viernes, 27 de mayo de 2011

Propuestas de ¡Democracia real ya!

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Propuestas

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Estas son algunas de las medidas que, en cuanto ciudadanos, consideramos esenciales para la regeneración de nuestro sistema político y económico. ¡Opina sobre las mismas y propón las tuyas en el foro!

1. ELIMINACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS DE LA CLASE POLÍTICA:

  • Control estricto del absentismo de los cargos electos en sus respectivos puestos. Sanciones específicas por dejación de funciones.
  • Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones.
  • Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.
  • Publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos.
  • Reducción de los cargos de libre designación.

2. CONTRA EL DESEMPLEO:

  • Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural (es decir, hasta que el desempleo descienda por debajo del 5%).
  • Jubilación a los 65 y ningún aumento de la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.
  • Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.
  • Seguridad en el empleo: imposibilidad de despidos colectivos o por causas objetivas en las grandes empresas mientras haya beneficios, fiscalización a las grandes empresas para asegurar que no cubren con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos.
  • Restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración.

3. DERECHO A LA VIVIENDA:

  • Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.
  • Ayudas al alquiler para jóvenes y todas aquellas personas de bajos recursos.
  • Que se permita la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas.

4. SERVICIOS PÚBLICOS DE CALIDAD:

  • Supresión de gastos inútiles en las Administraciones Públicas y establecimiento de un control independiente de presupuestos y gastos.
  • Contratación de personal sanitario hasta acabar con las listas de espera.
  • Contratación de profesorado para garantizar la ratio de alumnos por aula, los grupos de desdoble y los grupos de apoyo.
  • Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados.
  • Financiación pública de la investigación para garantizar su independencia.
  • Transporte público barato, de calidad y ecológicamente sostenible: restablecimiento de los trenes que se están sustituyendo por el AVE con los precios originarios, abaratamiento de los abonos de transporte, restricción del tráfico rodado privado en el centro de las ciudades, construcción de carriles bici.
  • Recursos sociales locales: aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, redes de cuidadores locales municipales, servicios locales de mediación y tutelaje.

5. CONTROL DE LAS ENTIDADES BANCARIAS:

  • Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias: aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social.
  • Elevación de los impuestos a la banca de manera directamente proporcional al gasto social ocasionado por la crisis generada por su mala gestión.
  • Devolución a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado.
  • Prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales.
  • Regulación de sanciones a los movimientos especulativos y a la mala praxis bancaria.

6. FISCALIDAD:

  • Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.
  • Eliminación de las SICAV.
  • Recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio.
  • Control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.
  • Promoción a nivel internacional de la adopción de una tasa a las transacciones internacionales (tasa Tobin).

7. LIBERTADES CIUDADANAS Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA:

  • No al control de internet. Abolición de la Ley Sinde.
  • Protección de la libertad de información y del periodismo de investigación.
  • Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.
  • Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.
  • Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo.
  • Independencia del Poder Judicial: reforma de la figura del Ministerio Fiscal para garantizar su independencia, no al nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial por parte del Poder Ejecutivo.
  • Establecimiento de mecanismos efectivos que garanticen la democracia interna en los partidos políticos.

8. REDUCCIÓN DEL GASTO MILITAR

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Democracia real ya
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Imagen tomada de la Web.
Texto de Democracia real ya!

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jueves, 26 de mayo de 2011

"Todos somos forasteros"

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Todos somos forasteros
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Por Adán Echeverría
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Niego el conocimiento y la voluntad de ser,
si nos lleva a donde nos trajo.
Juan José Arreola

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Leer El guardagujas es dejarse sorprender totalmente, quedarse boquiabierto, exagerarse las ojeras, abrirse completito al timo, maravillarse por el ingenio y mucho más. Este cuento de Arreola no puede uno dejar de degustarlo las veces que se detenga a leerlo, se puede desarmar y escoger su parte mejor, y armarlo de nuevo, y esa que uno creía la parte mejor, lo ha vuelto a engañar.

Un hombre en una estación con un boleto dispuesto a abordar el tren que, como todos supondríamos, lo debe llevar a su destino, y se desata la magia:

El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo.

