Bestial: artistas Canarios. Palabras en el catálogo.

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A propósito de Bestial. Exposición de Laura Gherardi, Julio Blancas, Santiago Palenzuela y Julio Espinosa

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Una isla, también, es una protuberancia (1). El estallido de un geosinclinal o el cachimbombazo que nos dejó para el resto, San Borondón, vencedor del mar y de la tierra, como señal inequívoca, como refugio.

Deformación, escama, esquirla, perdigón -bicho raro- cuales quieras serán sus nombres. ¿Cuántos nombres tiene una isla?

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“La maldita circunstancia del agua por todas partes

me obliga a sentarme en la mesa del café.

Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer

hubiera podido dormir a pierna suelta(2)”

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Los nombres de una isla son falsos, como falsos son sus fundadores. Así, allende las islas todas por entonces conocidas, el veedor del nuevo Rey-Emperador, dejaba constancia de su sorpresa. Tomaba intensa nota y dibujaba grosso modo la fauna que se había agenciado. Un tropical Perezoso visto como un Perico Ligero; el más torpe que se pueda ver en el mundo (…) sin hacer en la cabeza proporción o diferencia alguna fuera del pescuezo; y al cabo aquel cuello tiene una cara casi redonda, semejante mucho a la de la lechuza(3)…

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Las bestias que habitan la vida de los humanos. Las que se pueden pintar, construir, imprimir, soplar en las húmedas paredes de las cuevas con carbón vegetal, son bestias exorcizadas. Bestias para protegerse de otras bestias. Bestiario de la memoria. Para la memoria. Gárgolas eternas. Bestión. Bestias domadas por voracidad del homo sapiens.

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“Pero la bestia es perezosa como un bello macho

y terca como una hembra primitiva.

Verdad es que la bestia atraviesa diariamente los cuatro momentos caóticos,

los cuatro momentos en que se la puede contemplar

—con la cabeza metida entre sus patas—escrutando el horizonte con ojo atroz,

los cuatro momentos en que se abre el cáncer:

madrugada, mediodía, crepúsculo y noche(4)”

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La necedad humana por atrapar las bestias todas. Clasificarlas. Crear el Bestiario desde el simple conejo. la familiaridad de una cabra del Tibet, un león enjaulado que sólo puede ya reproducirse en germania, al mito de Orfeo; bestia capaz de bajar donde Hades y Perséfones(5). Capaz de hacer tratos con O Demo; bestial supremo.

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Así, los desechos se revitalizan. Como el imaginario mismo. Un gajo del monte, la sombra de un falso Minotauro, la paleta tiesa y gastada, dura, desdeño que el artista recicla según su psicosis. Según se fue proveído de bestias y paranoias.

La caducidad de los mitos a día de hoy es instantánea, prácticamente. La postmodernidad ha dejado como sello irreducible el predominio de la jerarquía castrense. La forma más bestia de la bestia humana.

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De elegir, cosa improbable de momento, prefiero a las bestias nobles. A las que tienen uñas y dientes afilados. A las que no se dejan poner bozal ni ser montadas. A las que no mueven el rabito ni traen la pelotita ni defecan cuando se les saca.

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De elegir; bestias corcoviantes. Trabajadoras por cuenta propia, que se dice.

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Una isla, también, es una protuberancia. En ella las bestias pacen como diría el poeta y cada cual asume la diferencia. La bestialidad de lo cotidiano. La cotidianidad por sí misma.

Por ello el mar es la constante. La génesis y el destino, pues aunque cierre los ojos el calor te empapa. Te sala la boca.

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“un pueblo desciende resuelto en enormes postas de abono,

sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes,

más abajo, más abajo, y el mar picando en sus. espaldas;

un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir,

aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales,

siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla,

el peso de una isla en el amor de un pueblo(6)”

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Voy a permanecer junto a las mías. Aunque creo estoy repleto de deseos bestiales que a su vez son filtrados, por temores, falsa moral. Así sólo salen a la luz reminiscencias, polvo de Dios, reflejos de antes de la doma.

Los aquí reunidos dejaron la huella del exorcismo. Cruzaron la línea invisible, la referencia inequívoca de la utopía, que es única patria posible. La primera en perderse.

Quienes quieran entrar, por favor, no enciendan la luz.

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L. Santiago Méndez Alpízar

Madrid, Martes 1 de Agosto del 2006.

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1- Ricardo Alberto Pérez/ Prólogo a Rockason con Virgilio Piñera

2- La isla en peso / V. Piñera

3- Bestiario de Indias / Gonzalo Fernández de Oviedo

4- La isla en peso / V. Piñera

5- El bestiario o Cortejo de Orfeo / Guillaume Apollinaire

6- La isla en peso / V. Piñera

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-Algunas Obras del Catálogo;"Bestial"

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Texto e imagenes del Catálogo, Bestial. Puerto de la Cruz, Tenerife, 2006.