lunes, 16 de febrero de 2009

Bachelet vino a La Habana

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Bachelet vino a La Habana

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-----Por Luis Cino

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LA HABANA, Cuba, febrero - Lo más positivo del viaje a Cuba de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue su participación en la Feria del Libro de La Habana. Al menos, tendremos el gusto de darnos un atracón con la poesía de Huidobro, Neruda y otros. Por ser Chile el país invitado este año, la editorial Arte y Literatura puso a la venta antologías con lo mejor de la literatura chilena y el Libro Mayor de Violeta Parra.

La Presidenta chilena asistió a la inauguración de la Feria el 12 de febrero en la fortaleza de La Cabaña. También estuvo, entre otros sitios del tour que preparan los anfitriones para estas ocasiones, en Casa de las Américas, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

En todos los casos, pronunció discursos en los que habló de la integración latinoamericana, de las ventajas de la cooperación entre los países de la región y de los desafíos comunes. En cambio, no se entrevistó con líderes disidentes ni habló de derechos humanos. Bachelet nos dejó con las ganas de escuchar sus experiencias de cómo Chile afrontó el tránsito de una sanguinaria dictadura militar a la democracia.
Luego de la visita en enero de la Presidenta argentina, ni siquiera la información de la doctora Bachelet de que Fidel está bien, fue sorpresa.

La Presidenta vino también a Cuba, sabrá Dios por qué, a poner su granito de arena en la legitimación del régimen de sucesión. A hacer al General Raúl Castro otro par entre sus primos, como cualquier otro presidente latinoamericano democráticamente electo. ¿Acaso no entró Cuba al Grupo de Río?

No es que los cubanos nos creamos el ombligo del mundo y esperemos más de lo que realmente merecemos de la solidaridad internacional. Pero esperábamos algo a favor de nuestra libertad de la Presidenta con nombre de canción que alguna vez se enfrentó a una tiranía y luchó por los derechos humanos.

Durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile admiré el desempeño de Bachelet. Vociferaban un puñado de energúmenos disfrazados de presidentes y el monarca español perdía la paciencia y mandaba a callar a Hugo Chávez. Bachelet logró salvar la Cumbre. Luego, cantó con un grupo de niños y con Inti Illimani.

El 11 de febrero, Michelle pasó revista a la guardia que formó filas en su honor en el Palacio de la Revolución. Junto al General Raúl Castro lució marcial. Después de todo, la señora, que además de médico y ministra de Salud, lo fue también de Defensa, está acostumbrada a tratar con militares. Incluso a tolerar, Pinochet mediante, a los militares represores de los que su padre, que era General, fue víctima. Los mismos milicos fascistas que la forzaron, como a otros millares de chilenos, a marchar al exilio.

El perdón, el olvido y la tolerancia son cosas de las transiciones democráticas. Los cubanos tenemos mucho que aprender al respecto, pero Michelle Bachelet no parece dispuesta a enseñarnos.

Es una lástima que el tiempo sea largo y la memoria tan corta. Puede que eso o algo parecido lo haya dicho alguno de los buenos poetas chilenos que podremos leer gracias a la Feria del Libro.

luicino2004@yahoo.com

Texto extraído de www.cubanet.org

viernes, 13 de febrero de 2009

Mermer Blakeslee: Cómo enterramos a los muertos

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Un poema de Mermer Blakeslee

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Cómo enterramos a los muertos

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¿cómo enterramos a los muertos

apilados en el patio contra

el marco de nuestra ventana? apenas puedo ver

más allá del último cuerpo aventado aquí por otra bomba

de racimo-

cada cuarenta minutos, cada veinte, cada diez, cada cinco,

cada cuatro cada tres cada dos

cada minuto-

ya no puedo ver el jardín

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qué hacemos con todos estos niños

tumbados enfrente de nuestra cocina

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hasta que cada una de sus muertes sea llamada muerte

hasta que cada uno de nosotros sepa a quiénes hemos matado

¿qué edad tiene ella?-¿cuatro, ocho, trece?

¿veintidós? ¿apretaba sus manos

de una cierta forma? ¿estaba a punto de hacer una pregunta?

