jueves, 7 de agosto de 2008

Relatos y Canción: José Raúl García

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8 Relatos inéditos y una canción memorable.
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--------Por José Raúl García.

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----EL DUELO.

Se encontraron, al fin, los dos hombres más irónicos de la ciudad. Se conocían por referencias. Todos sabían que en algún momento habrían de enfrentarse, era el sueño anhelado de los dos bandos de admiradores, antiguas víctimas, ahora aprendices en el manejo del sarcasmo. Estos hombres eran capaces de destruir a cualquiera, burlarse con elegancia cruel, ridiculizar, humillar. La ironía tenía en ellos sus dos más fuertes representantes. Avanzaron el uno hacia el otro, la expectativa creció, se hacían grandes apuestas. Cuando estuvieron frente a frente, ante el asombro de todos y sin decir una palabra, se abrazaron.
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----LA HORMIGUITA.

Regresaba con una gran migaja de pan al hormiguero cuando se encontró a un hombre tumbado en su camino:

-¿Quién es usted?

-Un mago, un gran mago pero pobre y con hambre.

Después de una breve reflexión la hormiga dijo:

-Le ofrezco esta migaja de pan a cambio de una magia.

El aceptó sin vacilar porque cuando hay hambre hasta una migaja es algo.

-Y ¿cual es tu deseo?

-Quiero tener la Tierra a mis pies, ser la dueña del mundo.

-Mira, ya tienes la Tierra a tus pies, concedido.

La hormiga comprobó que era cierto, pero inconforme aún, agregó:

-Mejor la quiero toda encerrada en cristal para mí.

-Pues cierra los ojos y cuando los abras, tu deseo se habrá cumplido.

La hormiguita cerró los ojos entusiasmada y, cuando los abrió, efectivamente todo se veía a través de un grueso cristal. Desde entonces quedó allí dominando el mundo desde el interior de una botella.

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----LLAVE.

Pero descubrió que un ojo lo seguía a todas partes, pendiente de cada detalle, cada gesto. Tomo el primer objeto que encontró a su paso, que resultó, después, ser una llave, lo introdujo en el ojo, abrió una puerta y entró en un pensamiento, se disolvió en el leve temblor de gelatina y comenzó a vivir desesperadamente porque desde ese día, el hombre murió en cualquier momento.
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----PRECOZ.

Era demasiado joven aún y, como no sabía qué hacer con tantos y tantos elogios, se los creyó
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----PACTO.

No tuvo tiempo de invocarlo. Ya lo tenía delante porque él conoce el momento apropiado para aparecer.

-¿Quieres pactar?

-Sí, ¡quiero la fama!

-Trato hecho -dijo y dio media vuelta.

-Espera, ¿cómo te vas así? Sé muy bien que por tus beneficios se pagan precios muy elevados.

-Ya está arreglado.

-pero…, con qué te voy a pagar?

-Con tu fama.
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----CUENTO DEL CUENTO.

Había una vez un cuento que quería tener un final inesperado, un final increíble, un final verdaderamente inusitado, así fue: terminó publicado.
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----TO BE.

Ante aquella incuestionable evidencia entre sus manos, sólo tenía para eludir la tremenda conclusión una salida: plantear “la cuestión”.
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----CORRESPONDENCIA.

------------------------------------------------------A Hermes

Salió por la mañana al patio de su casa y quedó pasmado: desde donde se perdía la vista en el cielo, descendía una cuerda hasta casi rozar la tierra. La agarró con las dos manos y trató de subir, pero no pudo, no era ligero, hizo innumerables intentos, pero fracasó. Algo apesadumbrado fue en busca de sus amigos, los reunió y les pidió consejo. El loco le dijo que recordaba aquella cuerda, que había sido el fino cordel de una cometa que se le escapó de la mano cuando niño. El poeta le sugirió que asegurara con aquella cuerda todas aquellas cosas que suelen pender de un hilo en nuestras vidas. El anarquista, indignado, se mostró en desacuerdo con todo aquello, diciéndole que no tenía que aceptar que aquella cuerda estuviera allí aunque la hubiera visto. El oportunista trató de dar una solución: “Yo mismo puedo fabricarte un pedestal, justo debajo de la cuerda, ¡si la presentas como obra nuestra seremos ricos y famosos.

Ya ni siquiera oyó al trovador que le propuso fundar la peña de la cuerda, ni al cuenta cuentos que insinuaba no haber creído aquella historia mientras el pesimista trataba de concluir, invitándole a que se ahorcara de una vez con ella. El hombre con gran pesar salió de aquel sitio cuando se acordó de su amigo el gurú, maestro yoga, hombre de vasto conocimiento en filosofía hermética, lo encontró en su pequeña casita sin puertas haciendo la diaria meditación, que interrumpió, apenas lo vio en el umbral, para decir: “no sufras ni te obstines, no hay por qué recorrer todos los caminos”. Él no entendió nada y volvió a su casa donde murió de tristeza y frustración, de la misma tristeza y frustración de que murió otro hombre en el extremo opuesto de la cuerda, por no poder bajar.

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"Madre, ¿por qué?" Una canción* de José Raúl García
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Más sobre José Raúl García, Aquí.
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*Esta canción fue Premio en el Concurso Adolfo Guzmán, de Cuba, e interpretada por Donato Poveda.

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