miércoles, 6 de julio de 2011

Pedro Marqués de Armas: poesía

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Poesía (inédita) de Pedro Marqués de Armas
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Sitiocampo

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Aunque te empujara con mano maestra, aunque te empujara por los derriscaderos, esos huequitos no te los abrió la historia.

Se dice fácil pero a veces es necesario abrir la calota y, a ras de la duramadre, tirar hasta el fondo.

Como si se tratara de sostenerse al filo de lo que no es lenguaje: el velo del amnios, el muladar con las momias y lo que llaman “parte trasera” en una escuela rural.

Sólo allí comienza lo narrado: nacimiento y muerte en setos de Campeche, no en camas de hospitales suizos.

Oh tú ajeno hasta el extrañamiento, como el Woyzeck, antes de salir a escena.

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Para nosotros, la poesía fue ejercicio.

Para ustedes, tal vez, un don.

Nosostros, la hicimos con las piernas

cuando podíamos haber ido en coche.

Pueblos, pasos de nivel --escapados del progreso

para nuestro ejercicio, a gachas.

O si prefieres, de soslayo.

Como aquel Pampilhosa con su disco de carbón,

sus torres insufribles

y su falta de señales.

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Nociones de paternidad

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Ya está bien que no quieras opinar, ni permanecer en la cerca, ni mucho menos subir con la circunstancia. Pero que no veas ese aspecto sombrío que han cobrado las cosas, y a todo digas sí sin sombra de entusiasmo…

Te lo dijo el encargado antes de marcharse, y esos pobres decentes, ahora ancianos de mandíbulas giratorias. Por cierto, ninguno acampa ya en Las Maravillas. Uno tras otro fueron llamados, y resulta que no hay sobrevivientes.

Primero retiraron los camiones de mudanzas; luego las máquinas de hacer música, aun cuando no habían dejado de sonar; hasta que se vino pedazos el Hotel Roma.

Pero eso es ya el derrumbe y podría devenir Métafora de Todo.

En realidad, hablo de otra cosa; por ejemplo del padre de Kafka, tendido sobre un mapa, intentando sofocar las naciones.

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PMdArmas en Efory Atocha, Aquí

Imagen tomada de la Web


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