viernes, 17 de octubre de 2008

Del retorno, el exilio y sus patriotas

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"Del retorno, el exilio y sus patriotas"*

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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago

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La inercia puede llegar a sostener, no el giro del Universo, que es mucho más leve en realidad que la mente, sino el peso de una cabeza llena de ideas equivocadas. Así, se puede uno asomar al valle de la vida y verse, como mínimo, trepado a un mogote y con nauseas. Una flor en casa inapropiada puede ser un objeto de exterminio.



Esta relatividad fuerza a creernos cosas. O a verlas sobredimensionadas. Un rasgo inequívoco del cubano, del cubaneo. La juerga y levedad del cubano que llegara a formal carácter, signo de reconocimiento, distinción para humanos con vocación nocturna y grande capacidad de aguante. Hay sin embargo un detalle singular del cubano que lo emparienta con otros de diferentes latitudes. Llegando a hacerlo uno de los sapiens más adaptables y encontrables en lugares muy remotos. El cubano no viaja: sale en balsa o avión, camiones náuticos, autos de los años 50 adaptados para romper las olas y llevar a unos 20 pasajeros. Cualquier tipo de material, objeto o artilugio que flote sirve para ganarse la huída. El cubano
Jinetea la pira. Se la gana mediante Cartas o Cárcel.



El cubano se queda.



Y es donde, según este humilde escritor de versos herrumbrosos - si lo fuere- se enriquece la variopinta y ya de por sí folclórica exposición cubiche. Sí, pues si hay algo folclórico es el exilio nuestro de medio siglo. Folclórico en cuanto a tradicional y folclórico en su raíz política, que no deja de ser un aspecto fantasmal. El exilio lleva mucho de fantasma. Así sus órganos vitales, los que se supone vertebre y coaccionen, son espacios fantasmas.



Revistas, Fundaciones, Asociaciones, Periódicos… no sé cuántos tiene el exilio; todos fantasmas.



¿Cuántos partidos tiene el exilio? ¿Para qué sirven?



Bueno, puedo dejar aparte a algunos restaurantes de Miami y otros de Europa que sí funcionan.



Pero es en la organicidad y en sus intereses donde el exilio hace gala de una nula capacidad para lograr consenso. Es en el planteamiento de una estrategia para dejar de ser exilio. Los posicionamientos más ultra son los que han prevalecido. La política del dale al que te dio, sin poder dar en realidad, no solamente ha logrado el endurecimiento en las relaciones familiares y de toda índole; se ha atomizado todavía más la diáspora. Sin dejar de mencionar al que no le dieron, pero quiere dar, pues de tanto decírselo se creyó que le dieron.



Y es que
el arte de la espera, del derrumbe, el de eso se cae algún día, sigue siendo la única política visible. Cualquier intento de proximidad o de insistencia en, por lo menos, formalizar un factible encuentro entre selectos representantes del destierro y los que a día de hoy continúan disponiendo del poder en la isla, es mirado con recelo en el mejor de los ejemplos.



Sobran casta y batallitas de cada cual. Ya lo decía la poeta: no sé qué nos hace pensar que somos tan especiales.



A esto le sumo la llegada masiva de exiliados por derecho propio. Puede que como yo, aunque sea posible igualmente que no llegue mi pedigrí hasta la altura de estos que se creyeron un cuento y luego nos lo venden a diario. Brillantes autoexiliados que a fuerza de repetir lo evidente se llenan la boca de palabras gordas. Las medallas del exilio se ganan con palabras gordas, también. Con mucha lengua, socarronería y desmemoria se hace carrera de exiliado. Se sabe la validez de la distancia y el valor de estos individuos. Se sabe que es muy complicado gritar desde distantes riveras. Se entiende a quienes me refiero.



Por ello y cansado de casi todo, la verdad es que vi una gran valentía en la propuesta nada descabellada, menos rara, del Movimiento Retorno, en entrevista al fotógrafo Delio Regueral hace unos pocos días donde el blog de Armando Añel. Agrego que la idea venía de lejos. Fue otro fotógrafo, Arles Iglesias, el que me la planteó en forma de pregunta para un Corto hace varios años: ¿Qué pasaría si regresamos miles de cubanos a la isla el mismo día? Esta pregunta reiterada a varios y escogidos entrevistados formaría la respuesta, la propuesta del Corto.



Una pregunta así es menos tendenciosa y temeraria que un bombardeo de alimentos a Cuba. Por ende menos viable y capaz de aglomerar figuras, nombres de prestigio. La respuesta trae el agravante añadido de arriesgar el pellejo, el propio. En muchos casos volver a arriesgarlo. Es la idea contraria de un exilio. ¿Cómo el exilio va a dejar de ser exilio por su propia voluntad? ¿Cerramos el timbiriche y nos arriesgamos a que nos soplen unos cuántos e indefinidos años en el talego? Aquí habría que preguntar, también, si no se tiene un poco de miedo a que se caiga el exilio, parecido a como lo hiciera un reconocido músico en Miami.



No son tiempos para ese tipo de patriota. No para el que propone un riesgo total, pacifico. Menos para el que sabe que para llegar a fin de mes lo único que tiene que hacer es continuar dándole vueltas a la peonza, que es casi un trompo, pero más hembra.


*Texto publicado originalmente gracias a la generosidad de Armando Añel, y su Cuba Inglesa.

