domingo, 30 de septiembre de 2007

TRES POEMAS DE Javier Iglesias

Tres poemas inéditos de Javier Iglesias en Efory Atocha


LA FORMA DE
LOS PUNTOS

El día comienza

en el papel en blanco

locura tener algo por decir

los oídos son números

él se cortó la oreja

otra cuenta

aunque el aceite

salga de sus manos

-----girasoles.

Nada como la piel

es un destino

tengo amigos negros

y una familia

sé de flores / serpientes

en cuerpos ajenos

no tan lejos

-----míos.

Una mujer en Japón

perdió un seno

con siete tatuajes

eran los esposos

las vidas de un gato

-----murió feliz.

Unga-Kong

príncipe de los mandingas

tatuó un alacrán en su falo

-----virilidad.

Se mutiló a los sesenta

era mentira.

París fue un fenómeno

con la nalga de esa puta

-----año 1750.

En mi barrio a Popó

lo llaman periódico

en los párpados

-----te amo.

Muchas prisiones

un cuerpo.

Ella grabó dragones

en su espalda

la aguja

debidamente esterilizada

otro miedo

sangre que cae en la cuchara

dolor, alcohol, música

para mañana.

1 Seg. x 24 imágenes

no va con la calle

sin piedad.

Siempre la espalda

no eres una puta

Kim.

-----------------LÍNEA DIVISORIA

Ventanilla espejo de silencio

imágenes en la memoria

con fondo verde-negro

negro-dudas

atrás la partida

fragmentos del día

besos, mitad, vacíos

-----preguntas.

Avanza siempre al norte

no te busco luz

mañana no

hoy el no

es un espacio

sincronizar el reloj

tu tiempo

arena que marca las horas

infancia con seudónimo

libros

mirada que oculta

una familia en puntos.

Amantes en la línea

sólo para saber que existes

más allá de las matemágicas

un lugar ajeno nos encuentra

su nombre no preocupa

en el cielo la constelación

que se nos niega.

Mis manos números

-----1 + 1= 0.

Uno Dios egoísmo

lanzar la piedra

sólo el primero

animal que cree en la selva

principio y fin.

Planos intermedios

en picado es mejor

no importa la masa

la decisión es del 1.

Cero el regreso

no saber bajar

guardar signos

usar el teléfono.

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ROBINSON CRUSOE SIN VIERNES

Barcos a la deriva en alto cielo

edificios fantasmas

de una ciudad que no es mía.

Náufrago del asfalto

buscando una calle / recuerdo

para aferrarme

no ahogarme

en medio de la tormenta.

Otra ola de concreto

sumerge mi cabeza

auxilio me falta el aire

grito.

Pero no hay nadie

soy el único

el redivivo

veo los barcos

o son edificios

tal vez no sean nada

solo un sueño.

No, es real

el cuerpo me duele

y el agua salada

monóxido de carbono

ya llega a mis pulmones.

Hasta cuando durarán

mis fuerzas

no sé

soy un sobreviviente.

Y como tal

estoy condenado

a contar historias

a esperar por el rescate

pues siempre hay una isla

en todos los anales de naufragios.

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Javier (Azucar) Iglesias. Ciudad de la Habana, Cuba, 1963. Poeta, narrador y guionista 1º Premio en Concurso de Guiones “Filma Brasilia” – Brasil, con “El Comendador”, asistente de dirección del “futuro y yo”, documetal 35 MM. , antologado en Cuba y en el extranjero. Textos suyos han aparecido en revistas y periódicos de Brasil, Argentina, Estados Unidos, Etc. Reside en Brasilia.


TRES POEMAS DE Octavio Armand, Cuba 1946.


Tres Poemas (inéditos) de Octavio Armand en Efory Atocha
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QUINTA CARTA DE RELACIÓN
*
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Hágase la luz y póngase el color sobre la mesa.
De mantel una naranja, luz ceremoniosamente rebanada.
De arroz más granos que la arena.
De arroz un desierto y subir al mediodía.
Se puede escribir con un palito en el arroz
y decir cosas que el sol nunca olvida.
¿Quién, entre dos gotas de agua, sacia la sed?
La espuma se arrebata y convoca apetitos de acuarela.
¿Quién, entre dos granos de arena, levanta un castillo?
Sale de lento espejo un rojo pintado de rojo.
¿Quién, entre dos números, se aferra a una cifra?
Como si el coral nadara un danzón, nada hasta el comedor
un pargo que nada tiene de pargo que nada,
excepto el mar y la paciencia de minuciosas destrucciones.
¿Quién, entre dos estrellas, recuerda nombre y apellido?
Todo reposo y sabor, listo hasta la desaparición
para el apetito y sus anzuelos, el pargo
se zambulle en las pupilas y llega hasta la sangre.
¿Quién, entre dos labios, se niega al beso?
Allí se oyen escamas y acezante agalla.
Allí cae sobre la memoria una geometría de tarrayas.
La sangre cambia de color hasta quedar
azul bajo la ola y bermellón tras la dorsal y sus tijeras.
Un traje a la medida del lutjanus colorado.
Le queda bien el horno, verano de sol cúbico
y fuego tan redondo que lleva una llama a la mesa.
No cata, rescata el vino secuestrado por el vidrio;
reparte las campanadas de la uva; el tañido
se demora entre arcos de cristal
trazados por compás sobre la luz.
Copa tras copa se rinde el cristal a cada labio,
tiñéndose para visitar el cuerpo.
Mediopunto la parra entre los labios;
mediopunto el sabor que en buen provecho
aprende sombras; cabrilleo de ocasos y auroras
la borrachera del tenedor cruzado con espuma.
Un pargo rojísimo que es cama del gusto.
Un tamal que no está mal.

