miércoles, 28 de septiembre de 2011

"Breve nota desde Alcalá pensando en la Revolución"

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Breve nota desde Alcalá pensando en la Revolución
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Por L. Santiago Méndez Alpízar/ Chago
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Habrá que contar con el estado del Estado cubano, en los años que lleva la Revolución cubana: yo creo que sí, ellos han vivido en guerra, unas veces con mayor intensidad, podríamos decirle también guerras periódicas, y no mienten cuando aseguran un comportamiento adecuado para tales tiempos, aunque por supuesto la realidad fuera/sea otra. Gobernar un país en guerra es también un desgobierno: la alegalidad que logra el individuo y la capacidad para sobrevivir es sabido traen consigo, también, la doble moral, el sálvese quien pueda.

Yo no tengo ningún problema en reconocerle, que sí, que le creo a Fidel Castro, cuando dice, que él no podía hacer nada más que sobrevivir, esconderse, andar huyuyo: mientras en su nombre los suyos golpeaban, encarcelaban homosexuales o "desviados ideológicos"... Lo cuestionable es su nula capacidad para dejar de creerse imprescindible, su ego, en el que no cabe más ningún humano. La gran mentira en la que se ha vivido y que se construyó, eso seguro, para contentarlo.

En apariencia, desmontar todo el aparato complaciente es una de las ideas que intenta su hermano el general hoy presidente, Raúl Castro. Desvalijar las oficinas donde se va a diario a nada. Reajustar las plantillas de las empresas donde se llega al absurdo, bueno, valga la realidad, de encontrar los sitios de hostelería con 4, 5 empleados y un cartel de: "Hay agua fría". Así mismo, sobre todo, en el tejido burocrático tantas veces obsoleto y técnicamente nada comparable con el resto del mundo.

Traerá consigo un despido millonario de trabajadores, todos dependientes del Estado. ¿Qué hará esa gran masa ociosa? ¿Cuáles garantías, posibilidades, opciones, les brindará el Estado? Las tierras, a las que ampliaron el tiempo de explotación, arrendamientos, y aun así creo que es poco, siguen llenas de marabú, casi en su totalidad inaprovechadas. Aun cuando los pocos ejemplos en los que ya comenzaron los campesinos a explotarla son en su mayoría aceptables.

Pero hay una guerra otra a la que no asistimos, más que como invitados de piedra. Y es la de la sucesión, la del fantasma del Castro I y la del hermano, que entre ambos suman una hermosa y larga ristra de hijos, nietos, sobrinos...Cómo escardar en el infinito e intocable, mira paradoja, culto a la persona que han construido durante más de medio siglo, aquellos que además han vivido, también, gracias a el?. La revolución está llena de adulones de los Castro, por eso la eficacia fue desapareciendo. Porque adularlos era igual a estar salvados -con sus excepciones, claro: yo también los conozco que siempre fueron perros, y como a perros callejeros los trataban-.

Y el resultado es el que sabemos: tenemos un país, una tierra fértil y la vendita circunstancia del mar por todas partes: lo único que llega a la cocina son las consignas, las mismas que llenan las paredes de todas las calles. La única carne feliz: filetes pellejudos de las enclenques nalgas del convaleciente en jefe. ¡Sus reflexiones! Pero seguimos creciendo la lista de adulones. Nada será posible sin los Castro. Fuera de los Castro, nada: con los Castro todo...

¿Cuántos mediosiglos hacen falta para que los hermanos Castro y sus adulones razonen que no son las personas adecuadas para gobernar el país, que hay otras más capaces, mejor preparadas, diferentes?

Tan dialecticos.

La Revolución no fue sinónimo de los hermanos Castro. No fue hecha para los hermanos Castro & Adulones S.A.

No.

De hecho, y todavía por suerte, la Revolución sigue siendo más grande que los dos hermanos Castro y todos los dirigentes que tenga a día de hoy.

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