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Elegir la patria
Chago y las poéticas del cuerpo
---------Por Luis Manuel García
El título de una antología es siempre un reto a la imaginación. Si atiende al contenido, suele derrochar el encanto de una guía telefónica. Si se atreve a veleidades poéticas, requiere prótesis de subtítulos para que no confundamos una selección de poetas paraguayos con un catálogo de piezas para la industria siderúrgica. Pero la antología personal ¿Entonces, qué? ha conseguido sortear el peligro desde el título. Un título inquietante, provocador, que es toda una declaración de intenciones: Hay más preguntas que respuestas, más dudas que certezas en esta poesía arriesgada, inquietante,que se va construyendo, como el cuerpo de los seres vivos, con los materiales disponibles en un entorno por momentos caótico. Materiales puros e impuros, contaminados y prístinos.
Según Ricardo Alberto Pérez, en la primera poesía de Chago
…los puntos han perdido su capacidad de absoluto. Cuando se dice negro se miente, se debe entender lugar de camuflaje, zona confusa que propicia una numerosa actividad microscópica. (…) Por el paso inferior está el camino más recto hacia los vertederos y las cloacas; se goza de haber aprendido el motivo de ser cínico, legitimación de un nuevo carnaval, júbilo y artificio de la descomposición. (…) Chago gusta a intervalos, de ser cronista de la fractura, la pérdida, de lo que siempre va a impedir que el organismo logre restaurarse nuevamente.
Y Jorge Luis Arcos nos habla de “un barroquismo de lo visceral”, la “marginalia de la realidad”, de una poesía “auténtica, rota, inacabada, con un ritmo interior antiguo, casi salvaje”.
Lo cierto es que desde “Punto negro” hasta “Efory Atocha”, pasando por “Flashback”, se podría trazar una ruta que va de lo visceral, reconcentrado, lo íntimo intentando quebrar las fronteras, hasta un desparrame de la sensibilidad, que fluye hacia nuevos confines (geográficos, existenciales, pero, sobre todo, nuevos confines de la percepción). Si en sus primeros poemas hay una apelación más frecuente a lo metatextual, a la referencia literaria, y a suplir con lecturas una dotación de vivencias insuficiente o íntima que no se puede (o no se quiere) convertir en sustancia poética, a medida que cursamos el libro hacia el presente, los textos denotan que “hay que coger la realidad, manosearla, como si fuera una mezcla de todos los sentidos: los alimentos terrestres”, según afirma Jorge Luis Arcos. En suma, hay unacarnalización de sus poéticas (y hablo de poéticas, porque no percibo una poética en jefe, sino una sinuosa hibridación de poéticas mestizas, atentas a los reclamos de cada discurso), una “desintelectualización”, para apelar a la experiencia directa, inmediata, a la metáfora de la carne y de la sangre.
En “Punto negro” se percibe una angustia, una ira contenida (o no, o a veces) que deja paso en los siguientes libros a un juego mucho más complejo y rico de sensaciones: asombro, júbilo, dolor, tristeza, rebeldía, incluso una percepción renovada del paisaje, como de quien observa con ojos nuevos el árbol, la casa, el pájaro, la sombra. Hay una suerte de depuración de la ira en la mirada, desde ese enfoque asombrado, que no sabe bien a dónde mirar, hasta un enfoque más preciso, una mejor definición del objeto poético emergiendo de aquella niebla fantasmal. Quizás por eso tenemos que llegar a “Flashback” para encontrar un poema a mi juicio antológico de lo que se podría definir como “desarraigo eufórico”, un desarraigo que no viene en tiempo de bolero y nostalgia, sino con playback de músicas mestizas y alborotadas. En “Poética martiana” dice Chago:
He partido de todo
/ ahora sólo queda hacerse un hueco /
/ no hay un lugar para echar raíces…
no basta una Casa/
Estos que te mojan son mis mares
He partido de todo para llegar a ellos
estoy a salvo de una Patria
Es cuando el poeta descubre que “vivir sin la patria es vivir”. Y no porque (aunque también), como decía Henry George, “¿Cómo se puede decir a un hombre que tiene una patria cuando no tiene derecho a una pulgada de su suelo?”. Pero, más allá de lo meramente territorial, el poeta se libera de la patria como deber, obligación, yugo, cadena, no de la patria como vocación o registro de la memoria, como amante. Ciertamente, como decía Ricardo Alberto Pérez
…una isla es la antinomia de una úlcera, una protuberancia (…) Aquí aparecen en una situación de transgresión (…) la úlcera de Chago y la Isla en peso de Piñera pretendiendo copular.
