Tres poemas (inéditos) de Oscar Cruz
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Conversación con
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mi abuelo no murió en
tampoco en
amaneció callado como los soles de agosto,
su rostro era una máscara siniestra, un toldo
de senilidad su cuerpo. se cansó de la vigilia,
del acto de esperar.
recuerdo que en las noches me llevaba hacia
el traspatio para que oliera y degustara el aire,
me hablaba de los rusos y los galos, de su familia
engordando en un cobertizo, atrapados entre
la puerta y el estanque de los patos. ya no está,
y siento de pronto en el negror de estas sábanas
una vibración profunda, algo que se tuerce para
acabar, y es un ruido pequeño, casi nulo, como
un niño que apenas logra escuchar el sollozo
de su madre. tú estabas allí, como habías estado
aquellos años en que vivíamos juntos, y solías
pasar del cuarto a la cocina con ese andar duro
y calmo.
estabas siempre igual, en aquel sitio devastado
donde crecieron tus hijos, donde crecen los hijos
que ya no verás, y sigues entre objetos vacíos:
camas, armarios, butacones. y yo salgo, voy por
el patio hacia la luz, pero en mis ojos llueve
un agua sucia que no me deja ver como comienzan
a agrietarse las paredes de una casa lavada
y manchada por la lluvia.
quiero que te quedes como estás, con la cara
siniestra y la muerte al descubierto. estoy de pie
y escucho el movimiento del aire entre la hierba.
comienzas a darme tu sermón, pero ya no quiero,
no soporto ni a los rusos ni a los galos, ni a aquella
cantidad de gente cebada en un cobertizo, atrapados
entre la puerta y el estanque de los patos.
dejemos las cosas como están.
por el camino del adónde, la gente está tirada
y mirando para arriba. tratando de llenarse de
recuerdos, con los que el tiempo se abre como
presente. sabes: días hay en los que miro lejos,
en el futuro, y veo a un hombre que cavila sobre
las primeras y las últimas cosas, preocupado
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Retorno a Salamina
cerré
los ojos
de pronto
y busqué
dentro de mí. estaba solo.
no como en la hora más
cerrada de la juventud, sino
oyendo a menudo la vana música
del mundo(ni áspera ni elocuente), pero
con amplio sentido del absurdo. y he sentido
una tensión que suprime el goce de acertados
pensamientos. no logro recordarte como eras. tus
formas eran para mí un apetito que no necesitaba de
encanto mayor, ni de interés alguno ajeno al de los ojos.
la vida nos hace olvidar, palidecer, que se encorve la cerviz,
y se desgasten las venas, que se hinche el cuello y se entrecorte la voz, articulaciones y nervios se engarrotan, se extienden, cuerpo del ayer, nuestros cuerpos no se cruzarán. ser que me abrió las puertas de un túnel que franqueaba los muros que se nos imponen. qué vanas apariencias nos gobiernan. qué rara intensidad de muerte hay en nosotros. no
mirabas hacia mí. seguramente no me viste y ni siquiera puedo lamentarlo, pues no soy un escogido ni un ángel, ni hubiera sido capaz de mitigar la ausencia o el dolor, si hubieras tenido de ello necesidad. nunca me enseñaron a esperar, a degustar tu concisión, tus molduras, a saber cómo respondería ese cuerpo a nuestra labranza, a la débil armazón de nuestras manos(superficie lisa o rocosa), la cual responde ante mí con perros de casa, hembras de leche y sal y un cielo verdoso y algo sucio, del mismo color que el uniforme de los soldados. no volverán a engañarme. antes sólo sentía. ahora pienso. me instruyo en proporción a mi deseo. no soy más de bronce o de estaño que otros hombres. a ellos nada debo. así que basta con callarse. hablar es una flaqueza que puede superarse haciendo algo mejor. pero no son los maestros quienes pueden enseñarme a sentir o provocar las caricias que transforman esta superficie en una piel sentenciosa, que siguiendo mi mano se extienda, se despliegue, sobre esa faz que se ofrece a través de las persianas como una patria medieval, que asolada por el tiempo nos imprime lecciones, tan prontamente conformadas o destruidas por el más ligero parpadeo de la luz o de la sombra que no son sino el tiempo en sus demoliciones y esas demoliciones son mis fuerzas.
las mismas con que escribo
-----------------Quemaduras
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coleccionaba obras de autores rusos
como premios: Lenin, Zamiatin, Bulgákov,
las troikas y los dramas más intensos.
la vida era prosperar en los Urales, mirar
los yacimientos desde Kiev hasta Moscú.
su vida era sin mentir un vasto lago. cierta
noche el lago y su país se enemistaron.
entonces comprendió que las aguas se bifurcan.
que hasta nosotros no somos lo que parecemos
y comenzamos nuestra vida a pulso, sólo para
habitarla y ser coleccionados.
quemó las obras de Lenin, de Zamiatin y Bulgákov.
prendió las troikas y los dramas más intensos.
esa noche, su abuelo lo encerró y en la penumbra,
le dio en la espalda un cintarazo. su abuelo cree
help me.
ResponderEliminarwell its nice to know that you have great hits here.
ResponderEliminarSon muy muy buenos, excelentes, aun a pesar de que son muy largos. Felicítale de mi parte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias David, ya le pasé tu comentario al poeta.Coincido contigo, son buenos poemas.
ResponderEliminarAbrazo para ti.
Ch.