lunes, 20 de diciembre de 2010

Poemas de Yunier H. Palao

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Tres poemas (inéditos) de Yunier H. Palao
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Entre las espinosas cercas
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en el interior de los patios de aquellas casas.
Más espinas
cactus sembrados,
plantas que
sólo abren sus flores de noche.
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Flores blancas que ven el paso del mar,
el desfile de hombres mal alimentados
agobiados de la familia,
cantando en lenguas negras
con redes en sus espaldas
caminando con pantalones ceñidos,
mostrando su virilidad casi animal.
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Entre las espinosas cercas
en el interior de los patios de aquellas casas
más espinas,
sólo ellas germinan en aquellas tierras.
Así lo ve la niña, con resignación.
El fluir del sudor por la piel todavía joven.
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El insoportable vaho de las vísceras de los pescados
que se pudren en los caminos.
El cúmulo del odio en estos árboles,
en estas paredes.
Así lo ve la niña.
Parece no haber dormido en casa,
golpea con piedras las duras semillas del hicaco,
golpea para comerse la masa blanca de su interior,
la masa de un sabor indescriptible.
El calor es tanto que sus ojos
ven a los hombres echarse agua a cielo abierto
con los brazos alzados.
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Ahora trata de dormir
pero el ruido del estómago
de su madre la impacienta.
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La detención del tiempo
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Difícil es volver a los caminos de la inocencia
el tiempo se detiene en fotos,
cartas,
cintas de video o audio.
Veo a mi madre colando café,
y el ritmo imperceptible del vivir se acelera.
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Pero los olores son como los sentimientos.
Me acerco al aroma de la cocina
de la casa que se nos cae,
que se nos calló.
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Difícil es volver a la ingenuidad de los primeros días,
fijo mi nariz a la tierra húmeda
escucho la voz de aquel que decía no camine más allá
----------------------------------------------de la presa,
descubro los caballos correr
(por primera vez).
Los muchachos desnudos tocándose debajo de las aguas
las aguas turbias que me tomo.
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Paso mis manos por los Almácigos
y me veo de la mano de mi padre
caminando al pozo,
conversando de las estrellas
en noches que nunca vendrán.
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Los olores me llevan a descubrir el pasado
Volví a presenciar el color de los primeros labios,
la piel caliente que me moldea.
El peregrinaje de un cuerpo.
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Unas manos me regresaban a la casa-cuarto.
El aroma de las comidas fermentadas,
el de los cerdos que engordan en un costado de la cama.
Después de muchos años sentí el sudor de los caballos
la espuma que emana,
el vapor que los hace volar.
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El olor de los caballos,
le olor del lugar donde nací
es ahora mismo las sucesivas fórmulas de regreso.
Las manchas en la toalla
las huellas de mi cuerpo cuando me seco.
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Difícil es cifrar la vida a través de sensaciones.
Un poco de semen cae en mi mano
intento escribir lo que pienso.
Transito por los muchos cartones que forman unas casas,
casitas recicladas.
El tiempo mata lo vivido
el tiempo te acostumbra.
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Lo verdadero
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Para Iván Grizzli
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Allí estaba lo verdadero, lo contundente, el deslumbramiento de estos trozos de vidas definidos, tendidos a lo largo de los objetos. Una puerta se abre balanceándose hacia delante, hacia atrás, hacia delante, hacia atrás dejando pasar la luz opaca, de los cristales.

Luz, de silencio, luz que muere –o peor, que hace que muera el instante de las sonrisas.

Corto pedazos de pan. Pienso cuántos se han cortado con este cuchillo. Pienso en las bisecciones, pienso en las necropsias. Pienso. Todo es uno. Todo.

Pero allí estaba lo verdadero. Un hombre llora por la partida. Un muchacho alto sube al ómnibus y desde el asiento que da a la ventanilla puso sus manos encima del cristal oscuro. Aquellas manos humedecieron la superficie, dejando marcada la silueta que el aire borraba.

Todo se entrelaza, busca cauces por donde viaja lo observado, lo que se registra y queda así, de esa forma expuesto.

Pero allí estaba lo verdadero, claramente dibujado por gotas de sudor. La forma de la mano, determinada por momentos, momentos en Galiano, Ánimas, La Avenida del Puerto.

Momentos en que definíamos el litoral recogiendo piedrecitas, pomos para guardar poquitos de sueños.

Sueños que vienen del éxtasis que provoca mirar, la paz que emana de los ojos del mendigo, el profundo olor que desprenden los gatos cuando son aplastados en la calle.

Frente a mí ese color sepia, tierra tostada, por entre los nylon que guardan los huesos. Esos eran los tíos que no conocí. Huesos en nylon transparente de abono.

De nuevo alzo el brazo despidiéndome –no como el hombre que llora por la partida. Era otra la despedida, es otra. Las manos de mi madre humedecían el cristal del féretro en el que llevaban a la abuela, eran otras manos, pero eran las mismas, cientos de manos saludándose por última vez.

Sigo cortando pan, un pan para alimentar el hambre que da entregar un cuerpo a la muerte.

Sigo cortando pan en trozos iguales, rebanadas que se comen con la mayor quietud.

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YANIER H. PALAO, (Holguín, 1981). Ha publicado en distintas revistas y antologías. Publicó el plegable de poesía Graffiti de mi soledad, 1999. En el 2000 fue su primera publicación en la revista de poesía española Arboleda. En el 2003 fue finalista del concurso nacional El árbol que silba y canta. Obtuvo en el 2003 el II lugar en el Concurso Provincial de Narrativa “La caza del Yacaré”. Recibió en el 2004 la Primera Mención en el concurso Manuel Navarro Luna. Egresado del Taller de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Es miembro de la AHS, trabaja en la Casa del Joven Creador de Holguín. Tiene publicado Sombras del solo (Ediciones Holguín, 2005). Obtuvo el Premio Nacional Poesía de Primavera 2008 de Ciego de Ávila, con el libro Peces en bolsas de nylon (Ediciones Ávila, 2009). Obtuvo el primer premioOrígenes” que convoca la AHS de Santiago de Cuba 2008. Obtuvo la Primera Mención del Concurso Dignora Alonso 2009 que convoca Ediciones Vigía, en Matanzas. Recibió también el Premio de la Ciudad de Holguín 2010 con el cuaderno “A la intemperie”. Ediciones La Luz publicó en el 2010 el cuaderno Música de fondo. Está incluido en las antologías Puente del tiempo (Ediciones Holguín 2008); El sol eterno, (Ediciones La Luz, 2009); Cantar del mal de amores (Editorial Sed de Belleza 2010) y Ciudades bajo un mismo cielo, antología de poetas vascos y holguineros (Ediciones La Luz, 2010). Primera Mención en La Gaceta de Cuba, 2010. Ha publicado en las revistas: Vigía, Diéresis, Cauce y La Gaceta de Cuba. Reside y crea en Holguín.


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4 comentarios:

  1. Muchas felicidades por darnos siempre voces nuevas y frescas, más esta que es de mi Holguín: eres como editor el rayo que no cesa. Muchas gracias por esta página que nos hace creer de nuevo cuando descreemos de la poesía. Alberto Lauro

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  2. Poemas muy contundentes, de un poeta que no conozco y gracias a Efory puedo disfrutar, enhorabuena.
    JC Recio.

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  3. Capacidades admirables para el idioma. Gracias, Juanqui, por una poetica tan hermosa!
    Pedro A. Assef

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  4. Si, probablemente lo sea

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