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su cara alguna vez de campo recién labrado

donde nos hubiéramos demorado de haber podido

dejando salir de nuestros ojos semillas

nacidas de nuestra mirada

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pero ahora

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podemos enunciar repetir enunciar repetir

matar, muerte, matar, muerte

deteniéndonos en cada palabra como cada una merece,

repitiéndolas en nuestro sueño,

con nuestro aliento, alto y claro, en televisión

hasta que nuestras palabras se hagan arena sangre mordaz

de nuestras manos

alzadas hacia el viento elevándose

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mira ahora lo que queda de su cara, el suelo desgarrado y arrasado-

el de ella, luego el de él, también el de él, y el de ella de nuevo-repite

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deprisa

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arena al menos para cubrir su ligero

cuerpo alguna vez radiante

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Mermer Blakeslee es novelista, poeta y esquiadora norteamericana.

Traducción del inglés: Leonardo Rodríguez.



jueves, 12 de febrero de 2009

Octavio Armand: Goliat como escultura

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Goliat como escultura
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---Por Octavio Armand
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El hombre sale de la piedra. Así reza la Biblia que heredé de mi madre, por suerte ajena a la traducción contemporánea, que con mucha razón y poca poesía reduce la expresión al cavernícola “salir de la cueva”. (1)

David es la profecía que se cumple, el hombre que sale de la piedra como un prisionero de Miguel Angel para ser libre, para cumplir lo que está escrito y así cumplirse, cumpliendo la palabra como destino.

Encarna la compenetración del hombre con la piedra, afilada y pulida hasta desmaterializarse en velocidad, puntería y belleza. La conoce, la apunta, la lanza como si fuera un grito, la proyecta como su propia sombra.

Es el rey que pudo haber sido cualquier cosa. Que pudo haber sido más. Un hexágono de cristal de roca que se aferra a sus seis lados y a su dureza para no consumarse en la luz. Para no ser sólo su propia transparencia.

Gautama, Ghandi, San Francisco, Cristo: seres que se afilan y se pulen hasta desmaterializarse. David pudo haber sido uno de ellos. Un místico sin misticismo.

Da la pedrada como palabra que da en el blanco. Conjuga la piedra como verbo, la cumple.

La de Sísifo vuelve a caer desde la cima una y otra vez lograda. La suya no cae: cae la cima. Cae Goliat, se desploma, se derrumba, monumental edificio al que le colocan en su ápice, y de último, su primera piedra.

David como creador y la honda como cincel: Goliat es una escultura.

Al mármol esculpido, la carne devastada.

El Goliat de David, no el David de Miguel Angel.

Atlas filisteo, columna que sostiene al cielo ajeno, el gigante cae abatido dos veces: en carne y hueso, por David; y como pilar, por Sansón.

Arte lapidario y lapidación: David y Sansón: la piedra en la honda mata; el templo como lluvia de piedras mata a miles.

Con la confusión de lenguas Yahveh dispersa a los constructores de la Torre de Babel. El gigantismo arquitectónico deviene alud de palabras. Escombros.

Al principio el verbo, luego la verborrea.

La Biblia comienza en una tautología múltiple. Afirma su punto de partida tres veces, como una subrayada puntuación pretextual. "Al principio Dios crió los cielos y la tierra" (Génesis 1, 1). Al principio alude al principio, a Dios y a la creación. Abre abriéndose en cielos, desplegándose en alturas. Todo el libro, así, parece descender hacia el hombre, hacia la lectura, como luz, como estrellada escritura del cielo.

Tautológico también es su punto final. El capítulo 22 del Apocalipsis advierte del final de todo, hasta del propio texto. Esto concluye, todo está dicho, no hay que añadir ni quitar absolutamente nada: "Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro." Y punto. Amén.

Tablas de Moisés, que no tabla rasa. La creación termina en prohibiciones.

Quien añada o quite a lo escrito queda proscrito. Los derechos de autor son sagrados. Un monopolio de Dios y sus profetas.

Toda pretensión de adulterar el libro equivaldrá a vulnerar el cielo.

