sábado, 18 de septiembre de 2010

"Hotel Habana" Texto dramático de Luis Mesa Fernández

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"Hotel Habana"
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Texto dramático de Luis Mesa Fernández
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A la memoria de Reinaldo Arenas y Daysi Fernández.

Para Raquel Martínez.

Creación dramatúrgica escrita a partir de una larga investigación que comencé por el año 1996 en La ciudad de La Habana y que fue interrumpida por largos periodos, hasta terminar en el año1998 en la ciudad de Buenos Aires. En este texto incluyo conversaciones con personas que estuvieron cerca de Reinaldo Arenas, vecinos, amantes, artistas, policías. Poesías de José Lezama Lima, canciones del Camarón de la Isla y Simón Díaz, versos de Martí, texto de Antes que anochezca, entre otros.

----------------------------El Autor

PROLOGO

YUYA: Esa hija mía es una inútil. Lo primero que ha hecho hoy al amanecer de Dios es romperme el jarrón donde ponía las flores a la Virgen de los desamparados. Ese jarrón tenía más de cien años, a mí me lo dejó mi abuela, a quien se lo había dejado la suya; era de cristal de Bohemia y se lo había regalado un francés que estaba loco por ella cuando vivía en el barrio de San Isidro. Me dan deseos de matarla, tanto jugar con la pelota, hasta que me rompió mi jarrón.

LOLA: ¡Qué pena, Yuya, tan bonito que era tu jarrón!

YUYA: Mil astillas, había vidrios por todas partes, vidrios de todos los tamaños ¡y el estruendo que hizo! Yo estaba escogiendo arroz en la cocina; cuando siento una explosión como si se estuviera rajando la tierra. Seguido me cayó encima una lluvia de cristales por todo el cuerpo, trozos de cristales de todos los tamaños cayendo sobre mí como una lluvia de granizos.

LOLA: ¡Alabao Yuya, habrás echado agua sobre los cristales rotos!

YUYA : No hacía falta, en estallándose el jarrón, el agua corrió como un torrente

hasta la sala y los príncipes negros que le tenía puesto a la Virgen, quedaron

incrustados en el piso semejando coágulos de sangre, como si se hubiera

desangrando una res.

LOLA: Qué pena.

YUYA: … Además de una pena, es una premonición. No te das cuenta porque no piensas, tienes la cabeza sólo para pelo. Algo está por ocurrir, lo siento. Desde hace días el aire está cargado; es aire de bochorno y eso no es bueno.

LOLA: Sí, lo del calor es horrible y sólo estamos en mayo ¿qué pasará cuando llegue

agosto? ¿Y qué piensa que va a suceder, Yuya?

YUYA: Lo que va a suceder, sucederá.

LOLA: Cuéntame, vieja. Anda, que yo soy más chica que tú.

YUYA: No es cuestión de grande o chica. Escucha, siente, piensa. Respira el ambiente. Escucha las voces de la tierra; ahí está todo.

LOLA: Siento, siento como un vaho. No es bueno que el aire tenga ese olor.

¿Qué será? Y esa música parece una misa...

YUYA: ... Celebran por el difunto.

LOLA: ¿Quién murió?

REY : (apareciendo) ... Yuya...

YUYA: ¡Ay, San Lázaro bendito! Aléjate de mí, yo no quiero nada contigo.

LOLA: Sí, suena a música fúnebre y hasta el aire trae el aroma de las flores de luto.

¿Quién habrá muerto? ¡Solavaya!

REY : Yuya... Me siento muy solo y tengo sed, mucha sed.

YUYA: No te bastó con el agua derramada del jarrón. ¿Qué tú quieres, Reinaldo?

REY : Yuya... yo quiero... yo quiero que tú... me dejes vivir aquí contigo.

LOLA : Yuya, ¿sabes? A veces pienso en él. Ya sé que a ti no te gusta que te lo

mencionen. ¡Qué cómico! Te puso de lesbiana en su libro. ¡Ay, Yuya, no te pongas brava por esa bobería! Tú sabes cómo son los artistas de raros, tienen sus cosas. Pero él no es malo. Un niño, eso es. Un niño con cuerpo de hombre. Hombre, al menos así consta en su certificado de nacimiento. Sexo masculino.

Qué cómica la parte donde dice que por las noches yo me disfrazaba de Maddona y me iba al parque de la Fraternidad a ligar reclutas Yo me divierto. Si es verdad, ¿para qué lo voy a negar?

REY : Yuya, soy un alma en pena que vaga por las ruinas de esta ciudad y necesito que alguien me dé una mano. Todos me han cerrado las puertas. Tú podrías dejarme vivir contigo, aunque sea sólo por unos días, luego ya veré cómo invento. Sabes que en realidad no soy malo y puedo ayudarte con las cosas de la casa. Yuya, por favor te lo pido, no puedo seguir durmiendo en la calle.

LOLA: Una noche nos levantamos un muchacho lindísimo, muy machote él, pero

cuando llegamos a la habitación se desplumó de lo loca que era y hasta nos pedía que le pegáramos. Cuando terminamos le preguntó a Rey: “Bueno, y si viene la policía, ¿quién es el hombre aquí?” “Yo, que te penetré” respondió Rey. Niña, el maricón se puso malísimo, lo agarró con una llave, sí porque sabía karate, la loca y lo tiraba por el aire, a tiempo que le preguntaba: “¿Quién es el hombre aquí, quién es el hombre aquí?” Y Rey le respondió: “Tú, porque sabes karate.”

Yuya, ¿por qué te has quedado callada? Oye, el aire se está enrareciendo cada vez más y esa rumba con olor a flor de muerto... ¡Paren esa música ya carajo, que en este hotel ya no se puede vivir!

YUYA: Mira, Reinaldo, tú no puedes vivir aquí... porque aquí vivo yo. Te digo más:

tú no puedes vivir en ninguna parte. No te enojes, no puedes vivir con tu madre, ni con tus amigos, ni en el campo, ni en el pueblo, ni en este, ni en ni

ningún otro país, como pudiste comprobar. De verdad, lo siento, Rey.

REY: Yuya... por favor... perdóname...

