Chago: "Visita a la Moraleja: concierto en la Suristán"

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Visita a La Moraleja: Concierto en la Suristán
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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago
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Fue mi amiguito Raúl Torres (que está arrasando en la isla) el que me avisó del convite. La Moraleja es lugar exclusivo y muy justificada tienes que tener la visita al barrio, pues no demoras mucho andando por las calles entorpecidas con tropezones de cemento sin que un guarapito te pida señas.
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Me recomendó me pusiera bonito, algo que tampoco me resulta muy complejo. Y que llevara a mi mujer. Y así fue, pijitos del barrio de Salamanca, donde vivía, nos fuimos al de La Moraleja, mucho más exclusivo.
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Por entonces yo andaba fascinado con Chemary, que fue quien con ayuda, es cierto, de partidos nacionalistas e independentistas, todo hay que decirlo, pero fue el que logró romper el muro de los Socialistas, (he visto con curiosidad que algún cubano les llama, “sociatas”. Supongo que por desconocimiento, pues realmente es muy de nazis peninsulares el término) quitarles un poco de complejos a la derecha, y echar al grande de Felipe González, que no es cualquier cosa tratándose de España. Aquí en este país, además de Juancarlistas, hay Felipistas. Y Chemary, yo podía llamarle así, yo asumía ante la cólera de mis amigos, la lucidez y la ventaja de que hubiera alternancia, era nuestro hombre.
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Que se eliminara a la panda de corruptos que desfalcaban miles de millones de las antiguas y nobles Pesetas. Y que tantos años en el poder, al mejor de los hombres desbarra.
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Pero rodeado de gente linda y comprometida con el mejoramiento humano, mis amigos españoles y cubanos recelaban de mis principios de demócrata. Y sobre todo de José María, que enseguida se ocupó de realizar unos 4 años magníficos, según yo lo veo, según lo viví.
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España le debe al PP el que pudiera entrar, otra vez, en la competencia. País en bruto, fortaleció la economía y aspiró a una tecnología de vanguardia.
Y ahora es fácil prever que una burbuja inmobiliaria o cualquiera otra cosa sucedieran. España necesitaba, hoy otra vez, una inyección de capital como el que le fue dado por la Unión Europea. Y a la vez tener buenos gestores, capaces, con el suficiente prestigio para competir con los más grandes. Y prestigio y dinero por aquí cuando van de la mano, generalmente se encuentran en la derecha.
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En fin, que ya estoy liado: por aquellos días existía la siempre bien recordada Sala Suristán, a quién, paradojas, el mismo Partido Popular de Madrid y la SGAE se encargaron de hacerle la vida imposible, hasta que los obligaron a cerrar. Y yo había llamado a sus dueños, que conocía. Para vender un concierto de Raúl Torres con la participación de Pablo Milanés, y la asistencia de Gabriel García Márquez.
También por aquellos días Pablo gestaba el disco que comienza con un texto leído por el Nobel colombiano.
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Pero la noche anterior al concierto, estábamos en La Moraleja y nos recibía Nacho Lewin y señora en su casa.
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Digo casa, pero seguro será otra cosa: lugar para vivir muy cómodamente.
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Periodista deportivo de éxito Nacho había creado programas que todavía hoy día siguen: y por aquél entonces gestionaba los palcos del Santiago Bernabeu, no sé hoy día.
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Su encantadora mujer P estaba embarazada, y ya se le notaba sus primeros meses.
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Y en efecto, allí estaba el Premio Nobel y su señora Mercedes, además del Cónsul de Colombia, a quien de vez en cuando mandaba a callar el propio García Márquez, como si de un sirviente se tratara. Y un escritor cubano que por esos días había publicado un libro muy triste, duro contra el mismo. Y una perola de unas habas tiernas de temporada con Chipirones en una mesa habilitada en otra estancia, y lo infinito…
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Nacho nos invitó algún Domingo a un partidillo con Raúl González y Jorge Valdano, entre otros colegas: yo flipaba, por supuesto. Y para bajar algunos grados de timidez, me di a la etiqueta negra y a recorrer el sanga y blanco salón, museíllo de buen gusto.
