miércoles, 26 de noviembre de 2008

La pela es la pela: Business is business

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La pela es la pela: Business is business
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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago
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El chapoleteo del cubano se nota sobre todo en sus argumentos políticos. Es naturaleza escogida el cubaneo, lo patriotero, el dar la sangre desde la lejanía, y toda aquella retahíla de demagogia que se sigue aglomerando por años de huida.

Cuando se quiere ser bien efectista, entonces se jala de la larga lista de victimas (y victimarios) se habla de calabozos, fosas lúgubres, maltratos y derechos civiles violados a trocha y mocha, sin siquiera haber estado preso, sin ni siquiera haber dormido par de noches seguidas entre rejas. Muchas veces habiendo jugado en el mismo equipo y formado jugadores para el play.

De hecho, el rostro y la amigabilidad del mismo funcionario cubano que nos visite, pueden variar según el gobierno que esté en el poder en el país donde se viva.
Aquí, por ejemplo, en España, hay quienes se han llevado las manos a la cabeza con el trato dispensado al buldózer del Canciller cubano por las autoridades españolas. Los simpatizantes del Partido Popular, ese gran benefactor de la economía isleña y de la estabilidad del gobierno cubano por consecuencia, ahora se pretenden asqueados.

¿De verdad alguien se va a creer que son los Socialistas los que invierten en la Cuba de los Castro Brother’s?

El empujón que se dio al sector económico en Cuba, finales de los noventa, fue decisivo. (1998). Exactamente y según datos (aquí el PDF) de la Oficina Económica y Comercial de España en La Habana, España se consolidó como inversor de primera en la Cuba castrista, y como el primero de los inversores; pero no fue una España, no fue ni siquiera un sector de España. Allí aceptaron la humillación del obrero cubano, la casi, explotación laboral y los beneficios lúdicos que propicia el tercer mundo, todos los españoles.

Y quien gestionó que participaran las grandes compañías hispanas no fue precisamente el gobierno Socialista, que entre otras cosas, ni siquiera estaba. Fue su homólogo, el Popular y su presidente de entonces, quien abrió la veda, inyectó lo peorcito del capitalismo en la vida del cubano común, que todavía continúa sobreviviendo a la doble explotación: la de Cuba y la de los inversores extranjeros que la acuerdan.

Los beneficios que saca España de toda esta amabilidad para con nuestra isla infinita son notables y solamente uno que no sepa ver, que es peor que el que no ve, podrá asentir lo contrario.

Que los Castro no aceptaran donaciones ni ayuda directamente vinculadas al gobierno de los EE. UU, eso era más visible que un pino. Que España se consolida y con esta viruta (25 kilos) para el aguerrido pueblo cubano se gana un espacio preferente -más- en el corazoncillo - ¿verdeolivo?- de Raúl y sus camaradas, eso no es ni secreto a voces. Los empresarios pueden estar tranquilos, el pasado espaldarazo de José Blanco en su visita a La Habana, donde por cierto, nadie de la oposición le pidió citarse, como mismo él cuenta; convierte a la isla en un trocito de sueño logrado por los peninsulares. Aquel sueño que tiene que ver con la recuperación de la isla. Con el borre total de la nostalgia; más se perdió en Cuba. Borrar de la memoria colectiva la salida a punta de bayoneta. Regresar al trueque; comida para los caciques, espejitos para la tribu.
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Imagen tomada de Internet; Hotel Meliá-Cohiba.

1 comentario:

  1. Dale Chago dale caña!!!
    Lo único que les importa es el dinero, no la situación de los cubanos.
    Saludos

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