lunes, 20 de septiembre de 2010

"Filosos versos de punta" Una reseña de Armando Añel a "Bagazo: poemas iberos"

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"Filosos versos de punta"
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Por Armando Añel
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Siempre que se lo propone –y se lo propone siempre— Santiago Méndez Alpízar no deja indiferente a nadie. Me refiero específicamente a su poesía, que alguien, tal vez yo mismo, ha calificado de demoledora. La demoledora singularidad de los poemas de Chago, como también se conoce a este poeta del centro de Cuba, pero residente desde 1996 en Madrid, no acepta lecturas intermedias, o condescendientes. Es la marca de la casa de los escritores auténticos, que han conseguido escapar del tecnicismo bobalicón y la grisura retórica, circunstancia que demuestra esta vez, y una vez más, Bagazo: Poemas iberos (Efory Atocha Ediciones, Madrid, 2010).
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Estamos ante una escritura al límite. Nadie debe engañarse. Por el frío de las calles de Madrid deambula un poeta que llama al pan, pan, y al vino, vino. O se inventa nombres descarnados, brutales, con los que llamar al pan y al vino, o los arroja al aire “dispuesto a frotar con la llaga el sentimiento”. En Bagazo la reiteración descansa en la sorpresa, un vacío que la palabra ocupa regodeándose en sus bordes, pujando por salir nada más haber entrado. De manera que el lector acude a un espacio contentivo, pero que lanza sobre todo y sobre todos sus salpicaduras abrasivas. “Voy, vengo, y en todas direcciones no hay donde tocar, sólo edificios”. “Eran los sueños que sacaban al niño de dormir con la cabeza en el escusao”. Una escritura que duele.
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Caminando sobre la cuerda floja, al límite de la forma, bailando en el ladrillito de la provocación, los poemas de Chago reflejan el ardor de una circunstancia excepcional –el exilio—, la sabiduría de quien está de vuelta, la sangre fría del nómada posnacional. En cualquier caso, la perplejidad que generan, el entusiasmo que despiertan, la línea de reflexión que proponen, son consecuencia de una experiencia vital en perpetuo renacimiento. Este último libro del poeta es un poco, otra vez, su ópera prima, fuente de eterna juventud, escepticismo encojonao: Aquí la poesía ruge como el león de la Metro Goldwyn Mayer, pero no se queda quieta y se lanza sobre nosotros. “Filosos versos de punta y hacia el cielo”. No se los pierdan.
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-Imagen tomada de la Web.
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2 comentarios:

  1. Poesía de fondo, y diferente, es la que van a encontrar en ese libro. Gracias.

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  2. A veces pienso, que en poesía, la palabra es lo de menos, sí el compromiso, el saber estar y el mancharse el poeta las manos en los devaneos de la vida.
    Un cordial saludo

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