquina misma, la computadora la que enloquece y se vuelve contra su creador.
Aquí se superponen varias tramas; por un lado está la confrontación del hombre con la tecnología, cómo ésta es adquirida desde la primera escena en que el monolito confiere el poder de la inteligencia a un grupo de trogloditas que descubren el uso de las armas para imponerse sobre las otras tribus y el resto de los seres vivos en general. Esta tecnología, adquirida en tiempos remotos se vuelve eventualmente contra el individuo, tal y como se ve en términos de la lucha entre Hal y Bowman.
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Por otro lado está una trama, de gran contenido poético en la que Bowman rebasa las barreras de su propio universo y va a otros planos, esto es mundos alternativos, tal y como son concebidos en la teoría de Everett. Hacia el final de la novela vemos como Bowman comienza a proyectar la realidad hasta hacerse él mismo generador del todo:
Ante él, cómo esplendente juguete que ningún hijo de las estrellas podría resistir, flotaba el planeta Tierra con todos sus pueblos.
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Él había vuelto a tiempo. Allá abajo, en aquel atestado Globo, estarían fulgurando las señales de alarma través de las pantallas de radar, los grandes telescopio de rastreo estarían escudriñando los cielos... y estaría finalizando la historia, tal como los hombres la conocían.3
En la lectura que hace Kubrick, no obstante, Bowman no termina siendo el amo del mundo, en este sentido magnánimo de las cosas sino más bien en un sentido contemplativo, en efecto Bowman, observa simultáneamente varios estadios de su vida en una suerte de visión estereoscópica, sólo que en este caso, estaríamos hablando de superposición de muchos universo en un solo plano espacio temporal.
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Aquí, y tomando en consideración la heterogeneidad de los mundos posibles presentados por el autor, vemos como en todos hay marcas comunes que facilitan el acceso desde el mundo real, de igual modo y a pesar de que para la estructuración física de dichos mundos el autor haya echado mano de teorías poco ortodoxas; vemos como los universos ficcionales se sostienen sin ningún problema. De nuevo aquí, al igual que en Las estrellas en la roca el autor utiliza la tercera persona de modo de producir ese efecto de abstracción temporal respecto del mundo real. La representación en este caso se hace consistente con sus significados y el tiempo, a pesar de estar conformado por un pasado, presente y futuro simultáneo, se vuelve representación pura en pleno acontecer.
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Los mil senderos de Donald Cammell
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Los mundos posibles se vuelven una experiencia más vertiginosa cuando vemos el caso del director Donald Cammell y su película Performance (1970). Esta película protagonizada por Michael Fox y Mick Jagger muestra la superposición de dos planos, por un lado la vida de Turner, una suerte de estrella Pop arruinada quien recibe en su mansión a Chas (Michael Fox), un matón que había trasgredido las reglas de la mafia londinense y debe pasar un tiempo fuera de circulación. La superposición de estas realidades forma parte de la típica multitrama simétrica donde mundos opuestos se enfrentan hasta que finalmente Chas, no pudiendo aceptar nuevos niveles de realidad mata a Turner, quien tranquilamente acepta su muerte. La escena es realmente estrepitosa por el hecho de que la toma se realiza en una subjetiva de la bala que entra en las entrañas de Turner hasta que al final, la película concluye con un flash de la imagen de Borges. Es de hacer notar que Borges no había tenido ninguna participación referencial en la película hasta ese instante. El espectador queda como en suspenso y uno se pregunta, si acaso lo pudo notar, qué hace una imagen de Borges rematando tal escena.
La vida de Donald Cammell, no fue precisamente un paraíso de rosas, en efecto, este director nacido en 1934, culmina sus días en 1996 con un suicidio. Cuando un amigo lo encuentra en su casa en las afueras de Los Ángeles agonizando, lo último que pregunta Cammel es si vio la cara de Borges al final de Performance.
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Cuando nos vamos al referente Borges, podemos notar que la teoría de los mundos posibles se ajusta de manera explícita a su modalidad narrativa, Borges se regodea en ello. Esto se ve con claridad en El jardín de los senderos que se bifurcan (1941), y cómo esta suerte de realidad que se proyecta en infinitud de realidades da lugar al mundo que conocemos aquí y ahora.
De esta manera vemos como Borges, en tanto signo establece una apertura a partir de la cual queda abierto el camino para nuevas secuencias de realidad, que saltando de la ficción al mundo real llevarán al momento clímax en el que muere Cammel y cómo éste en un último aliento hace referencia al signo que había quedado expuesto, de manera casi enigmática en su película.
Al ver esta secuencia de hechos, notamos cómo un mundo posible que había sido representado en el mundo real, esto es Performance, posee un canal semiótico que va desde el universo ficcional propio de esta pieza hasta el mundo real de Cammel; nuestro mundo real. De modo que las relaciones que establecen los canales semióticos no van sólo en un sentido, desde el mundo de lo real a los diversos mundos posibles, sino también desde un mundo posible al mundo real. De esta manera y, por analogía, un mundo y otro tienen estas interconexiones, que desde el punto de vista físico se dan con el flujo de fotones de un universo a otro.
