jueves, 28 de mayo de 2009

Jorge Alejandro Camacho: Benedetti

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Por Jorge Alejandro Camacho

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En el blog La casa azul publica Belkis Cuza Malé un artículo sobre Mario Benedetti. Escribe lo que piensa, o tal vez, lo que siente, porque en su escrito palpita una emoción muy fuerte. Ese texto me motiva a escribir este. No voy a controvertir ninguno de los hechos que ella narra porque de ellos no tengo más referencias que artículos como los de Belkis y las historias contadas por amigos. Pero voy a referirme a una contradicción evidente: Belkis escribe: No voy a hablar aquí de su obra, sino de su persona. Para punto y seguido afirmar: Su obra no me interesa para nada. Su poesía tiene el aire de su vocación juvenil, la del perfecto oficinista, es decir, la antítesis de lo que pensamos ha de ser un poeta. Juicio mas aniquilante sobre una obra poética es difícil de encontrar. Claro que opina sobre la obra. No se extiende en argumentos sino dicta una sentencia y para desgracia del difunto lo hace con una eficaz ironía.

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Desde luego que ella tiene todo el derecho del mundo de hacer ambas cosas; pero no tiene el derecho de decirnos que no cuando . Hay, además de las citadas, otras frases poyan la impresión negativa que el texto sugiere: “uno de los tantos escritores”..., “...un escritor a sueldo...”, “...lo habían ensalzado a la cumbre...” Belkis Cuza Malé no aprecia la obra de Mario Benedetti y de eso sí habla, deja en claro incluso que no le “...interesa para nada...” y ese es otro juicio aniquilante.

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Obras como las de Benedetti y José Angel Buesa generan agudas controversias. Dioses para unos, pobres diablos para otros, estos escritores no pueden ser borrados de un simple plumazo. Su obra contradictoria y peculiar tiene un espacio en la historia de la literatura latinoamericana, más allá de sus ideas políticas o sus avatares personales. Cuál será la sentencia final de ese juez implacable que es el tiempo, no lo sabemos. Pero sabemos que Benedetti será uno de los llamados a juicio, y eso es ganancia para él. Al menos tiene garantizado que no recibirá una condena al olvido sin su respectivo debate.

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Yo quiero apuntarle algunos méritos al poeta: leía bien. Leídos por él, sonaban deliciosos aun poemas francamente malos. Y si en honor a la verdad no puedo elogiar una poesía impecable, puedo hacer referencias a algunos buenos versos. Y es un poeta con el que siempre uno se reencuentra, a pesar de todas las distancias. Y los de mi generación (1964) aun le debemos otra al viejo Benedetti: sublime o cursi (o ambas a la vez) su poesía está enredada en la historia de nuestros amores. Poemas buenos o malos, no importa: fueron los instrumentos de historias fabulosas, nuestras historias. Honestamente tenemos que reconocer que cuando nos flecha cupido transigimos con boleros y baladas y poemas, aun aquellos que a solas no consumiríamos por nada del mundo.

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En fin, el legado poético de Mario Benedetti no todos lo ventilan de un modo tan sucinto y rotundo como lo hace Belkis. Tampoco constituirse en paradigma indiscutible. Es un poeta con sus luces y sus sombras. El tiempo dirá donde lo ponemos, incluso dirá si es que lo ponemos.

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Sobre las reticencias de Belkis respecto a las posturas políticas de Mario Benedetti solo puedo decir que las respeto. Ella vivió en la época del Congreso de Educación y Cultura del año 70 en la Habana y vivió lo que nos narra Jorge Edward en su libro. Y las vivencias marcan. Para mí, en cambio, vivir en Suramérica, conocer la realidad de estos países y ver a Cuba desde lejos, me ha permitido entender que desde aquí se ve distinto el paisaje. Cada quien carga con su verdad que está marcada por las experiencias personales. Nosotros desde Cuba hemos tenido unas experiencias que nos hacen a ese fenómeno denominado “la revolución cubana” de un modo. Ellos tienen otras que los llevan a verlo de otro modo. Cuando esas verdades pueden ser compartidas en contextos de respeto y ecuanimidad surgen otras verdades más complejas. Nada puede mirarse en blanco y negro, aun cuando abunde el negro. Sobre la postura política de Mario Benedetti y de otros intelectuales latinoamericanos creo que el análisis es mucho más complejo de lo que uno encuentra en las polémicas. No todo puede resolverse con el esquema facilongo de buenos y malos, de honestos y deshonestos. Cada quien tiene sus zapatos, sus historias, sus dolores y desde ellos interpreta al mundo.

