viernes, 12 de septiembre de 2008

Presencia de Georges Schehadé

--

-----

---

---
Presencia de Georges Schehadé

--

---

-


----













---

-Por Leonardo Rodríguez

------

-----

La poesía de Georges Schehadé (Alejandría, 1907-París, 1989) tiene de elegía y conjuro, de salmo y piropo. En Schehadé se conjugan (con él siempre vienen a cuento las palabras jugosas) la memoria de un arraigo, perdido, desgarrado, materia de invención, y la pura gana de celebrar la plenitud, como un cielo que se convierte en bocado, brújula y bocanada. Su poesía es erótica en un sentido religioso, y religiosa en un sentido erótico. Su fe no es mimética ni dogmática, tampoco parasitaria, sino poética. Hay en él una amable convivencia con el disparate y el humor. Sus poemas tienen savia de raíz, sabor de fruto y sombra de árbol solar. El viento viene del Oriente.

Poesía itinerante, que no reniega el azar y el accidente, pero que desanda un camino, que retorna. No alcanza su destino, el lugar de origen, pero lo busca, y al buscarlo lo recrea. Schehadé es un inventor de puntos cardinales. Cito por la traducción de sus Poesías y de El nadador de un solo amor realizada por el poeta Alfredo Silva Estrada. (Caracas: Angria, 2000).

A quienes parten para olvidar su casa

Y el muro familiar a las sombras

Anuncio las llanuras y las aguas oxidadas

Y la gran Biblia de las piedras

Ellos no habrán de conocer

-aparte del hierro y el jazmín de las formas

La noche feliz de transportar los mundos

La edad en el reposo como una savia

Para ellos ningún canto

Sólo el rocío quemante del mar

Sólo la tristeza eterna de las fuentes

La poesía amorosa es a menudo una forma sofisticada de piropo. Joseph Brodsky decía que casi toda la poesía amorosa de Occidente había sido escrita post-coitum. No la de Schehadé, más expectante que reflexiva, más ritual que narrativa. En un poema de 1949, la epifanía mariana de la consagración se une al deseo, en una suerte de piropo surreal (qué buenos fueron los surrealistas en materia de piropos). Santa y deseada, la deslumbrante María que Schehadé nombra en ese poema, enloquece al follaje. Esta María enloquecedora se parece mucho a la Perséfone del mito griego, doncella deseable y terrible. Tan lejos de las ideologizaciones del erotismo como del dogmatismo religioso, su visión es al mismo tiempo sublime (ese concepto desacreditado al que buena parte de la poesía francófona, tan influyente en la hispánica, no ha dejado de ser fiel) y terrenal hasta lo carnal (¿de qué vale un piropo sin carne?):

Os llamo María

Un casto cuerpo a cuerpo con vuestras alas

Sois bella como las cosas que he visto

Al principio no estaba vuestro hijo en los paisajes

Ni vuestro pie de plata en los lechos

Os deseo María

El cielo te cubre de pena

Unos cuervos han tocado tus ojos azules

Tú me inquietas me inquietas muchacha

El follaje está loco por ti

Georges Schehadé fue amigo de André Breton y de Henri Michaux, de su coterráneo Salah Stétié (traducido también por el poeta venezolano Alfredo Silva Estrada) y de Octavio Paz, creía con fe de poeta en las figuras y la mitología cristiana, y convivió, en el exilio, con un Líbano de matanzas y de sueño.

Hay una imagen que cifra recurrentemente ese exilio: el jardín ausente, el jardín de la infancia y de los ancestros. El espacio del exilio a veces también es un jardín, pero ya sin región, dislocado. Así lo dicen estos versos admirables:

Hay jardines que ya no tienen ninguna región

Y que están solos con el agua

Unas palomas los atraviesan azules y sin nido

Pero la luna es un cristal de dicha

Y el niño se acuerda de un gran desorden claro

Los lugares de Schehadé (la aldea lejana de fuentes y jardines, el aquí desolado del exilio) son siempre afectivos. No sólo el abrazo carnal sino fraternal. Un aire sostenido de suave ironía recorre su obra poética, la ironía del que quiere, más que causar dolor, conjurarlo: “Mi madre, que era más poeta que yo”.

Media familia de Schehadé aparece en sus poemas. Aparece siempre un niño, testigo oidor. La infancia no como ideal sino como drama, no como utopía sino como forma de aproximarse al mundo, ese gran desorden claro, desde la casa familiar. “Alguien silba en el campo un aire de prodigio perdido”.

Juntando jugos, Schehadé obró milagro: sacar dulzura al vino agrio de la música satírica, y abandonarse en no muda locura ante la venerable presencia de María, ninfa perpetua y madre de Dios.



----

---Algunos poemas de Georges Schehadé:

---

---

Como el pájaro que vuela en la iglesia de mármol

A causa de tu memoria te llamaron Muerte

Te he dicho de no dar ninguna pena a las hojas

***

Cuando tiemble el otoño sobre la montaña

Ponle a tu cuello el ojo de los cisnes

Bellas hay en el viento y la hora es negra

Yo te amo me lo han dicho

***

La lluvia más dulce que rebaños ocres

El agua más blanca sobre sus hombros que la desgracia

Yo no sé si es un signo o una tortura

Esa voz en mi infancia como una manzana

Hay una gran miseria en las aldeas

***

Pobre Lamartine

He llevado tus notas en un cartón

Y nadie ha tenido piedad de mí ni siquiera la tierra

Ella que tiene la sangre de cada flor

Rostro del Poeta al borde del agua

Tú has desatado toda mi vida como esas barcas

***

Los ríos y las rosas de las batallas

Bandera dulce acunada por el hierro

Llanuras sin país brillaban

Después la nieve malvada y blanca

Las hormigas comían el traje de las maravillas

Qué lentos eran los años

Cuando llevabas delantal de escolar

Cuando dormías cada noche sobre tu infancia

***

A aquél que piensa y no habla

Un caballo lo lleva hacia la Biblia

Un bastón no le da miedo

Porque el espíritu no lo ha dejado

Aquél que sueña se mezcla con el aire

***

Como esas Madonas que van al abrevadero

Con las hojas verdes de la locura

Y dejan atrás los campos de su país

Para conservar el agua preciosa de la tarde

Ésas que me han prevenido

De la calma y la impaciencia de la tierra

Duermen entre el día y la noche

En los jardines de las Escrituras

Leonardo Rodríguez, escritor Cumanés radicado en Madrid.

Otras colaboraciones de L. Rodríguez, Aquí, Aquí.

----

Poemas y foto de Georges Schehadé tomados de Internet.


1 comentario:

  1. Excelente trabajo sobre el poeta Georges Schehadé, ahora lo conozco gracias a estos versos dados a conocer por Leonardo, casi como Konstantinos Kavafis, el poeta (según Leonardo) se dirige hacia una de las vertientes de la semiología de Roland Barthes, "hablar amorosamente es desvivirse sin término, sin crisis; es practicar una relación sin orgasmo. Existe tal vez una forma literaria de este coitus reservatus: es el galanteo". Leonardo nos provoca al colocar la frase "casi toda la poesía amorosa de Occidente había sido escrita post-coitum", entoces el lenguaje tiembla.

    ResponderEliminar