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Al ver estos hechos notamos cómo su propia descripción asume de manera paradójica la plenitud de muchos mundos posibles en un sólo marco de referencia textual; varias posibilidades en la experiencia vital de Cammel quedan explicitas en diversos mundos posibles que se condensan en uno solo, tal y como plantea Borges en El jardín de los senderos que se bifurcan:
En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts’ui Pen, opta –simultáneamente- por todas. Crea así diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan4
La imagen de Borges, en el ejemplo que acabo de citar se vuelve paradigma mismo de la bifurcación de realidades, una suerte de camino que en este caso llevó al director Cammel al momento crucial de su vida; su suicidio.
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Leibniz o la creación más perfecta de Dios
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Leibniz concibe la realidad constituida por partículas indivisibles y que no se comunican entre ellas a las que llamó mónadas. Ellas, sin embargo, pueden comunicarse con Dios pero establecen una suerte de umbral mínimo a partir del cual se puede ver la realidad. No obstante, en medio de todas las apariciones posibles de lo real, Dios, de acuerdo a Leibniz, ha elegido su creación más perfecta. Aquí no se trata de aquella en la que predomine el bien sobre el mal o, simplemente el mal moral o físico no existan, sino por el contrario una ocurrencia posible de realidad de acuerdo a una armonía preexistente.
Aquí establece Leibniz la diferencia entre lo composible y lo imposible; entendiéndose por imposible ocurrencia tales como un círculo cuadrado, que abiertamente, tal y como plantea Dolezel rompen la normativa física de un mundo en particular. En el caso de lo composible podemos echar mano de criaturas fantásticas, que ciertamente podrían existir sin romper ningún orden físico pero que se dan, al menos en este mundo desde el cual hablamos, en un plano imaginario.
Leibniz sostiene que en la partícula más pequeña se encuentra el reflejo del universo entero; según la cual las monadas estarían funcionando como suerte de imagen fractal de aquel. En 2001: Una odisea del espacio, el monolito con el que se topa Bowman estaría funcionando, si bien no como una partícula mínima, sí como una en la que se refleja el universo todo, de hecho lo contiene y no sólo a un universo, sino al multiverso mismo. Vemos así cómo esta configuración fractal del universo encaja perfectamente con los postulados de Leibniz y cómo a través de las monadas, que sólo tienen comunicación con Dios es por donde escapa Bowman al final del viaje, para descubrir entonces que el mismo era la singularidad Dios.
Sostiene Julián Marías en relación con Leibniz lo siguiente:
Es una idea capital en Leibniz porque en las mónadas personales hay libertad y hay conocimiento. Cada una de las mónadas conoce en principio -aunque sea de una manera parcial, incompleta- el proceso entero del universo. Y es libre, tiene espontaneidad. Todo en sí misma: las mónadas son cerradas, no pueden percibir nada de fuera, no tienen partes, no tienen ventanas, en definitiva lo que hacen, las acciones de cada mónada son el despliegue de sus posibilidades internas5
De modo que queda explícito el hecho de Bowman adentrándose en la Monada representada por el monolito, donde el mismo universo, y más allá de este muchas realidades se conglomeraban.
La forma independiente como actúan las múltiples realidades posibles es base en el pensamiento de Leibniz, es de este modo cómo la diversidad de mundos posibles coexiste estableciéndose entre ellos canales semióticos; claro Leibniz habla de que ellos están supeditados a Dios pero aquí habría que considerar la posibilidad de la existencia del mismo y no el caso de que estos mundos se estén dando de manera independiente y espontánea sin la presencia de ningún ordenamiento superior a ellos tal y como se establece en la teoría de los muchos mundos.
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La coexistencia ilimitada
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Para nada resulta paradójico el hecho de todas estas ocurrencias tomando lugar simultáneamente. Son parte de un hecho físico que se desarrolló intuitivamente desde tiempos remotos. Así ya desde la época de Homero, el hombre describió multiplicidad de realidades que sin duda alguna y a la vista de los postulados de Everett sólo constituían mundos posibles, tan tangibles físicamente como éste que conocemos, éste en el cual caminamos y desde donde seguimos intuyendo nuevos ámbitos de la realidad.
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Bibliografía
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L. Dolezel, B. Harshaw, W. Iser, F. Martínez Bonati. J.M. pozuelo, M. L. Ryan, S. J. Schmidt. Teorías de la Ficción Literaria, Compilación de Antonio Garrido Domínguez, Madrid, Arco Libros, 1998.
Ursula K. Le Guin. Las estrellas en la roca, guía entregada en el seminario.
Clarke, Arthur C. 2001 Una odisea del espacio, Barcelona, Palza &Janes Editores, 2ª ed., 1994.
Borges, Jorge Luis. Obras Completas I, Barcelona, Emecé Editores, 5ª ed., 1996.
1 L. Dolezel. Mímesis y mundos posibles, Madrid, Arco libros , p. 78.
2 Mayre- Laure Ryan. Mundos posibles y relaciones de accesibilidad, Madrid, Arco libros, 1998, p.186.
3 Clarke, Arthur C. 2001 Una odisea del espacio, Barcelona, Palza & Janes Editores, 2ª ed., 1994. p. 237.
4 Borges, Jorge Luis. Obras Completas I, Barcelona, Emecé Editores, 5ª ed., 1996. p. 477.
5 Conferencia dictada por don Julián Marías del curso “Los estilos de la Filosofía”, Madrid, 1999/2000. tomado de http://www.hottopos.com/mp2/leibniz.htm
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martes, 20 de octubre de 2009

Francisco Morán: Poemas

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Dos poemas (inéditos) de Francisco Morán
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SINFONÍA DE LOS ADIOSES
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Los músicos comienzan a marcharse
-----------------------------uno a uno.
Se retiran en silencio,
sin dejar atrás una sola marca de nostalgia,
o de arrepentimiento.
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La sala, iluminada todavía por candelabros y manjares,
se va vaciando de su propia música.
Las partituras permanecen en su sitio,
pero el pentagrama se ha vuelto ya ilegible,
------------------------y desquicia las maletas,
la rosa de los vientos de los viajeros.
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El clavicordio se enfrenta a su deterioro
--------------------------sin un quejido.
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Como a una fruta desterrada del paraíso,
le están vedados el sabor, los naipes de la esperanza,
--------------------------las bodegas de los barcos.
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Las crines de la noche se recojen en un pañuelo
macerado por el sudor de los atriles más profundos.
Y en el paisaje lunar de la muerte
-----------------------------resuenan pasos ajenos,
olorosos a rosas desdentadas
que requiebran los pavorreales de la destrucción.
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Hagamos nuestras propias conjeturas
sobre el regazo carcomido de la madre,
-------------------------------y, entre espasmos,
acariciemos el borrón inflamado, intraducible,
......................................de ciertas palabras.
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El gusano de la sangre – no hay que olvidarlo –
tiene un excelente oído para la música.
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THE VAMPIRE STATE
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¿De dónde fluyen tanta sangre,
tantos fragmentos del cuerpo
--– piernas, brazos, sexos duros, soberbios –
capaces de mantener la erección
más allá del último estertor,
después que a todos los fluidos
se los ha tragado la cloaca del matadero?
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¿De dónde viene la corriente subterránea
de tanta sangre fresca?
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¿De la noche?
Si yo pudiera encontrar
la fuente originaria de la sangre,
no una vena cualquiera,
-------------------sino la vena
--– la inefable vena de la sangre –
y pudiera palpar la fuerza del torrente,
hundir en él mi boca
y bebérmela toda hasta secar sus caminos,
la intimidad de sus meandros
cuando se acerca al trébol del corazón.
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Si yo pudiera, inflamado por tanta sangre,
caer dormido,
y descansar.
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No sentir que un vértigo se despereza entre mis piernas,
ni que la lengua adquiere otra vez
una consistencia infernal
cuando pasa tu cuerpo desnudo,
engrasado de sudor
como una herramienta.
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Otros poemas de FMorán, Aquí.
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Francisco Morán, EditorSpanish American Modernism, Gender Studies, Orientalism, Cuban Literature.
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lunes, 19 de octubre de 2009

Dolores Labarcena: Poemas

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Dos poemas (inéditos) de Dolores Labarcena
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Esto es el mundo –dijo al hablar de sus cajas: llenas de plumas, huesillos no comestibles de animales nativos. ¿Y quién lo duda? El hábito no hace al monje… ¿Recuerdas al hombre que se colgaba, hasta que lo hizo imaginariamente de un poste, y el hecho de contarlo le daba cierta placidez en mantenerse vivo? Tal es el sentido de las cajas. Es cuestión de tiempo conservarlas en pie.
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Entre los setos, perchas de bambú, lo mismo hombres. Tierra -apúntalo- desde cualquier ángulo. Escasos conductos de agua imitando el océano, según la percepción de alivio. El basamento del lugar.
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-Otros poemas de DLabarcena, Aquí.
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Dolores Labarcena (1972). Su libro Las puertas dialogadas (Editorial Abril, 2004) obtuvo en 2002 el Premio Calendario. Mantiene inédito el poemario Patas de búho, al que pertenecen estos poemas. Actualmente reside en Barcelona.
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viernes, 16 de octubre de 2009

Sigfredo Ariel: Poemas

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Tres poemas (inéditos) de Sigfredo Ariel

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El negro Aponte

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En el inicio de la calle
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que hoy se llama Aponte fue
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que pusieron su cabeza en una pica
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para escarmiento de todos los esclavos
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no en bandeja de plata
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como la de San Juan Bautista.
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Edificaron un hotel que se llamó
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Isla de Cuba en el inicio la calle que
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se llama Aponte hoy
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aunque pudieron nombrarla
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nuestra Via Apia, por ejemplo.
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Sobre un muro de ladrillos en el lugar
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donde alzaron el bárbaro punzón fijaron
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hace tiempo un relieve de Aponte, de metal
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----/ que no hace mucho
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ante nuestra indiferencia
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alguien arrancó de cuajo.
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Para Marta Rojas
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El lagarto de Cien y Aldabó
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Cuando te citaron como testigo
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En el jardín de espera
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lo contemplé escalar
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la palma florecida.
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Entre frutas inservibles
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asomó su cabeza triangular,
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de acrílico.
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Al ameno lagarto
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vi extender su pañuelo para nadie,
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hacer ademanes de indio sioux
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danzando enloquecido sobre sus patas traseras
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mientras tú declarabas tu inocencia
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más bien tu ingenuidad ante un agente
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caballeroso, pero lento.
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Dijo el hombre de la puerta
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una entrevista simple puede consumir
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esta mañana entera / el mismo tiempo
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emplea el lagarto, digo yo
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en buscarse una hembra
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o al menos deslumbrar
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al respetable público.
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Con Damaris Calderón
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En la negra piscina, alguien recuerda,
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nos dijimos humedece tus dedos, lo copiamos
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en una servilleta contra la persecución, la mierda
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del hotel y los desconocidos que acostamos
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en otras circunstancias junto a las desconocidas.
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Cada uno tenía entonces su perseguidor y un foco
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dando entre los ojos / aquellas idas y venidas
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bamboleantes nos hicieron finalmente mal y bien.
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Aunque no lo parezca, domo
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con dificultad la costumbre de no verte, los miedos
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de quedar suspendido por el pie como
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el colgado del árbol del tarot, me acecha el loco
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herido por el rayo todavía / a ti también,
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supongo, si escuchamos humedece tus dedos
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en esta cerrazón, entíbiame un poco.
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Para Lina de Feria
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Otros poemas de SAriel, Aquí.
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Sigfredo Ariel: Santa Clara, 1962. Poeta, narrador, ensayista, dibujante, guionista de radio, cine y televisión, productor musical. Desde hace veinte años trabaja en la radio y la televisión cubanas, escribiendo y dirigiendo programas culturales. Ha publicado artículos, ensayos y entrevistas sobre estos temas en revistas especializadas de varios países. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, alemán, ruso, italiano y francés. Aparece en numerosas muestras y antologías de la poesía cubana contemporánea. Ha recibido los premios de poesía El Caimán Barbudo (1985 y 1988), Premio Abril (1990), Premio La Gaceta de Cuba de Poesía (1995), Premio UNEAC de Poesía (1998 y 2005), Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén (2002). Premio Nacional de la Crítica (2002 y 2006), Premio Internacional ULCRA del Audiovisual Latinoamericano (México DF., 1990), Premio al mejor guión inédito en el XVIIII Festival de Cine de La Habana de 1997 y, en ese propio año, la Distinción Por la Cultura Nacional. Recibió en 1999 la Medalla conmemorativa Fundación de la Ciudad de Santa Clara. Los poeamas aquí publicados pertenecen al libro inédito, Objeto Social.OBRA PUBLICADA:Algunos pocos conocidos (Ediciones Unión, 1987): Premio David - UNEAC, 1986.El enorme verano (Editoria Abril, 1995): Premio Pinos Nuevos.El cielo imaginario (Ediciones Vigía, Matanzas, 1996).Las primeras itálicas (Miguel Gómez Editores, Málaga, España, 1997).Hotel Central (Ediciones Unión, 1998): Premio UNEAC, Julián del Casal, 1997.Los peces y La vida tropical (Editorial Letras Cubanas, 2000).Manos de obra (Editorial Letras Cubanas, 2002): Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén, 2002.Born in Santa Clara (Ediciones Unión, 2006 y 2007): Premio UNEAC de Poesía “Julián del Casal “ 2005, y Premio Nacional de la Crítica 2006.Cielo imaginario (2008).Reside en La Habana.
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