martes, 27 de abril de 2010

Una opocisión mediática

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Una oposición mediática

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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago

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Una de las razones que el gobierno de Cuba siempre esgrime a la hora de defender su rígida postura, es la poca, escasa, participación popular en las actividades de la disidencia.

Damos por entendido la férrea vigilancia: no obstante, creo que salvo el señor Oswaldo Payá, no ha existido una clara voluntad por dejar a un lado el lastre de determinado exilio, reunir voluntades y mostrar una verdadera preocupación por un cambio, por cambiar, y sobre todo: encontrar la complicidad humana, ciudadana, el respeto del cubano que en Cuba vive.

Pero la dinámica de la neo-oposición, en general, es de cara a la galería. Una oposición pendiente de los medios extranjeros, ocupados en denunciar para nosotros.

Con rasgos plañideros se elabora una sempiterna queja, una calculada y lastimosa cantaleta que leemos y, lo que es más novedoso, vemos y escuchamos: ¡a diario!

Un canto cruel reiterado y del que los vecinos de los cronistas no tienen ni idea, pero con el que se ablanda el corazoncito de los esquimales, italianos, islandeses...de todo el que tenga Internet, TV., por Cable y esté fuera de la isla...se ablanda y gana la comprensión de los que ya estamos muy lejos: pero que somos el eco.

Una disidencia mediática y farandulera: hecha para patinar sobre los límites y que -cada vez más- opaca, deja a un lado a aquellos que sí tienen cabeza, aquellos que sí tienen un Programa, una Propuesta importante y que nos acontece. Una neo-disidencia de Malecón habanero: frente al mar, de espaldas a la ciudad.

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