YUYA: Yo hace tiempo te perdoné Rey, a diferencia de otros y, ¿sabes?, no lo

hice por ti, lo hice pa´ perdonarme a mí misma. Mucha gente no va a poder

vivir tranquila, por el solo hecho de haber estado en algún momento de su vida, cerca de ti. Vete. Ahora mismo voy a encender una vela y a colocar una asistencia espiritual para que te eleves. Piérdete, Reinaldo, y que el diablo se apiade de ti. Sí, Reinaldo, porque tú vas pa´ el infierno. Espérame

que allí nos vemos, así me cuentas; porque mala entraña, me abandonaste en la playa el día que te fugaste. Vete, Reinaldo, y que Dios me perdone... ¿Por qué tenías que inmortalizarme en tu libro llamándome “Yuya, la boxeadora”? ¡A mí, Reinaldo, que tantas veces te di un plato de comida!

LOLA : ¡Ay!... se murió.... ¡Se murió Rey!

...Déjenme desahogarme sola.

Era un mortuorio, con muchas coronas de flores y gente elegante,

de esas que leen poemas y cantan canciones; el féretro estaba cubierto

con una bandera y cuando me acerqué a ver quién era el difunto... era él.

¡Ay, gran poder de Dios! Yuya, enciende un sirio y encarga una misa de difuntos. ¡Ay, lo mataron, lo mataron! ¡No me callo nada, grito todo lo que me dé la gana porque es mi dolor! El habrá sido lo que habrá sido pero yo lo quería. Yuya, se murió Rey...

El Pedagogo.

RAUL : Nunca en mi vida conocí a nadie que escriba tan bien, pero con tantas errores ortográficos. Tu novela “Celestino antes del alba” es una muy buena obra, pero tenemos que trabajar para perfeccionarla. Talento tienes, evidentemente naciste con ese don, cosa que debes agradecerle a Dios. Pero a veces, cuando leo tus textos, siento como si tu mente anduviera por un lado y tu cuerpo estuviera en otra parte. Y eso se nota específicamente en la redacción. La suerte es que tienes voz propia, no te pareces a nadie y encontrar eso en alguien sin educación y nacido en el campo es asombrosamente inexplicable.

REY: Quizás debiera asistir a algún taller literario.

RAÚL: No digas tonterías. Nadie te enseña a escribir, conozco personas que se han pasado la vida tomando cursos y nunca han podido escribir una cuarteta siquiera. Los talleres esos, no son más que grupúsculos ignorantes, infestados de espías donde se copian unos a otros y todos al maestro de turno. La labor del escritor es en solitario, Reinaldo. Tú y la inspiración divina. Sólo mediante el estudio constante y escribiendo todos los días es que lograremos salvarnos.

Diego te está gestionando un puesto en la Biblioteca Nacional. Allí tendrás todos los libros que necesitas para estudiar.

REY : Le estaré agradecido toda la vida. Muy lindo su libro de poemas y el otro que me prestó de Julián del Casal, qué buen poeta. Lástima que muriera tan prematuramente...

RAUL: Eso no importa. Su obra forma parte del patrimonio de este país, eso no lo logran todos. Lo demás, si fumaba opio o se disfrazaba de chino, pertenece al folclore. Un momento, observa aquel negro que va cruzando la calle.

REY : Qué pasa con el negro, parece deportista.

RAUL: Calla. Es sólo un ángel que va pasando.

REY : ¿Cómo puedes mezclar a un negro, cuando se está hablando de algo tan sublime como la poesía?

RAUL: Una cosa no contradice la otra; por el contrario, se relacionan. ¿Me vas a decir que te disgustó mi ángel negro? Mentiroso. Todo forma parte de la vida y las cosas lindas están ahí para que uno las mire y si se puede, las toquetee. Aseguro que es vivificador, estimula la sensibilidad. Cuando yo estaba escribiendo “La Pasión según el Iscariot” la escena del final no me salía, llevaba días trabado en la dichosa escena y ni atrás ni alante. Una noche Pepe me invitó a comer a la Terraza del Puerto y allí conocí al cocinero de la Terraza, era un negro simpatiquísimo; enseguida me invitó a que viera la cocina- la cocina y lo que no era la cocina -. Tenía un sexo enorme y me incrustaba contra él, a tiempo que golpeaba con espumaderas y cucharones en los calderos. Cuando termine salí corriendo para casa y me senté a escribir, estuve escribiendo tres días sin parar; al final del tercer día había concluido mi obra. Salí al balcón, estaba amaneciendo, miré al cielo e hice una plegaria agradeciendo la inspiración recibida a través del negro cocinero.

RAUL: Metafóricamente hablando, tú tienes una musa negra.

RAUL: No siempre tiene que ser así, pero no voy a negar que es una buena imagen.

PEPE: (llegando) ¿Qué, están a la caza del jabalí?

RAUL: No. Hablábamos de cogernos un negro.

PEPE: ¡Qué tema tan elevado! Me remite inmediatamente al Parnaso griego. ¿Qué tal de resonancias?

RAUL: Lo de siempre. Este calor que no escampa, la insoportable insularidad de este Hotel y quien tú sabes, que cada día aprieta más.

PEPE: Por favor, sabes que me tengo prohibido el tema y más en público. Muchacho, te traigo buenas noticias. La primera: Diego me comunicó que mañana tienes que presentarte en la Biblioteca para empezar a trabajar. Ganarás poco pero tienes tiempo para leer lo que se te antoje. Al respecto te he confeccionado una lista de títulos que debes priorizar. La segunda es un regalo: las obras completas de Rilke. Léelo, fue un genio.

RAUL: ¿Te parece? Juraba que preferías a Neruda con su “Oda a Stalin”.

PEPE: Tienes el mal gusto, cuando te lo propones, de hablar como las lavanderas. Tú no lo escuches, niño.

REY : Pepe ¿es cierto que viajas a París?

RAUL: Mejor pregúntale si va a regresar.

PEPE: No lo sé, niño. No me gusta viajar, luego este asma... Tengo miedo de morir por ahí y que me entierren lejos de mi país. Mamá no lo soportaría.

REY : Pues si yo fuera usted, me iba y bien y viajaba y conocía.

RAUL: Ese eres tú, que eres una persona normal, pero él no, él es trágico. Tiene casi sesenta años, pero no madura. La UNESCO lo invita para que vaya a París a dar conferencias sobre su obra; además, está la posibilidad de hacer una edición de sus obras completas en francés. ¿Qué haría una persona normal? Acepta. Te instalas en Francia, te llevas a tu madre, si tanto la quieres y, chico, puedes vivir y trabajar como un ser humano. ¡Ah, pero él no, él es apegado a la tierra! Pepe, dicen que los baños del metro de París son como sacados de un cuento de “Las mil y una noches”.

