lunes, 7 de abril de 2008

Teoría del alma china: entrevista con Carlos A. Aguilera

------

Teoría del alma china: entrevista con Carlos A. Aguilerai

(Versión definitiva)


.------------Por Idalia Morejón Arnaiz

---

En 2006 la editorial mexicana Libros del Umbral publicó un tomito de 117 páginas, Teoría del alma china, en el que el escritor cubano Carlos A. Aguilera (La Habana, 1970) esboza una teoría irónicamente novelada sobre “el otro”, que no es el asiático, y sí el Estado en su tortuosa relación con el escritor. Relato corto, de aventuras, directo en sus referencias literarias y cinematográficas (Kafka, Bernhard, Herzog), cercano a la narrativa de Mario Bellatin en novelas como La escuela del dolor humano de Sechuán, este fantástico viaje por territorio chino es, sobre todo, un magnífico viaje por la mentalidad totalitaria. Durante los años 90, Aguilera participó en Cuba del Proyecto Diáspora(s), cuya propuesta de escritura se posicionó contra los modelos nacionalistas canónicos. Hoy el escritor reside en Frankfurt, como becario de la Feria del Libro de esa ciudad. Además de esta edición mexicana, Teoría del alma china ha sido traducida al croata, al checo y al alemán. Donde más nos gustaría verlo publicado es en La Habana.

--

−Existe en la literatura de viajes, y en su exotismo, un universalismo clásico que coloca la nacionalidad bajo el signo de la contingencia y el azar. ¿Esto es un paliativo para el exilio?

−Esto es sobre todo un paliativo para el escritor, que a partir de nociones como viaje, otro, fronteras, etc..., puede salir con cierta ironía de la literatura-nación, del redil donde ha crecido y donde el estado, las instituciones, la tradición y la mayoría de los escritores lo enmarcan. Es decir, una literatura que juega con lo “exótico” como dispositivo literario y conceptual, tiene más posibilidades (creo) de desmarcarse de ese gavetero costumbrista donde muchas veces sin querer nos encerramos, que aquella que asume a priori lonacional como objeto de identificación/verdad.

--

−El libro se apropia de las técnicas de la narrativa documental. Existe un sujeto biológico (un informante que también es /autor/editor/narrador/personaje) con el que el lector establece un pacto testimonial, y en cuyo poder de observación deposita su confianza. ¿En qué consiste el poder de observación en un libro donde no existen descripciones realistas?

El poder de observación radica en un juego con los estereotipos y paisajes que a todos sin exclusión nos atraviesan. Observar no es mirar la manera en que el otro se gira hacia la derecha o hacia la izquierda (en el caso de que alguien alguna vez se gire hacia la derecha o hacia la izquierda), sino observar el espacio en que lo han situado e intentar comprender el locus donde éste quisiera estar, ese juego de dificultades. Juego que en la literatura sólo se resuelve mostrando la tensión, el absurdo, la ironía o la caricatura donde cada uno está encerrado, los límites que lo acercan-alejan de su propia experiencia de vida.

--

−¿Qué tipo de conexión existe entre tu colonia japonesa y la colonia penal de Kafka?

Una conexión literario-fascista. La colonia penitenciaria de Kafka, la máquina que en ella intentan ensamblar y que no es más que una metáfora de toda la colonia, es lo que yo deseé modestamente no sólo con mi colonia, sino con mi libro completo, con la búsqueda del “alma” que se intenta en cada uno de los cuatro relatos...

--

−En un reportaje de Edgardo Dobry a Rolando Sánchez Mejías titulado “Cuba es China, incomprensible, absurda y lejana” es posible establecer algunas relaciones con Cuaderno de Feldafing, del propio Rolando, cuando éste escribe: “Es verdad que el mapa no es el territorio” (p. 79), y luego: “Basta ya de andar adjudicándole al Trópico el Poder de la Metáfora. ¿Qué es la Isla si no el lugar donde se malgastan las imágenes? (p. 114)” En ese sentido, el título de tu novela es el predicado de una posición ideoetética ante la nacionalidad. ¿Esto condensa el pensamiento de DiásporaS?

No. El titulo de mi libro no condensa el pensamiento de Diáspora(s), quizá ni siquiera condensa los diferentes juegos literarios, antropológicos, de género que creo existen en el mismo [en el mismo libro quiero decir]. En este sentido, Rolando tiene razón. El mapa no es el territorio. Incluso, pudiera decirse que muchas veces el mapa ni siquiera es elmapa. De la misma manera que un ratón no es siempre un ratón, como escribiera en los años cuarenta Lorenz. Y esto valdría también para los nacionalismos o para esa suerte de erección nacional que inscriben a veces con cierto disimulo algunos escritores. El caso Severo Sarduy es bastante elocuente: una escritura postnacional, que ya no se adapta a la ortopedia isla o a la manera en que se estructura literatura en el “infiernito”, y sin embargo, su reclamo constante a ser considerado dentro del tirayjala nacional, dentro de la superposición de culturas que él veía dentro de Cuba me han dejado muchas veces perplejo. Es que es imposible pensarse dentro de algo más grande y abstracto que lo que conocemos como literatura cubana? Me gustaría pensar que sí...

