lunes, 26 de julio de 2010

Smile: por José Antonio Parra

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Por José Antonio Parra

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Durante la década de 1940 tuvo lugar la invención de dos cosas que cambiarían el curso “lógico” de los acontecimientos. Me estoy refiriendo a la invención del transistor, origen de la revolución electrónica que nos ha llevado hoy día a vivir el fenómeno Internet, y por otro lado al LSD; un alucinógeno muy potente que permite un estado alterado de conciencia dirigido a la expansión de la mente y a la percepción de la realidad cosmogónica del hombre.

Durante ese mismo período un joven de nombre Timothy Francis Leary, se encontraba buscando su camino en West Point, sitio donde llegó a sentirse muy frustrado por el constante dar y recibir órdenes sin pensar en absoluto. Al cabo de un tiempo Timothy fue expulsado de la academia militar por haber sido sorprendido ingresando alcohol. Poco tiempo después consigue entrar en la Universidad de Alabama donde se convierte en un estudiante sobresaliente y llega a obtener el título de psicólogo. Leary recuerda que este fue el primer período de su vida en que “la inteligencia era considerada la forma de trato preferible. Antes de esto –añade-- la inteligencia era un factor que le había buscado siempre problemas”. En 1944 conoce a Marianne su primera esposa y madre de Umma Thurman quien se suicida el día que Leary cumplió 35 años.

Después de pasar un período en la Universidad de California en Berkeley obtiene su doctorado e ingresa en 1960 como profesor en la Universidad de Harvard. Ese mismo verano, en un viaje a México, un antropólogo amigo lo convida a probar los “hongos mágicos”. Para Leary la experiencia significó un punto de cruce en su vida --un despertar espiritual-- así que de regreso a Harvard, Timothy le comenta a un colega suyo, el Dr. Richard Alpert –quien después de su iluminación en la India llegó a ser conocido como Baba Ram Dass--, que la experiencia que tuvo en México fue real y profunda y que, en vista de que los psicólogos y psiquiatras de su época consideraban que estas sustancias eran psicotomiméticas; inductoras de patologías, él pensaba llevar cabo investigaciones con el fin de demostrar lo contrario. Al respecto de esta experiencia Leary sostiene que “nos hemos encontrado con el acuerdo judeo cristiano de un dios, una religión, una realidad y esto ha sido en Europa por siglos y en América desde la conquista. Las drogas que abren la mente a múltiples realidades inevitablemente llevan a una visión politeísta del universo”.

De vuelta a Harvard, Leary recibe autorización para iniciar junto con algunos estudiantes de posgrado, la administración de psilobicina a presidiarios voluntarios. Las pruebas demostraron ser un éxito en un 90%; pero pronto los estudiantes comenzaron a experimentar con la droga y pasarla a estudiantes de pregrado, para lo cual Leary no estaba autorizado. La reacción no se hizo esperar y esto causó molestia entre otros miembros de la academia.

En Harvard, Leary también tuvo oportunidad de establecer estrecha relación con Aldous Huxley, Allen Ginsberg, William Borroughs, Thelonious Monk y Jack Kerouak, entre otros.

Un buen día, un amigo de Leary le envió un frasco de mayonesa lleno de un polvo que había sido sintetizado por el Dr. Albert Hofmann, se trataba del LSD-25. Timothy probó la sustancia y permaneció dos semanas en silencio durante las cuales Richard Alpert suspendió los experimentos y exclamó visiblemente afectado: “perdimos a Tim”. Éste; no obstante, retornó de la experiencia y la consideró como la más “anonadante” de su vida.

Durante este período en Harvard, que coincide con la administración Kennedy, una amiga suya perteneciente a los círculos políticos de Washington, le propone la idea de llevar a cabo estos experimentos psicodélicos con políticos; de modo de sintonizar a la clase gobernante en una “vibración” que llevase a un nuevo mundo de paz. Igualmente, esta amiga le advierte a Leary que la CIA estaba muy pendiente de sus actividades. Poco tiempo después ella apareció muerta de tres tiros en un camino cercano a la rivera del Canal de Ohio. Al saber Leary que ella había sido muy cercana a Jackeline Kennedy supo que algo “no andaba bien”.

En 1962 la situación del profesor de Harvard estaba al borde de estallar, los padres de los jóvenes estaban alarmados con el éxodo masivo de estudiantes que tenían visiones y partían hacia la India. El rector convocó a una reunión urgente donde se decidió la expulsión de Tim Leary, Richard Alpert y Ralph Metzner, el psicofarmacólogo asistente de Leary.

A Leary y Alpert poco les importó esta expulsión, de hecho comenzaron inmediatamente a buscar lugares para continuar sus experimentaciones con LSD, psilobicina y mescalina. Leary sostenía entonces la teoría de que el ser humano esta conectado con muchas generaciones de su período evolutivo a través de la codificación genética. Esto implica un discurso inefable que nuestras mentes simbólicas no pueden descodificar.