Nueva York, 27 de enero 1981

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----------------CARTA A UNA ARAÑA
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La sombra de tus hilos atrapa
a quien te admira. Solo a quien te admira.
En sombra repites el dibujo de la seda
y no escapa la sombra de tu presa.
Ni siquiera la mirada que pasa como un río
sobre la luz, salpicando lado a lado
la sed impaciente del tinte y el perfil
que se evapora. La mirada se remansa
y lame el tablero como un alfil
perdonado por su reina ensangrentada.
Un cuerpo de repente retratado
poro a poro en llovizna fija y cenizas de cielo.
Si fuera una mosca caería dos veces
en tu trampa. Si fuera una mariposa
entregaría un ala a la seda
y otra a la delicada sombra de la seda.
Tu astucia merece dos muertes
por lo menos. La carne en tu apetito
y en el espejo la imagen desmayada.
Hilar fino, hilar en vano, amarrar nubes
al légamo y al musgo, azorado el paso
por la sombra, sus retículas colgadas
de la luz y lanzadas como tarraya
a través del viento que la mece,
la dibuja, la retoca, confundiendo
la escarcha con la escama que seduce,
hamaca para siestas que en tu abrazo
despiertan como un pulpo, empatando
a ocho patas sus tentáculos
hasta rendirse al jaque minoico.
Peldaño a todas partes, eso dices;
y gracia para remontar el plomo
que nos atraviesa con su flecha.
La Ley de la Gravedad abolida
por un chorro de champaña
que flota si lo pisas.
U
n chorro de geometría mansa
que se vuelve un trapecio y una fiesta.
Un puente a todas partes, el trayecto
de una piedra suspendida mientras cae
su sombra, más pesada y obediente.
La abolición de tus hilos
por la sombra de tus hilos
es el humo de tabaco que asciende
para huir de las cenizas
y recordar hoja y candela,
como si caminaras por tu aliento
para llegar a una burbuja que acaricias.
Así voy de espaldas en el tiempo.
Regreso a haber nacido y crecer
de buenas a primeras.
Regreso en estas líneas como sombras
sin tu seda, sombras de tu sombra.
Te abrazo con pulpo y te descorcho.
Vibren al paso de tus ojos
ocho veces atrapados estas líneas.
Cuelguen de la luz como tus hilos
y tu sombra bajo el cuerpo ajeno
que devoras. Recuerdos bamboleantes
que dibujan sus escaques con los labios
y galopan esos labios como caballos ciegos.

Caracas, 21 de marzo 2007


---------------MANTRA
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La música es de la India y de hace siglos.
La voz de una mujer desconocida.
No entiendo lo que canta
pero yo también lo canto.
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En un patio de Prados del Este
recordamos a los muertos.
Ni dejan morir ni dejan de morir
hoy 30 de mayo del 2007.
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Se hace el silencio como se hace el pan.
Respirar es un horno y soy amasada harina.
Callo y crepito en lo que callo.
Callo y repito lo que callo.
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Callo y respiro lo que callo.
Estoy más muerto que los muertos
y más vivo que al rojo vivo.
No soy la costumbre de ser:
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soy.
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Oigo mi respiración
y la respiración de la mujer
que está a mi lado. No tiene
nombre y se llama Geny.
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Lo digo sin ironía: no tiene nombre Geny.
Yo tampoco. Los nombres pesan más
que el mármol donde pronto -- ¿ya? --
estarán escritos. ¿Acaso podré decir
-------
estas palabras sin palabras?
Oigo mi respiración y mi silencio.
Y de repente oigo también
otra música que me rodea.
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La realidad es himalaya.
El ladrido de un perro
y el resuello de un carro
aquí y ahora son sagrados.
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Soy.
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A mi izquierda, tres veces,
ladra el perro. ¿Miedo?
¿Soledad? ¿Acaso la luna
despierta su lejano lobo?
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En la distancia se borra
la distancia y crece.
El tiempo atraviesa al espacio.
La velocidad es un zumbido,
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miel que se aleja,
el destino de alquien como tú
o como yo que rueda
en cuatro ruedas sin destino.
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¿Adónde va? ¿Para qué?
¿Quién lo espera? ¿O quién la espera?
¿Su propia soledad? ¿O la del cuerpo
que en espasmos entrega su limosna?
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Soy
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mendigo de ese cuerpo
y soy el cuerpo que mendiga.
Dame aunque sea tu sombra,
si es lo único que tienes.
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Yo te daré la mía.
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Octavio Armand reside exiliado en Venezuela.
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Otros Poemas de Octavio Armand, en Efory
Atocha aquí.
Textos publicados el miércoles 26/ 09 / 07

viernes, 28 de septiembre de 2007

DECENAS DE PRESOS EN CUBA, POR INTENTAR MANIFESTARSE PACIFICAMENTE

Tomo esta grave y repetida noticia del diario "Encuentro En La Red". Es completamente desvergonzado, que a estas alturas no existan declaraciones del gobierno Español condenando el atropello, la barbaridad de encarcelar a hombres y mujeres que lo único que han hecho es intentar manifestarse.

Es triste, pero es verdad. A nadie le importa. En Cuba meten presos a decenas de personas, y no pasa ni cojones. Abajo, la noticia aparecida en el citado diario.

"Al menos 21 opositores cubanos fueron detenidos antes de participar este jueves 27 / 09 / 07, en una concentración frente al Ministerio de Justicia, convocada por la opositora Martha Beatriz Roque, quien fue llevada por la fuerza a su casa por la policía, informó la AFP.

