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Tres poemas (inéditos) de Armando Añel
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Kilómetro Cero
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A solas con la sociedad
yo tenía un reloj, una pantaloneta, unos cigarros
aquella espada que jamás vendí
cerca de veintinueve poemarios
tenía una licuadora
una pista de circo, una plaza con árboles
una libreta de racionamiento
a solas con la sociedad
a la sombra de mujeres sudorosas
de escaleras que daban al vacío
de faroles pálidos, de enjambres de moscas
yo tenía una bicicleta
tenía unas gafas plásticas
una laptop para extender el diálogo crítico
una angustia estéril, perniciosa
sobre chancletas de cuero roído
a solas con la sociedad
sobre el kilómetro cero
escapando en todas direcciones
solo ni conmigo mismo
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Iceberg
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hay problemas con el hielo
serios problemas con el hielo
nos lo había advertido aquel cardiólogo
aquel tipo, aquella circunstancia habituada a padecer
problemas con el hielo:
puede haber problemas con el hielo
hubo, hay, habrá problemas con el hielo
tampoco hay espacio suficiente
ni agua suficiente
ni suficiente conductividad
no hay nadie que se sacrifique alimentando el hielo
mirando crecer el hielo
quien no pone de su parte no nada contra nada
ni siquiera a favor de la corriente
mas según la teoría el hielo es sobre todo
una presencia latente
cortante en la punta de algo que remotamente
es la coronación del hielo
y la nieve fluyendo a través
de los telediarios
y el sumbido de la sed en las dunas, los acantilados, las gavetas
las fosas comunes, las balsas de los náufragos
y el sopor de unos ojos que me buscan y tropiezan
y tropiezan y se apartan y tropiezan
y finalmente me encuentran y tropiezan
en la noche en que la noche es el aroma
la somnolencia de un perfume
en la noche en que no hay hielo y mucha yerba
en que no hay yerba y mucho humo
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El Juego
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Curioso cuando menos. He estado repitiendo a Nietzsche a través de Benoist (a Nietzsche y a otros muchos antes que él). Esto a propósito de los juegos de rol y su transpolación a la vida misma.
Eterno retorno. Ojo con eso.
“Nietzsche –asegura Alain de Benoist–, proponía actuar con la misma seriedad que el niño en sus juegos, es decir, considerar las cosas serias como un juego”.
Dado que esto no es serio. No puede serlo. La madurez del hombre no sólo consiste en encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño, sino en asumir el juego de la vida como una constante inamovible. La vida es juego. Repetirlo hasta entenderlo hasta digerirlo hasta respirarlo. Hasta vivirlo.
Jugar, jugar.
Ella carece de armadura y juega a la orilla del mar. Juega conmigo. Celebramos juntos. Un castillo de arena sucede a otro castillo de arena a medida que las olas los arrastran consigo, como el deseo al pensamiento.
Ella sin armadura dado que nada, absolutamente nada, la protegerá de mi inocencia, de su inocencia. Dado que somos niños, levantamos castillos muertos a la orilla del mar, sucesivamente diluidos en el mar. De esto se trata la vida.
El juego termina. Comienza el juego.
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Foto tomada de la Web. -Armando Añel (La Habana, 1966). Escritor y editor cubano. Entre los años 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba, siendo cofundador y vicepresidente del aún activo Grupo de Trabajo Decoro. Tras recibir el premio de ensayo anual de la fundación alemana Friedrich Naumann en la primavera de 2000, viajó a Europa, donde residió en España e Inglaterra hasta radicarse en Miami, Estados Unidos, en el verano de 2004.
Fue corresponsal en Londres de la revista madrileña Arte y Naturaleza, y en España, editor del diario digital Encuentro en la Red y la revista Perfiles del Siglo XXI. En Miami, ha sido editor en español de las revistas Islas y Herencia Cultural Cubana. Literatura y artículos suyos aparecen regularmente en publicaciones de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Ha publicado los libros Erótica (cuento, La Habana, 1996) y Escuela de vida (biografía, Miami, 2006), y la plaquette de poesía Éxodo (La Habana, 1995).
Me gustaron. YES.
ResponderEliminarNo conocía la poesía de Añel.
Gracias.
Y dice Añel que no se considera poeta. Pues al menos estos poemas le otorgan dicha distinción.Y gracias a Chago por darnos a conocer al poeta.
ResponderEliminarAbrazos,
Joaquín Gálvez
Méritos de Armando: abrazo para ti.
ResponderEliminarCh
Felicitaciones, Añel!
ResponderEliminarGracias, Chago.
Saludos a todos.
Chago eres un perro porque no comentas nada en lo de kozer en Cuba inglesa donde te nombran.Chago perro, fumao
ResponderEliminarNo conocía al poeta Armando Añel, y claro que es bueno. Entre nosotros mismos somos unos desconocidos detrás de un blog, apoyando lo que dice Zoe Simón Zayas, en Sátiras Bio Estéticas, que comparte con su primo Javier Guzmán Simón. Es interesante el planteo de los tres poemas, prefiero los dos últimos al primero, pero ya eso es cuestión de gustos, más que de poesía en sí mismo. Felicidades, Añel, claro que puedes estar en cualquier Antología del Exilio, de la diáspora y de la anáfora. Un abrazo y saludos a Chago, Josán Caballero.
ResponderEliminarGracias amigos, gracias a la generosidad de Chago
ResponderEliminarEl primer poema se lo envié prácticamente “salido de las prensas”
En una segunda lectura, lo dejaría así:
a solas con la sociedad
a la sombra de mujeres sudorosas
de escaleras que daban al vacío
de enjambres de moscas, de sábanas al viento
yo tenía una bicicleta
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tenía unas gafas plásticas
una laptop con que extender el diálogo crítico
una angustia estéril, perniciosa
sobre sandalias de cuero roído
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a solas con la sociedad
sobre el kilómetro cero
escapando en todas direcciones
solo ni conmigo mismo
buenos poemas, especialmente prosado.
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