PEPE: ¿Podrías callarte? Si alguien te escucha y lo cuenta ¿sabes lo que nos podría pasar? Ya bastantes problemas tengo porque mi novela ha sido publicada en México.

REY : Pero ¿qué importancia tiene eso?

RAUL: Ninguna. Es él, que todo se lo toma a lo grande.

PEPE: Me gustaría que asistieras en mi lugar a los interrogatorios, donde constantemente te hacen sentir como un proscrito.

RAUL: También me han interrogado, ¿a quién no? Cierto que hasta enfermé, pero no han podido doblegarme; además, mi comisario tiene unos ojitos azules que son un sueño, y ¿saben? es un demonio, mientras habla enérgicamente de Lenin, la moral y la patria, se soba los testículos. Yo me desconcierto, amor, me desconcierto...

PEPE: Eres incorregible. Ten cuidado, Raúl, esa irreverencia salpicada con partículas de burla es lo que más les molesta.

REY: Yo comprendo sus temores, pero pienso que lo mejor para usted en estos momentos sería ese viaje. Va, da sus conferencias, cobra su dinero- que seguramente le pagarán muy bien- y conoce París.

RAUL: Sí, chico. De última, vas y pruebas; si no funciona, regresas.

PEPE: No hables más estupideces. A mi edad no puedo hacer eso y tú tampoco, Raúl, basta de hablar tonterías. Otra persona quizás pueda quedarse en cualquier lugar del mundo, eso está muy bien. Pero yo no. Yo soy un escritor y mucho sacrificio que me ha costado escribir y publicar mi obra aquí, para que ahora, al final de mi vida, tenga que andar como un judío errante por los caminos de Dios. Este es mi lugar. Aquí nací y aquí están mis raíces y las cosa que quiero y no me voy a ir a estas alturas de mi vida, por que sé que una vez que me vaya, regresar me va a resultar muy difícil. Ya probé una vez en México y no aguanté. Quizás sea una limitación mía, pero yo no puedo vivir en otra parte que no sea en este gran Hotel... Y por viajar no te apures, niño Rey. Todo llega. Te cansarás de recorrer el mundo.

REY: Con las esperanzas que me está dando...

PEPE: Porque ahora es el momento de estudiar; después vendrá lo otro, entonces comprenderás lo que te digo. No me interesa viajar a ese precio. Además conozco París mejor que muchos franceses.

He visitado Notre Dame de la mano del Cuasimodo de Hugo y sobre las espaldas de Jean Valjean he recorrido las cloacas parisinas en busca de un mendrugo; leyendo Madame Bovary conocí la aristocracia francesa; Zola y Balzac han sido mis cicerones, nunca me han fallado.

RAUL: Pepe, si no te conociera como te conozco, juraría que no haces pipí y caca como las personas normales.

PEPE: Y si yo no te conociera como te conozco y hubiéramos pasado tanto juntos, no te dirigiera la palabra. A veces pienso que tienes el demonio en el cuerpo.

RAUL: Y tienes razón. El demonio me posee por las noches, disfrazado de negro rumbero.

PEPE: Tú, que tanto hablas ¿por qué no te quedaste, cuando fuiste a la Argentina?

La Argentina es un gran país, dueño de una gran cultura. Grandes escritores, grandes músicos. Un país rico, primermundista.

RAUL: No había negros en la Argentina.

PEPE: Eres incorregible. Vamos, niño Rey, de ahora en adelante tienes que ser más selectivo con tus relaciones.

RAUL: ¿A dónde piensan ir sin mí?

PEPE: Voy a llevarlo al Nacional. Sólo tengo dos entradas.

RAUL: ¿Qué se presenta?

PEPE: Alicia. Giselle.

RAUL: Ah, entonces hay que ir a ver a la diva. Por mi entrada no te preocupes, tengo mis relaciones en el mundo del ballet.

REY: Un momento. Todo esto está muy bueno: el ballet, la literatura son muy importantes pero yo... tengo un hambre que me muero, necesito comer algo o no puedo ir al teatro.

RAUL: Pero, muchacho, ¿cómo te vas a preocupar por algo tan insignificante como la comida cuando se está hablando de arte? Pepe, dile que el único alimento que necesita un artista es lo espiritual... Miren, vamos a comer que está haciendo un hambre insoportable.

PEPE: Bueno, pero apurémonos, no me gusta entrar empezada la función. ¿A dónde vamos?

RAUL: Conozco una fonda en el puerto donde venden la butifarra más sabrosa y barata de la ciudad y te atiende un chinito que es un pimpollo.

PEPE: Pues vayamos al Sayonara.

Declaraciones de Ramón.

RAMON: Sí... Yo conocí a Rey y maldigo, como muchos, la hora en que lo conocí. Dicen que de niño escribía en las hojas de los árboles y en los pétalos de las flores... Lo llamé Rey... Quizás porque yo pienso que él era un rey...

Sí, era homosexual. No. Yo no. El no tenía donde vivir y yo, por aquel entonces era muy impresionable; entonces lo dejé que viviera en mi apartamento, si a cambio me enseñaba a escribir. En mala hora se me ocurrió eso. Ese maricón acabó con mi vida. La policía vigilaba diariamente la casa porque decían que él escribía literatura en contra del Innombrable. Decía que un rayo de luna le quemaría las entrañas a quien pronunciase el nombre del Innombrable. Así decía. No me peguen más, eso lo escribió él, no yo. Yo no le vendí ningún apartamento, porque eso está prohibido en el Hotel. Si no lo hubiera conocido, mi vida fuera otra. A estas horas, tendría uno o dos libros publicados. Ahora todos dicen que yo escribo como él y es mentira, como mentira es todo lo que dice de mí en su libro. No, yo no he leído su libro, no ha sido publicado en el Hotel. Me lo ha contado gente que se ha ido al extranjero y me ha mandado recortes de prensa, que yo sepa, no está prohibido recibir correspondencia. Quién sabe la clase de escritor que yo hubiera sido de no haberse cruzado Reinaldo en mi vida. ¿Que si yo colaboro con ustedes quizás pudiera publicar mi libro? Ese maricón era malo y me utilizó. Ahora todos vienen a mi casa porque es el lugar donde él vivió y nadie se interesa por mi obra. Por supuesto que en mi libro hablaría bien del Innombrable, sería un manual sobre Ecología... ¿Que le escriba una lista de los amigos que lo visitaban? No me acuerdo... ¡Ay, no me peguen más! Está bien, denme papel y lápiz, pero no me peguen más. ¿Me convidaría con un cigarro? Con un cigarrito pienso mejor.