Los opositores querían protestar por la situación de los presos políticos. Acompañada de un pequeño grupo de disidentes y dos Damas de Blanco, Roque consiguió entregar en el Ministerio una carta dirigida a su titular, María Esther Reus, y había anunciado su decisión de permanecer allí hasta recibir respuesta.

"Me subieron en una guagua (autobús) de forma obligada unos 15 agentes de la Seguridad del Estado y tres mujeres policías (...) En estos momentos me dejó un teniente coronel" en la casa, dijo Roque, según la AFP.

La protesta "fue disuelta con violencia, me condujeron en contra de mi voluntad", afirmó en declaraciones a EFE.

Durante las cerca de seis horas que duró la protesta, los disidentes permanecieron sentados en la acera, en silencio, frente a las oficinas del Ministerio, en medio de un fuerte dispositivo de las fuerzas de seguridad, que no actuaron en su contra.

Elizardo Sánchez Santacruz, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), explicó que su organización pudo confirmar las detenciones de cuatro disidentes e indaga el paradero de una veintena de opositores que "posiblemente han sido detenidos también".

"Ellos se concentrarían en la casa de Martha para salir hacia el Ministerio de Justicia, pero no llegaron nunca y tampoco están en sus casas. Por eso asumimos que están detenidos", dijo Sánchez Santacruz a Reuters.

A su juicio, el objetivo de las detenciones habría sido minimizar la protesta convocada por Roque, porque "no es lo mismo tener 200 personas frente al Ministerio que tener siete".

Roque explicó luego que ella, Laura Pollán y Berta Soler, de las Damas de Blanco, y los otros tres opositores, fueron subidos a "empujones" y "maltratos de palabra" a un autobús Yutong (de fabricación china), para ser llevados a sus casas, sin pasar por ninguna estación policial.

Según la dirigente opositora, cerca de un centenar de personas pasaron frente a la calle del Ministerio de Justicia "para intimidar", y les gritaron "mercenarios" y "gusanos".

El teniente coronel que la condujo a su casa en el ómnibus le manifestó que estaba siendo protegida de la "ira del pueblo", añadió la opositora, líder de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.

Roque precisó que uno de los 21 detenidos es el ex preso político Jorge Luis García Pérez (Antúnez), cofirmante de la misiva entregada al Ministerio y excarcelado en abril tras cumplir una condena de 17 años.

"Antúnez fue detenido en La Habana y conducido a Santa Clara (donde reside) esposado", dijo Roque a EFE.

Los opositores cuya detención la CCDHRN dice haber podido confirmar son José Díaz Silva, Georgina Noa Morales, Arturo Alonso y Roberto Guerra.

En la carta a la ministra de Justicia, Roque y Antúnez exigieron que "los presos políticos sean tratados con dignidad, por ser humanos y además inocentes".

"Los que se han permitido pensar diferente al gobierno y hoy se encuentran en prisión tienen que ser liberados", afirmaron. "Es tan insostenible la situación que, de forma pacífica, estamos dispuestos a manifestar nuestra enérgica protesta, para exigir se ponga fin a tantas violaciones de los derechos humanos", añadieron.

Roque dijo que unos 200 disidentes de todas las provincias del país habían sido convocados para la protesta del jueves.

(Aquí pueden escuchar a la propia Martha Beatriz Roque, desde La Habana)

lunes, 24 de septiembre de 2007

"Los hiperbóreos (o de los animales sagrados)" UN POEMA INÉDITO DE Jorge Luís Arcos.





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Los hiperbóreos (o de los animales sagrados)
Por Jorge Luís Arcos

----------------------------------Nosotros, los hombres sin patria

Nietzsche, La ciencia jovial

1

Viajaban a parajes remotos para ver los atardeceres
se prosternaban frente a un mar extraño
querían tocar la nieve
comer los alimentos terrestres
y sentir el aire que desplazan sus cuerpos
como presencias clandestinas y errantes
Eran como la resaca
como la orilla de la noche
como oscuros jinetes en el desierto
como animales en extinción

Con sus ojos de náufragos
habían emprendido un viaje hacia las ruinas
hacia el paisaje helado

Eran los hiperbóreos
los que habían abandonado las ínsulas
extraños sobrevivientes de una Atlántida sumergida
y miraban al mundo como a una carroza suicida
porque habían perdido tantas cosas
que sólo podían percibir el brillo hiriente de lo real

Y cantaban

la opulencia es obscena

la pobreza un naufragio sin plenitud

la belleza

el pecado sin culpa eterna pena

Eran los hiperbóreos
los animales sagrados
los que añoraban una patria desconocida
los que lo habían perdido todo
menos el aliento del légamo
la nostalgia o profecía de la casa de la medusa
el reino de las criaturas informes no estrenadas a la luz

Eran los que traían
la noche lunar
la yerba que tiembla en el fondo del lago
el rumor de las olas contra el arrecife ensangrentado
los que esperaban que la luz se mezclara con sus cuerpos oscuros
como la arena mojada
como la linde temblorosa de un nuevo nacimiento
como la resaca
como la orilla de la noche

Diapasón
Porque

se puede perder todo menos la nostalgia del reino

(es el rastro de los reyes en la arena lo que hemos perdido)

La diáspora de la carne
Sacro adiós

2

-----------------------------------------------Todo es color de imperio

María Zambrano

Y ahora vienes tú
encapotado monigote errante
con esa danza de falsa tiniebla
con esa estéril procesión de cautivos placeres
a lamerme las llagas de la indefensión con tu lengua suicida
para arrancarme del Viaje
y ponerme la máscara hermética
para apagar la última llama
la profecía de la esmeralda
rayo verde o animal desconocido
y oponer océanos o desiertos inacabables
frente a mi barca frágil y muda

esa barca de los locos que acaso no sabré navegar
hasta el delirio de Pyn
la inmensa figura blanca

(¡Tekeli-lí!)

linde borde confín
donde me pierdo...