La forma que Arreola tiene de escoger las palabras para redondear las ideas, el ritmo que le imprime. Alguien, salido de quién sabe dónde, le dio una palmada muy suave… Y cierto o no, uno participa de ese apenas perceptible sonido de la palmada suave. Puede escucharse, se nota el cambio en la narración, como si el autor susurrara las palabras, para volver a decir: Al volverse, el forastero se halló ante un viejecillo de vago aspecto ferrocarrilero. Nótese que no de “aspecto”, sino de “vago aspecto”. Si el adjetivo no funciona mata, dicen por ahí, pero Arreola utiliza las palabras como un gran artesano.

Para crearse una opinión acerca de una lectura intervienen al menos tres cosas: el conocimiento del lector acerca del texto a leerse (es decir, leo porque me lo han recomendado), el momento de la lectura (el tiempo biológico en el que el lector lee el texto) y las intenciones del lector (por qué se lee). Arreola logra encandilar a cualquier lector que se acerque a su cuento, de ahí que se tengan muchos acercamientos a El Guardagujas. Leyendo El Rey Viejo de Fernando Benítez, ambientada en 1920, me encontré con este apunte: “En estos locos trenes mexicanos, que no se sabe nunca cuándo salen ni cuándo llegan, las despedidas son agobiantes”. ¿Acaso un guiño a El Guardagujas? Dejemos a los críticos ponerse de acuerdo, y hagámoslos a un lado para centrarnos en el disfrute pleno del cuento, lo que puede despertar en nosotros.

Y es que al menos yo, leo de acuerdo a las influencias del momento, y cómo no reconocerme ante El Guardagujas si crecí cerca de la Ex Estación de Ferrocarriles, y me pasé muchas tardes correteando palomas, iguanos, zarigüeyas entre los vagones. ¿Acaso compañeros del barrio no estudiaban con niños cuyas viviendas eran vagones adaptados para ello? ¿Acaso no supimos de chiquillas que se dejaban manosear cerca de esos vagones y rieles? ¿No es cierto que todo alumno de los talleres de fotografía que impartía el maestro Humberto Suaste en la Facultad de Arquitectura no se creyó un innovador al ir a retratar niñas a los vagones y rieles, a la estación del ferrocarril?

Si a eso le sumamos la ocasión que me tocó viajar en tren hasta Tizimín para hacer una bicicleteada a través del oriente del estado, -el plan era llegar a esa ciudad en el oriente del estado de Yucatán, y recorrer en bici hasta el puerto de Río Lagartos, El Cuyo, Colonia Yucatán y regresar a Tizimín-, y el traqueteo del tren fue, en esos ayeres, la aventura.

Esos patios llenos de chapopote son ahora una Escuela de Arte. Pero hubo una época en que el ferrocarril en Yucatán era todo un espectáculo del avance de la ciudad. Muchos viajeros, como los del cuento de Arreola, se quedaron a dormir en las posadas frente a la estación. Y miraban hacia el horizonte como se extendían los rieles. Así, en cada poblado donde el tren pasaba, las historias se iban repitiendo, y es cuando el cuento nos hace sentirnos patria, humanidad, ya que la construcción del ferrocarril a lo largo se llevó a cabo por muchos hombres con historias rudas de vida, que en ocasiones escapaban de la ley.

Todo eso viene a la memoria cada que leo el cuento de Arrerola, pero hay mucho más, porque uno disfruta, sonríe, se alegra, se sorprende, se enoja, se desespera con el destino del forastero.

Y es que en el ahora, todos nos sentimos forasteros en nuestra patria. Y así como el viejecillo se disolvió en la clara mañana. Pero el punto rojo de la linterna siguió corriendo y saltando entre los rieles, imprudentemente, al encuentro del tren, así es como cada uno de nosotros tenemos que luchar por mantenernos atentos para no perder el tren que nos corresponde, y no se trata de escoger nuestro vagón, sino de abordarlo a cómo de lugar o nos quedamos de pie en la estación, rumiando el tiempo.

