jueves, 17 de abril de 2008

José Luis Corazón Ardura: De la realidad y el deseo en la poética de Santiago Méndez, entonces Chago



"De la realidad y el deseo en la poética de Santiago Méndez, entonces Chago".

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Por José Luis Corazón Ardura

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Marcados, entonces

Se nos convoca a presentar un libro antológico de Santiago Méndez, a quien todos reconocemos como Chago, titulado como una pregunta desafiante que comienza, literalmente, en un punto negro: entonces. Semejante a aquella consideración de Nietzsche cuando afirma que la carencia de sombra está ligada a una insolación, la sombra breve del mediodía es apenas el recinto de un cuerpo erguido. Esa suspensión pautada, sin rechazar el silencio, viene a ser prueba de una estancia en algún lugar de lo poético. Entonces, in illo tempore, los poemas son espacios cuyo origen es noche, conscientes de su maleficio y la transformación simbólica que postergan los poemas sedientos y sedicentes. Entonces, ¿qué? Porque entonces es una palabra extraña que señala hacia un momento determinado, ya sea destinado a apropiarse del tiempo o de su desaparición en el espacio de lo otro. El entonces entonces deviene entonación y ocasión: se trata de alcanzar una conclusión de una manera consecuente tras el planteamiento propiciado por una pauta lógica: si ocurriera lo poético, entonces, ¿qué? Entonces, como escribe Chago en este libro, corre mi sangre/ y no soy más que cenizas. Corre la suerte/ y la sangre ya se escucha. Lo entonces aparece como una brecha entre lo real y lo poético, una experiencia de la escritura que marca y pauta el silencio, sin puntos suspensivos, comas personales o puntuaciones de cualquier otra especie.

El poeta romántico

Existe un romanticismo literario a veces poco visible en lo castellano, en el español. Una tradición de supuesta raigambre europea, situada en la bruma inglesa o en el claro del bosque germánico, en las calles de la ciudad bohemia parisina o en el modernismo panamericano. En este sentido, la poesía de Chago oscila entre la medida fascinación por la literatura beat y sus orígenes románticos. Aparece en la poesía de Coleridge –a quien se debe el título de esta antología-, pero también se encuentra en las concepciones inspiradas en otros británicos como Tennyson o Keats. Esto es, una poética basada en el encuentro griego de la luz, el mar y la soledad, eso sí, en ciudades y lagos. También en la diferencia inexcusable entre el poeta como versificador o iluminado y su distancia pavorosa con lo poético. Entonces, como señalara Keats, el poeta se convierte en la cosa menos poética del mundo. Romanticismo estético que, por otro lado, también ejerció su influjo en César Vallejo, quien realizó una tesis breve –dicho sea de paso, en una facultad de Filosofía- dedicada al romanticismo en la poesía castellana. Todo un mundo de color y mito basado en el genio motivado por el humor que, ya sea bueno o malo, Gotfried Benn se encargó de analizar comparativamente al considerar los rasgos que hacen a un poema cancelar su entrada en la modernidad: la aparición de dos objetos –la naturaleza y su transición hacia el autor-, la utilización indiscriminada del como si, la aparición de lo seráfico y la explosión colorista. Se trata, en el caso de la poética de Chago -que cabe señalar como moderna porque en ella apenas aparecen dichas dificultades-, de indicar hacia la importancia de la forma, composición y estructura que definen si algo es o no un poema.

La cuestión técnica

En su poética comparece un automatismo propiamente poético cuyos orígenes, más allá del surrealismo, cabe situar en Lautrèamont o Rimbaud, después Vallejo. Si el poema es cuestión de ritmo oculto, no exactamente la sonoridad, entonces el murmullo de una imposibilidad presente en ese trato con el silencio, lo imposible y la nada presente, interrumpidamente, es lo que se viene a decir en estas líneas de Chago: imposible es llamarme por el nombre/ he cambiado el nombre/ de cambiar las cosas. ¿Qué ocurre en esa estructura de sensibilidad y conocimiento que se sabe sumida en la nada de la muerte? ¿Cómo se construiría un poema cuyos signos de puntuación parecen haber sido borrados por el silencio? Chago ha hecho una referencia irónica a una poética martiana, quien también sentía esa influencia de Keats y que de algún modo casi podríamos decir marxiana. Y es que, como recordara el diseñador William Morris, el marxismo es así porque El capital fue escrito en Londres y no en París, Moscú o Berlín. Esta pervivencia de la influencia inglesa en lo poético, sea desde parámetros vinculados a lo metafísico-simbólico y lacustre o bien desde regiones lezamalimáticas, poundianas o vallejianas, es ya una pauta de la que hablábamos entonces, destinada a iluminar los puntales de un edificio poético donde habitan músicas malévolas o descripciones automáticas y metafóricas. Y en esa punctuación de Chago se desliza el sentido de lo propiamente poético: la pausa comprendida desde el origen de los límites y un control de la palabra que recuerda una tradición donde la poesía ha escapado de sus palabras para encontrarse -como quería Platón- consigo misma. Entonces, viene un diálogo con el amor, la muerte o el sexo, descansando silenciosamente: Ahora es como el silencio de los poemas/ esos que cada cual interpreta/ que los poetas olvidan.