La acción ocurre de noche en la plaza del Hotel, se está festejando a la Virgen de la Caridad del Cobre. Imagino a Wifredo Lan decorando la escenografía, Alicia bailando “La muerte del Cisne”, Martí leyendo sus “Versos sencillos”, Lidia Cabrera - no podía faltar- vieja y casi ciega con su pinaldo, degollando cuatropatas sobre las piedras de los santos. Sangre, sangre fresca, primero al muerto y luego al santo, porque sin Egun no hay Ocha, a tiempo que Lázaro Ros, Apwon mayor, inicia el Guemilere.

" Mafereffún Ochún, Santísima Virgen de la Caridad del Cobre, cosi Aro, cosi Arallé, cosi Ikú. Que tó sea pá paz, prosperidad y salud ".

En medio de la fiesta invaden los soldados, la música se apaga con el resonar de las botas; armas que se rastrillan, se prenden reflectores, autos que frenan. Se acabó la fiesta


PAVON: ¡Paren esos tambores, carajo! Estamos en pie de guerra y ustedes fiestando.

LOLA: Ay, con su permisito, mi capitancito, pero nosotros pedimos permiso a la comisaría y nos autorizaron a dar nuestra fiesta.

RAMON: La autorización era sólo hasta las doce y ya son las tres de la madrugada; que ustedes los negros, todo lo resuelven bebiendo ron y tocando tambor.

LOLA: Ramón, no sea malito, déjano seguí un poquito má, anda Ramoncito, yo no sabía que le tenía tanto odio a lo negro, anda, déjano seguí un poquito má y mañana ve por mi cuarto que esta negra te va a da cosita rica...

Señor sereno por qué me manda a dormir

si yo no quiero ir pa´ casa

por qué me manda a dormir.

señor sereno por qué me manda a dormir

con tanta gente en la calle

por qué me manda a dormir.

PAVON: ¡A callar, carajo! ¿Cómo pueden pensar en fiestas, con la situación que tenemos? No saben lo que está sucediendo ¿no lo saben?

LOLA : No, mi capitancito, ¿qué pasó?

PAVON: Ramón, lee.

RAMON: “Se informa a los habitantes del Hotel que nuestros Servicios de Inteligencia han sido informados de que el enemigo atacará nuestro territorio en cualquier momento...”

LOLA: Ah, pero siempre es lo mismo: amenazan y amenazan y nunca se lanzan.

PAVON: Silencio. Continúa Ramón.

RAMON : “Mis servicios secretos están seguros de que el enemigo ha logrado infiltrar sus espías en nuestras filas. Debemos estar en alerta, ya que es muy probable que en estos momentos el enemigo cohabite con nosotros. Nuestro deber es preservar la paz y salvaguardar los principios de nuestra insularidad para velar por la seguridad y la integridad de nuestras vidas. Declaro al Hotel Habana en estado de sitio. Nadie podrá salir o entrar a la ciudad sin salvoconducto; se prohibirán las reuniones de tres o más personas y se implantará el toque de queda. Se ofrecerá recompensa a quien coopere con nosotros. Asimismo se informa que al que haya colaborado con el enemigo de algún modo y lo confiese ahora, no tendrá problemas. Creemos en la capacidad del hombre para reparar sus errores, pero para con aquellos que violen nuestras leyes seremos implacables. Al pueblo lo que es del pueblo. Con el Innombrable a la cabeza, la victoria será cierta.”

Firmado: El Innombrable

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PAVON: Fiestecitas y fiestecitas y la patria en peligro... A ver, desalojen esos tambores que se acabó la rumba.

Ramón, que los hombres se ubiquen, consigue a alguien para que cocine, consígueme un buen colchón. No sabemos cuánto durará esto. …Averigua quién es la bailarina, me agradó su aspecto.

LOLA ; Capitancito, si quiere, yo me ofrezco para lavarle la ropa, yo tengo una lavadora que se la deja limpia y almidonada.

PAVÖN: Ya tenemos una lavandera para la tropa. Tomen ejemplo, de lo que es el sentido del deber.

RAMON: Capitán, los hombres ya se han sido ubicados y se ha colocado la primera ronda de centinelas.

PAVON: Confecciona un himno que hable del momento histórico que estamos viviendo, luego has que le pongan música. Debe ser algo con carácter heroico, tú sabes.

¿Y mi hijo?

RAMON: Personalmente me encargué de su ubicación, su cuarto tiene una ventana que da al mar.

PAVON: ¿Y el resto de la tropa?

RAMON: En un establo, señor.

PAVON: Colócalo con los demás, no puedo permitir privilegios.

RAMON: Perdone, capitán, pensé que tratándose de su hijo...

PAVON: Es un soldado como los demás. Mano dura para que aprenda. Bastante me lo ha blandengueado la madre. Que se haga hombre. Inclúyelo en la ronda de madrugada, que son las más frías. Que se forje.

RAMON: Sí, mi capitán.

PAVON: ¿Qué hay del trío?

RAMON: Nada nuevo.

PAVON: ¿Por qué tan lento? Los quiero en mis manos.

RAMON : No se apresure, se están cuidando. Tenemos que esperar, para agarrarlos con las manos en la masa.

PAVON: Yo no tengo que esperar nada, tengo bandera abierta del Innombrable: los meto presos, se procesan por enemigos del pueblo y los fusilo.

RAMON: Capitán, piense en el escándalo internacional. El mundo está atento a lo que está sucediendo en este Hotel, los tres son famosos en el extranjero; mire la comidilla que hay por el Pepe ese que no quiere viajar.

PAVON: Sí, pero en eso sí quedó claro que nosotros no intervenimos. Está claro que no viaja porque es asmático. Pero no te preocupes, que con asma y todo vamos a salir de él...

RAMON: Mire que gastar papel en publicarle a esos... Si al menos uno entendiera lo que escriben...

PAVO : Pura mierda. Tú no te preocupes, Ramón, ellos escriben para los burgueses extranjeros, para un público al que ni siquiera conocen. Tú no, tú eres un artista militante. Voy a proponer que te nombren nuestro poeta nacional.

