sábado, 5 de enero de 2008

Tres Poemas (Inéditos) de Jorge Luis Arcos


Tres Poemas Inéditos de
Jorge Luis Arcos

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Sombras chinescas o el imperio de terracota

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Los aposentos púrpuras de la geisha Apolonia
Sombras chinescas en imperio de terracota
Como flecos, lencería, medusas
(mezcla de art noveau y cachivaches orientales)

Las máscaras de la impiedad

Pero nada como cuando Apolonia se desnuda
entre lacas y sedas, entre biombos y espejos
y es la hora de tomar el te con displicencia
para esperar a Sidonia


(Suicide girl y
flaca, secreta y rocallosa

o núbil, delicada y puerca
apuntaría el nicaragüense)

que reta y domina con ásperas correas
la piel de nácar de la oblicua Apolonia
quien se orina muy rápido para humillar a Sidonia

Con una mano lánguida dentro del sexo de Apolonia
Sidonia, cual chinita sonámbula
enciende un cigarrillo con una vela
mientras recuerda su ínsula perdida

y escucha una canción de María Teresa Vera


La escena aburre un poco hasta que llega Pancrátor
con su cuerpo tatuado y su pene furioso
mientras Sidonia danza desvaído bolero
y Pancrátor eyacula en el rostro de Apolonia


¿Qué puede hacer Pancrátor con su fláccido estigma
sino inclinarse roto, melancólicamente
para que Sidonia hurgue con sus dedos tan finos
en la gruta rosada en busca de su almendra?


¿Qué puede hacer Pancrátor sino erguirse de nuevo
y ofrecer a Apolonia su pene tumefacto
que ella esconde con perversa avidez en su boca manchada
mientras Sidonia abreva en su vulva morada, en su clítoris ámbar
sus labios soñadores en concha nacarada su rostro angelical
y separa sus dunas, sus pétalos caníbales
y disuelve su rostro en su pozo profundo
y recuerda y olvida la imposible canción:


y en el bosque de la China una china se perdió

para la nada, para la francachela…?

Sombras chinescas en imperio de terracota

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Son de Malasaña

En la isla sin nombre

¿bailan las llamitas frías

los bobos, las damitas cluecas?


Yo quiero entrar al baile

con los espejuelos astillados

tocar un culo (de soslayo)

y venirme de melancolía


Yo quiero entrar al baile

o a la fiesta japonesa

y después (ya cansado)

perseguir un mulata china

por el barrio de Lavapiés

donde oficia Tinito La Calma

un guaguancó subsahariano


Pero en la isla sin nombre

quiero perderme para siempre

donde no me puedas ver

la mano suicida

la almita caníbal

donde no me puedas ver

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Memoria (o canon) del perdedor

--------------Y tú le respondiste así, porquerizo Eumeo


Yo siempre quise estar con los vencidos

Perder para ganar una derrota

Que solo la derrota hace más profunda la memoria

Menos limpia, más interesante

Turbia y caótica como una nube cósmica

Con un remordimiento inconfesable

Y un camino desconocido y casi imprevisible

Que eso debería, Sancho, ser la libertad

Como víspera u ocaso
Siempre umbral

Desconfiad de futuros luminosos

De guerreros invencibles o pueblos predestinados

Después de la nieve, el barro

El sol ilumina y a la vez corrompe


Que todo dios es ambiguo

Patético como rey

Y como tirano, histrión


En cierto modo envejecer ya es perder

De repente todo lo joven es hermoso

La esperanza sólo existe en el pasado

No en el presente huidizo y agónico

Que recordar (como diría un bolero)

Es olvidar también

En la víspera de la muerte

En el umbral del viaje sin nombre

El paraíso quedó atrás como la lluvia de Borges

Por eso te apresuraste sobre el fruto prohibido

Para que todo quedara siempre atrás

Y el éxodo no fuera hacia el porvenir

Sino hacia ese principio irrepetible

Donde fuiste vencido por una vocación salvaje

Un oscuro deseo y un arte (toscano) de melancolía


Quisiste que tu futuro fuera Shakespeare

Todo intensidad y pasión y sueño y locura

Mirar con tus ojos tan jóvenes y un cuerpo putrefacto

Los animales de furiosa belleza

En verdad ya desde siempre inalcanzables


Pues toda posesión es fugitiva
Todo poder deleznable

Y solo en la derrota hay plenitud
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J. L. Arcos en Efory Atocha, Aquí

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