--

−Teoría del alma china es un respiro para la literatura cubana de los últimos cuarenta años. Sigue el linaje de Virgilio Piñera, por el lado de los escritores cubanos. Es un libro que da comienzo junto a la producción de otros autores de México (Bellatin), Argentina (Forn, Pauls), Brasil (Carvalho), a otro camino para la teoría de la literatura latinoamericana: la ruptura con formas estéticas directamente subordinadas a formas políticas. Es otro momento estético importante nuevamente conectado a sucesos políticos, es el resultado de 47 años de la aplicación de preceptos ideológicos fascistas en Cuba.

Teoría del alma china es el intento de colocar determinadas historias en un contexto donde lo político, lo sarcástico, el juego de géneros, las mentalidades, el “despotismo privado”, la parodia... se complementen. Por otra parte no es nada nuevo. En la literatura cubana está Piñera, como tú señalabas, y está también Arenas, García Vega, Cabrera Infante, Rosales, para citar sólo a unos pocos. La revolución, con sus “preceptos ideológicos fascistas” vino a cortar y a sacar-de-quicio esa linea donde la escritura, lo civil y la caricatura se dan la mano. Es decir, Rosales tiene que ingresar en un Boarding Home para escribir su mejor novela, Cabrera Infante expulsarse a sí mismo de la isla para sostener una poética que es más grande que la ideología misma que lo arrincona, Arenas fugarse por el Mariel para levantar un “estilo” que ya había comenzado años antes pero a mi entender alcanza su mejor momento en El portero y El color del verano, ambas escritas fuera de la isla. Por otra parte, tienes razón en la dicotomía que señalas: a la misma vez que Teoría... es un libro que se aparta de las ficciones subordinadas a la literatura-estado (tan común en ese estado casi sin literatura), es un libro que reacciona ante/contra un medio dominado y descuartizado totalmente por la cuchillita ideológica. Esta suerte de contradicción sutil parte del “privilegio” de haber crecido en una constante lucha contra la escritura o la manera en que se practica literatura en Cuba y contra el campo literario tal y como nuestro Gran Inquisidor quiere que se construya y acepte. En fin...

--

−Según afirma Gabriel Bernal Granados, con Teoría del alma china tú has puesto un pie en china "como todos podemos hacerlo: imaginando el viaje" . Es sorprendente, pues no es, en primer lugar, una manera común de imaginar un viaje, sobre todo para quien no se dedica a la literatura; en segundo lugar, porque “imaginar” no es exactamente lo mismo que "inventar". La teoría está más cerca del invento, y el invento, aunque no dé resultado, generalmente es algo que se torna concreto, porque existe la necesidad empírica de (com)probar. Como procedimiento, entiendo que inventar e imaginar conducen a soluciones de escritura diferentes. Por ejemplo, en Cuaderno de Feldafing de Rolando Sánchez Mejías, el narrador sí "imagina", se la pasa suponiendo situaciones, crea un margen bastante contradictorio entre realidad y subjetividad, lo cual, en este caso, es válido ya que se trata de literatura. ¿Qué opinas sobre esta ambigüedad que la proximidad de ciertos términos provocan cuando nos ofrecen orientación para leer una obra?

Tienes razón, inventar e imaginar son términos que se aproximan y excluyen uno al otro, casi peligrosamente. Creo en mi caso yo invento una China (lo que no quiere decir que no la haya imaginado o visto flotar a cada rato delante mío), y creo la fui armando pacientemente con todos los pedazos que tenía a mi alcance, restos. Hace muy poco viendo en el Guggenheim Bilbao unas maquetas de Kingelez, recordé que muchas de las descripciones que hago de Beijing en mi libro parten de haber visto y revisto, en La Habana, un catálogo con las ciudades “imaginarias” de este artista africano, sus propuestas delirantes y utópicas. Y asi como menciono a Kingelez podría mencionar también otras cosas: trozos de filmes, fotos, conversaciones, libros..., y no todos precisamente sobre China. Es decir, para mi estaba claro que armar una ficción compleja sólo iba a ser posible si inventaba mi propio imaginario posnacional, si lo fundaba sobre la mezcla y determinado nosentido, además sobre una crítica a la mirada de occidente, a la ingenuidad con que históricamente ha observado al otro. Y eso fue lo que intenté, supongo.