RAMON: Gracias, mi capitán. No se preocupe usted, que ellos van a caer. Cuando menos lo esperemos, algo les va a fallar y entonces mostraremos al mundo su verdadera imagen. Traidores.

PAVON: Apuesto mi testículo izquierdo a que las poesías subversivas que aparecieron el otro día en las paredes, las hicieron ellos.

RAMON : Fue Reinaldo. Conozco su estilo, es menos arcaico; el otro es culto, pero hiriente. Pepe no fue. Ese, de tan elevado, casi escribe en arameo.

PAVON: Pura mierda. Ya van a caer, no se imaginan la fiesta que les tengo preparada.

SOLDADO: Permiso, mi capitán,

PAVON: Lo tiene.

SOLDADO: Para informar que hemos descubierto una fiesta en una fonda clandestina.

RAMON: ¿Dónde?

SOLDADO En casa de la tal Yuya.

PAVON: ¡Ah, carajo! Todavía no entienden que estamos en guerra, que en cualquier momento pueden empezar a caer bombas del cielo. Piensan que esto es juego. Estamos en toque de queda, estamos en guerra. Ramón, encárgate.

RAMON: Clausuren el lugar y pónganle cien pesos de multa a todo el que estaba dentro.

SOLDADO: Mi capitán, debo informar que en la fiesta se encontraban dos de los poetas.

RAMON: ¿Cuáles?

SOLDADO: Los dos más viejos.

PAVON: Vamos para allá.

(Reinaldo y Pepe.)

PEPE : No te puedes imaginar lo que sucedió.

REY : Cálmese Pepe, siéntese. ¿Quiere un café?

PEPE : No, gracias. La úlcera. Tengo miedo, mucho miedo.

REY : ¿Quiere recostarse un rato?

PEPE : En momentos como éste pienso en mis padres, mis familiares, mi niñez, lo que era la ciudad entonces, perdido en el laberinto de mis propias ideas, por un golpe de suerte.

REY : Habla como quien espera la muerte.

PEPE : Como esperar la segunda muerte. La de morir su otra muerte, situada entre la

muerte y el morir a diario.

REY : El miedo es un vicio, Pepe. Nada escondo y eso me hace libre, la historia siempre es la misma. No es un golpe de suerte. Es la historia que siempre es la misma.

PEPE : Con letras de sangre ha sido publicada la lista de los proscritos, todos los nombres se deshacen inocentes en un abismo de hielo. Como escribir así, con un guante de hierro, apretando el corazón.

REY : Calma, Pepe, todavía se agradece la suerte de un café sin mucha prisa. Tal vez porque la muerte es dueña, o la vida juega a no darse cuenta.

PEPE : Llegaron de azul... pateaban las cosas... nos apuntaron con sus armas...

(La escena en casa de Yuya, donde se siguió velando clandestinamente a la Virgen.)

PAVON : En nombre de los derechos que me han sido otorgados, este lugar queda confiscado. Llévenlos a la comisaría y pónganle una multa a cada uno. ¿Qué estoy viendo? Buenas noches, amigos escritores.... pero ¿cómo no me avisaron? Denuncian una fiesta clandestina pero no, es algo grave, muy grave. Ustedes estaban en un güiro, donde se ejercía la prostitución, el proxenetismo y el consumo de drogas... Eso es grave.

YUYA : ¿De qué está hablando? ¿Qué prostitución ni qué droga? Si aquí lo único que

estábamos con la Virgencita...

PAVON : Veamos. Esto es lo yo podría interpretar por casualidad y causalidad.

Usted tiene un expediente abierto en la comisaría. Causa: prostitución.

La casualidad es que mis hombres hayan encontrado drogas ahora en su casa.

YUYA : Capitán, no sea malo, lo único que estábamos era bailando un poco. Es cierto

que yo cometí un error pero eso fue antes; yo renegué de mi pasado. ¿Cómo

uno se va a poner en esas cosas, delante de la Virgencita?

PAVON : Llévenla a la comisaría. Con ustedes quiero conversar un poco.

PEPE : Capitán, esa mujer tenía razón. Aquí no se estaba incurriendo en ningún delito.

PAVON : Ustedes también estaban velando la Virgen. Se encontraban aquí por esa causa. Sigamos analizando las causas, pero en este caso, veamos el efecto. Estimulados por su fanatismo religioso recitaron poesías. ¿O no?

PEPE : Sólo leímos...

PAVON : Literatura subversiva.

RAUL : Capitán ¿de quién fue discípulo? ¿De Stalin o de Hitler? Para usted, “El huevo o la gallina” multiplicado por “El fin justifica los medios” resultado: “De tal palo tal astilla”.

PAVON : Conozco de su ironía. A mis manos llegó un cuento suyo, el del pueblo

donde no había qué comer y la gente se come las nalgas unos a otros.

¿Sabe? Usted es un enfermo, abuelo.

RAUL : Yo no soy su abuelo.

PAVON : Sin embargo, por desgracia nos unen lazos. Le explico más adelante.

PEPE : Capitán, usted sabe que no es cierto lo que está hablando. No me explico por qué tanto ensañamiento.

RAUL : No pierdas tu tiempo, Pepe. Está programado.

PEPE : Es que es una injusticia absurda.

RAUL : Vivimos un tiempo absurdo. Dios mío, ¿por qué regresé a este Hotel?

PEPE : ¿No se da cuenta que pudiéramos ser sus padres? ¿No le da pena ensañarse con dos ancianos?

RAUL : No le hables más. A los cerdos no se les puede lanzar margaritas.

PAVON : Me ha recordado a mi padre. El viejo, cará. Ese sí era un hombre de pelo en

pecho. Del Oriente, ¿sabe? Por eso salgo a él con este color moro. ¿Sabe cómo recuerdo a mi viejo? Como un luchador. Llegó al Hotel casi un muchacho, con los pocos ahorros que tenía alquiló una casa y puso una verdulería, así que yo nací allí, entre frijoles, papas y ají. Esos fueron los juguetes de mi niñez. Recuerdo a mi viejo siempre peleando. Para que tengan una idea, ejemplo: el negocio de mi viejo era pequeño, pero él anunciaba en la pizarra de ventas un gran surtido, lo máximo y la mejor calidad, cuando en realidad sólo tenia frijoles, papa y ají. Llegaba un cliente buscando... una calabaza, por ejemplo; mi padre le decía: “Son tres pesos”. “Está bien” contestaba el cliente. “¿Podría esperar un minuto, que se la traigo del fondo?”, entonces el viejo salía corriendo media cuadra, hasta el gran almacén de un gallego, le compraba una calabaza en dos pesos, regresaba a toda carrera, entregaba la mercancía a su cliente y le ganaba un peso. Así recuerdo a mi viejo, arañando centavo a centavo. Hasta que un día unos amigos lo invitaron a una huelga, pedían pan y libertad- justo lo que tenemos ahora- los huelguistas se enfrentaron a los voluntarios y en el tiroteo, una bala alcanzó al viejo. Mas no murió en vano; las ideas por las que luchó, hoy son realidad. Eso fue en 1932.

