martes, 24 de mayo de 2011

"Una revolución de pacíficos". Primeras impresiones sobre La Spanish revolution

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"Una revolución de pacíficos"
(Primeras impresiones sobre la Spanish revolution)
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or L. Santiago Méndez Alpízar/ Chago

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El primer desacierto vino cuando se intentó desde los partidos mayoritarios tradicionales, configurar una envenenada similitud entre lo sucedido en Egipto, el mal llamado mundo árabe y las protestas de Madrid. Igual de infeliz fue negarlas por parte de los manifestantes. Primero porque aun siendo iguales, sus diferencias existen también en la medida que se realizan en lugares con ideologías, fe, costumbres y geografías distantes, pero sin embargo emparentadas por un siniestro plan globalizador que ha potenciado más las diferencias sociales, el consumismo que el cacareado bienestar social. El sistema capitalista está en franco declive, no es algo a discutir, no por mí. No es mi interés abrir los ojos a nadie en este sentido. Que el individuo tiene que recuperar su razón, o razones que lo devuelvan a desempeñar la diversidad de la vida en plena armonía e igualdad de derechos, deberes, ya es bien evidente.

Igual que se pretende que sintamos en cualquier fecha del año el sabor del pistacho iraní -que es como el petróleo, no baja el precio, lo sube- y que podamos disponer sin misericordia alguna del pescado de los africanos a destajo mediante convenios cuestionables...sería de estúpidos entonces negar un agotamiento colectivo, universal, causa de politiquerías y despotismos, de tiranías tan disímiles y abundantes que pudieran ir del anacronismo militar a la dictadura del consumo. Aquí entramos en un aspecto fundamental: igual que resultan de eficaz los nuevos medios para vender, ídem funcionan para compartir esperanzas y compromisos, movilizaciones.

Hoy, días después de haber cumplido casi una vida en España, y a escasos días pasados del comienzo de la manifestación de inconformes más civilizada, espontánea y sincera, aunque no sean estas las más precisas para definir algo tan grande, puedo sentir un cierto alivio, reafirmar que existe un futuro para mis hijos que puede ser distinto del que se viene fabricando a golpe de dinero plástico y empeños inhumanos, asquerosos.

Pobres de aquellos que no quieran enterarse, necios: en España -ni en el mundo- ya no se trata de que ganara un partido o el otro: todos podíamos tener una idea de lo que iba a suceder, pues son imposibles de ignorar los sondeos y el barullo de la prensa, los políticos. Cuando me preguntaron no dudé en responder: votarán a los azules, tiene razón el barbudo de derechas, esto es cíclico, justo donde está la trampa, lo que pretenden cambiar los que protestan, además de a un montonazo de burócratas y supuestos cargos de importancia cuestionable.

Es cada vez más duro de comprender cómo un gobierno, partido que juega supuestamente en la izquierda produjera recortes a los menos favorecidos y garantizara la estabilidad de los intereses financieros ante la imposibilidad de créditos, trabajo del hombre medio, pobre. Cómo se ha impuesto de manera generalizada el carácter intocable de los bancos -otra vez, grandes intereses- ante el conformismo pusilánime civil en la encrucijada que padecemos: escoger entre dos maneras mayoritarias que lejos de diferenciarse se emparientan más cada día, o por lo menos tienen ambas en común el afianzamiento de un modelo donde siga primando el valor privado por encima, ya no del colectivo, sino del sentido común.

Claro pues que resultaran incomprensibles muchas de las exigencias del 15-M y los doctos observaran demasía en candidez, machacaran allá donde tiene que seguir por encima de cualquier altruismo, el capital, la moneda. Ríen cuando se les recuerda a los políticos que no son más que personas que realizan un trabajo donde la discreción, honradez, es más importante que toda la alharaca mediática y el despilfarro acostumbrados. Prevalece aquél razonamiento donde la virtud tiene más posibilidades donde la opulencia: si un empleado público gana 18.000 euros será más honesto que el que gana menos. Cuando en realidad los grandes estafadores y los que han sumido al mundo en esta cacareada debacle económica son los poderosos. Cuando en verdad quienes están pagando con creces las desfachateces de los políticos y sus compinches son los más desfavorecidos.