La busca de lo real

En un sentido vital Chago ha pasado por destierros elegidos a la busca de una ebriedad entreverada con un hedonismo que conduce al escepticismo propio de lo poético. Como el asno de Buridán muriendo de hambre y de sed por no haber sabido elegir a tiempo, a veces el poeta no sabe optar por lo real o por lo imaginario. En esta abstracta experiencia de Chago cabe señalar su capacidad proteica y metamórfica ante la sed de islas, archipiélagos y tierras aún por descubrir. Esta es una de las pautas que marcan su peculiar corriente subterránea, la preocupación por componer y medir partiendo de una revisión de lo histórico, bien sea relativo a su propia biografía o al itinerario seguido por una poesía capaz de llegar a lo universal por lo particular. Máxime proviniendo de una cultura cubana claramente influida por el don de la ebriedad y la generosidad del vitalismo. Si la persecución del ideal poético desde Novalis se identificó con la busca de la singular flor azul, no cabe duda de que Chago no se resigna a buscar en otra sinestesia provocada por la acción de otra flor. En ese sentido, esa capacidad para la contemplación de lo cotidiano se transforma en una huida existencial, como quería Baudelaire cuando trataba de buscar en cualquier sitio, con tal de que fuera en otro mundo. Un paraíso artificial que no se sabe si corresponde a la ebriedad provocada por flores verdes o a la fuerza de una realidad capaz de ser aprehendida, siquiera como ausencia o nostalgia de una presencia de lo extraño.

Mas en la poética de Chago se puede precisar que nada es silencio. Porque no hay palabras sin ritmo, ni mutismo sin decir: La plenitud de las aves culmina siempre en el encontronazo con la tierra/ el universo final del cielo/ toda presunción de infinitud/ será esclava de lo próximo/ vista hace fe. En esa extraña conjunción de lo que se dice en cómo se dice sobreviene Chago, entonces. Un anuncio silencioso de lo que ocurre, cuando uno arriesga, en sus pautas, la posibilidad de llegar a lo que asola a la palabra: Aseguraré/ el silencio cuando es de los poemas / Esos / que los poetas olvidan/ que cada cual interpreta.

Hemos venido a hacer presente de la poesía de Chago, a hacer presente que no hay más poesía que la que se atreve a mantener un diálogo consigo misma y hoy, como en una invitación al viaje, esperando a que hable para cada uno, entonces.

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Texto leído por el autor en Casa de América, Madrid, el 8 de Abril de 2008, en la presentación de, "¿Entonces, qué?".

Tres poemas de, ¿Entonces, qué?

--------------UMBRA

Como si no hubiera nada

/ extendido en tarro de cristal

presa inmóvil / dentro

sueñas el sabor de las alcaparras /

reservas para el “amanezco” una de esas “pataditas” /

Discreto de Dios

Pies distróficos

Gozón de avisar su lejanía

***

--------------FILANTRÓPICO

Paso los días dándole de comer a las fieras

Llegaran de dos en dos /

Anchos los lomos /

Así como luengos cansancios que acumulan los

asfixiantes apegos / cariños en guardavela

Yo les dejo la piel /

Les digo dónde

En la cocina las hornillas de fuego filetean los índigos

Pongo las manos / reparto de uno en uno los dedos en su punto

Crujientes dedos de mis manos

Paso los días dándole de comer a las fieras

Aun cuando apetecía la paja del asceta

el “intimo” mohín para el reposo /

aun cuando sabemos: lo salvable /si lo fuere/ no llegará a ser nuestro

***

--------------RESUMEN DE DIAGNÓSTICO

--------------/Tercer Poema fuera de Libro/

-----------------------------------Para Eva Santafe. en España.

1

Ella no cree que sea capaz de matar

De arrancarle las tripas a un tipo

y luego leer este poema

Ella no quiere creer

que soy un hombre bajo

y con pocos escrúpulos

Que he vivido

gracias a Dios y a ese instinto

a esa forma de trampear

Ella dice

que mi salto en el estómago

es una metáfora

y que nada tiene que ver con la mierda

Ella me hace historias

sobre mí

Dice que no tengo otro remedio

y suelta la palabra ternura

2

Quiero que sepan

que ya no duermo a su lado

Soy demasiado bueno

para una mujer enferma

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