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AEcheverría en Efory Atocha, Aquí.
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martes, 24 de mayo de 2011

"Una revolución de pacíficos". Primeras impresiones sobre La Spanish revolution

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"Una revolución de pacíficos"
(Primeras impresiones sobre la Spanish revolution)
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or L. Santiago Méndez Alpízar/ Chago

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El primer desacierto vino cuando se intentó desde los partidos mayoritarios tradicionales, configurar una envenenada similitud entre lo sucedido en Egipto, el mal llamado mundo árabe y las protestas de Madrid. Igual de infeliz fue negarlas por parte de los manifestantes. Primero porque aun siendo iguales, sus diferencias existen también en la medida que se realizan en lugares con ideologías, fe, costumbres y geografías distantes, pero sin embargo emparentadas por un siniestro plan globalizador que ha potenciado más las diferencias sociales, el consumismo que el cacareado bienestar social. El sistema capitalista está en franco declive, no es algo a discutir, no por mí. No es mi interés abrir los ojos a nadie en este sentido. Que el individuo tiene que recuperar su razón, o razones que lo devuelvan a desempeñar la diversidad de la vida en plena armonía e igualdad de derechos, deberes, ya es bien evidente.

Igual que se pretende que sintamos en cualquier fecha del año el sabor del pistacho iraní -que es como el petróleo, no baja el precio, lo sube- y que podamos disponer sin misericordia alguna del pescado de los africanos a destajo mediante convenios cuestionables...sería de estúpidos entonces negar un agotamiento colectivo, universal, causa de politiquerías y despotismos, de tiranías tan disímiles y abundantes que pudieran ir del anacronismo militar a la dictadura del consumo. Aquí entramos en un aspecto fundamental: igual que resultan de eficaz los nuevos medios para vender, ídem funcionan para compartir esperanzas y compromisos, movilizaciones.

Hoy, días después de haber cumplido casi una vida en España, y a escasos días pasados del comienzo de la manifestación de inconformes más civilizada, espontánea y sincera, aunque no sean estas las más precisas para definir algo tan grande, puedo sentir un cierto alivio, reafirmar que existe un futuro para mis hijos que puede ser distinto del que se viene fabricando a golpe de dinero plástico y empeños inhumanos, asquerosos.

Pobres de aquellos que no quieran enterarse, necios: en España -ni en el mundo- ya no se trata de que ganara un partido o el otro: todos podíamos tener una idea de lo que iba a suceder, pues son imposibles de ignorar los sondeos y el barullo de la prensa, los políticos. Cuando me preguntaron no dudé en responder: votarán a los azules, tiene razón el barbudo de derechas, esto es cíclico, justo donde está la trampa, lo que pretenden cambiar los que protestan, además de a un montonazo de burócratas y supuestos cargos de importancia cuestionable.

Es cada vez más duro de comprender cómo un gobierno, partido que juega supuestamente en la izquierda produjera recortes a los menos favorecidos y garantizara la estabilidad de los intereses financieros ante la imposibilidad de créditos, trabajo del hombre medio, pobre. Cómo se ha impuesto de manera generalizada el carácter intocable de los bancos -otra vez, grandes intereses- ante el conformismo pusilánime civil en la encrucijada que padecemos: escoger entre dos maneras mayoritarias que lejos de diferenciarse se emparientan más cada día, o por lo menos tienen ambas en común el afianzamiento de un modelo donde siga primando el valor privado por encima, ya no del colectivo, sino del sentido común.

Claro pues que resultaran incomprensibles muchas de las exigencias del 15-M y los doctos observaran demasía en candidez, machacaran allá donde tiene que seguir por encima de cualquier altruismo, el capital, la moneda. Ríen cuando se les recuerda a los políticos que no son más que personas que realizan un trabajo donde la discreción, honradez, es más importante que toda la alharaca mediática y el despilfarro acostumbrados. Prevalece aquél razonamiento donde la virtud tiene más posibilidades donde la opulencia: si un empleado público gana 18.000 euros será más honesto que el que gana menos. Cuando en realidad los grandes estafadores y los que han sumido al mundo en esta cacareada debacle económica son los poderosos. Cuando en verdad quienes están pagando con creces las desfachateces de los políticos y sus compinches son los más desfavorecidos.