3


----------Hay también un logos del Manzanares: esta humildísima, ribera,esta líquida ironía que lame los cimientos de nuestra urbe, lleva, sin duda, entre sus pocas gotas de agua alguna gota de espiritualidad

Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote

Detrás de los altos cipreses del cementerio de San Isidro
se despeñan los crepúsculos cada atardecer
No sé qué relación pueda haber entre el logos del Manzanares
y esas muertes aurorales
Aquí sólo siento el viento helado en mis mejillas
mi rostro en el espejo como un fantasma
las lianas asomando por entre las cicatrices de mi piel
un mundo submarino o terrígeno ancestral
como los tatuajes de la sobrevida
la otra naturaleza desconocida
donde llueve inconsolablemente
y no puedo encender mi velita errante
Sólo esos recurrentes crepúsculos me sobrecogen
con un alfabeto ígneo que no puedo descifrar
Es un espacio gnóstico ¿qué duda cabe?

Un alto en medio del gran viaje
esa mirada radiante descomunal
como la fragua de Ogún o Hefestos
como el manto verde de Orula
Porque no aparece el verde como en el malecón de La Habana
o en la playa de Varadero
Ni lontananza ni transparencia ni rocío
Sólo el viento helado contra la cara
como una espalda desdeñosa y soberbia
una cortina púrpura que se cierra
el cofre que no puedo abrir
el puentecito roto
la barca que se astilló

Sólo la arena húmeda
la sal de todos los desiertos
el océano de todas las lágrimas

qué sé yo

4

----------Nada de lo real debe ser humillado

María Zambrano

Algo roto, destartalado
un caminito ciego
y el bosque helado, enorme
como una culpa
dioses oscuros de cabelleras suicidas
y miradas cetrinas
horadando la mente
buscando el pedacito suave
el niño que fue
para hincar la uña
el filo de la nada
el disco púrpura
abisal

los caballeros sombríos

alánimo, alánimo la fuente se rompió

5

Per me si va nella città dolente

Dante, Inferno, III

Porque hemos perdido tantas cosas
incluso el sitio de la expulsión
la ciudad doliente

El viento contra el rostro
el rostro como un velamen lejanísimo
somos los hiperbóreos
los gitanos de las playas vacías
los beduinos de la noche
los payasos del alba
los usureros del frío

Habría que escribir el verso sagrado:
Las hogueras de Itaca, oh pordiosero

Pero no he apagado el último cigarrillo en el barrio chino

y tengo que regresar con el poeta Luis Lorente
a hacer la ronda de Zequeira
Una noche me despierto
y estoy en el bohío abandonado en la carretera infernal
Es La Farola, es la Serpiente, es el Diario de Martí
Viene Charo y me tiende una taza de café calentado al carbón
Afuera es el diluvio
que apaga los cigarrillos
Un trago de ron es la eternidad

Pero entonces ya me perseguía el imposible
los rostros de la caducidad
el país que me cambiaron dentro de una capa de mago
como cuando me perdieron los juguetes
me profanaron el jardín

Sólo la noche y el mar y ese disco lunar
brillaban como un delirio extático
un alfabeto hermético
las piedras de la indefensión
los caracoles perdidos

Algo viscoso como una carcajada
un ídolo parlante de una tribu remota

ocupaba el espacio de toda iniciación

Inútil preguntar

cuando el bulto asoma por la ventana sombría

la cabezota helada

y te mira con los ojos vidriosos

y te dice

rompiendo el silencio con una carcajada:

tú eres poeta, tú eres cubano, tú eres delicado, como nosotros somos groseros, y tenemos para ti el manotazo de plomo

E caddi come corpo morto cade

Madrid, 20, 21 de diciembre, 2004

-***-----------------------------------------------

Jorge Luis Arcos, poeta y ensayista cubano. Vive en el exilio, en Madrid.

viernes, 21 de septiembre de 2007

"NOTAS PÓSTUMAS SOBRE UN CANON FUTURO". Jorge Luis Arcos.



Notas póstumas sobre un canon futuro

Por Jorge Luis Arcos.

1

La literatura cubana de principios del siglo XXI está estrenando un territorio inédito: una suerte de alegre o furioso suicidio masivo. Después de cuarenta y siete años de dictadura y exilio poco parece quedar en pie después de tantas conflagraciones, censuras y autocensuras, exclusiones y negaciones, políticas culturales de diversa índole y procedencia, inútiles cánones de derechas e izquierdas, sempiternas vanidades, sexualidad desbordante, y política, mucha política, cajas de política. Tal parece que los objetivos de toda gran literatura: el placer de la lectura, los goces de la imaginación, la intensidad y singularidad de una percepción de la realidad, son cada vez más raros. Salvo algunas figuras ya míticas: Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Eliseo Diego, Gastón Baquero, Virgilio Piñera, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Reinaldo Arenas… -y no necesariamente hay consenso ni siquiera es este alto nivel-, nada parece salvarse de las furiosas lenguas insulares y diaspóricas. Hace falta que termine de una vez esta gran representación, que muera Ugolino, que cesen las divisiones estériles, que la política y la literatura encuentren cada una su propio territorio, en fin, que sobrevenga la nada, el vacío. La verdadera intemperie de la libertad. Entonces, desde esas ruinas humeantes, se podrá, acaso, volver a empezar.