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Aunque se equivoque, esa verdad personal merece ser. De ese respeto por la diferencia, los cubanos de todas las orillas tenemos mucho por aprender aun.

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11 comentarios:

  1. Me ha encantado leerte. No puedo estar más de acuerdo.

    Saludos.

    Asirys

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  2. Resumiendo, los méritos de MB, según Camacho, son estos:

    -leía bien
    -escribió algunos versos buenos
    -su poesía está enredada en la historia de nuestros amores

    Yo digo, prefiero la poesía de Octavio Smith (es el ejemplo que se me ocurre de pronto) que leía fatal, a cualquier poeta uruguayo que lea bien.

    Lo de los versos buenos es aplicable a cualquiera que haya escrito poemas en su vida. Hasta César López.

    Y lo de su poesía enredada en amores, lo siento, pero eso está flojo. Así yo pudiera justificar a Los Pasteles Verdes.

    Bien pudiera defender Camacho a MB de otro modo. Por ejemplo, decir que el uruguayo tenía un excelente oído para el ritmo (no estoy hablando de leer en voz alta), que sabía aprovechar efectismos, dramatismos, esas pequeñas trampas del escritor. Y que era muy ingenioso.

    Sin embargo, no supo resistirse a la baratura. Confundió ars poética con ars circense.

    También me causa hilaridad eso de llamarle "reticencias de Belkis" a lo que ella afirma de MB. No son reticencias, no. Belkis es contundente. Y está muy bien, pues nos explica sus razones y es bueno escuchar argumentos de ambas partes.

    Bueno, aprovecho para saludarles a todos. Gracias.

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  3. Santiago Méndez / Chago28 de mayo de 2009, 5:08

    Gracias a ustedes, Manuel; siempre bienvenidos.

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  4. Saludos Jorge Alberto, manuel, Asirys y todos.

    Un abrazo

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  5. Saludable intercambio y con buen tino. Prefiero los si, pero... o los no, pero... a los absolutos acostumbrados. Saludos a todos

    Alejandro

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  6. Ahora agrego un abrazo. Gracias de nuevo.

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  7. La distancia da muchas ventajas a la hora de ser "contundente", luego está la historia de cada cual. Te puede gustar más o menos la poesía "compro metida o compro vendida de Benedetti" pero lo que está claro es que eran otros tiempos y otros exilios. Muchos cubanos, visionarios ellos, se iban de Cuba denunciando una dictadura que medio mundo no tomó en serio hasta hace poquito; luego miles de perseguidos políticos, torturados ellos, de latinoamérica encontraban cobijo en Cuba y desde allí hacían tribuna de su causa. Ahora las cosas se ven "más claras" y se juzga duro, durísimo. Claro, con la ventaja que dan los años y estos tiempos.

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  8. Saludos, amigo Jorge Alejandro Camacho. Respeto tu opiniòn, como la de todo el mundo, y me gusta el debate, cuando a mí me dejan decir la mía. Nunca me he podido callar, ni en la Cuba esclavizada, y por respondona estoy aquí, gracias a Dios.
    Como dije, no me gusta hablar mal de nadie, aunque parezca una contradicción, pues siempre digo lo que pienso. Aunque no siempre, la mayoríoa, sea malo.
    Quiero tener un pensamiento optimista hacia todo ser humano y tratar de entenderlo, pero se hace necesario a veces tomar el látigo de ese Cristo que expulsó a los fariseos del templo. Dios es Amor, y así lo entiendo y trato de practicarlo. Pero el Amor engendra respeto por la vida de los seres humanos y sus sufrimientos. Y los de mi pueblo bien valían una palabra decente de Benedetti, no su silencio.
    Como muy bien dice Sosa, era diestro escribiendo un poema, lo cual no quiere decir que fuera bueno, sino un remedo de esa poesía que él leía tan bien, como dice Camacho.
    No quiero ser cruel, pero él que lo haya conocido en persona no puede dar fé de que estaba delante de un poeta, sino de un hombre torpe, frío y burócrata hasta los tuétanos. Sin gracia, y esto es lo peor que le puede pasar a un poeta.
    Gracias y bendiciones,
    Belkis

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  9. Hay que joderse con la fiebre de respetabilidad que le ha dado al personal últimamente. Es una pena que no hubieran formado parte del gobierno cubano en otros muchos momentos que siempre han sido en blanco y negro. ¿Respetó Mario Benedetti el talento de Heberto Padilla (infinitamente superior al suyo) cuando el espectáculo circense de la UNEAC-Seguridad del Estado en los quinquenios tenebrosos?

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  10. pERDÓN, quise decir "respetuosidad" por respetabilidad. Son cosas distintas.

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