martes, 12 de octubre de 2010

Agustín Labrada Aguilera: poemas

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Tres poemas (inéditos) de Agustín Labrada

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MILONGA PARA ISA
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Del asombro hay en ti
como una marejada que retorna
y en su tatuaje funda esta canción,
donde entro hipnotizado y también canto
con vestigios de un lince
que descubre entre dunas a su estrella.
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Desde un libro ahuecado por crepúsculos,
esas desgarraduras
nos unen a los dos en una alfombra,
aunque emigren de distintas batallas
hacia este aprendizaje lento como un rebaño
hondo como el rugido de un buque que no esperan.
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Tu fresa, tu rubí, toda tu piel danzante
anuncian que morirse
---------------------no es posible en un feudo
donde nunca ha cesado de llover
y en su inscripción me acoge
y nos lame desnudos con su deseosa llama.
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El pez que va conmigo penetra por tus curvas,
lo que nace de ti lo traduzco a mi arcilla,
hollando con su baile
---------------------tal vez algún misterio,
esta milonga, un son,
narcisos y azucenas donde ondula tu espalda.
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Aunque nos traicionen las runas,
aunque viajes a la nieve sin fin,
aunque amanezcan trascielos de hojas ocres
que aúllen sin piedad por los tejados,
siempre arderé contigo
sin que las hormigas suban a nuestra cama.*
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*Verso de Isadora Medina Elizalde.
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HENDIJAS
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Ningún poder desterrará la ira,
aunque urda mil techumbres
diferentes como el lino y la escarcha.
Así mientras diluvio
se aleja el unicornio
inabarcable en su rugosa identidad.
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Mis parientes hoy descifran el sur:
un pantanal de muchos mediodías,
y desdibujan esas enramadas
según dicten pasiones y tornados.
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Sólo yo escucho crepitar esos faroles,
-------------------------sus resecos designios
-------------------------que anudaban mi ser.
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No tuve que lidiar con las deidades
ni ofrecer un cordero a alguna tribu.
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Yo no estaba en los mapas.
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Así nadie extrañó
que me fuera borrando tras la cerca.
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El sur es anteayer,
-----------------------aún el norte no existe,
y pesan los tablones que no supe aserrar.
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Sobre mi ropa
esculpo la ballena
que ahuyentaba a los jinetes plomizos,
aunque ya no amenacen sus hendijas.
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Las hendijas no cierran,
en sus oscurecidos pabellones
se acorrala un relincho
más acre que cualquier fusilamiento,
entre sus púas me sacrifican
por un crimen tan sólo imaginado.
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AMARRAS
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Por la trasnoche
que herrumbra esas amarras,
huiré de cada desayuno
a los acantilados
con el grito que sella esta locura.
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Me transcriben en alucinaciones,
bautizos tan lejanos
que los burros se oxidan al rozar
la memoriosa cúspide.
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No soy un encriptado
que pueda enceguecer
ante el susurro inútil de un cuchillo.
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Que se vayan al diablo,
que se hielen.
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Arpones sobre el riel.
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No sembraré más chozas
con búfalos tatuados en cazuelas.
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Pocos rayos transgreden mi coraza,
sé quién asciende a buitre
para enmohecer todas las mazorcas.
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Bayonetas, cráteres, astrolabios:
segundos que se ahogan en arroz
y acortan el graznido a los panteones,
demoliendo reliquias.
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De islote a islote va
el drama que no cesa
---------------(sacrificios)
para al final hendir el álgebra
y ser un número por nadie recordado.
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Otras colaboraciones de ALabrada en Efory Atocha, Aquí.
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2 comentarios:

  1. Mi amigo Agustin Labrada, por ahí tengo que buscar la resena aquella que publique sobre tu libro. Te acuerdas? Siempre me ha gustado tu poesía, esa terrible nostalgia, que manejas tan bien. Un abrazo, Assef.

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  2. Fue ayer y poco importa...no sé si Chetumal vecinda con los limbos, si el tequila en el quinqué alumbra esos parnasos, pero es nítida tu hambre a sobresalto. Ojalá el CoNo Sur sirva de catalejos y que se incendie de esta manera tu memoria. Te queremos. Yvette

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