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"Cuba, conversaciones alentadoras"
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Por Oscar Espinosa Chepe
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Con las conversaciones entre la Iglesia Católica Cubana y el gobierno, empezó un proceso esperanzador, coincidente con el agravamiento progresivo de la situación económica y social, con serios efectos políticos profundizados por la muerte cruel de Orlando Zapata Tamayo, tras una huelga de hambre, que puede conducir a la desestabilización y un escenario de violencia.
Desde hace años, la Iglesia Católica Cubana ha procurado de forma discreta, y en variadas ocasiones públicamente- como fue el Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba “El Amor todo lo espera”, del 8 de septiembre de 1993, que hoy conserva total validez- la solución de los problemas nacionales y que prevalezcan la comprensión y la paz entre los cubanos. Por ello, lo novedoso en esta oportunidad, es que el gobierno haya aceptado el sostenido reclamo y converse, así como accedido a la petición de la Iglesia de suspender los bochornosos “actos de repudio” y no interferir en las marchas de las Damas de Blanco.
Según lo expresado por el Cardenal Jaime Ortega, las conversaciones han abarcado la liberación de los presos y las Damas de Blanco, lo cual fue publicado inusualmente hasta en el diario oficial Granma. Esos detalles apuntan a negociaciones serias entre compatriotas, que con posterioridad pudieran orientarse a temas de calado social más abarcador. Por supuesto, no se puede augurar un éxito seguro a las conversaciones. Aunque han sido recibidas con mucha simpatía por la población y desde el exterior se reciben señales de apoyo, existen fuerzas interesadas en que fracasen.
Desde el interior del gobierno, los sectores más conservadores no desean reducir los niveles de represión y tensión en la sociedad. Al igual que se oponen a cualquier tipo de reformas en el sistema, con seguridad opondrán obstáculos a procesos tendientes a la reconciliación nacional. Lamentablemente, sectores autotitulados democráticos erróneamente, sutil o abiertamente, obstruyen las conversaciones con posiciones extremistas e inflexibles, sin percatarse que con esas actitudes contribuyen a dar coartadas al sector inmovilista del Partido Comunista y el Gobierno cubanos.
Así se aprecian duros ataques al Cardenal Ortega y la Iglesia, exigiendo acciones frente al gobierno, improcedentes para hacer avanzar cualquier negociación. Artículos publicados allende los mares, dan la impresión de que el enemigo está dentro de la Iglesia Católica, como señalará críticamente el compatriota Yoel Prado en una carta publicada en el Nuevo Herald el 17 de mayo. Estos virulentos fiscales a distancia, comprendidos algunos que no se les conoce ninguna actividad disidente mientras vivieron en Cuba, olvidan que por decenios la Iglesia ha sido atacada por el totalitarismo, que llegó hasta a proscribir las fiestas de Navidades, mutándolas en celebraciones por el 1 de enero y el 26 de julio. Desconocen que de forma moderada y paciente, de acuerdo con las condiciones en la Isla, ha tratado de lograr el progreso y la concordia, lo cual se puede leer en el libro “La Voz de la Iglesia en Cuba”, con varias decenas de documentos episcopales relacionados con incansables acciones emprendidas para encontrar el camino de la comprensión y la paz entre los cubanos.
Partiendo de análisis desconocedores de las realidades internas, demandan de la Iglesia Católica Cubana iniciativas que quizás pudieron ser posibles en la muy católica Polonia, pero no en Cuba donde siempre ha existido una religiosidad peculiar, debido al desarrollo histórico y cultural que nos distingue sustancialmente, incluso del resto de los países latinoamericanos. El cubano es usualmente creyente, pero con particularidades en la práctica religiosa. Aunque el catolicismo está en las bases de nuestra nacionalidad, y hombres como el Padre Félix Varela y José de la Luz y Caballero fueron fundamentales en la forja de nuestra identidad, se debe ser realista de acuerdo con las condiciones actuales y no reclamar lo imposible.
La liberación de los presos políticos y de conciencia, además de su justicia y sentido humano, abriría nuevas posibilidades para el avance de los cambios a que todos aspiramos para Cuba. Esta medida crearía condiciones para el mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos y Europa. El Presidente Obama propicia el acercamiento a Cuba. Ya ha dado muestras concretas. Sin embargo, se ha visto imposibilitado de avanzar por falta de reciprocidad del gobierno cubano. En caso de producirse la excarcelación, se facilitaría a la actual Administración procurar pasos adicionales, con sustanciales beneficios para el pueblo cubano. Igual cabría señalar en cuanto a la Unión Europea, que ha afrontado desde hace mucho tiempo la intransigencia mantenida desde La Habana.
En consecuencia, deben propiciarse los actuales esfuerzos de la Iglesia Católica Cubana, dejando de lado la intolerancia y el radicalismo. Es momento de unión entre todos los cubanos, creyentes y no creyentes, residentes dentro y fuera del archipiélago. Si bien no hay garantías de éxito y la cautela resulta aconsejable, tampoco deben crearse obstáculos que sirvan de pretexto para abortar las negociaciones.
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Tomado de Aquí.
Imagen tomada de la Web.
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