Normal entonces que algunos viejos -si ellos se atribuyen el llamar joven con aire de ninguneo, más que otra cosa, a todos los que fueron, van, están yendo, bien que los tratemos de viejos a ellos, en definitiva de cabeza lo son mucho- intenten el descrédito: sepan entonces que esto es el comienzo de algo que no puedo de momento poner nombre, pero que viene como tsunami donde en la cresta hay una visible vitalidad, juventud descomunal, pero que tiene adentro acumulado mucha experiencia, fuerza y soporte adecuado para borrar de una vez prolongadas desigualdades, injusticias que lejos de permitir una sana diferencia, crean desigualdades sociales a estas alturas de la historia, como poco, anacrónicas.

Los grandes movimientos siempre resultan en primera instancia atacados por incomprendidos, luego que se explican los ciertos perduran. Sea el grito mudo de Madrid, España, una consecuencia, eco de un grito anterior relativamente muy cercano, el del Islandia. Puede que también ambos estén cercanamente emparentados con el del Cairo: la inconformidad con el sistema y los deseos de cambios pacíficos los acercan de manera sorprendente. En ambas regiones del mundo fueron los más necesitados, como siempre, los que salen y toman las calles y plazas. Son los más pobres los que ensanchan los límites de las libertades, los que rompen los moldes de sistemas injustos.

Nada hay que explicar a estos viejos necios, más bien ignorarlos. Avanzar sobre la banalidad es primordial. Menos cuando se ponen dramáticos y abismales. La mayoría no hace más que garantizar su mordida.

Que el futuro es totalmente diferente a lo que estamos catando no se resiste a dudas: ya hace rato comenzó la revolución de los pacíficos. La revolución de los indignados. La revolución de los de a pie. Sin fusiles ni granadas. Sin comandantes ni capitanes. Repleta de estudiantes y parados. De emigrantes de todos los continentes, y más. No es algo pasajero, ni siquiera local, único o exclusivo de un lugar, región, país. Es la inmensa mayoría de los que habitamos este planeta. Solamente tienes que abrir los ojos para escuchar el grito mudo contra las injusticias de un sistema injusto, en deterioro, franco declive. Porque las cosas todas están sujetas a cambios, incluidas las buenas. No digamos las que ya padecen el tufo del pasado.

No los conozco a todos, aunque he sentido el deseo de agradecerles a cada uno la esperanza. ¡Mira que tomar las calles sin el oportunismo de partidos y politiqueros de costumbre! Sintonizados quizá por el descontento, la certeza de que existen maneras y posibilidades para todos, más allá del ceñido panorama que el mercantilismo sella como modus vivendi.

Porque un hombre sin trabajo, uno solamente de los estudiantes que durmiera estas noches pasadas y las que queden en la Plaza de Sol, me trasmite más confianza, cercanía y honestidad, que todos los políticos, grandes empresarios y sus adalides juntos.










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SMA/Chago en Efory Atocha, Aquí.
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martes, 17 de mayo de 2011

"Pingología básica cubana" por José Miguel Sánchez/ Yoss



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Pingología básica cubana
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Por José Miguel Sánchez/ Yoss
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A Elizabeth, a Abenábar, a Alina y a Zárate con quienes discutí el tema en una de nuestras deliciosas tertulias de los sábados por la noche. Mirén cómo puede uno ponerse serio y doctoral...
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Recuerdo bien que, allá por los principios de los ya lejanos años 80, estando aún en la secundaria, vi un día cómo mis compañeros de aula se pasaban de mano en mano, subrepticiamente y en medio de los turnos de clase, cierto libro misterioso.

Al lector compulsivo que ya entonces era le llamó sobre todo la atención cómo todos, incluso los menos aficionados a la literatura, se reían al leerlo. La intriga me mataba: ¿se trataría de una de esas novelitas pornográficas que a finales de los 50 escribía para la colección Molino Rojo el muy admirado, aunque siempre oculto tras su seudónimo Petit John?

No, parecía un texto editado por la Revolución. Yo ya tenía noticia de las luego muy buscadas ediciones cubanas de 1984 de Orwell y La nueva clase de Milovan Djilas, aparecidas a principios de los 60… pero aquel libro parecía bastante posterior. ¿Erótico, de humor, tal vez? Pero, entonces ¿por qué todo aquel clandestinaje?

