-Autoretrato con mapa de carretera.
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Obras de Juan-Sí González
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----Titulo: “Rest in Peace” Mi nombre inscrito en mármol, encontrado en el muro del Vietnam Memorial en Washington D.C. entre los 58,249 nombres de soldados estadounidenses que murieron en esa guerra.
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--Título: A. B. C Triptico fotografico construido con hormigas y letras de miel mezcladas con veneno, Ohio 2009
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-Titulo: "Ahorrando mis palabras"
-Titulo: "A-Isla-Miento" autoretrato - 3 cajas construidas con reglas de madera y fotografías, Ohio 2005
-Titulo: "Memoria enlatada"
Juan-Si González: In God's Name
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Por Jesús Rosado
Expedición es un vocablo que en el argot historiográfico cubano está asociado, desde hace más de siglo y medio, con tramas punitivas tales como alijos de armas, desembarcos, espionaje, sabotajes, guerrillas, traiciones… Raramente se refiere a su cuarta acepción en el controvertido mamotreto de la Real Academia de la Lengua Española que lo define también como excursión a alguna ciudad o lugar con un fin científico, artístico o deportivo. Y uno piensa, además, que difícilmente la rutina del ciudadano promedio de la isla digiere acciones que impliquen peregrinaje o intervención pública para cumplir determinados propósitos estéticos, estando su mente tan enfocada desde hace lustros en las penurias domésticas.
Sin embargo, las incursiones del performance en el escenario habanero de los años ochenta complicaron el ámbito indócil de las manifestaciones visuales en la isla. Diez años después que el arte conceptual en vivo hubiera alcanzado su apogeo en el mundo, la irrupción de esta expresión se topó con las secuelas de la desinformación en el público y con los esquemas totalitarios. De ahí que frecuentemente fuese menospreciada y ridiculizada y que sus promotores y cultores tuvieran que afrontar descalificaciones por presumible snobismo y hasta sufrir las obsesiones policiales bajo sospecha de “diversionismo” o enemistad hacia el pueblo. Eran tiempos en que el performer se convertía en una suerte de refugiado estético en su propio territorio de pertenencia.
Aún así, el performance, gracias a su capacidad multivocal y a las posibilidades de confrontar el entorno a manera de crónica de la decadencia o de antihistamínico ideológico, fue una expresión que hizo profunda mella en la política del corsé al extremo de que la ira autoritaria castigaría con el encierro a una que otra intervención desafiante considerada desafuero.
Entre aquellos prófugos de las ortodoxias estéticas, en la cual la maniobra personal o colectiva se involucraba dentro de la circunstancia para ensanchar convenciones disfuncionales, nos hallamos con el quehacer de Juan-Si González, un performer de los más incisivos en cuestionar la realidad social cubana de esos años. Su intensa participación en Art-De, la agrupación que protagonizara cáusticas jornadas de arte alternativo en el espacio de G y 23, lo hizo notable como activista de esta relación semiótica entre el propio cuerpo y el hecho artístico. Sus recorridos por zonas francas de la representación metafórica para insinuar las oportunidades de emancipación temporal entre tanta represión y fanatismo político desencadenó el acecho del censor y, por reacción, la paranoia del artista. Como en tantos otros casos, la retroalimentación entre dos pánicos antagónicos, el del verdugo y el de la víctima, desembocó en su salida hacia el exilio para radicarse definitivamente en Estados Unidos.
Lo conmovedor en su cartografía peregrina es que con el cambio de contexto, Juan-Si estuvo cada vez más consciente de que su concepto de escenificación y su desempeño corporal seguirían funcionando como alegoría de la problemática que lo circundaba no importara el meridiano en que se relocalizara. Por tal razón, no sucumbió al anquilosamiento y ha acondicionado su porfía estética en torno al poder a la transterritorialidad o como lo afirmaría el crítico Alfredo Triff, “ha trascendido el ghetto político y profesional en concordancia al modelo social y al dato cultural diferente”. De tal modo que el desbordamiento más allá del tema cubano no implica en Juan-Si su olvido sino más bien su inclusión en la actualización de una actitud crítica, a partir de que la diversidad mediática le ha revelado que Cuba es una derivación de la tensión entre intereses más oscuramente sofisticados.
El ejemplo más reciente de sus replanteamientos expresivos lo pude apreciar cuando presencié el performance In God’s Name (En Nombre de Dios), personificación simbolista que incluyó varias sedes y recorridos callejeros en Miami durante la celebración del último Art Basel, en el que con la noción excéntrica con que suele asumir sus caracterizaciones imaginarias, el performer se afeitó, se rapó y se uniformó como un militar ficticio con indumentaria castrense multinacional, completando el disfraz con atributos corporativos y religiosos, mientras empuñaba como arma un rústico matainsectos con el cual rociaba, a diestra y siniestra, una mixtura exorcizante de licor con pólvora e incienso.
El anfibológico “mercenario” se desplazó por avenidas, malls, cementerios, monumentos, plazas públicas y galerías, en una secuencia transformista donde se mezclaban histriónicamente representaciones tan disímiles como la arrogancia, la ironía y la piedad. El desempeño del performer y su mensaje oral en interacción con transeúntes, espectadores e incluso agentes del orden a punto de frustrarlo en el empeño, se erigía en metáfora del ejercicio desmedido de los mandos y en denuncia a la pretensión absolutista de crear una seudoconciencia de la subordinación. Su aspiración mínima, según nos confesó, era funcionar como detonante subliminal para causar, en oposición a todos esos demonios sociales, alguna sublevación psíquica en el observador. Esa actuación me sirvió para confirmar la reinserción del artista exiliado en las nuevas coordenadas geográficas de la comunicación conceptual, un reciclamiento oportuno cuando el autor se preocupa realmente por la vigencia de su iniciativa artística.