Pero ¿está, realmente, Chago, a salvo de una Patria? ¿O lo acosa en la memoria y no puede (o no quiere) librarse, como en “Poema de familia”, “Flashback” y “Flor de isla”? A esa pregunta, Chago me respondió que
Posiblemente no llegue a estarfuera de un sentimiento patético-patriótico (…) Pero no se trata de intentar olvidar, excluir nada. Todo lo contrario. La patria tiene que dejar de ser un peso. (…) Soy cubano por los cuatro costados. (…) se nota, incluso, aunque no me lo proponga. Ahora bien, yo elijo la patria.
Chago no es “el Hombre Viejo”, que traía el pecado original, ni mucho menos el cacareado “Hombre Nuevo”, sino, como dice Jorge Luis Arcos, “el pre o el pos, la víspera o la postrimería, de ese Hombre Nuevo”. Es decir, el hombre posnacional de un exilio devenido diáspora, de una nación transterritorial, ciudadano de una patria portátil y electiva. Michael Dear, en «Ciudad y ciudadanos del siglo XXI,» ya habló de ciudades de frontera portátil, «dónde la frontera como tal, tanto a nivel de ciudad como de país, ha dejado de tener sentido». Es allí donde habita Chago, esbozo de ciudadano de esa sociedad que nos revela Jürgen Habermas. Y en ese ciudadano posnacional percibo un intento de negar ciertas emboscadas de la nostalgia, negarlas sin desconocerlas
paseando la dejadez a golpe de salitre y lejanía
a leves toques de recuerdo
Aunque, al mismo tiempo, asiste apesadumbrado (¿resignado? ¿expectante?) a una nueva dimensión de sí mismo, cuando
Definitivamente me hago a las buenas costumbres
Costumbre antigua
Vergonzosa.
¿Entonces, qué? ¿Se prefigura un nuevo giro en su poesía de hoy, de mañana? ¿Anuncio de nuevos asombros? De momento, este libro nos sirve de bitácora para navegantes. Estaremos atentos a los nuevos rumbos.
Texto leído por el autor en Casa de América, Madrid, el 8 de Abril de 2008, en la presentación de, "¿Entonces, qué?".
Tres poemas de, ¿Entonces, qué?----------------CUARTO POEMA SIN TÍTULO
En el estanque
/ noches de andar de noche en noche /
Lady Ortega
encontró su cuerpo en el estanque
Las luces de neón son culpables
de su falta
Lady Ortega
encontró su trazo en el estanque
FIN DE LA CITA
La poesía en su soporte halla el límite
Lady Ortega alguna vez creyó que la
Ciudad estaba lejos que los marinos seguían
siendo barbudos y tatuados hombres bronceados
por el sabor de las ostras Lady Ortega pudo ser
la presidenta pero
el sueño en su soporte encuentra el límite
Lady Ortega (Batey de Jinaguayabo 1971) hija única de un matrimonio de campesinos. Se desconoce el motivo del poema. Todo indica que existió “algún lazo amoroso”. Tanto en el poema como en la cita se respira cierto “aire malintencionado” pese que a la hora de escribir el poeta escoge un discurso muy respetuoso. La única prueba que se ha encontrado (en caso de que dichos lazos sean ciertos) es que con la llegada del turismo Lady Ortega fue la primera mujer de su pueblo en casarse con un extranjero.
----------------ALGUNOS POCOS…
--------..................................--------Para Sigfredo.
La luz
Siempre la luz
Línea que enmarca las formas
Cenicienta
casi blanca
augura la imagen y
sea la sombra
rastro de la luz
… siempre la luz
----------------CUARTO POEMA FUERA DE LIBRO
---------------------------------------Con Omar Rodríguez - el Conde –
-------------------------------------------------------------------------------el Poeta.
Un intento más
y voy a dar a otro espacio
El recuerdo viene a ser la ingravidez
Ironía un País sin estaciones
El Otoño
Culpa del Otoño
Si al menos fuera Otoño
Ironía un País sin estaciones
Un intento más
y voy a dar a otra tardanza
Memorándum
Usted puede solicitar, ¿Entonces, qué?, a: La Casa del Libro, La Central, Editorial Verbum.
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