Sólo al último turno del día mi curiosidad y mi paciencia fueron finalmente premiadas, y pude tener mis manos el volumen en cuestión. Entonces lo comprendí todo: sus páginas estaban llenas de malas palabras, pero no soeces ni gratuitas, sino colocadas donde debían estar, donde cualquier cubano las pondría al hablar.

Aquella novela que tan bien reflejaba el habla popular de la isla, sin censuras ni amaneramientos era La Odilea, de Francisco Chofre, deliciosa transposición actualizada de la inmortal epopeya homérica a la cubanísima ciénaga de Zapata. Todavía hoy recuerdo de memoria algunos de sus pasajes, cuya lectura convocaba inevitablemente la hilaridad de los jóvenes más o menos ingenuos que entonces todavía éramos. Uno de los más suaves era el de Telémaco diciendo “yo no me voy a fajar porque soy un poquito pendejo…”

El efecto de lectura prohibida que nos provocaba la obra del gallego Chofre, pese a estar editada oficialmente, se debía, por supuesto, al espontáneo desenfado con que dejaba a un lado las estrictas reglas que profesores y padres trataban de imponernos cotidianamente: “habla bien” “no digas malas palabras” eran frases que mis compañeros y yo estábamos más que cansados de oír.

Por lo mismo nos provocaban incontenibles carcajadas el simple hecho de buscar en el diccionario la palabra pinga y descubrir que así se llamaba la inocente vara con la que, por ejemplo, los chinos, llevaban colgados de los hombros toda clase de cargas; que singar era fundir metales y que templar era aumentar su grado de dureza, mientras que bollo no era sino un inofensivo panecillo… cuando nosotros sabíamos bien que sus significados cotidianos eran muy distintos.

Ingenuos juegos de palabras bilingües, como los de decir “canta una canción”[1] o “pistola rosada”[2] en inglés o “¿tu mamá trabaja”[3] en ruso, también nos convocaban a la hilaridad, como años antes lo había hecho el mucho más infantil de repetir rápidamente muchas veces la en apariencia inofensiva y por completo sin sentido palabrita “gapin”.

Lo mismo que tantos chistes de Pepito… como aquel inolvidable en el que, precisamente por decir “pinga” en clase, la maestra le exige que traiga al día siguiente a su madre o a su madre. Que resultan ser aún más mal hablados que él… con lo que la cantidad de “pingas” por segundo del cuento va in crescendo, hasta llegar al absurdo final cuando el hermanito, aún lactante, suelta el pezón de su madre para decir, mostrando la dentadura, y él también en el mismo espíritu: “¿Cómo pinga que no tengo dientes? ¿y qué pinga es esto, tú, so comepinga?”

Pero, y no entraré aquí a discutir si para bien o para mal, lo innegable es que hoy aquella magia semántica que convirtió a La Odilea prácticamente en un best-seller popular semiclandestino se ha perdido por completo. Tras un largo combate, las no muy bien llamadas malas palabras han ganado definitivamente la batalla, y acabado por jugar un papel insustituible, no sólo en el habla popular, sino también en lo que normalmente se considera directo reflejo de la lengua viva: la literatura.

Sin embargo, el que con antediluviana mojigatería, aún continúen siendo consideradas censurables y prohibidísimas en los medios de difusión sociales (televisión, radio y prensa escrita) ha generado una curiosa doble norma lingüística, que a menudo confunde lamentablemente a los extranjeros que intentan dominar el español “cubano” y que para muchos no es más que la enésima manifestación de la peor enfermedad de la sociedad cubana: la doble moral.

Porque no es cierto que el decir malas palabras en TV lleve a la total relajación de la moral y la pérdida de las buenas costumbres… que si así, fuera, la televisión española, especialmente esos shows de cotilleos como Aquí hay tomate, cuyos protagonistas pronuncian una notable cantidad de polla, coño y joder por minuto, ya habría hundido a la Península.

Pero ya se sabe, no es lo mismo en la madre patria que en nuestra patria de madre…

Ejemplos de equívocos y situaciones más o menos tragicómicos en torno a esta doble norma hay muchos.