--

−En la misma la nota de contraportada que escribió Gabriel Bernal Granados también me llamó la atención que afirme tres cosas absolutamente polémicas: en tu libro existe “cero color local”, “le vuelves la espalda a tus contemporáneos” y “cero concesiones a las demandas internacionales de un mercado”. Ciertamente, cuando los territorios lejanos vienen al mundo occidental en general llegan como literatura ready-made. En ese sentido, cero color local. Pero tu libro está traspasado por otra tonalidad que no deja de ser local a partir del momento en que escogiste el lugar donde construirías tu ficción: y es el color local de la lengua traducida, el color local que describes en las variedades de té, el color local de la ficción que no copia lo real, pero que en tanto relato de viaje y en tanto teoría, no puede dispensar los elementos que son propios del lugar donde ubicaste tu relato.Con el color local creo que no puede estarse refiriendo a “jineteras”, pues tu libro ocurre en China, y las jineteras son la realidad y la fantasía del exotismo ready-made próprio de Cuba, de su lengua, no de China.

¿Tus contemporáneos son necesariamente los escritores cubanos? ¿Volver la espalda a alguien de manera no se sabe si estética o política, o simplemente humana, no crea una ambigüedad que desvirtúa todos los presupuestos a partir de los cuales escribiste Teoría del alma china?

Con relación al mercado, ¿el hecho de considerar que tu libro sea invendible (cosa que no es, sino que puede muy bien ir a camino de amplias ventas como ya anda a camino de varias traducciones) necesariamente te posiciona como un escritor que se opone a las reglas del mercado editorial?

Uffff... ésta es difícil. Vamos por partes. Me parece que con respecto al color local Gabriel Bernal Granados, que dicho sea de paso es un magnífico escritor, tiene razón. Primero, porque se supone (y esta es una de las trabas primeras que tengo siempre que despejar con este libro) que ese “color local” en el sentido cubano o insular no existe. Pero tampoco existe en el sentido chino, ya que todas las descripciones del té, los paisajes, las personas, los perros..., están —al menos para mí— montadas encima de una máquina paródica, que intenta desbaratar precisamente eso que a falta de mejor nombre estamos llamando “color local”, y por supuesto, ésta sería entonces una de las grandes diferencias con la literatura de viaje usual, o con las guías turísticas... Por otra parte, a pesar de que para mí no son precisamente mis contemporáneos los escritores cubanos, o por lo menos no los escritores cubanos actuales (me siento más en “el tiempo” de Broch, Walser, Piñera o Gombrowicz), sí creo que en un sentido plano, y por desgracia esto es así quiera uno o no, los criticos, las editoriales, los periódicos tienden a meterte en una bolsa donde las tendencias, los nombres y la patética tradición literaria cubana se convierte a contrapelo de uno mismo en locontemporáneo, y creo que Gabriel se refería a eso. Es más, creo estaba intentando responder, por adelantado, a algo que en algún momento se convertiría en duda. Con respecto al mercado no tengo mucho que decir. El libro acaba de salir en croata, checo y alemán, y quizá pronto se traduzca al inglés... pero como decía Lezama parafraseando a Rilke, esto no sería más que ahondar en el error.

--

−Retomando la cuestión del mercado editorial y los pactos que el escritor crea con los medios de comunicación: ¿no crees que estos últimos dirigen también la producción de un escritor, en específico cuando se asume la escritura como profesión?

Esta es ya una pregunta por el escritor que cada uno es o cree ser. Creo que la crítica, las editoriales, la prensa en general funciona como una mafia, una famiglia. Y si el escritor o el artista o el que actúa publicamente no es lo suficientemente testarudo o no está lo bastante convencido de su propia y chiquitica verdad entonces tendrá un problema, ya que se encontrará dentro de una jaula donde varios leones halan hacia diferentes lados y donde todos, por supuesto, aspiran a quedarse con un pedazo de carne, engullirte. Esto quiere decir que hay que hacer oídos sordos y seguir adelante. Si los demás aplauden lo que uno hace, entonces bienvenidos, es muy probable incluso que haya hasta que invitarlos a cenar..., si no, bueno, que sigan por su camino.

--

−La obra de Thomas Bernhard ha tenido una enorme influencia en la escritura de varios autores jóvenes, ha creado algo que yo denomino “el efecto Bernhard”. Es un autor definitivo para quien consigue leerlo e identificarse con él, a pesar de que muchos lo consideran denso, de muy bajo astral y enigmático. Y ahora entonces te pregunto: es una cosa de la lengua alemana, o es una cosa de un estilo peculiar de sujeto que tiene la capacidad de escribir desde perspectivas tan profundas. Es completamente introspectivo, de una subjetividad compleja, tan creativa sobre la amargura de la vida.