Volviendo a la realidad, en una granja en las afueras de New York que tenía una casa de 73 habitaciones, Leary y sus seguidores se instalaron junto con otro grupo de personas creativas que practicaban todo tipo de experimentos de conciencia. Este período de la granja fue conocido como Millbrook y durante él, Leary llevó a cabo una intensa campaña en pro del uso de alucinógenos por parte de personas adultas y con fines serios, tales como el desarrollo espiritual. Incluso Leary y Ginsberg llegaron a audiencias en el congreso norteamericano para expresar su postura.

En la granja se llevó a cabo un intenso período de actividad psicodélica que causó un escándalo de grandes proporciones durante la administración de Richard Nixon.

Leary terminó enfrentando numerosos problemas con la ley, frente a lo cual, recibió apoyo de diversas personalidades liberales, entre ellas Marshall McLuhan quien lo asesoró en aspectos de la teoría de la comunicación. Tim comenzó a dar conferencias y se movió en un ámbito social que le permitió grabar discos con Jimmy Hendrix, Stephen Stills y Buddy Miles, también cantó Give peace a chance con John Lennon y Yoko Ono. Por esta época, el profeta de la psicodelia lanzó su candidatura para gobernador de California con el lema de campaña “Come together”.

En 1970 Leary fue acusado de posesión de marihuana y se le negó la libertad bajo fianza dado que el juez planteó que era un hombre muy peligroso –Richard Nixon, en efecto, lo nombró “el hombre más peligroso del mundo”--, que sus ideas eran peligrosas y que por tanto era mejor dejarlo encerrado para que se tranquilizara.

Durante el período de Millbrook, Leary comenzó a escribir consideraciones sobre el uso del cerebro, él propuso una “revolución neurológica” donde las armas serían electrónicas; los medios y los computadores.

Leary planteó esencialmente que no usemos las drogas sino nuestro cerebro. Expresó que el sistema nervioso es como un dispositivo electrónico que puede sintonizarse y enfocarse de acuerdo a las necesidades del usuario y que posee gran cantidad de receptores que pueden abrirse mediante el uso de plantas o sustancias psicoactivantes.

Tim habló de una revolución de la conciencia que llevaría a una nueva época y por supuesto a nuevos enfoques. Por ejemplo, en su libro Caos y cybercultura, Leary plantea que el esquema de pensamiento ternario de nuestra cultura debiera ser sustituido por un esquema de pensamiento binario, de modo de lograr un mayor grado de integración con los sistemas electrónicos que se desarrollarían en los 80 y 90. En este sentido Leary fue un visionario. La evolución del hombre fue planteada por él en términos de tres estadios: aquaria, terraria y cyberia. En este último espacio virtual –cyberia-- el foco estará en establecer políticas democráticas claras para los cybernautas.

En 1970 Timothy Leary realiza un espectacular escape de la prisión. Al respecto Tim sostuvo que “era un hombre de 49 años confrontando prisión de por vida por impulsar a la gente a que buscaran nuevas opciones con coraje e inteligencia. El Gobierno Norteamericano estaba en manos de Richard Nixon, Spiro Agnew, Robert Haldeman, G. Gordon Liddy, J. Edgar Hoover y otras burlas cínicas del proceso democrática”.

Tim pasó a la clandestinidad y comenzó un periplo por diversos países hasta que fue extraditado de Afganistan y enviado de vuelta a los Estados Unidos para ser encarcelado en Folsom, el Harvard del sistema penitenciario. Leary ha comentado que como broma lo pusieron durante tres días en la celda contigua a la de Charles Manson. Sin embargo, es en la cárcel donde Leary tiene su período más prolífico como escritor. En ese momento escribió Flashbacks y Chaos and Cyberculture.

Con la llegada de Carter al poder fue liberado e inició un tiempo de conferencias universitarias con fabulosos despliegues multimediáticos. Se convirtió en un cyberpunk y en un visionario de la Internet, a la que llamó el “LSD de los noventa”. En los ochenta creó la compañía de software que desarrolló el legendario Mindmirror, que permitía la interacción psíquica con el computador. También durante los setenta fue parte del movimiento Smile (Space migration, increased intelligence, life extension).

El último deseo de Tim fue lograr que su cerebro fuese congelado y que sus cenizas fueran lanzadas al espacio exterior “interdimensional”.

En palabras de Burroughs él permanece como “un visionario real del potencial de la mente y el espíritu humanos”.

Para Ginsberg, Leary fue un “héroe de la conciencia norteamericana”.

Timothy Leary falleció el 31 de mayo de 1996. Sus últimas palabras fueron “Why, not?”.

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1 comentario:

  1. En fin, que el señor profesor era un drogata de mucho cuidado

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