Comenzando por aquella semilegendaria, y para muchos falsa, pero igualmente célebre anécdota[4] de Armando Calderón, el Hombre de las Mil Voces, soltando de los más orondo una mañana de domingo de los 80 en medio de su muy llorado programa La Comedia Silente aquel inolvidable “¡y esto es de pinga, queridos amiguitos![5]” que hizo aparecer de inmediato el patrón de pruebas en los televisores de toda la nación.

Más recientemente, el gran actor español Juan Echenove, de visita en La Habana e interrogado por Raquel Mayedo en el programa Contacto sobre cómo se sentía, soltó muy campechanamente “me siento de pinga” y ante la tímida protesta de la conductora televisiva, ruborizada de modo muy irreal, pero también muy políticamente correcto ante la palabrota, preguntó si había dicho algo malo, ya que los cubanos usaban aquella palabra para todo…

Tambien quisiera referir, de mi experiencia personal, y como reverso de la medalla, para ejemplificar la incomprensión nacional ante la mención por un extranjero de lo que a todas luces es una mala palabra “del cubano”, la de cierta despistada muchachita en una de aquellas madrugadas inolvidables de Festival de Cine Latinoamericano, en plena tertulia trasnochadora en el Bar Esperanza del Hotel Nacional.

Se conversaba sobre las bebidas favoritas de cada uno, y después de que algunos mencionaran exquisiteces al nivel del whisky Chivas Regal u otro whisky, el bourbon Knockando, otros el vino húngaro Tokay o el brandy griego Metaxa, una preciosa brasileña dijo en suave portuñol que “ella lo que le gustaba era la pinga”, que para los cariocas no es más que cachaza, aguardiente de caña… a lo que la joven farandulera, un tanto molesta, replicó que… bueno, a ella también le encantaba, pero ¡no era como para decirlo así delante de tanta gente fina!

Y es que en el lenguaje callejero cotidiano del cubano, la palabra pinga, que originalmente no fue más que una más entre todas las utilizadas para referirse más o menos eufemísticamente al miembro viril masculino[6], así como todas las voces de ella derivadas, constituyen casi piedra angular de la expresividad popular, verdadero comodín del diálogo, cuya mención, ¡cosa desconcertante para cualquiera no nacido y criado en la isla! lo mismo puede tener connotaciones positivas que negativas, según el tono y el contexto wen que se emplee.

Veamos si no algunas de las acepciones y expresiones de más frecuente uso:

-¡Pinga! como exclamación, simplemente, el non plus ultra de la emoción. Interjección bisílaba por excelencia. Se grita o ruge pinga (o cojones, según la preferencia personal por uno y otro órgano genital masculino) cuando uno se da un martillazo en un dedo, de esos ricos que hacen ver estrellas. ¡Ay pinga! O cuando el cuarto bate de tu equipo de pelota favorito se poncha con las bases llenas. ¡Manda pinga! Para inquirir qué clase de actitud es esa: ¿qué pinga te pasa?; describir que alguien dice tonterías: como habla pinga; o la más rotunda negación: no le voy a dar ni pinga; para decir que una persona no es de fiar: fulano es un pinga. Sirve además como palabra genérica, al igual que tareco, cacharro, cosa: ¿qué pinga es eso? Tráeme esa pinga que está allá arriba. Pero también, y algunos dirán que más lentamente, más bajo y más disfrutando cada sílaba de la palabra, se emplea cuando algo nos impresiona de modo en extremo favorable: en un grupo de amigos, ante el paso de una mujer de formas vertiginosas ¡esa jeva está de pinga!; ante la visión o para referirse a algo muy grande o muy sofisticado, como un supercarro o el último modelo de teléfono celular de Nokia ¡está empingaísimo! Hacer algo a puro valor, sin recursos: ¡a pinga limpia!

De ahí deriva directamente:

-¡Repinga! como evidente y comprensible superlativo.