Bernhard tiene dos cosas grandes. Un estilo que te hace reflexionar constantemente sobre la literatura, la manera en que puede ser construída, sus huecos..., y a la vez, alguien que puede detectar ese gesto bufo-histérico del ser humano (que para B. funciona bajo una suerte de vampirismo político) y exponerlo sin hacer concesiones, muchas veces burlándose de él. Cosa que le trajo muchos conflictos en Austria, y por supuesto, más de un escándalo. Además, sus novelas y obras de teatro, cambiando lo que hay que cambiar, pueden ser asumidas en cualquier lugar como “propias”, es decir, como una mirada que más que pensar lo ajeno se está refiriendo a esa frontera entre lo ontológico y lo político que casi todos en cualquier lugar vivimos, tal y como me corroboró la escritora rumanoalemana Herta Müller en una entrevista que le hice sobre Ceauceuscu y su propios libros. De ahí que con total desparpajo podamos decir de vez en cuando: Bernhard, ese cubano; o, Bernhard... ese vietnamita.

No, no debe ser algo de la lengua alemana, ya que esa misma lengua ha producido a escritores que bailan en la zona contraria, que son fáciles y complacientes, maniqueos. Me gustaría pensar que es algo intrínseco al autor de Helada.

--

−Thomas Bernhard los mete de lleno en un paisaje exótico. Es un exotismo fantasmagórico, y para algunos escritores cubanos, tal vez el primer contacto con la nieve. ¿No te parece que Bernhard es un conocedor del frío?

B. es ante todo un conocedor de lofrío, de la estupidez y arrogancia que se concentra en casi todas las personas, en sus poses. Sus hombrecitos muchas veces son esos que en algunos pequeños pueblos de Alemania llaman holzköpfe, cabezas de palo, así que imagínate...

--

−Volviendo al exotismo: es algo que ya está presente en Diáspora(s). Ningún nombre de ningún grupo de escritores estaría, conceptualmente, mejor puesto. Habla sobre esto.

La palabra Diáspora(s) viene un poco de la conciencia deleuziana que teníamos algunos en esos momentos, del respeto y el hacer evidentes las diferencias (literarias) que nos alejaban-unían, de la difracción. De ahí el hecho que más allá de que la revista tuviera un núcleo conceptual, las poéticas de cada uno de sus integrantes marcharan totalmente por caminos propios. Rolando con su ironía totalmente intelectual y su metafísica de segunda categoría. Pedro con su rejuego con la historia y su manera “esquelética” de entender el poema. Ismael con su negrismo y su oído especial para las articulaciones populares. Rogelio con sus diferentes velocidades...

--

−¿Puedes ver alguna relación entre el exotismo literario y político y el momento en que muchos escritores salen de Cuba a partir de los años noventa, y que no se instalan en los centros tradicionales de la emigración cubana?

A partir de los 90 se da un fenómeno curioso para el escritor cubano. Emigrar ya no forma parte de un ir hacia el centro del exilio a sobrevivir como cualquier cosa menos como escritor o profesor, cosa que salvo excepciones, fue la más socorrida durante años. Los que salen, muchos de ellos, salen con becas o invitaciones culturales, y de esta forma se integran “cínicamente” al territorio donde algún Pen-Club o el Parlamento Internacional de Escritores lo ha destinado. De ahí que los caminos no hayan sido a priori Miami o Madrid, esas dos M tan ansiadas años atrás, sino alguna ciudad alemana, portuguesa, italiana o brasileña, alguna ciudad en cualquier lugar, pero donde fuera posible sobrevivir con becas culturales o trabajos más o menos afines. Pudiera existir alguna relación entre el exotismo y esta fuga “cultural” del panopticum que ha construído durante cinco decenios ese Gran Inquisidor llamado Fidel Castro? Creo que no. Imaginar la nieve no significa elegirla como lugar de residencia. Por lo menos, no es mi caso.




i Entrevista publicada originalmente en la revista Crítica, No. 122, julio-agosto de 2007, México.


Mañana 8:

Belen Jesuit Preparatory School.

Los Nuevos Caudillos: De Castro a Chávez

Moderador: Alejandro Maderal

1. Alejandro Maderal- Introducción.

2. Emilio Ichikawa- América Latina: Ser y Parecer; un Continente Autoritario

3. Julio Sosa-Branger- Hugo Chávez: su trayectoria y futuro

4. Casto Ocando- Las relaciones simbióticas entre los caudillos.La influencia de Chávez en

Cuba y las FARC.

LUGAR: Belen Jesuit Preparatory School.

FECHA: Martes 8, abril.

HORA: 7:30 PM.

CONTACTOS: amaderal@belenjesuit.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario