lunes, 30 de noviembre de 2009

"De cuando Obama invadió Cuba"

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"De cuando Obama invadió Cuba"
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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago
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glanm, glanm, glanm, glanmg,…se encienden las luces del dormitorio, entran corriendo, gritando, glamg, glan, glan, glan, glan… rápido, carajo, vamos, y me pongo de un viaje los calzoncillos y los pantalones de uniforme, las medias, zapatos, la camisa blanca, un poco ajada de darle con el jabón de grasa de cerdo quemada.

No hay tiempo para el aseo. Hay que correr para debajo del edificio. Todos en fila y coordinados. Nada de irse por su cuenta. Nada de improvisaciones. Ellos ya conocen cómo es el enemigo. Donde está su punto débil. Lo primero es la valentía, el honor y el amor a la patria. Luego están los cojones. Porque nosotros sí que tenemos bien puestos los timbales. Y por supuesto: por aquí no pasan.

Estoy corriendo y aunque tengo los ojos llenos de legañas, conozco el trayecto. Se escuchan las sirenas, que de ser cierto esta vez, las primeras bombas las traerán hasta nosotros.

El profesor de Física, que ahora es el sargento primero, nos pone boca abajo y da orden de no mover ni un sólo músculo del cuerpo.

La tierra está húmeda. Alguien se ha quedado por allá arriba, se escucha el water enviarnos las deposiciones, la mierda que pasa justo por el grueso tubo que está fijado sobre nosotros. La tierra está húmeda. Cochinillas y lombrices, hay que tener precaución, puede haber algún gusano meón, alacranes dormidos en sus madrigueras. A esta hora están dormidos hasta nuestros enemigos. Es un decir. Nos llevan preparando para este momento y no ha sido por gusto. Es la guerra de todo el pueblo, y, nosotros somos baluartes del pueblo. Su futuro. ¡Seremos como el Che!

Normalmente por aquí no estoy. Cuando me fugo, a veces. Pero prefiero ganármela por el alero. Bajo por el pararrayos y ya casi estoy en el monte. En vez de coger la carretera, voy por los raíles del tren. Está un poco oscuro y por si acaso guardo un par de buenas piedras en los bolsillos, agarro otras dispuestas en las manos.

Para cuando llego a Camaco, río de crecidas, de abundantes lluvias. Río de temporadas...mierda de charco que se ha llevado unas cuantas vidas, ya estoy free.

Sin camisa parezco uno más de la favela del Cordón de Corcho.
Hay que estar bien atento, Bichita puede verte, siempre Bichita sabe hasta los pelos que tienes en el culo, se suele escuchar en conversaciones de mayores.

Vamos a pasar a la fase de máxima alerta, aún más. Viene el enemigo con sus aviones y ya yo los empiezo a escuchar. En inglés. Voy corriendo que me matan.

Para suerte de los naranjales y de la próxima cosecha la lluvia deja caer sus frías gotas: el asma me agarra antes de bajar al refugio antiaéreo.

Estoy perdido. No logro comprender lo que me está gritando el prof, perdón, el sargento primero, que antes y después de esta guerra va a seguir siendo mi profesor de física, pero tengo la sensación de que estamos perdidos, por mi culpa. El sargento primero, me está dando golpes en los pulmones, pero yo lo que quiero es esconderme. Escondernos. Respirar...
El sonido histérico de las alarmas, la puta lluvia que estoy esquivando bajo un saco de nylon de abono para cítricos traído desde Rusia.

Estoy escuchando las sirenas. Los rugidos de los motores de los aviones yanquis. Las bombas que caen sobre las casas en el pueblo, los animales que salen despavoridos. Desbocados.
Lo están cumpliendo. Siempre nos lo habían advertido, nuestro Comandante en jefe lo vaticinó.
La enfermera me está salvando la vida. Llegó con la jeringuilla preparada, lista para entrarme en la vena. ¡Arriesgando su propia vida!

Las sirenas, por fin, han dejado de sonar y ahora la música de Osvaldo Rodríguez, el mejor ciego del mundo, según los que saben de música; ruge la patria entera embravecida... y de los sótanos, como manchas, camuflados, pestilentes, igualitos a los de las películas de zombis, emergen mis compañeros.

¡Compadre, a usted siempre le entra el ataquito cuando hay que meterse en el fango! ¡Un día yo voy a hacerme asmático!

Estamos vivos. Son las 7 menos diez y me puedo quedar tirado, hasta la hora del almuerzo.
Espero que no le den por venir, de nuevo...
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*Escuela Secundaria Básica en el Campo "En estas escuelas el alumno estudia y trabaja de los 12 a los 16 años.
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Foto de Chago: DMV
Imagen de arriba tomada de la Web.
Relato publicado aquí el día 24/04/07 con el título: "Alarma antiaérea" Pero, por lo cíclico del tema, repongo. También porque puede expresar lo serio del asunto.

6 comentarios:

  1. Esta mas que actual, me he reido leyendote por el nerviosismo que generaba en mi todo ese" ataque" inminente"; cuando chica me lo crei porque mi padre le dio por cavar un refugio en el mismo patio de la casa, - da una loma- y asi se adentro como unos cinco metros y nos hacia ensayar, para ver si cabiamos todos... despues a mis hermanos le dio por seguir abriendo brecha y dentro construimos "casitas", escondites, de todo. Un dia mi padre amanecio con el guajiro a punto y lo cerro con piedras, pero los nietos han vuelto a abrirlo para jugar.

    Que infamia ese revuelo, y que manipulacion, Chago, una y otra vez...

    Me gusta como llevas el relato, entre lo onirico , diria mejor pesadilla y la situacion extrema que roza lo comico- para el de afuera- el que lo vivio comprende y ajusta sus codigos.
    abrazos

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  2. Son unos jodedores con un sentido del humor muy peculiar, querida Margarita. Abrazo para ti.

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  3. Me gusta la atmósfera que se crea, lo creíble del relato a través de la buena sustancia de los personajes, está escrito con buen gusto, nunca es lento y te mantiene interesado. Felicidades por esos logros.

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  4. jajajajaja, asi mismo es. coincido con recio en lo de la atmosfera.

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  5. Santiago Méndez / Chago30 de noviembre de 2009, 10:48

    Gracias amigos, saludos y sanos humos.

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  6. Muy bien traido. Espero que lo lean esos payasos espías de trapo...Por segunda vez...Perdona hijo, pero eres igualito a otro que se tumba de asma y busca atajos.

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