La escritura, como el cielo, es sagrada. Se accederá a ella mediante la lectura, y no alterándola con añadidos o borrones. Y se accederá a las alturas a través de la mirada suplicante o el rezo, y no con vano gigantismo.

La lectura, en su origen, es astrología. El primer libro fue el cielo. En él, antes que en las palabras, leímos las profecías.

Demoledoras, la puntería de David y la fuerza de Sansón defienden el cielo de Israel: hacen añicos al goliatismo, pretensión de alturas que se desmorona como un montón de piedras.

Sinécdoques contrapuestas: no partes de la anatomía sino anatomía de las partes. Aquiles y Sansón, fuerza en la hirsuta melena y flaqueza en el talón. Caer desde arriba o caer desde abajo. Sucumbir del todo por la parte. Anatomía secreta. Secretos de la anatomía.

Se abre el libro, se abre la tierra, se cae el cielo. Así, hasta la muerte de las piedras.

Lo judeo-cristiano como poética de la ruina: "polvo eres, y al polvo serás tornado" (Génesis 3, 19); "no quedará piedra sobre piedra" (Marcos 13, 2). Incólumes solo las Tablas de la ley. Y la cruz, esa idea.

En piedra los judíos sólo dejaron prohibiciones. Pero cada palabra escrita pesa como un ladrillo en su empecinada negación de la pirámide, que es el Libro.

No hay palimpsesto posible en piedra o en trazos pétreos, indelebles.

Lo hebreo: el desmoronamiento. Goliat, las columnas filisteas, el Templo de Salomón, son episodios de la cultura del desierto. Pedregales de la historia inscritos en la naturaleza. Antítesis de la pirámide y lo piramidal.

Lo griego, aun en el mito de Sísifo, aspira a peldaño y altura: volver y volver a la cima es como tallar el mármol; sentir en lo mineral, más que su peso, la vitalidad de las entrañas de la tierra. No menos admirable y trágica que Sísifo: la piedra misma, que carga su peso con equilibrio y gracia, con naturalidad, diríamos, como si fuera obra de Fidias o Praxíteles.

Lección dispar, imposible, para Cristo, capaz de ser tercio indivisible del misterio trinitario, pero negado a la cruz que lo niega como rey judío y lo afirma como dios para una secta de judíos.

Cristo nunca se integra a la cruz, nunca la incorpora. No hay consubstanciación. Al cumplir su sentencia aquella efímera escultura romana de tres días de duración pasa a la eternidad de la repetición, como Sísifo pero sin el sentido fatídico del griego, como si los maderos fueran las alas de cera de un Icaro que sobrevive una y mil veces al sol.

Al burlesco rey de los judíos, a este David que reta a que tiren la primera piedra, lo vemos obsesivamente repetido en crucifijos, cuadros, mármoles. Hasta como super-estrella en rock, música de piedra.

Su cruz es un extraño trono. Pero trono al fin. Por eso la carga una sola vez, aunque para siempre. No la carga como Sísifo, que es el muerto que no quiso morir, el condenado que no quiso regresar al infierno. Bajo su cruz o sobre ella, Cristo es víctima, solo víctima. Al resucitar es el hombre que sale, que vuelve a salir de la piedra.

En el epitafio, palimpsesto imposible, hay quienes añoran la resurrección.

Los cuatro evangelios terminan en un mismo episodio: hablan de la enorme roca misteriosamente removida que sellaba la tumba de Cristo. La “piedra quitada”, la “piedra revuelta”. Todos atribuyen el hecho a un milagro. Mateo alude a “un gran terremoto”, un ángel que había descendido del cielo y “revuelto la piedra”. Volver y revolver a la piedra. Volver a revolverla. Pareciera un improbable milagro del astuto Sísifo.

Deucalión y Pirra, el ejército de Viracocha, esqueletos vivos, piedras vivas, guerreros minerales, hijos de la piedra. A pesar de Pedro como excepcional primera piedra, la tradición judeo-cristiana remonta su origen al polvo y apuesta al polvo en su teleología: prohibiciones, apocalípticos escombros, ruinas, castigos.