2
La literatura cubana, tal como se ha estudiado dentro de Cuba desde 1959 ha conocido unos avatares tan esquizofrénicos -plagada de exclusiones, recuperaciones demediadas, silenciamientos coyunturales, exageradas jerarquizaciones domésticas, etc.- que hay que ser un Dios -que desde una suerte de aleph organizara el caos- para poder acceder a una imagen siquiera levemente coherente. ¿No se ha reparado todavía en que ya se acabaron los grupos, las normas, incluso las generaciones? Ciertas temáticas enfáticas –sexo y política- avasallan, con un tufo a mercado y a enmascarado panfleto, la literatura que se escribe por insulanos en cualquier latitud. Con muy pocas excepciones, estamos en el caos. Perversidad, morbosidad, es lo que nos queda como un lastre. Es como si la literatura anticipara la pérdida de la ciudad o se escribiera desde una ciudad esquizofrénica. Bueno, ciertamente, una ciudad en ruinas –o una isla en ruinas- es un paisaje para ser visitado por turistas ávidos de decadencias adolescentarias. Pero como seguramente refrendaría Antonio José Ponte –experto en ruinología-, el escritor insular no mira simplemente las ruinas, sino que mira desde ellas, como una ruina más. Tal vez esta ruinosa perspectiva arroje a la postre un saldo estimulante. Ciertamente, ya tenemos pasado. Ya no hay que buscar “el mito (o Nación) que nos falta”, ni crear “la tradición por futuridad” y los cronistas del hastío son legión. Entonces acaso se pueda volver a nacer desde un confín desconocido. Hay que buscar un principio bárbaro, salvaje, algo como el estoicismo romano en medio de las hogueras de una sepultada Troya. Esos nuevos orígenes suelen favorecer el pensamiento, que ha sido la carencia mayor de toda la literatura cubana. Un pensamiento imaginal que se erija como desde las seminales islas griegas en un mediterráneo resurrecto. Singularidades –“orígenes, plasmas nuevos”, diría Lezama-, extrañeza incesantes, no hay literatura sin ellas. Algunos escritores me permiten esa esperanza. Cito al azar: Lorenzo García Vega, Kozer, Ponte, Ena Lucía Portela, Abilio Estévez… Los dos poetas suicidas: Escobar y Novás. Y algunos poetas más… ¿Cuándo se escribirá nuestra Muerte de Virgilio? Oppiano Licario se aproximó a ello, un poco.

3
Hay cierta perversidad en el caos. Pero la perversidad es un síntoma de culturas ya hechas. Acaso sólo se pueda escribir sobre lo que se deshace. Habrá que terminar por darle oblicuamente la razón a Lezama. Sí, en efecto, lo que tenemos ante nuestra vista, después de casi medio siglo de literatura, es una suerte de era imaginaria al revés. Quiero decir, no aquella “alba poética” jubilosa -casi fascista- con que se soñó, ay, tan ingenua o equivocadamente, sino otra imprevista, que ha terminado por erigir una intensa literatura sobre la base de desviarse corrosivamente del mito nacional. Habría que re-escribir Lo cubano en la poesía, o escribir su epílogo, su vuelta de tuerca, su apasionado caos. Como siempre –hasta ahora- son mayormente los poetas los que han ofrecido mejor ese testimonio. Si aconteciera un diluvio y hubiera que buscar entre las ruinas, los pecios, para reconstruir una civilización perdida, serían mayormente algunos fragmentos de poemas los que ofrecerían las claves para esa recuperación imaginaria. Espero que en esa búsqueda arqueológica no se pierda “La ronda” de Zequeira o el Diario de Martí. Dador, de Lezama, sería nuestra fantasmal cosmogonía. Y muchos poemas y fragmentos de contadas novelas (Villaverde, Meza, Novás Calvo, Carpentier, Lezama, Sarduy, Cabrera Infante, ciertas prosas -y algunos poemas- de Piñera, o de Lorenzo García Vega y Reinaldo Arenas, algunos diálogos finales de Miguel Collazo... Prosas recientes de Sánchez Mejías, Estévez, Ponte, Ena Lucía…).Y ejemplos selectos de la poesía de fines de los ochenta y de los noventa (además de Hernández Novás y Escobar, Kozer, Amando Fernández, Reina María, Efraín Rodríguez, Luis Lorente, Lina de Feria, Fernández Larrea, Carlos Alfonso, García Montiel, Omar Pérez, Ponte, Pedro Marqués, Dagmaris Calderón, C. A. Aguilera, Víctor Fowler, González Castañer, Rito Ramón Aroche, Alessandra Molina, Juan Carlos Flores, Alberto Rodríguez Tosca, Sigfredo Ariel, González Esteva, Rodolfo Häsler, Ricardo Alberto Pérez, Néstor Díaz de Villegas…, y seguramente otros, porque como la poesía se ofrece en instantes, en versos, en fragmentos, ¿ruinas?, rescoldos, se presta para elegir mejor que autores, textos). Algún día habrá que hacer una historia de esta generación o suprageneración de fines del siglo XX y principios del XXI como la más intensa, variada, significativa, al menos, dentro del ámbito iberoamericano. Son los poetas de las ruinas, las catacumbas, la diáspora, en fin, los supervivientes… En un mundo donde la poesía tiene cada vez menos peso imaginario y editorial, por esa como singularidad cósmica acaecida durante medio siglo insular, ese testimonio poético tan polifónico se alza como una de las más espléndidas aventuras verbales –poderosamente encarnada- de la literatura contemporánea. Sí, ciertamente, sólo la perversidad es estimulante.