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Para cuando concluí la ronda, y la tercera o cuarta copa, ya había hecho amistad con otro amigo de la casa. Un trovador a quien llamaban, Batanga, algo así. Y que creo era Vasco, muy amigo de Sabina, Joaquín, claro.
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Con canciones un rato peculiar y algo bastante encandilado por la épica revolucionaria cubana, el cantautor ya se había dejado caer por la tentación escambrosa habanera. Ya estaba de vuelta. También por ahí estaban más amigos, conocidos y desconocidos. Y la mano del Nobel sobre el muslo blanco de la mía. Sí, también. Y mi mujer acojonada, es el término, pueden creerme, me he propuesto decir pocos tacos. Acojonada, decía, tenía el rojo de la cara como el tomate del dicho. Por si no le fuera mucho al maestro, sentado con su amplio trasero de Nobel sobre mis versos herrumbrosos: "ah, y a éste que le pasa"
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_ Maestro, está sentado sobre mi obra, y suelta la masa.
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Gesto de pillado justo ahí, con ella en la masa, amago de nerviosismo, recuperación automática:
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_ “Jajajajajajajaja” (quiero decir, risotada Nobel)
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Cuando García Márquez se ríe, todo el que está a su lado ríe igual: también yo hago como que me da gracia, pero no.
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-“Dice que estoy sentado sobre su obra” “jajajajajajajaja"
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“Que bien pensado…jajajajajaja”
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Jajajajajajajaja: Risas unánimes. También yo me río.
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Vale, pienso, verás.
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_ Bueno maestro, y qué le parece los artículos de Norberto Fuentes en el ABC de España.
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Silencio total: donde esté García Márquez, no se toca la tecla NF.
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_ “Maestro, ése lo que quería era escribir tu biografía” Dice el triste escritor cubano presente. Y yo pregunto enseguida:
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_ ¿Verdad maestro, a NF usted le negó una biografía?
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_ “Yo lo saqué. Hablé con mi amigo el presidente de México que me prestó su avión y hablé con Fidel. Lo saqué sin visas ni vainas, llegó sin ná. Yo lo saqué...”
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Por supuesto mi intención única era joder, meter el dedo en el ojo del Nobel. Vengarme de su intento de manoseo con la mía!
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Y aunque lo había conseguido, el hombre entristeció. Sí, lo juro. Y fue su mujer, Mercedes, la que entonces habló, y contó sobre todo momentos felices, recordó que siempre ellos habían querido mucho a NF y de ahí mejor no seguir con el tema.
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-Pero él ha escrito buenos libros, alguno imprescindible…dije para rematar la faena, y para que me alcanzaran por un brazo y me sacaran del selecto círculo.
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Como en casi todas las reuniones festivas donde esté García Márquez y su amigo Pablo -que se pasa muy bien todo sea dicho- enseguida se borró el tema NF, me borraron, y cantamos una parte considerable del repertorio Milanés. Salpicado del Caminante Juanito etiqueta prieta, oll time.
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Yo le regalé el ejemplar del libro que antes había pisoteado con el Nobel trasero, dedicado por supuesto, y la noche siguiente cuando nos vimos me preguntó:
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_“De qué libro hablas, chico”
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De estos conciertos de Raúl & Pablo coordiné, produje, varios aquí en Madrid. Sea bueno dejar claro, que el amigo PM no necesitaba realizarlos, ni ganó un duro con ellos. Hay vídeos y fotos que no tengo producto de mudanzas y desatinos abundantes.
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Eran otros tiempos sin duda.
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Imágen superior tomada de la Web.
Foto de Chago: Pablo Díaz.
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