¿Qué pensaría aquella piedrezuela de la puntería de David? Infalibilidad, albedrío, fe, profecía, ¿Y aquella otra, cansada, de la torpeza de Sísifo? Tragedia, absurdo, pesadilla, paradoja, laberinto de repeticiones sin salida.

El burlador de piedra: sustituido por una piedra en pañales, Zeus sobrevive a Cronos, el padre que devora a sus hijos. Luego lo mata para reinar en el cielo. Un dios que no promete resurrección ni vida eterna sino que literalmente mata al tiempo.

El burlador burlado asoma en diversas tradiciones, apoyándose de manera muy específica en el menú y las costumbres de mesa. Hay un indudable paralelismo gastronómico, por ejemplo, entre Cronos y la piedra en pañales y don Juan y el convidado de piedra. Pero para guisar, nadie como Rebeca.

En el Génesis la figura del burlador aparece en un episodio de engaño al padre por medio de la comida, que implica a la madre y los hermanos. Rebeca engaña a Isaac no para salvar la vida de Jacob, mellizo de Esaú, sino para favorecerlo, pues ella lo prefiere al primogénito. No se trata propiamente de sustitución de vianda sino de sustitución de oferente: Jacob, y no Esaú, recibirá las bendiciones de Isaac, quien ha pedido al primogénito, al cazador, un guisado a su gusto. Por trucos de Rebeca el gusto se lo da el favorito de la madre, disfrazado para engañar al padre ciego con los “preciosos vestidos” del hijo mayor y pieles de cabrito para cubrir las manos y la cerviz donde no tenía vello el lampiño Jacob. Imposible no recordar al suplantado por la piedra en pañales. Zeus también parece ser mellizo de Esaú, variante egea de Jacob, que viene del hebreo “El Suplantador”.

La piedra y lo petrificado como fuente genésica: líquido, vital, generador, el cuarzo soñado como agua o como semen. Lluvia petrificada, eyaculación geológica. De la blancura o la transparencia al negro retinto: tapasexos de azabache en forma de fruto de jabillo. Se cubre al falo con su oculta pero absoluta desnudez: el orgasmo, el estallido que dispersa las semillas. El mundo barrancoide propone así un simbolismo de doble y oscura proyección: la virtud potencial de las semillas reunidas y el reventón engendrador también en potencia.

Goliat como escultura es derrumbe, anulación, vaciado. El piramidal tapasexo de azabache solo asume su verdadera forma al reventar en la imaginación.

No es preciso aludir a lo monumental: las pirámides del altiplano mexicano o de las selvas mayas, donde se escalona el paso a las alturas; ni siquiera a las ciudadelas de piedra construidas como nidos en el macizo andino. Las formas más elementales, que apenas insinúan lo piramidal como aspiración o suspiro de la piedra, jalonan la arquitectura del antiguo mundo americano: el bohío taíno, el chabono yanomamo, el nuhue kogi.

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1
Pareciera que efectivamente todo tiempo pasado fue mejor. Aconsejo -- y cito -- la antigua versión de Casiodoro de Reina, de 1569, revisada por Cipriano de Valera en 1602
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Texto publicado en el nuevo número de La Casa Azulada
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Otros textos de O. Armand, Aquí, Aquí, Aquí...

martes, 10 de febrero de 2009

Arturo Gutiérrez Plaza; poemas

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Tres poemas de Arturo Gutiérrez Plaza
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------LABOR

Uno lo que hace es vivir,
guiñarle, de vez en cuando, el ojo a la vida
para que se sienta a nuestro lado.
Apilar los periódicos, alineados
como ladrillos, hasta levantar un muro alto
donde el tiempo se reconozca.

