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Tres poemas (inéditos) de Margarita Vélez Verbel
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No estoy
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No estoy me digo
Ya me fui a otro lugar a cabalgar en algún sueño, a morir en alguna emoción
No estoy me digo
Las hierbas de mis ojos, los látigos de mis pesadillas
Todos se han ido
No estoy me digo.
Que mi axila y mi oído se queden con mis recuerdos
Con mis sueños.
- -La brisa
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De aquel silencio de la infancia,
de aquel doloroso silencio preñado de miedo,
aún me llegan sus hojas arrastradas por los años
como la brisa que arrasa con furia la hierba.
- -Estampa
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La casa de mi abuela materna, en aquella casa destruida, se reunían todos mis parientes
Un grupo de tíos siempre desocupados y amargados
Que gravitaban alrededor de mi abuela mascullando sus desgracias, quejándose de la inutilidad de sus vidas, de las cosas no logradas.
Dejaban transitar sus horas sin función alguna como cae inutilmente una hoja sobre la tierra, en ellos vi aterrada desde muy temprano en mi vida lo que queda de no haber ocupado la existencia, de no haber vivido.
Siempre viejos como los baules de mi abuela Toña, los recuerdo sin sueños, llenos de moho en el alma, de mezquindad en el espíritu.
Reducidos a las pequeñeces de las rutinas en las que se empleaban, mientras envejecían y morían.
Como sus úlceras
Corroídas
Sin haber florecido jamás.
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MVVerbel en Efory Atocha, Aquí
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Un abrazo... Vaya reminiscencxias. Mi Ti abuela se llamaba Toña y tenia baúles maravillosos. Y un mansión en Jiguaní (Oriente. Cuba) de la cual yo saltaba de la casa de mi familia al tejado de la Iglesia hasta llehar a al campanario. Allí están en ese ueblo alguno de mis muerto más queridos. que sólo has despertado, querida Marga, con un solo de cmpana. Lauro
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