¿Le dice algo esa fecha?

RAUL : No, en el 32 yo me encontraba en el extranjero.

PAVON: “Pascua sangrienta” la llamaron, porque fue por diciembre. ¿Cómo se llamaba su padre?

RAUL : Mariano Pérez.

PAVON : ¿Qué profesión ejercía? ¿Lo recuerda?

RAUL : Tenía una agencia de transporte.

PAVON : Y además ejercía como sargento, en el cuerpo de voluntarios.

RAUL : No entiendo lo que quiere relacionar.

PAVON : Usted no entiende cuando no le conviene. El niñito bien estaba viajando y por eso no sabe nada. Usted es un evadido de la realidad. ¿Qué puede interesarle que cuatro muertos de hambre enfrentaran al ejército? Es un tema demasiado orillero para su sensibilidad. El día que mi padre murió, el suyo dirigía las tropas del cuerpo de voluntarios. Esos eran los lazos que yo decía que nos unían. ¿Entiende ahora?

RAUL : No estará culpando a mi padre de la muerte del suyo...

PAVON: Alégrese de que eso no me consta. Pero todo lo demás, consta en los archivos.

PEPE : Capitán, esos hechos ocurrieron hace tanto tiempo, que mejor olvidarlos.

Ramón, yo te conozco desde que eras un niño. Pudieras explicarle al capitán que está en un error.

PAVON: Así que mejor olvidar... Yo podría olvidar, claro que podría olvidar. La vida es curiosa; el hijo del sargento y el del verdulero se encuentran, pero en circunstancias diferentes. Usted me está pidiendo que olvide, yo podría olvidar, pero necesito algo que me ayude a olvidar. Ustedes podrían ayudarme a olvidar.

PEPE : ¿De qué modo?

PAVON: Ustedes dos son artistas. Poetas mayores, ¿no? Al menos así los llaman. Yo pudiera olvidar todo lo de esta noche, quiero decir, los pondría en libertad, limpios de paja y polvo, si a cambio usted (a Raúl) le dedica unas décimas a la memoria de mi padre. Él era de origen campesino, del Oriente, ya le dije, y sé que unas décimas le encantarían. Así es la cosa: yo los libero, si usted le dice unas décimas a mi viejo, muerto por su viejo...

RAUL: Pídale las décimas a la puta que lo parió.

Donde Pepe anuncia que abandona el Hotel.

PEPE: No te puedes imaginar lo que fue aquello... A Raúl lo golpearon hasta que perdió el conocimiento. Cuando se lo llevaban, un soldado dijo: Este no hace más el cuento. Sangraba por todas partes...

REY : Tenemos que convocar a la opinión pública, se ha cometido un crimen.

PEPE: No. Tengo mucho miedo y no tengo fuerzas ya.

REY : No podemos quedarnos cruzado de brazos. Hay que hacer la denuncia.

PEPE : Yo ya no. Voy a aceptar la propuesta. Me voy a París... Después de lo de Raúl, prefiero el destierro.

REY : Vamos, no jodas, cómo me vas a decir eso.

PEPE : Lo tengo decidido. Ya estoy muy viejo y quiero pasar los años que me

quedan con tranquilidad.

REY : Tú estás asustado, así no puedes tomar una determinación tan importante. Cálmate y luego te lo piensas.

PEPE : No hay nada que pensar, eso es lo terrible, no se puede pensar.

REY : Pepe, tú mismo me has dicho que el destierro es deprimente. Tú no puedes

vivir en otro lugar que no sea este Hotel.

PEPE : Pues lo intentaré. Otros lo han logrado. ¿Por qué yo no?

REY : Porque tú eres diferente.

PEPE No, Rey. Voy a llamar a la embajada de Francia para que me arreglen los papeles cuanto antes. Tú cuídate y escribe, que eso es lo único que nos va a salvar. Adiós, niño Rey... (Se va.)

REINALDO Y LA BAILARINA.

YANI: ¡Reinaldo...! ¡Reinaldo...! Chico, llevo como dos semanas buscándote. ¡Qué mal has quedado conmigo!

REY: ¡Yani! Qué linda estás. Verdad que no hay como un viaje al extranjero, regresaste con diez años menos... ¿Dónde estabas?

YANI : En Checoslovaquia.

REY : ¿Y...? cuenta, chica.

YANI : Lindo...

REY : ¿Trabajaron mucho, les fue bien con la plata?

YANI : Más o menos...

REY : Bueno, si no quieres contar, no cuentes, las estrellas somos así. Ahora viajan de nuevo, oí decir que a la India. Acuérdate de mí y tráeme aunque sea un libro.

YANI : Rey... Entonces tú no sabes nada...

REY : ¿Qué es lo que hay que saber? No, si tú no cuentas nada, estas ahí en tu pose.

YANI : Me fui del ballet.

REY : Ay, Yani... oye, ¿qué pasó?

YANI : Lo de siempre, lo que siempre ha pasado; la envidia, la mediocridad, que esta vez estallaron.

REY : Yani, pero si vas a hacer el cuento, lo haces bien.

YANI : Aquí no puedo. Mejor pasas por casa, te cuento y te muestro lo que estoy ensayando nuevo.

REY No, Yani, tú me terminas el chisme ahora, porque si no, no voy a poder dormir hoy.

YANI : Aquí no, ve por casa.

REY : Después voy y te veo el ensayo, pero termínalo ahora.

YANI: Mira, Rey, en realidad estaba harta de todo, yo soy primera bailarina hace ocho años, pero soy negra. He bailado en las plazas más importantes del ballet, pero haciendo cuerpo de baile o papeles secundaros. Nunca voy a bailar Copelia, Giselle o el Cisne aquí, eso lo tengo claro. Soy una bailarina demasiado autóctona, como me dijeron. Y quiero cambiar, estoy harta de las zapatillas y el tutú.