4
¿No se ha pensado que Cuba finalmente se ha hundido ya en el mar? La Cuba futura será la negación de todas las imaginadas con ánimo de recuperación retrospectiva. Sería muy interesante una novela que mezclara las diferentes memorias imaginarias de diversas generaciones. Como en un palimpsesto alucinante, asistiríamos a una multitud simultánea de voces e imaginarios diferentes. Que deliciosa ironía cuando todo niegue aquella otra Cuba que nos han impuesto durante medio siglo de farsa teatral. Pero incluso ese imaginario “revolucionario”, como farsa, puede tener un filón literario, con cierto sabor a época pasada, muy interesante. Como si fuera nuestro verdadero surrealismo (y nuestro fascismo corriente). Incluso nuestra diáspora. Porque todo crea su reverso a la postre, y la literatura termina por nutrirse más de imposibles, de vacíos, que de certidumbres o utopías impuestas. Ya se ve que vamos alcanzando en espesura histórica –“visión histórica”, diría Lezama- a culturas más antiguas. Esa psicología social, esa percepción de un período no por devastador menos intenso, nos confiere como una memoria de la decadencia, como la de los romanos actuales: ¡los romanos del Caribe! Creo que Lorenzo García Vega -al que leo ahora mismo frenéticamente- será un referente ineludible en esa nueva percepción. Algo perverso pero muy estimulante será la memoria del superviviente de esa Atlántida imprevisible por desconocida.

5
Trátese de imaginar simplemente cómo será nuestro imaginario cuando todos los tiempos y espacios ahora en franca expansión y caos, se reúnan de nuevo en un solo ámbito espacio-temporal. ¿Será nuestro big bang? ¿Nuestro tokonoma? ¿Emergeremos como a través de un hueco negro hacia una dimensión desconocida? No lo sabemos. Tal vez sobrevenga un tiempo de aridez. Tiempo y espacio feos, rotos, ciertamente dañados. Quizás no sepamos qué hacer de momento. La libertad añorada será como una comarca ancha y ajena. Perplejos, más extrañados si cabe, tendremos que nadar hacia una costa, orilla, linde, confín de incierta definición. Caídos los muros, desaparecido el rey y su corte fantasmagórica, quedará un paisaje desolado pero ahíto de significación. Debajo de cada piedra, una voz, una imagen, una historia posible o imposible, qué más da. Nos quedará ciertamente el rostro del histrión.

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No me complacen mucho las profecías, pero creo que hemos agotado nuestra cuota de nacionalismo épico y lírico. Al menos ese nacionalismo fuerte que nos ha avasallado tanto últimamente –nacionalismo fuerte y unilateral, en el sentido de supeditarse o circunscribirse, además, a apoyar una opción política determinada. Es preferible que haya grandes escritores antes que nacionalidades literarias. Carpentier sería un ejemplo paradigmático hasta cierto punto. ¿Tiene algún sentido perdurable enfatizar que Cioran sea rumano o Conrad polaco o Kundera checo? El propio Kafka es culturalmente más judío, aunque fuera revulsivamente, que otra cosa. ¿Y Beckett? ¿Y Gombrovicz? Más allá de sus evidentes orígenes argentino y cubano, Borges (Fervor de Buenos Aires) o Eliseo Diego (En la Calzada de Jesús del Monte), ¿no terminaron por encarnar más que una nacionalidad, una más amplia visión cultural? La poesía de Gastón Baquero es otro ejemplo. Porque una visión cultural debe necesariamente ir más allá de todo estrecho nacionalismo. Por lo demás, más allá de todo imprevisible o previsible énfasis imperial –que puede ser muy oprobioso, no lo discuto-, parece un suicidio aferrarse a veleidades nacionalistas en literatura. Una cosa es nutrirse culturalmente de singularidades nacionales o, incluso, regionales, y otra negar la inevitable tendencia hacia la globalización de la cultura. Esa globalización que tanto nos asusta, ¿no sucedió ya en el imperio romano? Es curioso, pero después de ese substrato imperial -la Romania-, se desarrollaron las lenguas romances y los estados nacionales. Pero algo quedó en pie, y fue nada menos que eso que universalmente se reconoce como la cultura occidental. Es cierto que, por ejemplo, el cristianismo comenzó siendo dentro del imperio romano una clandestina y perseguida suerte de escuela del resentimiento, pero sólo prosperó por su integración posterior a un discurso ecuménico. Creo que el mundo –si perdura- se orienta inevitablemente hacia una nueva organización y visión cultural. Cumplida –para bien y para mal- la época nacionalista, la literatura cubana, los escritores cubanos (sería mejor decir) se salvarán si se abren a ese promiscuo confín futuro, a ese mestizo ajiaco universal. La literatura, en última instancia ¿no es contaminación incesante? Claro que la injusticia que corroe al mundo es un caldo de cultivo para la proliferación de las diversas escuelas de resentimiento, pero ninguna de esas “escuelas”, si persisten en su fanatismo, perdurará. Esas vías unilaterales son, además que inevitables, hasta cierto punto necesarias, pero no para enfatizar su diferencia a ultranza, sino para indicar a la postre cuáles son los aspectos de la vida que quedan marginados y que deben ser integrados dentro de una visión cultural más amplia. Si la literatura y los escritores cubanos pudieran liberarse de toda tentación de resentimiento, tendrían abierto el camino hacia la verdadera singularidad. En última instancia, es ciertamente más fácil el camino del resentimiento, pero más pobre, y más difícil el camino agonístico de la singularidad universal, pero más perdurable. En el caso cubano, se ha padecido el peligro de la tiranía de una ideología, pero también el de un nacionalismo populista, el adocenado mito de la identidad. Espero que algún día ese pasado sea eso, pasado, y nada más.

