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Tres poemas (inéditos) de William Navarrete
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-----Pigalle, 1
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La monada hipnotiza hasta las plantas
con sus ancas de caballo poderoso
aprisionadas bajo telas de abultados uniformes.
Lucen tan maduros y tan listos para el sexo
que a cualquiera se le olvida
que velan por el orden arbitrario
y, de paso, recaudan los euritos
que pagan recepciones, choferes y vinos
de los Ministros llorones del Estado
y su primera dama de faldilla y taconcillos.
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Están pidiendo papeles arrugados,
papeles en blanco, letras muertas
que acuñan risotadas de fronteras,
a los que gesticulan demasiado
o se acomodan el paquete con gestos de truhán.
A mí me ignoran porque tengo
cara de buen cristiano,
de blanquito criado en Miramar
y no llevo cadenones en el cuello,
ni esa rufa de negro aspavientoso,
ni me brillan los dientes con el oro,
ni se me pela la nariz de tanta harina
y el pantalón no me cae más allá de las nalgas.
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Soy para ellos el perfecto ciudadano…
---------------mientras no sepan lo que pienso.
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-----------Pigalle, 2
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Está pasando algo bajo un toldo.
Son las cuatro de un sol fugaz
y las gotas de sudor anuncian un verano
que es arena escurriéndose en las manos.
La alameda central está desierta.
Los listones de metal de los canteros
descansan de quien pone en ellos su trasero
para vendernos lo que sea
por tal de vender algo
y meterse en el vientre, en el bolsillo,
un billete o media caja de cigarros.
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Tal vez se han ido todos
al lugar de donde vienen:
al famoso bled que yo imagino
como esos pueblos-fantasmas de La Mancha
o las aldeas tragadas por raíces
en las tierras misteriosas de los mayas.
Un Más-Allá donde gozar no está prohibido
siempre y cuando no se abra de un golpe
la ventana severa del orden celestial.
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Si me pregunto por qué no fui tras ellos,
es porque no tengo bled, ni raíz,
ni otra geografía al otro lado de la puerta,
porque se van borrando mis recuerdos
para que el aire que respiro no me asfixie
al contemplar en las márgenes del paso
el precipicio de mar a mis espaldas.
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En esta tarde de engañoso sudor
sólo se ve de banco en cuando
un fantasma, alguna sombra,
un viejo cabizbajo, la estoica figura
de una puta… mesopotámica,
una loca cubierta de argollas hasta el culo,
un chulo de tatuajes en la lengua
y la mirada triste de perros vagabundos
como mujeres sedientas de marinos
en el muelle incierto de sus vidas.
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En esta tarde de engañosa muerte
-------------------------y de pasado
es mejor comprar un diario
y abanicarse el rostro con todas las noticias.
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----------El tres del bulevar
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A Farid la religión no le deja
aceptar la cerveza que le brindo.
Me lo dice quitándose la ropa
como quien sopla sobre un ojo
alguna inoportuna basurilla.
Tiene tanta prisa en soltar
el peso acrecentado entre sus piernas
que se olvida de esto, de lo otro
y de los suras punitivos del Corán.
No sé cómo logra creer que complace a una mujer
si mi sexo le flagela el vientre
y a veces le pasa cerquita de los labios.
Al disponer de mí en juegos malabares
es el gimnasta con que sueñan las muchachas
y huele a pieles de camellos,
a azahar en una plaza tugurienta,
a canela en rama, a zoco aturdido de canciones.
Sube y baja pidiéndome una danza,
una luna sin espejos donde quede
atrapada la ilusión de cada noche.
Y ese deseo de mortal contenido
en la abstinencia y el desprecio
de las hembras de París por su pobreza
lo obligan a vengarse de la vida y de su dios,
a pedirme que olvide su rostro en una esquina
y a llamarlo por su miembro
cuando salga por mi puerta liberado.
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William Navarrete (Cuba, 1968). Escritor. Reside en París. Ha publicado varios libros de ensayo: La chanson cubaine: textes et contexte (2000) ; Cuba: la musique en exil (2004), Catalejo en lontananza (2006) y 1902-2002. Centenario de la República Cubana (colectivo, 2002). También las antologías Insulas al pairo (poesía, 2004), Versi tra le sbarre (poesías de presos cubanos, 2006) y el homenaje a Lezama Lima Aldabonazo en Trocadero 162 (33 autores, 2008). Publicó su poemario Edad de miedo al frío (2005), Canto al pie de los Atlas (Milán, 2006) y Lumbres veladas del Sur (2008). Sus monografías críticas han visto la luz en la colección "Visión crítica", de la Ed. Aduana Vieja, siendo la última la que editara junto a Jesús Rosado sobre el pintor Humberto Calzada. Recientemente publicó ficciones sobre obras maestras del Louvre en el volumen La canopea del Louvre (2008).