-¡De pinga! Ya con el agregado de la preposición, la palabra más universal del cubano deja de ser interjección. Pero todavía conserva la mayor parte de su fuerza, tanto negativa como positiva, aunque siempre describiendo algo superlativo. Por ejemplo ¡de pinga el caso! suele referirse a sucesos desagradables: desde la muerte del padre de un amigo hasta la rotura del único pantalón que nos quedaba limpio cinco minutos antes de ir a la fiesta. Ponerse de pinga es sinónimo de montar en cólera o adoptar una actitud intransigente, negada a toda negociación ecuánime. Cuando te hablan de eso te pones de pinga. Indica también que la situación está complicada: la cosa está de pinga. Pero ¡de pinga! también está una mujer hermosa, un libro bueno, una comida sabrosa. Nada raro que los extranjeros se confundan: hasta los mismos cubanos, cuando no estamos siguiendo punto por punto el relato, dudamos por un momento.

-¡Pa´ la pinga! sigue teniendo carácter de exclamación admirativa que describe una circunstancia asombrosa o al menos notable. Pero mandar a alguien pa´ la pinga ya es un insulto al que ningún cubano que se precie de tal puede no responder, ya que implica que no hay solución negociada posible, que lo mejor es que uno se desaparezca. ¡Te vas pa´ la pinga, que no estoy pa´ti!

-En casa e´la pinga, usado como toponímico, implica distancia, difícil acceso, algo recóndito. Un pueblo perdido en las montañas de la Sierra Maestra está en casa e´la pinga. Pero también, como voz imperativa, conserva las connotaciones insultantes de la acepción anterior, aunque algo más moderada: no es tan ofensivo decirle a alguien te vas pa´casa e´la pinga como espetarle un breve y rotundo te vas pa´la pinga.

-Le ronca la pinga es algo extremo. A un hombre muy valiente le ronca la pinga. Una situación complicada o extraña: le ronca la pinga cómo se ha puesto eso.

-Dar pinga es expresión completamente cargada de connotaciones sexuales; más concretamente, referidas al coito. Para un hombre, copular sin mayores implicaciones sentimentales es simplemente dar pinga. Describir el encuentro con una mujer con las palabras le di tremenda pinga o le di pinga de to´s colores implica satisfacción por el propio desempeño sexual y nada más. Está buena pa´darle pinga es una valoración simplista del atractivo sexual de una mujer… siendo todas estas expresiones muy machistas, claro.

-Dar un pingazo es directa derivación de la anterior, si bien suele implicar mayor brevedad, un encuentro puntual sin consecuencias. Sin embargo, también se usa para describir un golpe o choque fuerte y doloroso. Iba en el carro y un camión me dio tremendo pingazo. Me fajé y me dieron un pingazo por el ojo que casi me dejan tuerto.

-Despingar, contra lo que muchos extranjeros podrían lógicamente suponer, no se refiere de ningún modo a la castración. Despingar a alguien es darle una soberana paliza. Despingarse o darse tremenda despingá es tener un accidente. La despingazón es una bronca tumultaria o gran catástrofe. Despingao está alguien cuyo físico es lastimoso. Está más flaco y despingao que el Quijote. Estar despingao (temporalmente) es no servir para gran cosa. La fiesta del sábado por la noche me dejó despingaísimo.

-Despingante, sin embargo es una especie de superlativo. Bueno, buenísimo, tremendo, despingante…

-Apingante, bien que de uso mucho menos frecuente, también tiene ese significado.

-Empingar es montar en cólera. Se dio tremenda empingá. Pero empingao, a la vez que califica a alguien en pleno ataque de rabia, puede también usarse como expresión de suprema calidad, y admite además superlativos. Bueno, buenísimo, empingao. Fulano es un socio empingao. Esa película está empingaísima.

-Pinguero, una de las más recientes acepciones, indica al prostituto masculino, que lo mismo le da pinga a hombres que a mujeres, con tal de que le paguen. Es curioso que, en el imaginario machista popular cubano el homosexual masculino activo o bugarrón, que sólo da pinga, no está tan despecrtivamente considerado como el pasivo, al que le dan pinga (o sea, acepta el coito anal pasivo). Y en general se considera que los pingueros pertenecen a la primera categoría… aunque ya se sabe que lo de pasivo y activo, como todo, es relativo. De pinguero, deriva, por supuesto, pinguear, para referirse a dicha clase de prostitución masculina tan frecuente en estos tiempos, principalmente con extranjeros.

-Pingón, obviamente, es una pinga grande. Nunca tiene otras connotaciones que esta, directa y sexual. Pero resulta muy interesante el que también, dada la curiosa ambivalencia de género del miembro sexual masculino en la cultura popùlar cubana, exista pingona.

