lunes, 10 de septiembre de 2007

3 RELATOS DE Ernesto Santana

Tres Relatos de Ernesto Santana, publicados en Efory Atocha

Noticias del domingo


La emperatriz parió un pez.
La sacerdotisa desayunó un pájaro.
La luna devolvió un cadáver, a medias vivo, pues soñaba.
El lucero de la mañana alumbró una roca virgen y la rueda de la fortuna se detuvo sobre la poesía.

Zona muerta

Aunque todo peligro requiere un límite, no hay un sitio sin su pulgada de fatalidad ni momento alguno sin su toque de destino, porque sólo en donde alumbra el sol ocurren los eclipses.
Y precisamente de esto hablan los inquietantes emblemas que aparecen en la última pared de la ciudad, en la corteza de un árbol tan humilde que nadie sabe su nombre, y aun en los ojos del animal remoto por excelencia, que nos mira desde el espejo.
Ninguna parábola alcanza a limitar el sentido de esos signos. No son augurios favorables ni sanas advertencias. No es la fecunda muerte de la semilla, ni el agua como vapor, ni la voz como aullido inhumano, ni el silencio como sonido de otro mundo, ni el prójimo como enemigo redentor.
Esos emblemas fueron escritos, no cabe duda, por los mismos ojos que los leyeron, quizás para marcar la frontera a partir de la cual empieza la aventura de explorar incansablemente un punto ya sin peligro, pero también sin retorno.

La jirafa blanca del Bosco

El negro unicornio en el agua primordial da paso más arriba a un unicornio claro que bebe del espejo de agua mientras aquellas aves de fábula parten sobre el horizonte dejando que lloremos la cáscara de cristal del caos que han roto con la silenciosa luz de su vuelo.
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