REY : ¿Estás segura?

YANI : Ahora estoy haciendo un grupo nuevo, quiero que lo veas, es algo diferente.

Contemporáneo, que sé yo. A ti te pasa algo.

REY : No, nada. Falta de sueño.

YANI : Oye, a ti te pasa algo, estás muy demacrado.

REY : No me sucede nada, es que pasé la noche en el hospital cuidando a un amigo.

YANI: ¿Quién está en el hospital? ¿Yo lo conozco?

REY: No, tú no lo conoces... Está muy mal.

YANI: Coño, Rey, pero tú eres tremendo, tú no avisas ni nada y uno se entera de que tienes problemas de casualidad. Conmigo sabes que puedes contar para lo que sea. Cualquier cosa, si no tienes dinero o si alguna noche estás muy cansado, me puedo quedar yo en el hospital. Lo que sea.

REY : Gracias, Yani. Bueno, después te veo.

YANI: Oye, espera. Sé que estás atacado, pero en serio necesito que me ayudes.

La semana que viene estreno y quiero que me veas un ensayo.

REY : Yani ¿en qué te puedo ayudar yo? Soy patón para el baile, tienes que

buscarte alguien que sepa de coreografía, para que te ayude.

YANI: ¿Quién, Reynaldo? Ya no queda nadie en quien uno pueda confiar. Los maestros se han quedado trabajando en otros lugares, donde les pagan mejor. Y los que quedan, salvo raras excepciones, son unos improvisados. Además, lo mío tiene onda naif, es cuestión de sensibilidad y corazón, ¿entiendes? Estoy harta de lo clásico. Anda, Rey, no seas malo. Dale, ven esta noche para que me veas el ensayo, que yo sé que tienes ojo crítico.

REY: Esta noche no puedo, tengo que cuidar a mi amigo hasta las doce.

YANI: Ay... ¿y tan mal está?... Bueno, quedamos así, a las doce, cuando salgas del hospital, nos vemos y yo te enseño mi danza. Se llama “El portero”, está inspirada en un romance que tuve en un viaje con un poeta medio loco, que además era portero de un sex shopping y decía que esa era la mejor profesión del mundo.

REY : Mira, hoy no puedo porque justo mañana temprano tengo que ir al aeropuerto a despedir a un amigo que se va.

YANI : Que se va... ¿pa´ dónde se va?

REY : Niña... Que se va para otra provincia.

YANI: A otra provincia, en avión... Rey, ¿qué amigo tan importante tú tienes que viaja en avión de provincia en provincia? Preséntamelo, chico, no te lo cojas para ti solo, a ver si uno acaba de salir del subdesarrollo este. ... Pepe... El gordo Pepe... Entonces es cierto que se va.

REY : Baja la voz.

YANI. Chico, cuenta, yo no se lo voy a decir a nadie.

REY : ¿Cuándo me dijiste que podía ver tu danza?

YANI : Cuando tú me digas.

REY : Mañana en la noche. ¿a qué hora quedamos?

YANI : Pasa cuando quieras por mi casa.

REY: A las diez, pero nos vemos en la azotea. Tu casa tiene muchas vistas encima.

YANI Milagro, antes no te importaban las vistas y te dejabas caer a cualquier hora.

Claro, ya se mudó el pepillo de enfrente.

REY : Chao, linda. Nos vemos mañana. (se va.)

YANI: ¡Qué lástima de hombre se perdió ahí!

Adios de Pepe.

Mi nombre completo... José Luciano Alpízar... ¿Cómo qué nacionalidad? Usted sabe que soy de aquí. Soy escritor... Sí, me gradué de abogado. No, nunca ejercí. Porque me gusta más la literatura. Viajo por cuestiones de trabajo, el Center Lenguis Hispanis con sede en París corre con todos los trámites y gastos del viaje. No, nunca he estado preso; no he sido perseguido por cuestiones políticas ni religiosas... ¿Puede cambiarme un poquito el foco? Padezco de cataratas, es muy común en las personas que fijamos la vista. Sí... no me consta que se violen los derechos para nada. No es cierto que se torture ni se persiga a los religiosos. Bueno ¿a qué viene tanta pregunta si saben que yo viajo por cuestiones de trabajo y no me importa la política? Sí, mi madre... Ella se queda... Está vieja y enferma... ¿Dónde tengo que firmar? Es que ya no veo bien... ¿Aquí? ¿Dónde está la cruz?

El duelo de Pavón.

RAMON: Mi capitán, siento tanto lo que ha ocurrido...

PAVON: Ramón, tú no tienes hijos. No lo puedes sentir, no tienes ni la más

remota idea de lo que se siente en un momento así.

RAMON: Pero, ¿qué pudo haberle pasado por la cabeza a ese muchacho?

PAVON: Le dieron droga, solo así pudieron doblegarlo. Era un hombre. Eso, le dieron droga y él, que no sabía, perdió la cabeza.

RAMON: Los maricones son lo peor... Quiero decir que pagarán por esto.

PAVON ¿Ya saben algo?

RAMON : Se huyó, mi capitán, hemos buscado por todos los rincones y nada.

¿Quién sabe dónde puede haberse escondido esa rata?

PAVON: Lo quiero, Ramón, lo quiero.

RAMON : Capitán, estamos trabajando día y noche en eso.

PAVON: Redoblen los esfuerzos. No tiene escapatoria. Por suerte o por desgracia,

estamos rodeados de agua.

RAMON: El maricón va a caer.

PAVON : No menciones más esa palabra...


(Reynaldo y Pedro en una bañera desnudos)

PEDRO: Yo pensaba que ustedes eran locos. Hace una semana que los vengo viendo dando saltos y brincos. Esa muchacha, ¿cómo se llama? Yani... está loca...

¿Por qué baila desnuda y con el cuerpo cubierto con tierra? No hará eso en el teatro...

REY : No está loca. Todavía no. Sólo siente la danza de un modo diferente. ¿Tú piensas que yo estoy loco?

PEDRO: Muy normal no eres, no sé... Tú eres la persona más rara y más... que me

he encontrado en la vida.

REY Y tú eres el soldado más lindo que yo me he encontrado. La primera vez que te vi, lo que más me impresionó fue tu cara de ángel desamparado dentro de ese uniforme, que te va grande.

PEDRO : La primera ves que yo te vi....

REY : Ibas a llamar a la guardia...