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Ya decía en la introducción a este libro –“Desde el légamo”- que la nacionalidad es un pecado aprendido, heredado, como el homo sapiens, la especie humana, una fatalidad. Preciso. No se nace con una nacionalidad, no es un a priori, sino un agregado cultural mediante un proceso de aprendizaje que conforma y modela nuestra percepción de la realidad. Ligado a ello se desenvuelve nuestra identidad personal. Esa simultaneidad es aprovechada por los políticos. Las nacionalidades o identidades culturales no son sino singularidades, variantes, dentro de un substrato común: la especie humana, que sí es un a priori. Liberarse de los estrechos, parciales horizontes de la nacionalidad es una de las más necesarias condiciones para acceder a eso que se llama la libertad del espíritu. No es que reneguemos de nuestro pasado, de nuestra identidad, sino que no podemos hacer de estos una cárcel desde donde interpretemos el mundo. La identidad tiene que permanecer abierta. Todo sentimiento a ultranza de nacionalidad deriva en el fascismo. Avasallar al resto de las nacionalidades: desconocerlas o marginarlas, cuando no invadirlas, suplantarlas, negarlas, es la triste historia –o prehistoria- de la humanidad. Manipular los legítimos e inevitables sentimientos nacionales ha sido la piedra de toque de la llamada revolución cubana, que ha tratado de diluir la identidad personal dentro de la nacional. Sólo que esa manipulación ha sido tan perversa que hoy amenaza por derivar en un efecto terrible, del que ya se observan síntomas inquietantes: la disolución incesante del sentimiento de nacionalidad, pero no en su faceta positiva, sino negativa, como que parte no de un proceso histórico y cultural naturales sino de otro impuesto por una política nefanda donde la persona ha sido maniatada hasta confines increíbles. El trato con lo otro, con lo diferente, tiene que actuar por participación, comprensión, para incorporarlos a nuestra propia percepción. Lo ideal sería que no hubiera nacionalidades, sino diversidad cultural, que el género humano se mezclara hasta tal punto que apenas hubiera diferencias sustanciales, a no ser las que se deriven de distintas opciones culturales. La mente humana es una sola. El género humano, desde una perspectiva cósmica, qué es sino una variante, una isla dentro de un cosmos donde deben existir infinidad de seres dotados de conciencia. En última instancia, es la conciencia lo que nos hermana con esos parientes desconocidos. Porque ¿qué somos sino la materia que se piensa a sí misma? Últimamente este asunto de la conciencia se ha complejizado bastante por las inquietantes aperturas de la física cuántica. Ya sabemos que el cuerpo es corruptible, perecedero, pero ¿y la conciencia? ¿Podrá desaparecer la conciencia del universo? No lo sé, pero por lo pronto, si convenimos en el papel activo de la conciencia, nuestra única esperanza sería que esta fuera susceptible de perfeccionarse a sí misma, porque junto a Jesús, Mahoma, Buda, Beethoven, Mozart, Einstein, De Vinci, Miguel Angel, Shakespeare, etc., el espectáculo de la Historia es desolador.

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Habría que preguntarse finalmente por la índole futura de una percepción de la realidad desde una mente (memoria) tan singularmente alienada. Por ejemplo, ¿cómo percibe una mirada ruinosa la realidad? Luego de casi cincuenta años de incesante y creciente pérdida de libertad, el escritor cubano es o puede ser cínico, oportunista, reprimido (consciente o inconscientemente), resentido, traidor, rencoroso, lo que no le impide ser lúcido, soberbio, orgulloso..., en fin, todos los infinitos rostros del histrión. Se da incluso el caso extremo de que algunas de estas características son asumidas en determinado momento no como una condición permanente del sujeto sino como un mecanismo de defensa o sobrevivencia, lo que puede, después, provocar un profundo remordimiento o, sobre todo, un odio visceral hacia lo que lo obliga a traicionar su naturaleza. Algo queda dañado de todas formas. Hay algo amargo en la mirada que no podrá ser borrado nunca del todo. Hay como un sabor viscozo, una atmósfera turbia, un hastío insondable, un rencor visceral. En un poema, fechado en 1992, escribí: “...hay como una pausa, un silencio, un interregno perturbador / Se quisiera poder afirmar Pero la acción salva / Se recuerda de pronto que el arte es largo y que la vida es corta / Y el vértigo aumenta, como ciertas perversidades / Algo de como de romanos aflora en la conciencia / Es terrible un universo sin Dios / Una extraña lucidez acrecienta la percepción de lo desconocido o de lo invisible / (...) Pero la vivencia de lo imposible es la suprema incertidumbre”... En un futuro, un estudio de la poesía cubana de la época de la revolución, desde esta perspectiva, arrojaría interesantes precisiones sobre la forma de percibir la realidad desde la escritura de imaginación en un régimen dictatorial o autoritario. Claro que algunas de estas características –se me objetará- existen en cualquier tiempo y lugar, pero algunas se acentúan considerablemente en contextos donde los llamados derechos humanos, incluso civiles, son maniatados, con un fondo de pobreza ética y material desoladora. Es cierto, incluso, que, por ejemplo, la censura, incluso la autocensura, propicia formas simbólicas o elusivas de expresión; que un contexto hostil puede provocar en el creador fuerte y auténtico una respuesta de una intensidad en cierta forma proporcional (o incluso mayor) a la intensidad conque es agredido. Recuerdo, por ejemplo, cómo se citaba, fuera de su contexto original, unos versos de Juan Gelman: “hay que aprender a resistir, ni a irse ni a quedarse, a resistir...”. Pero, en definitiva, lo que quiero sugerir es lo siguiente: a la espera de un nuevo nacimiento, los escritores actuales se enfrentarán a una nueva, desconocida, imprevisible posibilidad de futuro, pero lo harán transidos por una memoria y por una percepción de la realidad ya alterada. Esa singularidad será su marca, su estigma. Acaso de la disposición mayor o menor que posean para ser niños de nuevo –lo que Lezama llamaba “riqueza infantil de creación”- dependerá en gran medida su feliz o infeliz desenvolvimiento en el nuevo contexto.

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---------------------- Para Antonio José Ponte


Se ha especulado mucho sobre la identidad del exilio y el llamado insilio. En efecto, comparten comunidades, pero las diferencias son notables. Me apresuro a aclarar que en lo que sigue partiré exclusivamente de mi experiencia personal. Una imagen del insilio: Alguien camina bajo un sol implacable (“un sol de hiel en el centro”, diría Guillén) con un amigo por una calle de La Habana -¿como una suerte de ronda de Zequeira? Parece que caminar (no pasear: verbo desterrado de su léxico), esa traslación espacial por la misma ciudad donde vive desde que nació, aviva como una suerte de movimiento espacio-temporal: ¿esta es la ciudad de su infancia? Sí y no. Y esa ambigüedad lo oprime. Le gusta demorarse, por ejemplo, bajo la sombra de los árboles del Vedado. Recuerda el verso de Rilke: “Nostalgia de los lugares que no fueron bastante amados en la hora pasajajera”. Pero enseguida recuerda otro verso contradictorio del poeta de la funeraria: “No vuelvas a los lugares donde fuiste feliz”. Pero ya no quedan tantos árboles como había en su infancia. También han desaparecido casi por completo los marpacíficos. ¿Será por eso que ya no ve caballitos del diablo? ¿Dónde están? Es un ubi sunt perpetuo. Que extraño: la ciudad es la misma y es otra. Ha ido desnudándose, envejeciendo junto con él. Ve la fachadas despintadas, las aceras rotas, la basura desbordándose, las aguas albañales como emergiendo del reino de Xibalbá (¿o es el cadáver desenterrado de Martí?), solares yermos donde antes había edificios. Ruinas. ¿El es una ruina también? Mira en derredor: gentes sin camisa o malvestida, rostros huraños sentados en el borde de una calle, como haciendo un alto para descansar de una peregrinación desconocida. “El que ibas a ser está esperándote....”, acota el poeta suicida. Van y no van a ninguna parte. Rara inmovilidad. Sólo se viaja con la imaginación. De repente, una imagen de 1994: una balsa maltrecha en el malecón parece un acontecimiento mítico. “Ya no basta la vida, hay que viajar”, diría el mismo poeta, pero ¿hacia dónde?. El tiempo es rápido o muy lento, pero sobre todo muy vasto. Uno siente el sudor pegajoso, como si el mar quisiera decirnos algo. Recuerda que una vez, ahíto de una alegría eufórica, tiraba piedras al mar como esperando una respuesta suya... La luz blanca, casi enceguecedora, no nos deja distinguir bien las ruinas circundantes. Se prefiere no mirar mucho en realidad. Se camina rápido, para llegar pronto a la casa o al lugar de destino. ¿Dónde están las guaguas? Como ladrones furtivos, como prófugos de una ley desconocida se quiere pasar rápido, muy rápido, como clandestinamente, por aquellos lugares que fueron alguna vez los paisajes de la infancia. El verso de Enemigo rumor: “El pecado sin culpa, eterna pena / que acompaña y desluce la amargura....”, retorna una y otra vez como una melodía intolerable. No sé por qué, pero su amigo y él siempre terminan hablando nerviosa, casi obsesivamente de política, algo que no hacen cuando están sentados o en aposentos cerrados. Nunca se sabe. Y están los locos (“Tenían de peleles, de espectros, de gusanos; / él cojeaba, era bizco, ponía cara fiera...”, y enseguida: “y rezaba contrito pater y avemaría”, como escribió el nicaragüense). Pero tampoco son los locos ilustres de su niñez o adolescencencia, presididos por el Caballero de París. Ahora hay locos explícitos –muchos, por cierto- pero sobre todo locos implícitos. Tampoco se sabe bien. Y esa indefinible impresión produce cierta incomodidad. No quiere confesar que es simplemente miedo. Y recuerda –¡ah, siempre recuerda algo!- el verso del nicaragüense: “yo, silencioso, en un rincón, tenía miedo”. Un día le comentó a su amigo bajando por Infanta y citando mal a Lezama: “Y en este oscuro tránsito lo feo se tornará en el rostro del Amado”, para enseguida acotar: “pero no aquí, amigo mío, pero no aquí...” También lo citó mal después, cuando escribió, citando al etrusco de La Habana Vieja: “Ahora van a ver el infierno en que hemos vivido”. ¿Por qué cambió Infierno por Paraíso? Ahora recuerda las Pilotos, a donde iba con frecuencia a beber cerveza en la década del ochenta. ¿Bagdag? ¿Líbano bombardeado? ¿La China profunda? Tal vez por eso, antes de irse del país, iba mucho con otro amigo a La Habana Vieja y al Barrio chino. Quería emborracharse con esas visiones dantescas. Morbosa, perversamente, se demoraba entonces en esos lugares, y se sentía bien. Una extraña paz lo inundaba. Como un exorcismo. Ya era una ruina él también, pero para siempre. Ahora podía irse, escaparse, viajar... “Hay que aprender a resistir, ni a irse ni a quedarse, a resistir...”o mejor, como escribió el otro poeta suicida: “Yo me voy y me quedo y nada aguanta / mi permanencia o mi partida: mi alma. / (...) No me expulsen de mí”. Ya da lo mismo.
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Texto extraido del libro "Desde el légamo", (editorial Colibrí) presentado en Casa de América de Madrid el pasado Martes 24 de Abril.