Uno no sabe hacer otra cosa
sino vivir,
tomar el café, en lo posible
caliente, y pagar
puntualmente lo que se pueda.
Recordar en las mañanas
-porque dicen que también del “recuerdo se vive”-
buscando entre todas las gavetas
sin encontrar lo buscado.
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Uno con el peso de los años
intenta llevarse bien con los vecinos
y aprende a guardar la calma
sin maldecir más que lo imprescindible:
el reloj despertador y los espejos.
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Uno, en verdad hace lo que puede.
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-------LAS PIEDRAS
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De las piedras se habla con envidia,
quizás, porque ellas no hablan.
No fruncen el ceño
y aparentan desatender
lo que a su alrededor acontece.
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Obviamente, todo esto es mentira.
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No vuelan, pero enseñan a los pájaros a volar.
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Se detienen en los abismos, al pie
de los puentes, al margen de los ríos
y desde allí advierten, como anónimos vigías,
los peligros de sostenerse en el aire.
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Cultivan además varias lenguas sin poseer ninguna.
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Su arte está en hablar por boca de otros.
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El aire las recuerda cada vez
que los páramos silban en el viento.
Y los ríos, cuando nos adormecen
con su insaciable ronquido.
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Si se agrupan lo hacen
como gesto fraterno, pues odian la soledad.
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De ellas se escribe siempre
para hablar de otra cosa.
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Su aparente mudez
es tan solo una licencia que Dios les da,
pues así nos interroga.
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-------PARÁBOLA
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-----------A la memoria de Roberto Juarroz.
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Hay un signo elemental,
un afán de fundación,
una presencia oblicua:
un espejo exacerbado.
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Hay, si se quiere,
una parodia en ruinas
que llamamos libertad.
Una episódica premonición
disfrazada
de antojo y azar.
Una fisura distraída
acostumbrada
al temblor de las horas:
al ojo divagatorio
que traza elipses en el aire.
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Hay un vaso donde se estremece la noche
y una noche
donde tarde o temprano encallamos
exhaustos,
viles,
ceremoniosos
en busca de ese signo elemental.
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Poemas publicados en el nuevo número de, La Casa Azulada.
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Arturo Gutiérrez Plaza; Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano (1962). Ingeniero en computación y magíster en literatura latinoamericana contemporánea por la Universidad Simón Bolívar (USB). Fue director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) entre 1995 y 2000. Fue becario del Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) en 1997. Es profesor del Departamento de Lengua y Literatura de la USB, donde ha sido director de Extensión Universitaria y decano de Extensión. Actualmente cursa estudios doctorales en la Universidad de Cincinnati. Trabajos suyos han aparecido en diversas revistas venezolanas y extranjeras. Ha publicado Al margen de las hojas (Monte Ávila Editores, 1991), finalista en el Premio Fundarte (1991) y en el Premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde (1993). En 1995 obtuvo el Premio Mariano Picón-Salas con el libro Propósito común. En 1999 obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, con Principios de contabilidad (México: Conaculta, 2000).
Imagen tomada de Internet.

lunes, 9 de febrero de 2009

Poemas de David Lago-González

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Tres poemas (inéditos) de David Lago González

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--------El Hortelano



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----Tributo a Miguel Hernández

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Algunas tardes voy y me tiendo sobre la hierba del bosquecillo de

Pinar del Rey y un hombre que ha soñado con las aguas del mar

se me acerca como transparente, como espuma o como vaho de agosto,

acerrojado en ese olvido que viene con el paso de las estaciones

que se acumulan por años y tornan indiferente al aire.

¡Qué cruel es el hombre multiplicado por miles de hombres que

van perdiendo su sangre de eslabón en eslabón,

entre las voraces mejillas

que se disponen al superfluo beso del pasatiempo!

Tú, que has amado como pocos,

como se ama de veras: queriendo ser el cuerpo yacente de lo amado;

demasiado vehemente para ser recordado,

demasiado parco para el tributo numeroso,

te tocó vivir tus escasos años entre sonidos que el hombre y

el tiempo luego se encargan de atar a las tinieblas del

trueno que no debe ser recordado.

Se entiende que no enlacen sus almas al pasado que

fueron tu presente:tu verso es quedo y demasiado fuerte a la vez

y nadie puede sentir por ti el dolor de la cebolla al perder su piel,

tu piel. Sepas, Miguel, que algunas tardes voy y me tiendo sobre la

hierba y cuando apareces bajando esa casi imperceptible colina

que queda a mi espalda, me alegro de que te eches a mi lado y me

hables de la guerra.

Yo te comprendo: sé lo que es no ser escuchado.

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------Knut Hamsun

--------(Hambre)

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No eres perfecto: eres un inútil.