PEDRO: Para mí lo que ustedes estaban haciendo era pornografía o como se llame.

REY : La hubieras llamado. Ahora estuviéramos los dos bajo el agua. Como hacen los peces.

PEDRO: Si mi padre se entera de esto... me mata.

REY : tranquilo. Además, ¿qué muerte más linda que morir por amor?

PEDRO : Tú estás loco... Suéltame, me voy. No tomas nada en serio. Si mi padre se entera... No quiero ni pensarlo.

REY : Tu padre no tiene por qué enterarse, además si alguien sé está arriesgando soy yo. Respóndeme ¿Te he hecho algún daño? ¿He hecho algo en contra de tu voluntad?

PEDRO: No. No has hecho nada que me disguste.

REY : Aunque llegues a general- cosa que dudo- te gustan los varones y eso no es pecado. Te explico, en Europa se permite el matrimonio entre hombres y hasta se están haciendo estudios sobre la posibilidad de un tercer sexo. No hay nada de malo en esto, sucede desde que el mundo es mundo.

PEDRO: Todo es muy confuso para mí. Cuando te vi bailar desnudo con esa chica Yani o como se llame, sentí como si el mundo se abriera ante mí. Sólo tenía ojos para ti. Sé que desde niño, yo también soy un poco diferente, pero en casa no lo podía siquiera insinuar. Miraba los juguetes de mi hermana con curiosidad. La primera noche que te vi no iba a llamar a la guardia, porque la guardia era yo y era la primera vez en mi vida que veía con claridad. ¿Crees que esto es amor?

REY : Llámalo como quieras. Si para ti es amor, es amor, pero para ti también es

abrirte las puertas a la vida.

Mira la luna hermosa que está brillando. Es nuestra.

PEDRO: Me tengo que ir. Hoy entro de guardia a las cinco de la madrugada. ¿Vienen a bailar mañana?

REY : No sé mi amiga, pero yo, sin falta. (Pedro se va)

La luna me está mirando

yo no sé lo que me ve

yo tengo la ropa limpia

ayer tarde la lavé.

La virgen está meciendo

al niño que está en la cuna

y en su carita le dan

los reflejos de la luna.

( Pavón ante el cuerpo sin vida de su hijo)

PAVON: Tú no tienes hijos, Ramón, no me digas que lo sientes, sé que no es verdad.

Hay que ser padre para saber lo que se siente cuando se nos muere un hijo.

RAMON : Cálmese, mi capitán, cálmese.

PAVON: Y ahora ¿cómo se lo digo a su madre? Que le arreglen el cuerpo, no quiero que lo vea así. ¿Dónde fallé?..

RAMON: Beba esto, le hará bien. Debiera dormir un rato.

PAVON: ¿Y los reclutas que lo sorprendieron?

RAMON: Personalmente me ocupé, no hablarán de lo ocurrido.

PAVON: Pero ¿por qué a mí? ¿por qué a mí? Mira, Ramón, cómo me han dejado mi niñito...

RAMON: Es terrible. Lo que no entiendo es por qué tuvo que quitarse la vida así, con una bayoneta, delante de la tropa.

PAVON: Porque tenía vergüenza, coño, era un hombre que tenía vergüenza. Murió como un hombre. Que se hagan los preparativos para el funeral, le serán ofrecidos honores por haber caído en la defensa de la patria.

RAMON: Yo mismo me ocuparé de la ceremonia.

SOLDADO: Permiso, mi capitán.

RAMON: El capitán dio orden de que no se le molestara.

SOLDADO: Perdone, mi capitán, es con respecto al agente infiltrado que estábamos

persiguiendo.

PAVON: ¿Qué pasó? ¿Lo capturaron?

SOLDADO: En el sótano de la tal Yuya. Esta dice que no sabía nada, los dos estaban

cagados de miedo. Pa´ mí ella es cómplice.

PAVON : Tráiganlo.

Carta de una madre al Innombrable.

MADRE: Excelentísimo y muy amado Señor.

Le pido perdón por la molestia que pueda causar esta misiva. Pero Señor,

le ruego que nos dedique a mi hija y a mí un instante de su precioso tiempo.

Sabemos que usted es un hombre con muchas responsabilidades y las cuestiones de la patria lo ocupan totalmente. Pero Señor, se trata de mi hijo, mi Reynaldo. ¡Dale, niña...!

NIÑA: Señor Innombrable, me llamo Karenia, tengo once años y estudio en la escuela Mártires del Chimbororo y todos los días saludamos la bandera y cantamos el himno. Señor Innombrable, suelte a mi hermano Reinaldo de la prisión.

MADRE : Le estoy hablando con el corazón en la mano, porque sé que usted va a entender las súplicas y el dolor de una madre, porque usted también es padre.

NIÑA: Sí, usted es el padre de la patria.

MADRE: Mi chico no es malo. Un poco malcriado, pero es que se crió sin padre y yo ya no tengo fuerzas. Ya sabe, las malas compañías me lo echaron a perder; pero mi Reynaldo es bueno... ya verá cuando lo agarre, con cuatro rebencazos lo enderezo. Señor quiero apelar a su bondad; que no le pase nada malo a mi hijo, ya lleva mucho tiempo encerrado y yo temo por su salud.

NIÑA: Si, Señor. Mi hermanito lleva mucho tiempo preso y está flaco y emfermito.

La verdad que no entiendo Señor Innombrable cómo, si en la escuela nos enseñan que Usted es tan bueno, hace sufrir tanto a mi hermano.

MADRE: ¡Niña! Perdónela Señor, es sólo una niña y no sabe lo que dice. Ya ve, no he sabido criar bien a mis hijos. Señor, le pedimos disculpas nuevamente por ocuparle su tiempo y por favor sea benévolo con mi hijo. Es muy pequeñito mi Reinaldo y más bueno... Niña, el lema de despedida

NIÑA:

Señor Innombrable:

Con justicia y decisión

libere a mi hermano Rey.

Que brille la luz de la ley

en la fea y oscura prisión.


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Otras colaboraciones de LMFernández en Efory Atocha, Aquí.
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Imagen tomada de la Web.

2 comentarios:

  1. Oye, el amigo Luis Mesa, que alegría ver al menos una foto suya, que talento, que buena gente, una grata sorpresa.

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  2. heyyyyyyyyyyyy me ha dado mucha alegria leer esto y encontrarte ...donde andas ?? Yo en Bogota ....escribeme kenyacamila@yahoo.com

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