Normal entonces que algunos viejos -si ellos se atribuyen el llamar joven con aire de ninguneo, más que otra cosa, a todos los que fueron, van, están yendo, bien que los tratemos de viejos a ellos, en definitiva de cabeza lo son mucho- intenten el descrédito: sepan entonces que esto es el comienzo de algo que no puedo de momento poner nombre, pero que viene como tsunami donde en la cresta hay una visible vitalidad, juventud descomunal, pero que tiene adentro acumulado mucha experiencia, fuerza y soporte adecuado para borrar de una vez prolongadas desigualdades, injusticias que lejos de permitir una sana diferencia, crean desigualdades sociales a estas alturas de la historia, como poco, anacrónicas.

Los grandes movimientos siempre resultan en primera instancia atacados por incomprendidos, luego que se explican los ciertos perduran. Sea el grito mudo de Madrid, España, una consecuencia, eco de un grito anterior relativamente muy cercano, el del Islandia. Puede que también ambos estén cercanamente emparentados con el del Cairo: la inconformidad con el sistema y los deseos de cambios pacíficos los acercan de manera sorprendente. En ambas regiones del mundo fueron los más necesitados, como siempre, los que salen y toman las calles y plazas. Son los más pobres los que ensanchan los límites de las libertades, los que rompen los moldes de sistemas injustos.

Nada hay que explicar a estos viejos necios, más bien ignorarlos. Avanzar sobre la banalidad es primordial. Menos cuando se ponen dramáticos y abismales. La mayoría no hace más que garantizar su mordida.

Que el futuro es totalmente diferente a lo que estamos catando no se resiste a dudas: ya hace rato comenzó la revolución de los pacíficos. La revolución de los indignados. La revolución de los de a pie. Sin fusiles ni granadas. Sin comandantes ni capitanes. Repleta de estudiantes y parados. De emigrantes de todos los continentes, y más. No es algo pasajero, ni siquiera local, único o exclusivo de un lugar, región, país. Es la inmensa mayoría de los que habitamos este planeta. Solamente tienes que abrir los ojos para escuchar el grito mudo contra las injusticias de un sistema injusto, en deterioro, franco declive. Porque las cosas todas están sujetas a cambios, incluidas las buenas. No digamos las que ya padecen el tufo del pasado.

No los conozco a todos, aunque he sentido el deseo de agradecerles a cada uno la esperanza. ¡Mira que tomar las calles sin el oportunismo de partidos y politiqueros de costumbre! Sintonizados quizá por el descontento, la certeza de que existen maneras y posibilidades para todos, más allá del ceñido panorama que el mercantilismo sella como modus vivendi.

Porque un hombre sin trabajo, uno solamente de los estudiantes que durmiera estas noches pasadas y las que queden en la Plaza de Sol, me trasmite más confianza, cercanía y honestidad, que todos los políticos, grandes empresarios y sus adalides juntos.










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SMA/Chago en Efory Atocha, Aquí.
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2 comentarios:

  1. COMPARTO Y COINCIDO CON TUS IMPRESIONES CHAGO¡¡...FABULOSO ESTE ARTICULO¡¡. COMO HE COLGADO EN MI MURO DE FACEBOOK, EN MADRID / ESPAÑA (COMO TAMBIÉN EN ISLANDIA) SE ESTÁ FUNDANDO EL PRIMER AUTOGOBIERNO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD EN ESTE PLANETA. DESPUÉS DE LOS EJEMPLOS CIVICOS DE ISLANDIA Y ESPAÑA ES POSIBLE AFIRMAR QUE EL MUNDO YA NO SERÁ EL MISMO POR MÁS QUE INTENTEN BOICOTEARLO. ES MUY DIFÍCIL ENGAÑAR O MANIPULAR A UN INDIVIDUO QUE HA DESPERTADO Y HA PERDIDO EL MIEDO. !ENHORABUENA¡. NOS VEMOS EN SOL. ABRAZO

    JULIO FOWLER

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  2. Muchas gracias, Fowler, abrazo para ti también, y sí, nos vemos en Sol.

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