miércoles, 10 de febrero de 2010

Alejandro Fonseca: Poemas

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Tres poemas (inéditos) de Alejandro Fonseca

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PARODIAS Y MULTITUDES

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Apenas una conversación

iluminaría el paso del mulo.

Sería recordar góndolas

trópico y zaguanes

ante el odio que se agrupa

en la oratoria del noctámbulo.

Sobre la piel apresurada

bosques, oquedades, aves de rapiña

monosílabos que enmudecen.

Cincuenta años de escuchar

parodias y multitudes

madrugadas que no traen

otras manos aplaudiendo.

Aquel mar imaginable

pudiera tragarse jardines detenidos.

Hemos de regresar al sitio

en que mejor sostuvimos la alegría.

Excavar monumentos

miedo y silencio y gravedad

mármol donde a toda costa

el discurso de los muertos.

Mi carne se niega a recordar.

Sólo la caverna nos involucra

abre furnias y disfraces

que se ajustan al apetito de la selva.

No tengo una efigie ni el río

que huía entre mis piernas.

Sigo pernoctando mis instintos.

Detrás de la puerta las trompetas

anunciando el último culpable.

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UN GOLPE EN LA SOMBRA

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Las mariposas giran

y el inocente no puede revelarse.

El sol se averguenza en mi frente:

estoy olvidando la riqueza del lenguaje.

Ah de la vida, un golpe en la sombra.

Por qué la extrañeza, el espía

que recorre el esplendor ajeno.

Hay música, gatos que huyen:

miseria en los sarcófagos abiertos.

La piel, los bolsillos, los aplausos

es palpable la amenaza que te lleva

y te despierta en habitaciones

que apenas tienen un dueño.

Ah de la tarde en que vinieron

barcos, fotógrafos vomitando.

Siento el olor de los caballos.

Los vecinos ensombrecen la tarde.

La misantropía será la ciencia del futuro.

Qué absurdo ruge el unicornio:

animal que aún quiere bostezar

en una ciudad donde las puertas se derrumban

y un borracho propugna pentagramas.

Sólo el insomnio fabrica la belleza.

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CICATRICES DEL CIELO

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Me costaría noches emprender un viaje:

cicatrices del cielo, mi perro asolado

las ventanas y el único paisaje huyendo

siempre adentro, cloaca y asombros.

Mi cuerpo comienza a separarse

por las hendiduras se advierten síndromes.

Al otro lado es el fuego, la noche, los augurios.

Puede que suenen campanas, recogimiento

Y todo haya concluído: cinematógrafo

descubrimiento, la tarde perdiéndose.

De nuevo la fatiga detrás de las puertas.

Imposible seguir mostrando palabras:

hueco donde los loros rasgan instrumentos.

He vaciado mis neuronas, mi bolsillo.

Aprendí a perderme, jardines del sueño.

Mi familia se complacía hurgando deidades

sin embargo ahora ejercito una lengua siniestra

que me devuelve deseos y campos

piel lejana, humo, tierra, masturbaciones.

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Alejandro Fonseca (Holguín, Cuba, 1954). Poeta. Ha publicado los libros de poesía: Bajo un cielo tan amplio (Holguín, 1986), Testigo de los días (Holguín, 1988), Juegos preferidos (Holguín, 1992), Advertencia a francisco de Quevedo y otros poemas (Madrid, 1998), Anotaciones para un archivo (La Habana, 1999), Insula del cosmos (Miami, 2006) y La náusea en el espejo (Miami, 2009). Reside en Miami.

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Imagen tomadsa de la Web.

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