Tres poemas de Arturo Gutiérrez Plaza
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------LABOR
Uno lo que hace es vivir,
guiñarle, de vez en cuando, el ojo a la vida
para que se sienta a nuestro lado.
Apilar los periódicos, alineados
como ladrillos, hasta levantar un muro alto
donde el tiempo se reconozca.
Uno no sabe hacer otra cosa
sino vivir,
tomar el café, en lo posible
caliente, y pagar
puntualmente lo que se pueda.
Recordar en las mañanas
-porque dicen que también del “recuerdo se vive”-
buscando entre todas las gavetas
sin encontrar lo buscado.
-
Uno con el peso de los años
intenta llevarse bien con los vecinos
y aprende a guardar la calma
sin maldecir más que lo imprescindible:
el reloj despertador y los espejos.
-
Uno, en verdad hace lo que puede.
- -Uno lo que hace es vivir,
guiñarle, de vez en cuando, el ojo a la vida
para que se sienta a nuestro lado.
Apilar los periódicos, alineados
como ladrillos, hasta levantar un muro alto
donde el tiempo se reconozca.
Uno no sabe hacer otra cosa
sino vivir,
tomar el café, en lo posible
caliente, y pagar
puntualmente lo que se pueda.
Recordar en las mañanas
-porque dicen que también del “recuerdo se vive”-
buscando entre todas las gavetas
sin encontrar lo buscado.
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Uno con el peso de los años
intenta llevarse bien con los vecinos
y aprende a guardar la calma
sin maldecir más que lo imprescindible:
el reloj despertador y los espejos.
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Uno, en verdad hace lo que puede.
-------LAS PIEDRAS
-
De las piedras se habla con envidia,
quizás, porque ellas no hablan.
No fruncen el ceño
y aparentan desatender
lo que a su alrededor acontece.
-
Obviamente, todo esto es mentira.
-
No vuelan, pero enseñan a los pájaros a volar.
-
Se detienen en los abismos, al pie
de los puentes, al margen de los ríos
y desde allí advierten, como anónimos vigías,
los peligros de sostenerse en el aire.
-
Cultivan además varias lenguas sin poseer ninguna.
-
Su arte está en hablar por boca de otros.
-
El aire las recuerda cada vez
que los páramos silban en el viento.
Y los ríos, cuando nos adormecen
con su insaciable ronquido.
-
Si se agrupan lo hacen
como gesto fraterno, pues odian la soledad.
-
De ellas se escribe siempre
para hablar de otra cosa.
-
Su aparente mudez
es tan solo una licencia que Dios les da,
pues así nos interroga.
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De las piedras se habla con envidia,
quizás, porque ellas no hablan.
No fruncen el ceño
y aparentan desatender
lo que a su alrededor acontece.
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Obviamente, todo esto es mentira.
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No vuelan, pero enseñan a los pájaros a volar.
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Se detienen en los abismos, al pie
de los puentes, al margen de los ríos
y desde allí advierten, como anónimos vigías,
los peligros de sostenerse en el aire.
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Cultivan además varias lenguas sin poseer ninguna.
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Su arte está en hablar por boca de otros.
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El aire las recuerda cada vez
que los páramos silban en el viento.
Y los ríos, cuando nos adormecen
con su insaciable ronquido.
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Si se agrupan lo hacen
como gesto fraterno, pues odian la soledad.
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De ellas se escribe siempre
para hablar de otra cosa.
-
Su aparente mudez
es tan solo una licencia que Dios les da,
pues así nos interroga.
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-------PARÁBOLA
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-----------A la memoria de Roberto Juarroz.
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Hay un signo elemental,
un afán de fundación,
una presencia oblicua:
un espejo exacerbado.
-
Hay, si se quiere,
una parodia en ruinas
que llamamos libertad.
Una episódica premonición
disfrazada
de antojo y azar.
Una fisura distraída
acostumbrada
al temblor de las horas:
al ojo divagatorio
que traza elipses en el aire.
-
Hay un vaso donde se estremece la noche
y una noche
donde tarde o temprano encallamos
exhaustos,
viles,
ceremoniosos
en busca de ese signo elemental.
--
Poemas publicados en el nuevo número de, La Casa Azulada.
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Arturo Gutiérrez Plaza; Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano (1962). Ingeniero en computación y magíster en literatura latinoamericana contemporánea por la Universidad Simón Bolívar (USB). Fue director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) entre 1995 y 2000. Fue becario del Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) en 1997. Es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la USB, donde ha sido director de Extensión Universitaria y decano de Extensión. Actualmente cursa estudios doctorales en la Universidad de Cincinnati. Trabajos suyos han aparecido en diversas revistas venezolanas y extranjeras. Ha publicado Al margen de las hojas (Monte Ávila Editores, 1991), finalista en el Premio Fundarte (1991) y en el Premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde (1993). En 1995 obtuvo el Premio Mariano Picón-Salas con el libro Propósito común. En 1999 obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, con Principios de contabilidad (México: Conaculta, 2000).
Imagen tomada de Internet.
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-----------A la memoria de Roberto Juarroz.
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Hay un signo elemental,
un afán de fundación,
una presencia oblicua:
un espejo exacerbado.
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Hay, si se quiere,
una parodia en ruinas
que llamamos libertad.
Una episódica premonición
disfrazada
de antojo y azar.
Una fisura distraída
acostumbrada
al temblor de las horas:
al ojo divagatorio
que traza elipses en el aire.
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Hay un vaso donde se estremece la noche
y una noche
donde tarde o temprano encallamos
exhaustos,
viles,
ceremoniosos
en busca de ese signo elemental.
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Poemas publicados en el nuevo número de, La Casa Azulada.
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Arturo Gutiérrez Plaza; Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano (1962). Ingeniero en computación y magíster en literatura latinoamericana contemporánea por la Universidad Simón Bolívar (USB). Fue director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) entre 1995 y 2000. Fue becario del Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) en 1997. Es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la USB, donde ha sido director de Extensión Universitaria y decano de Extensión. Actualmente cursa estudios doctorales en la Universidad de Cincinnati. Trabajos suyos han aparecido en diversas revistas venezolanas y extranjeras. Ha publicado Al margen de las hojas (Monte Ávila Editores, 1991), finalista en el Premio Fundarte (1991) y en el Premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde (1993). En 1995 obtuvo el Premio Mariano Picón-Salas con el libro Propósito común. En 1999 obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, con Principios de contabilidad (México: Conaculta, 2000).
Imagen tomada de Internet.
Muy buenos los poemas. El primero me gusto mucho. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita y comentario.
ResponderEliminarSaludos.