Escribes una línea,

y sin embargo no eres capaz de colocar el botón que falta a tu pantalón.

Una palabra te ilumina como el dedo de Dios,

pero no sabes partir la leña para el hogar

y ese pulgar divino no es suficiente para no hacerte morir de frío.

Miras a través de la cerradura cómo un hombre y una mujer se refocilan,

pero no ves en el espejo ni una sola figura amable para acompañar tu soledad.

Por unas monedas acarreas carbón y te inflama el calor de la estufa del sótano:

tu cara enrojecida parece la de un borracho

con la lucidez suficiente para almacenar palabras sin futuro.

Yo he visto a un hombre, como un perro, bebiendo de un alcorque

una temprana noche de invierno de 1982 en la calle de Canarias.

Y entonces pensé en ti; y entonces pensé en mí.

Pensé que si tal vez encontramos un trozo de papel podremos escribir un verso,

pero nadie nos dará un vaso de agua por lo que hayamos escrito.

Y eso se llama ser "perfectamente inútil".

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--------Puente en la Oscuridad

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------A Carlos Victoria

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Todo comenzó ya hace algunos años, bastantes y tan pocos.

Fue en una antigua provincia de ultramar: exótica

en la distancia, cuando te acercas vulgar;

de corto nombre que es susurro y es daga al mismo tiempo,

y también por etapas locas que vienen solas y se van siempre con algo tuyo.

Cumplías, y en mitad de la fiesta sentiste el dolor,

más que dolor, algo: un presentimiento que se hizo sangre en los labios;

y despediste los amigos, los refrescos se hicieron un caldo imbebible,

la tarta se fue volviendo viscosa y lenta como el asfalto un día inclemente del verano.

Te acostaste, y desde la cama supiste que ya los juegos nunca serían como antes:

de pronto te habías convertido en un viejo hombre y cansado.

Abrumado de la luz, como si ella no fuera para ti,

tuviste la certeza de que las próximas mañanas

serían la resaca de algo que no habías bebido, ni siquiera imaginado.

En aquel minuto en que lo festivo se convirtió en silencio,

cuando quedaste tan a solas contigo mismo

que podías sentir cómo iban dentro creciéndote los huesos,

desgarrando la sangre su cauce por la selva,

duplicándose la vida en una fuente inmóvil,

dejaste de interesarte por vencer su abismo.

Si aquello equivalía a buscar la liana resistente,

el árbol adecuado y de madera dura, talarlo, serrarlo,

y extender sobre la nada un camino, una línea que uniera el punto

de partida y el destino, buscarías mejor en la oscuridad un puente

ya transitado y llegarías al otro extremo,

lo que era igual a no haberte movido.

Fue entonces el momento en que moriste; no ahora,

ni mañana, ni después,

fue entonces aquél, cuando eras niño.

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Lo demás ha sido buscar el doble que vivía en ti, el que amaba hasta el

roce del amor cuando pasaba a lo lejos, el que no se agotaba en el odio,

el que pretendía la fuerza de la noche y lo simulaba,

el que fornicaba con brillo dislocado en las pupilas,

el que escribía versos que cada vez fueron pareciéndose más a su vida.

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Otros poemas de DLG., en Efory Atocha, Aquí, Aquí.

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David Lago González vive en España. Coordina los blogs, Indicios de Desorden, El Penthause de Heriberto, Strawberry fields forever, you know, the place where nothing is real...



miércoles, 4 de febrero de 2009

Cerrado por Obras

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Por graves problemas técnicos, Efory Atocha regresa, si todo sale bien, el próximo Lunes.
Aprovecho para invitarlos a dar un recorrido por los interiores del blog.
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Saludos y discupas.
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Santiago Méndez Alpízar

lunes, 2 de febrero de 2009

Cazamataos

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--------------"Cazamataos"

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Por L. Santiago Méndez Alpízar / Chago

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Sobre las 5:00 de la madrugada se comenzaba el rastreo. Por la zona de la Alameda, donde los bancos, ahí seguramente estén bocarriba y babeando, presas del alcohol, y presas nuestras.

