viernes, 11 de julio de 2008

Tres poemas de Antonio José Ponte

-----
----
---------

Tres* poemas de Antonio José Ponte.

------------La fe son los objetos



Una muñeca de amarillo y unas flores,

poco trabajo te dará conseguirlas.

Y no hay que desvelarse

(cuando tratas con dioses tan antiguos)

por la fe que le pongas.

Más viejos que Jehová,

ellos no exigen fe, sino unas contundencias:

las flores en el vaso,

la muñeca en la sala.

Ofrendas,

y recibes a cambio.

Al modo de las tribus,

anterior al dinero.

La fe son los objetos.

Yo colgué en la ventana

un mono de peluche

(para que dejen de monearme,

me advirtieron)

y ahí lo zarandea el viento

-----

-------------Carta última

...Y en cuanto a mí, no hay de qué preocuparse:

el jugo de un hollejo

a medio masticar corre por mi barbilla

como un río muy lento.

Circula por arrugas,

bordea los cañones,

cae sobre las hojas del periódico.

Suena como lluvia en un techo.

Termino de sorberlo

lo mismo que si despertara de una pesadilla

o algún escalofrío tanteara mi espinazo.

Dedos de algo o de alguien

vienen a descartar cuántas teclas no suenan.

Y me retracto

hasta escupir sobre el periódico esa porquería

donde se abrazan un hollejo y una mosca.

Muerta como una reina en mala colchoneta,

debió meterse por un olvido mío.

O fue que vi ese nombre en el periódico.

“Dulzura de mi encía”, recuerdo haberle dicho

y alguna vez sentí deseos de violarla.

La violé.

De ahí vienes tú.

Como fruta de injerto trajo pocas semillas,

lo suyo fue dejar pellejo y cáscara.

Y ahora que aparto la basura,

vengo a dar con su nombre en estas necrológicas.

Un hollejo. Una mosca.

El nombre de una muerta al que rodean

nombres de batallas.

( La guerra hace notable a cualquier lugarejo

sin importar qué haya significado en siglos su topónimo.)

Volverás a encontrártela

tal como yo me encuentro con la mía.

De noche,

zafado de toda responsabilidad,

me suelto,

orino

y unos minutos antes de despertar

navego por el curso caliente de mi madre.

Fluyo en cuna de oro.

Porque llega el momento de olvidar las continencias

aprendidas temprano.

Alguien te avisará para que vengas.

No tienes por qué hacerlo,

a estas alturas no voy a reprochártelo.

-------------

------Una casa incima vito al mondo

Nuestra suerte pendía de la alianza entre dos príncipes

ahítos de canciones italianas.

Seguíamos sus asuntos,

igual que ahora miramos

el sol en esos plátanos.

Era el Tibet que esperaba a Puccini,

Turandot terminada.

Un palacio alumbrado con esta luz de plátano,

nerviosa.

Y, detrás de la puerta,

empecinados envenenadores,

los príncipes aquéllos seguían copulando

------------

*Estos poemas fueron publicados en el blog que tenía alojado en portal del Diario Cubaencuentro.

Foto: Ponte.


Antonio José Ponte nació en Matanzas en 1964. Poeta, ensayista y novelista. Obtuvo el Premio de La Gaceta de Cuba en 1998. Ha publicado: Asiento en las ruinas, (poesía) Los ensayos, Ramón Alejandro, Art Tribus´s, Angers, 1999 y Un seguidor de Montaigne mira a La Habana / Las comidas profundas, Verbum; In the cold of the Malecón & other stories, San Francisco, Cuentos de todas partes del Imperio, Deleatur, Angers, y Contrabando de sombras, Random House-Mondadori, La fiesta Vigilada, Anagrama, entre otros títulos. Dirige la Revista Encuentro de la Cultura Cubana, en Madrid.





1 comentario:

  1. ponte, como siempre, mis respetos para ti y para tu poesía.
    un abrazo, sonia

    ResponderEliminar