Bajo el influjo de maestros del performance como Brener, Kulik y la Abramovic, estas cruzadas antifundamentalistas de Juan-Si ya se han hecho habituales a través del país, asimilándose de forma eficaz a la idiosincrasia norteamericana. Sin dejar de ser contestatarias en un nuevo estilo y aún en pos de mayor cocción dramática y espíritu trasgresor con que reforzar la efectividad, las mismas se aprecian logradas en propósito, en articulación visual y en aliento poético. Gozan de difusión y consistencia pues las concibe cíclicamente para distintos espacios de la nación en varias fechas y eventos del año, preparándolas esmeradamente en inglés o para que fluyan bilingües, al tiempo que conservan la frescura que le dota su percepción hispana. Los argumentos varían de acuerdo a la crónica de actualidad o a la incorrección política más candente, en tanto sus reflexiones contienen la ventaja del distanciamiento no nativo en adición a la de haber vivido en dos sistemas diametralmente diferentes. Un crossover cultural, político y existencial que en su contrapunto lo registra, más que como aventurero de la estética, en un expedicionario introspectivo que ha interiorizado como enaltecer la épica de la expresión originaria más allá de las entrañables arenas de las que tuvo que partir un día.
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Juan-Sí González
He describes himself as a communicator who doesn’t subscribe to any one discipline or style; his choice of media depends on the idea. He works with installations, photography, video, mixed media constructed objects, drawings and performance. In Cuba, he used ephemeral forms such as body art, street performances, and underground videos. In the United States, he began building objects, large-scale mixed media video installations, and photography pieces. He studied and the Higher Institute of the Arts in Havana and was selected to participate in the first Havana Biennales. In 1987, he co-founded the group Magnet Project and began doing interactive political performances in the streets of Havana. In 1989, he co-founded another group "Ritual Art-De" (standing for art and rights) that began working underground with video to talk about social issues in Cuba. The group’s short film, “Ritual for an Identity,” was named the best film at the 1989 National Festival of Young Cuban Filmmakers. It was later shown in the Latin Film Festival in New York, the Centre Georges Pompidou in Paris, the Ollantay Foundation Center in New York, the Public Interest Law Center at New York University, Inter-American Gallery in Miami, Exit Art and El Museo del Barrio in New York City. Juan-Sí left Cuba for Costa Rica in 1991 as a political refugee. In Costa Rica he curated the country’s first show of emerging Cuban artists for the 80’s Generation living in exile and its first festival of underground Cuban videos, most of which had never been seen outside of Cuba. In 1993, he moved to Miami and then to New York where his work has continued to have a social and political focus. He has lived in Yellow Springs, Ohio since 2002, during which time he has been awarded two Ohio Arts Council Individual Artist Fellowships, the Award of Merit in the Rosewood Arts Centre, the Spaces World Artists Program Residency in Cleveland, the Individual Artist Residence Project, Wittenberg University, Springfield and the Visiting Artists Program Residency, Kenyon College, Gambier, Ohio.
Juan-Sí’s work has been exhibited at the Museo Nacional de Bellas Artes and El Centro de Desarrollo de las Artes Visuales in Cuba; the Goethe Institute, the National Contemporary Gallery in Costa Rica; the Frost Art Museum, the Fort Lauderdale Museum of Art, the Naples Museum of Art, The Miami Art Museum, the Inter-American Gallery, and the Hardcore Art Contemporary Space in Miami; the Museum of Latin American Art in Long Beach, California; El Museo del Barrio, Exit Art and Ollantay Foundation in New York City; The Museum of Art, Indiana; the Art Slocumb Gallery, Tennessee; Sarah Moody Gallery, Alabama; Louisiana Art Gallery, Louisiana; Turman Art Gallery, Indiana; International House Gallery, Philadelphia; the Arlington Arts Center, Pennsylvania; the Cambridge Arts Center, Massachusetts; Blaffer Gallery, Houston; the Regis Center for Art, Minneapolis, Minnesota; Museo Carrillo Gil, Mexico; Museo de Arte del Banco de la República, Bogotá, Colombia; SOF Art House Gallery, Toronto, Canada; the House of Culture in Prague; Kunsthalle Museum in Rostock, Germany; Rabindra Gallery and Lalit Kala Art Gallery, New Delhi, India; National Art Gallery, Colombo, Sri Lanka; Manzar Akbar Gallery, Karachi, Pakistan; Gallery of the Madurodam Foundation, the Hague; Cultural Center of Bechem, Belgium; House of Culture of Pitea, Sweden; the Mestna Galerija, Ljubljana, Slovenia; the Galerie Vincent Kunstraume and the Institute of Hispanic Culture, Vienna, Austria. He has also participated various international art fairs including, Art Chicago; Art Fair in Belgium; Arco in Madrid; Photo Miami; Photo Buenos Aires in Argentina; Pinta London Art Fair; Art Miami, Scope and Art Basel in Miami.
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