Por lo menos un Poljó, un par de zapatillas, algo para ir escapando

La vida en general se había puesto seca. Como en Super-8, carrasposa, entre amarillo quemado e índigos de Paris Texas. Pero más seco. Los mataos eran reflejo de aquellas faltas, carencias. Por cuentos que hacía Pipo la Yuma, sabíamos que antes, con uno o dos mataos se hacía el pan. No había necesidad de estar noqueando a 10 y a veces hasta 20. Pero la vida se había puesto de esos modos, seca.

Cuando algo era aparecido por gestiones individuales, que decía un leguleyo titiriteiro, igualmente de rápido se esfumaba. Casas que jamás pensaron tener entre sus visitas blasonados apellidos, distinguidas personalidades otrora, devenidos hambrientos, desesperados, defenestrados, famélicos buscando el bistec de ternera o de caballo. Buscando el filete, el tiro de huevos, la cabeza de ajo, un pollo, cuatro palomas caseras, lo que apareciera, lo que sólo se encontraba en El Barrio.

Seguramente fuera un momento de grandes rupturas, traumas familiares. De ver a los viejos de la casa morir por inanición, falta de proteínas, ciegos… No exagero. Pregúntenle si no a los Alquízar que son muchos y siempre han vivido de aquel modo, los pobres.

Tiempos de ver a los Domínguez de Alayón salir por la puerta de atrás del patio de Papito el Chacal, que algún día exigirá una medalla por haber alimentado a miles y cumplido con años de cárcel el delito de robar los animales al gobierno revolucionario y vender la carne sin decir a quién, cuando no había nada que llevarse a la mesa. El Chacal se comía condenas de hasta 8 años de pegueta, siempre con el agravante de no decir quiénes éramos sus clientes, sus cómplices. Salía por buena conducta, nadie quería chocar con él en el tanque, y se pasaba unos 6 meses, a veces hasta un año, cuando más 2 años, pero luego ya lo trababan. Lo mandaban a matar. Alguien que no podía comerse los filetes que se freían con las puertas y ventanas cerradas, como cuando se come y está prohibido. Filetes de carne de caballo de la finca del chivato de Valdivia, que todos sabemos que el día que eso cambie, lo van a arrastrar desde la fuente de la entrada hasta el cementerio.

Perico Faya, que entre socios le llamamos Mandarria, le ha dado par de swing a uno medio jabao, el segundo de sobra, por joder. Alguna vez Perico y yo hemos tenido nuestros desajustes, pero ahora no es el momento de solucionarlos, estamos “trabajando” y en el “curro” no se forman líos. Nada de “foco”

Yuyin ya guardó los zapatos y le está terminando de quitar los pantalones al jabao matao doblemente.

La influencia yanqui nos ha sostenido el buen hábito de llevar slip, los hombres, claro, y del jabao largo y flaco, doblemente matao por el alcohol + dos piñazos de Mandarria, en menos de tres minutos sólo queda su cuerpo desnudo, hasta los calzoncillos se los quedó alguno que no está bien que diga. Un pitusa, unos tenis, un pulóver, 25 pesos, y los calzoncillos de trusa, una mierda para repartir entre tres. Pero tenemos tiempo. Los portales están repletos de borrachos. Presas fáciles, pues se ponen ciegos de todo. Luego pasa lo que pasa, no hay transporte.

A Perico le contaron en la parte vieja, que en Ámsterdam cuando las gentes se jalan, viene una especie de trencito y las recoge y las lleva para la comisaría, donde les dan café, chocolate y les dejan pasar la noche, con mantas, colchonetas…por el frío.

Al otro día despiertan temprano y les echan una bronca discreta por excederse con el alcohol. No pasa de ahí.

