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Osvaldo Navarro: Cuba, 1947-Ciudad de México, 2008
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8 Poemas del libro inédito: "Horror al Vacío"
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El Oscuro
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Si Dios existe debe ser oscuro,
porque sólo la sombra es permanente.
Se esfuma la alborada, y el poniente
es el único indicio de futuro.
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La oscuridad: tiempo en estado puro
(el perpetuo vacío como fuente).
Del alma queda sólo el inconsciente.
El oro dura menos que el cianuro.
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La luz, dirán aquellos, es la vida,
y Dios tiene su lámpara encendida
para que todos nos iluminemos.
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El fuego, dice el otro, es esa herida
por la que brota la ilusión perdida
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Ceniza de luz
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De sol a sol, la oscuridad del día,
y la luz en la sombra no transcurre.
El pensamiento en sombras no discurre.
¿A eso llamarán melancolía?
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La sombra es la más pérfida agonía,
que se empoza en el alma y no se escurre.
Nada sabe la luz de lo que ocurre
en el alma, que no fotografía.
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Ceniza es toda luz: qué mal manía
esparcir por el cielo tanta churre.
Bosteza Dios porque la luz lo aburre,
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Entre luces y sombras
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Oscura es la verdad como los dioses,
que jamás han probado su razón.
Hay una carta en blanco en el buzón,
que nos mandan por flujos muy veloces.
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Estoy ante el vacío dando voces,
y no hay respuesta a mi interrogación.
Vivo un instante la premonición,
pero son un relámpago los goces.
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Estos rasgos que escribo, tan feroces,
son porque intuyo la desilusión,
y voy del pensamiento al corazón
dando, como un caballo, al aire coses.
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La muerte es algo más que oscuras hoces
siempre al cuello mostrando su intención.
Es el extremo de la incomprensión:
un diálogo de nadie en altavoces.
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Muéstrame la verdad, tú que conoces
el punto de equilibrio en que, en unión,
dialogan la materia y la razón
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Vosotros, los que entráis
A Iván Portela
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No se sabe. Tal vez. No estoy seguro.
Dame tú la certeza, Iván Portela:
¿Cuánto tiempo nos resta de futuro?
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Toco el fiel de la nada con cautela
y pongo el peso exacto en la balanza.
Parpadea la llama de la vela.
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Me distraigo. Me duermo en la confianza
de que Dios me conceda cuanto pido:
voy del agnosticismo a la añoranza.
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Quisiera estar la eternidad dormido
en la cómoda cama de mi infancia,
para soñar que vuelvo del olvido.
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Quisiera regresar a la ignorancia,
ser árbol sensitivo, piedra dura
y disfrutar la breve circunstancia.
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Me busco en las raíces la ternura,
y estallo en floración –árbol dichoso–:
encuentro, Iván, en el amor la cura.
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Qué armonía, qué paz, qué gran reposo
advertir que la nada nos florece
y que todo el horror es infructuoso.
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La belleza no es tal si no fenece,
y hasta la mucha luz es fastidiosa.
Todo debe morir si nace y crece.
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La rosa más fugaz es más hermosa.
Vive el amanecer en el poniente.
La eternidad es una mariposa.
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En fin, Iván, que me torné valiente:
duermo en mi cama como en una fosa
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Horror vacui
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Con fervientes pinturas en la bóveda eterna,
destruyen el vacío los hombres de Altamira.
Los espíritus danzan a la luz de la pira,
y huele siempre a Dios el humo en la caverna.
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Lo he sentido mil veces, en Córcega y en Berna
y hasta en las ruinas hoscas de Palenque y Palmira:
el optimismo informa del miedo y la mentira:
construye su pirámide el triste en la taberna.
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Amaneceres, noches, ciudades, montes, palma,
llanuras de mis ojos, colinas de mi alma,
hijos, amor, aviones, metafísica, hastío,
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ruidos, muchedumbres, el sueño como noria,
blancolvido, aguamiel, árbol de la memoria:
palabras me defienden del horror al vacío.
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Atracción por el vacío
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Existe un vacío sordo de barruntos,
de epistemes y dimes y diretes.
Un vacío de flácidos chupetes
en que maman silencio los difuntos.
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Un vacío de tiempo y de materia,
donde no nace nada y nada muere.
La vida es otra vida y no prefiere
recomenzar su ciclo en la bacteria.
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Hay un vacío pleno de no ser,
en que no estar no significa nada
y es una tentación para caer.
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Ha de haber una luz definitiva,
concubina de Dios, siempre preñada,
que irradie al alma muerta y la reviva.
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Incertidumbres
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Esa abeja que liba en una flor,
aquella mariposa que aletea,
la yegua triste que en tarde mea
tienen algo que ver con mi dolor.
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La casual bendición de algún olor,
el matiz verdeazul de la marea,
la rama que la brisa no menea
tienen algo que ver con nuestro amor.
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El día que se va, la incertidumbre
de no saber qué hacer, cierta costumbre
de tener que morirse, la embestida
de que todo está bien porque anda mal,
la nebulosa, el caos sideral
tienen mucho que ver con nuestra vida.
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Eyife
-A la memoria de Emilio O’Farril
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Yo sé que Emilio O’Farril me acompaña
y que pone en mi vida un gran empeño.
A veces me insta tanto que lo sueño:
en fin de cuentas la muerte es tan extraña.
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De qué me avisa cuando, en la maraña
de los sueños que digo, frunce el seño
y me mira, benévolo y risueño,
mientras tira un eyife en su cabaña.
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Hay en mis manos –uñas y carroña–
unas monedas del país que extraño.
Me las pide y un símbolo pergeña.
Algo anda mal, me dice como en coña,
pero no me prepara contra el daño.
Yo sé que en otro sueño me lo enseña.
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-Imagen tomada de la Web.
Gracias Chago por estos textos de Osvaldo Navarro que es un poeta que aprecio.
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