martes, 7 de junio de 2011

"Los literatos complejos o los complejos del literato"

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Los literatos complejos o los complejos del literato
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Por Adán Echeverría
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-------------------La verdadera creación poética,
-------------------(...) es siempre creadora de mitos.
-----------------------O.Paz
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Actualmente los jóvenes son muy dados a hablar de los demás en estos términos: Tengo un amigo Literato. Ah sí, yo conozco a uno que es Filósofo. Cuidado con cómo te comportas, mi compa es Psicólogo y te va a estar analizando. El primero de los mencionados es un recién graduado de la licenciatura en literatura, el otro estudia aun su licenciatura en filosofía y humanidades y el último está por terminar psicología.

Más aún cuando han abandonado la academia y desde corta edad han sobrevivido trabajando, entonces señalan de ellos mismos: Soy periodista, cuando hacen notas para el periódico local, soy reportero, de esos que copian el boletín de prensa, soy corrector de estilo, pero trabajan de capturistas en alguna imprenta, soy editor, cuando pasan en un procesador de textos y arman lo menos en page maker sus plaquetitas para imprimirlas en una impresora láser. Soy columnista, porque tienen su bitácora personal gratuita mejor conocida como blog.

Hoy día los jóvenes son muy dados a rellenar sus currículas, a fantasear acerca de sus publicaciones en portales del internet, a enarbolarse como personas de izquierda, diciendo de todo aquel que los rodea: ese político es un torpe, aquel es un seudo periodista, nosotros los editorialistas somos francotiradores, esa mujer ni sabe actuar, seguro que alguien le está dando alguna ayudadita para aparecer en el cine; a quién se estará cogiendo ese chamaco para ser asesor consultivo del instituto de cultura, cómo puede tener un espacio en el periódico ese tipo que no sabe poner las tildes en las palabras, no puede ser que fulano sea del consejo editorial si es un rapazuelo, cuál es su trayectoria, y así descalifican al contrario lo mismo que festejan el logro de un amigo, siendo ambos de la misma escuela, de la misma generación, de la misma edad, del mismo estrato social, poseedores de la misma cultura neocomunicativa en resumidas cuentas: academia mas internet.

Lo real en este mundo es que las palabras de Rubén Darío acerca del tesoro que puede ser la juventud, ha caído en la terrible cursilería con destino al olvido. Ser joven se ha vuelto sinónimo de vago, y va junto con pegado a eso de pretender ser artista (cualquiera de sus disciplinas).

Recuerdo a un compañero, de esos que conmigo les encanta hacer versitos y participar en concursos y premios, perseguir becas, desanimarse, volver a animarse, volver a caer en el clásico… seguro está amañado este concurso; bueno, resulta que junto con mi amigo acudimos a una oficina a ver a una importante autoridad cultural y cuando el guardia nos preguntó por nuestras generales, mi amigo dijo rápido: Fulano de tal, Escritor, y levantó el mentón, como si el cielo se abriera y bajara Edgar Allan Poe en forma de cuervo mientras se escucha la voz de Carlos Pellicer diciendo: Este chico es mi amado, en él quisiera poner todas mis confidencias. Y en vez de eso, el guardia de la entrada escribió en la hoja del registro: Desempleado.

Luego, carraspeando en el hartazgo, volteó hacia mí y dijo:

- ¿Y usted? –solté mi nombre y recalqué, Maestro en Ciencias, Maestro en Ciencias Adán Echeverría.

- Claro, maestro, -el guardia se enderezó en su asiento, cogió el teléfono muy derechito y apuntó- ahora lo comunico. Permítame un momento.

No comprendo aún el significado de este tipo de trato que se dispensa a los compañeros, que como yo, nos dedicamos a la literatura (u otra actividad artística) de los que abrazamos alguna otra disciplina como una carrera profesional.

Generalmente la gente suele decir de los artistas que somos unos vagos, unos desempleados, mal vivientes. Quizá por eso el ideario, a manera de protección, de que muchos jóvenes digan de sus compañeros, Fulana de Tal, Lingüista, a la estudiante de lengua y literatura, o Filósofo al estudiante de filosofía y letras o filosofía y humanidades.

Recuerdo, por lecturas del siglo XIX, como un estudiante de medicina seguía siendo Bachiller y era respetado por la sociedad. Un ejemplo puede ser Manuel Acuña, quien se quitó la vida a los 24 años pero que, como estudiante de medicina, era respetado socialmente e invitado, por los maestros y las autoridades educativas, a dar lectura a sus poemas o a ser quien dijera los discursos en los eventos públicos o en los festejos de la universidad el liceo, acaso.

Creo que este desatino social entre enjuiciado y juez, tiene que ver con esas oportunidades que se brindan a muchos de estos jóvenes que luego son tiradas al caño. Cuántos de ellos reciben becas de arte y se la pasan consumiendo drogas o alcohol con la lana que les cae, para nunca publicar aquel poemario, aquel libro de cuentos, aquella novela.

Una vez una amiga me contó que había conocido en una fiesta a un joven que consiguió un apoyo para pasar algunos meses en Holanda para desarrollar un proyecto de creación artística. Cuando ella le preguntó que tal era Europa, o qué le había gustado más de su estancia en aquel país, el joven contestó:

- No tengo la menor idea. Yo estaba drogado en mi cuarto todo el tiempo. Ahí las drogas son libres y nadie te causa problemas por mantenerte en el viaje. –reía estúpidamente.

Y así se tiran a la basura las oportunidades. Y se refuerzan los estereotipos que nos alejan de ser escritores respetados como lo fueron Guillermo Prieto, Manuel Acuña, Alfonso Reyes, Federico Gamboa, Juan Díaz Covarrubias, Rosario Castellanos, Juana de Asbaje, Elena Garro, Fernando Benítez quienes desde una corta edad trascendieron con su disciplina, sus lecturas, sus obras, su diario desenvolverse en la vida y el tiempo que les tocó vivir.

Por eso me sigo preguntando si en verdad, como dicen los escépticos, los literatos somos gente compleja o acaso es que muchos “artistas” tienen complejo de literatos.

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AEcheverría en Efory Atocha, Aquí
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