Por favor, pero qué poeta tan remalo... "la monada", por dios...
ResponderEliminarCuestión de opinión.
ResponderEliminarGracias por la visita.
Gracias por mostrarme los poemas, son degustables en alto grado; me gusta esa sátira desaforada y al mismo tiempo ecuánime, de observador escéptico y al mismo tiempo creyente, en la mejor tradición del divino Marcial y del sabio Catulo en sus tiempos. Es grato saber que mantienes viva en nuestra destartalada tradición poética la intención epigramática (que muy pocos han cultivado, como tal vez Severo, y los cronistas del "punto guajiro"), que despliegas una mirada sardónica pero elegante sobre el costumbrismo burdo, y lo recreas con esa voz de inmigrante con derechos a rechazar y comentar. El de Farid es como un postre de baklava que clava (y valga el sonsonete) sus tenazas de lava y de miel en la memoria del cuerpo, ¡muy bien!
ResponderEliminarMe gustaron los tres. Mis preferidos o mi preferencia fue en orden ascendente 3, 2, 1
ResponderEliminarMuy sabrosos y refrescantes.
Juan
Son buenos, William, simplemente buenos. Y no son cursis ni amanerados. Eso es lo mejor: están vivos.
ResponderEliminarMe encantan William, son muy buenos. El segundo para volverse loco. "papeles arrugados", "risotadas de fronteras", todo lo que pasé en otra época. No olvido. A ver cuando me dejas leer los otros # de ese bulevar de las mil y una historias. Abrazos,
ResponderEliminarPiro.
perdona, el primero quise decir. El del moro del laguer es una pelicula. Cada vez me asombras.
ResponderEliminarPiro
Sí que están vivos estos poemas gusten o no. José Raúl
ResponderEliminarAUTENTICO 100 %
ResponderEliminarLos disfruté los tres. Mucho.
Empecé a leerlos sin prestar atencion y cuando llegué al tercero di marcha atras. Me gusto mucho la frescura y la habilidad para decir cosas increibles sin sofocarse y sin sofocarme. Me apunto para el libro.
AMS
Olvidé decir que cuando volvi atras fue cuando llegué a:
ResponderEliminar"Tiene tanta prisa en soltar/
el peso acrecentado entre sus piernas /
que se olvida de esto, de lo otro/
y de los suras punitivos del Coran"
Waoohhh
Son excelentes, William; ya te lo había dicho en privado y lo repito en público. El de Farid... ya te dije!
ResponderEliminarGracias, Chago, por publicarlos. Un abrazo a los dos.
Muchas gracias por los comentarios. Es un placer tener a tan distinguidos poetas por aquí.
ResponderEliminarSaludos.
Ch.
Ah William... me transportaste a Fez y a ciertas historias vividas con amigos... qué tiempos tan multidimensionales! Hermosa poesía, atrevida, honesta, escandalosamente deliciosa.
ResponderEliminarBesos.
Muy buenos William !!!!!!
ResponderEliminarMuy buenos. El que mas me gusta es "El tres del bulevar", el de Farid. Imagenes fuertes, recias, percutientes. El vivo reflejo de su sexualidad frustrada. De ese cuerpo que "huele a pieles de camellos, a azahar en una plaza tugurienta, a canela en rama, a zoco aturdido de canciones"...... Como haces para dar esas pinceladas, para sumergirnos de inmediato en ese contexto de sensualidad y dolor?
ResponderEliminarBravo!
EM
Sube y baja pidiéndome una danza,
ResponderEliminaruna luna sin espejos donde quede
atrapada la ilusión de cada noche.
Eso me encantó William, tiene clase. Tienen clase los tres, y esa es la idea, la poesía; el talento para tirarse por la calle del medio sin vulgaridades como "algunos" y "algunas". Un abrazo y las gracias a Santiago por dar luz.
Ena
Saludos a todos estos poetas con estilo y gracias definidas: Reinaldo, Cueto, Ena La Pitu, Karin, David, Piro (que no se me despinta), Odette, Lira, Eyda. También a La Te (Teresita Dovalpage) que tiene luz verde para su idea.
ResponderEliminarCada descubrimiento de un poeta conlleva un misterio nuevo, vestido con cuerpo de palabra. No sé como llegué aquí, pero me alegró descubrir entre líneas la herencia de Cintio Vitier, de Eliseo Diego, de Fina García Marruz, tal vez. Un abrazo de isla a isla.
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