Foto de Chago: PD.




9 comentarios:

  1. "Mientras en Europa se reúnen, en Cuba estamos sufriendo detenciones, amenazas y confiscaciones de documentos", dijo Payá BBC Mundo y agregó que "más allá de si hay cambios o no hay cambios lo cierto es que el gobierno reprime, violando su propia legalidad"

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  2. bolao chago
    me gustó el texto
    te metes en unos lios, asere!!!!
    te van a cortar el agua y la luz, jejejeje
    cuidate
    aunque no lo creas te leo, te leo
    besos y ashé
    op

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  3. Niño, lo primero que es fantasmal es la Revolución. ¿Por qué no se le ha podido destruir? Porque es un fantasma, y cómo vas a matar algo que ya está muerto. De ahí que todo lo que derive de ella, sea fantasmal, como yo, como tú, como todos. Como todo.

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  4. Brother, yo creo que la idea de... llegar de pronto, todos sincronizados al... aeropuerto José Martí, es atractiva, ya la había escuchado de otro amigo…, pero inviable, o bastante cara. En un principio, habría que tener vigente el pasaporte cubano, o pagar por la actualización, después ser homologado éste, no, no visado, no, pero homologado sí, es decir que te autorizarían a entrar en la Isla, o no. En caso de que todo esto se consume rápidamente, cosa rara, entonces sí podrías comprar un boleto de vuelo y con algo de ahorro y algún que otro encargo- carta de conocidos, someterte a las cuando menos ocho horas de tortura en vuelo... desde España, por ejemplo.
    Otra alternativa menos aconsejable, por imposible, sería usar en lugar del pasaporte caducado o no homologado, el de la otra nacionalidad que se ostente, ya que curiosamente, si eres cubano de la “categoría traidor”, aun teniendo otro pasaporte, estás obligado a tramitar todo con las autoridades cubanas sólo con el pasaporte cubano. Igual, tal vez, no te den visa de entrada al país. Además, te lo aseguro, es posible, que ni te dejen montar en el avión, aun no lo entiendo, pero en todo esto sí están de acuerdo las autoridades respectivas.
    Releyendo lo anterior, mis inútiles líneas…, me queda claro, además por otros datos, que nuestra existencia está marcada por una maléfica voluntad de empujarnos al abismo seguro de la confusión, entre otras taras, siempre. Yo creo que sí, y por ello sufro…, que es momento para todo tipo de sprint, de empeños sanos calculados. No somos menos especiales que culpables. Merecemos un último aliento que nos salve, aun intentando el impostergable salto; y no hablo de regresos, e imposibles, creo más en lo inmediato, deberíamos reconocernos aceptándonos tal como somos, otros, ya en nuestras mentes, e ahí el real cambio, la nueva basa.
    Cada vez que leo algo en un blog, no puedo evitar implicarme, entonces opino, pero, ¿será este un buen modo, el ideal?, no lo sé, puede que el silencio ayude más en este sentido. Si de algo estoy seguro es de que somos meras piezas, marionetas para otros. Algo oscuro siempre acecha vampirizando cada idea, cada meta. Habrá que replantearse más de un proceder, cada método.

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  5. Por supuesto, amigo Ciro, que es una utopía plantear un regreso masivo de exiliados a la isla el mismo día, a la misma hora.
    También es cierto que ni yo mismo estoy tan convencido de que el regresar sea lo más adecuado.
    (Lo que no quiere decir que sea falso lo dicho en el texto)
    Pero: ¿hasta cuando la huida infinita?
    Hay mucho de responsabilidad personal en el futuro nuestro. Tendremos que cada cual buscar el modo de poner nuestro grano de arena.
    Hay muchos a los que no les importa que el desbarajuste que tiene el pueblo cubano se prolongue 50 años más. Tienen sus botellas resueltas y un padrino pa lamer el culo.
    De ahí que se encarguen de torcer y de enturbiar, de criticar desairadamente, pero nunca de proponer, de establecer puentes, que es en definitivas lo que se debe, lo que se le debe, también, a esta diáspora que un día va a perder hasta el recuerdo.
    Seguir a la espera de un derrumbe natural del gobierno en Cuba es la idea de un exilio recalcitrante y que ya perdió.
    Hay la necesidad de explorar otras vías, otros modos de llegar a Casa.

    Abrazo.

    Ch.

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  6. Hay temas que viven juntos, de manera tan promiscua que se confunden como si fueran uno. Chago toca un par de ellos: el exilio y la sinrazón. El exilio ("un camino dificil de contramarcha" -según Frank Delgado") es un catalizador de todo; pero tal vez el exilio no sea más que una máscara que con la que eludimos enfrentar nuestras sinrazones más graves.

    Podemos volver juntos a la misma hora, el mismo día, y eso será posible o imposible, eso cambiará todo o no cambiará nada; pero cargaríamos en ese viaje con nuestras más intimas sinrazones, y con ellas dentro es imposible el des-exilio. Con ellas dentro el exilio empezó antes de abandonar la casa y terminará (si es que termina) mucho después del fantaseado regreso.

    Irse o volver es un mito, tal vez una circunstancia. Las verdaderas fugas, las sinrazones, están bailando, pero con máscaras.

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  7. Muchas gracias al poeta JAC., por el comentario, sus visitas.

    Un abrazo.

    Ch.

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