-Pingú o pingúo define al poseedor de un pingón o una pingona, claro… pero, por extensión, sirve para describir al prepotente, temerario o que posee un valor por encima de lo corriente (también se usa cojonú) Como es lógico, existe también pingúa, para definir a las mujeres de armas tomar.

-Pingüencia es una actitud típica del pingú o pingúo; es decir, una temeridad o prepotencia total.

-Comepinga es el superlativo del casi aceptado comemierda, pero ya mucho más insultante. Estar comiendo pinga es estar en la bobería sin remedio. No comas más pinga con la pelotica y ponte a estudiar.

-Llevar con la pinga e´ palo a alguien es sinónimo de total intransigencia, de no dejarle pasar una, de encono y ensañamiento inclusive. En la escuela me están llevando con la pinga e´palo con los exámenes finales.

La pinga pa´ to el mundo! es el clásico “pitazo” o desafío general, al que se recurre cuando no se tiene miedo (es decir, se es un pingú o pingúo) y al no saber quien se burló de uno o lo agredió, se está dispuesto a enfrentarlos a todos a la vez… o al menos se fanfarronea ser capaz de hacerlo, claro.

La pinga pa´ cualquiera! es una versión del reto anterior.

La pinga pa´l que sea! lo mismo, aunque ligeramente más directa.

-¡Ni pinga! es también un grito de guerra, guapería indicando que uno no va a andarse con ningún tipo de contemplaciones o paños tibios.

A mí la pinga! tiene un tono de aviso: implica que a uno le da lo mismo ocho que ochenta, un acto de repudio que un homenaje, que crezcan los niños o los accidentes. Es la bravata clásica del desperado, que no tiene nada que perder y se lo advierte a los demás para que tengan cuidado con él.

-Me importa una pinga, además de ser versión algo más sofisticada de la fanfarronada anterior, implica total indiferencia, por supuesto.

-Me sale de la pinga es la versión cubana del clasiquísimo “porque sí”, una decisión tomada arbitraria y voluntariosamente (también de a Pepe Cojones) de la que no se está dispuesto a dar razones a nadie.

-Pinga y disgustos (otras veces y preocupaciones) es la cubanísima fórmula para tener contentas y tranquilas a las mujeres.

-Pinga dulce o pinguidulce (por pichidulce, mucho más suave) es el hombre que sólo piensa en dar pinga.

-Pinga y cepillo es el epítome de la indiferencia, que a uno le dé igual a todo: lo que es a mí, la guerra en Irak ¡pinga y cepillo! O también de hacer algo estúpido, pura tontería. Hecho a pinga y cepillo.

Por supuesto, con este breve y necesariamente limitada enumeración de palabras derivadas, usos y casos, el repertorio de posibilidades de este polisémico vocablo no queda agotado ni mucho menos. Pero tenemos la esperanza de que, al menos, pueda este pequeño artículo servir como una guía introductoria para quienes se adentran en el habla popular de la isla.

Porque, la verdad, es que llegar a hablar español como los cubanos ¡es de pinga!


[1] Sing a song; singazón

[2] Pink gun: pingón.

[3] ¿Tu mama rabota?

[4] Un italiano, diría “se non é vero, e ben trovato”: si no es verdad, está bien inventado. La historia es tan rica que si no ocurrió realmente ¿qué más da? Igual la van a seguir contando.

[5] Ya se ha convertido en expresión popular por derecho propio, por cierto.

[6]Con permiso de San H. Zumbado, que en risa esté, algunas otras son: rabo, mandarria, cabilla, tranca, mandado, barra, morronga, machete, cabia. También, aunque sin llegar al refinamiento metafórico de los chilenos, que lo llaman “cabeza de bala” o “chino tuerto”, muchos recordarán ese chiste que se remonta a los años del regreso de los primeros miembros de la Comunidad Cubana en el Exterior, y en el que se hace referencia al pene como “un gusano con dos maletas”. Una nada despreciable lista para sumar a los culteranos y universales verga, falo, méntula, príapo, etc.


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JMS/Yoss en Efory Atocha, Aquí.
IImagen tomada de la Web.
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