En realidad aquí eso no tendría sentido. Aquí no hay trenes desde hace más de 20 años. Y cuando hubo alguno, cuando yo era fiñe, jamás funcionaron bien. Además, lo bueno de Ámsterdam es otra cosa. Sus coffee shoping con sus cartas de costo de todos los sitios y la Yerba: ¡Oh, poderoso y discreto Yocahoo!; la santa Yerba con fechas de cosechas, variedad, país…Sin entrar en las putas en vitrina, con sindicatos, putas protegidas que cotizan, pagan sus impuestos y están atendidas periódicamente por médicos, quienes certifican que son chicas sanas, listas para ser penetradas, otra vez. Putas que hacen tremendo baro en poco más de un año y medio, luego ya no las ves más, pues muchas han terminado los estudios, se han graduado y ya no hace falta seguir en las vitrinas. La vida está llena de chicas así, con vidas intensas, reales, que luego saben contarles de verdad a sus hijos cuánto cuesta la comodidad de la almohada, cuando se tiene la almohada. Pero aquí esto es otra moña. Esto no es serio, que suele decir el pequeño de Chago Méndez, que ya ni va a la escuela y se pasa el tiempo jugando al ajedrez y al ping pong. ¡Si su madre lo viera! Ella, que decía que iba a ser el doctor de la familia.

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2

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Mi padre era buen matarife. Cuando daban el permiso del Estado para sacrificar algún animal, lo llamaban.

Casi siempre eran caballos y eso es bastante triste, aunque no los hacía sufrir mucho cuando les daba el punzonazo por el pecho, entre los dos montículos de músculos de las patas frontales del animal, que derrama unos lagrimones como pesos macho y mira de un modo inolvidable. Creo que mi padre terminó sus días con esa misma mirada de caballo apuñaleado, herido de muerte. Mirada triste, rota, la mirada del caballo moribundo y de mi padre, que fue matarife.

Tal vez, el que después del 87 no hubiera animales para sacrificar y que los que hubiera fueran finalmente del Estado, dejó a mi padre sin trabajo, que se dedicó a jugar a las cartas con dinero ajeno. A disentir de casi todo. Pero esto es otro asunto.

Seguimos en zona y listos para la caza. Tenemos a un guajiro con unas zapatillas Nike y un reloj de oro. Está un poco grande, pero hoy vino Mandarria, que por su nombre convence.

En el intento para sacarle el reloj el güajiro ha hecho lo que no se debe, pararse:

¡fua!, ¡fua!,¡fuácata!

Tres ráfagas de Mandarria y a la resaca del alcohol se le unirían un dolor de quijá y ojo inflamado, más negro que las alas de un totí.

Si logramos dos parles más, rápidamente nos vamos a la casa de Fongo el Hojalatero. Por 30 pesos nos deja el soplete y la piedra y se funde el poquito de oro que traen los aros de los relojes rusos, algunas otras piezas. Pero ya hay gente cambiando uno o dos jabones por reloj. Según la marca del jabón. Con el oro extraído tienes acceso a las tiendas de cambio establecidas por el gobierno para la ocasión, y lo vendes. Hay familias a las que les han dado hasta carros. Un Lada por oro. Es una estafa. Pero casi todos nos hemos dejado las joyas y los recuerdos más valiosos a cambio de unos cuantos chavitos para poder comprar un refrigerador, una lavadora, un carro, o para simplemente comprarle 10 filetes de ternera a tu hijo, que tiene la hemoglobina baja, está falto de proteínas...Ya la gente se tira al mar sin pensarlo mucho. En verdad no hay mucho en qué pensar, quiero decir que aquí siempre se habla y se hace lo mismo. Se acuestan y levantan con lo que se van a llevar a la mesa, el famoso resolver la jama, que en eso se va toda la energía. Hasta que en un arranque te das cuenta que 180 kilómetros de agua salada no son suficiente impedimento, por tiburones que tenga, y que todo de frente se llega a Miami, o por lo menos a alguno de sus cayos.

Hemos tenido mucha suerte. Mandarria chocó con un matao de Marianao. Como siempre son de los que más nos dejan. Vienen cargados de prendas y Mandarria les saca hasta los casquillos de oro de los dientes. Se había clavado en la ingle 100 fulas. ¡Ahora sí que estamos hechos!Por lo menos 30 de los verdes sin contar el resto!! Creo que estas fiestas serán memorables y que, por fin, podré comprarme unos zapatos nuevos.

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Este Relato fue publicado en el blog que tenía alojado en portal del Diario Encuentro.

Imagen tomada de Internet.